General Patricio Lloret Orellana
EL ENTORNO
La
década de los sesenta y setenta en el siglo XIX encuentra un mundo político
convulsionado por guerras internas y conflictos internacionales en la mayor
parte de las naciones. Buscan consolidar proyectos ideológicos en unos casos,
de libertad e independencia en otros, de hegemonía en aquellos que para la
época se consideraban desarrollados, y de desesperanza para los que cargaban con sus pueblos la enfermedad del
subdesarrollo.
En los
Estados Unidos se fermentaba la guerra civil, sin que nadie supiera con
exactitud cuál sería su detonante. Algunas explicaciones reflexivas incluían la
cuestión moral de la esclavitud, su expansión a los territorios y el problema
constitucional de los derechos de los Estados frente a la autoridad nacional. Cualesquiera
que fuera su causa, esta se inició un 12 de abril de 1861 con objetivos en cada uno de los bandos: el Norte por la
emancipación, el Sur por la independencia y la conservación de la esclavitud.
La
guerra civil duraría hasta 1865. Inicialmente, la incapacidad del Norte en
hacer mayores progresos para someter al Sur, fomentó el descontento en todo el
espectro político del país. Los radicales pedían una guerra más dura, mientras
que los demócratas predicaban la
conciliación nacional. La escasez de subsistencias y la inflación hacían
estragos en el frente interno de la nación. Terminada la guerra se redujo
drásticamente el tamaño del ejército y de la armada. Las rivalidades continentales
limitaban a las potencias en cuanto a comprometerse
militarmente en el nuevo mundo, y la gran extensión y el inmenso potencial
militar hacían imposible una conquista extranjera.
La
necesidad de una fuerza policial para el servicio de huelgas fue el estímulo que revivió la milicia
voluntaria, la cual adoptó el nombre de guardia nacional. Las fuerzas armadas
estimuladas por el impulso imperialista de su país, el desarrollo de la
tecnología y el interés de los militares por su carrera, comenzaron a
modernizarse. Los últimos años del siglo XIX marcan el nacimiento del imperio norteamericano.
En el
marco regional, las luchas internas se sucedían unas a otras en las nacientes
repúblicas de Sudamérica. En el Perú se había aprobado la Constitución de 1856
luego del triunfo de Castilla sobre Vivanco. El Consejo de Ministros había convocado
a un Congreso
extraordinario para llamar a elecciones en abril de 1858, es
electo el mariscal Ramón Castilla para un periodo de cuatro años. Con su
triunfo, se dicta la Constitución de 1860, presidencialista, moderada en sus
tendencias. El mariscal es considerado como el verdadero forjador de la república.
Los liberales son los principales opositores a su mandato constitucional.
El pago realizado por el gobierno ecuatoriano,
de una deuda contraída con motivo de las guerras de la independencia, una parte
en efectivo y otra en tierras ubicadas en Canelos y Zamora, luego de un arreglo realizado con el
representante de nuestros acreedores en Londres, motivó la protesta peruana a
la segunda parte, por considerarlas de su propiedad, conforme lo
establece-según ellos- la Real Cédula de 1802 y el Uti Possideti Juris de 1810.
La protesta culminó con la orden del presidente Castilla de bloquear la costa ecuatoriana, por parte de la armada
peruana al mando de Mariátegui y del mismo Castilla. El incidente llevó a la
firma del Tratado de Mapasingue, posteriormente anulado por el Congreso del Ecuador y desaprobado por el Congreso del Perú.
La toma
de posesión de las islas de Chincha, por parte de la flota española, inició un
incidente que culminó con la declaración de guerra a España y la formación de
una cuádruple alianza con la participación de Chile, Bolivia, Ecuador y Perú.
Finalmente Ecuador se declaró neutral en el conflicto.
Los
gobiernos de facto se fueron multiplicando con la llegada de Ignacio Prado,
Francisco Diez Canseco, José Balta, Tomas Gutiérrez, todos ellos militares, hasta
el aparecimiento de Manuel Pardo, el primer civil en gobernar en el Perú.
El
partido de gobierno era antimilitarista, se restablece la guardia nacional, se
disminuye los efectivos del ejército; se crea la escuela de cabos y sargentos,
se reforma la escuela militar y se reinstala la escuela naval. Se promulgan
nuevos reglamentos con una orientación europea, especialmente francesa. El presidente Manuel Pardo fue
asesinado.
Se
suscribe una alianza militar con Bolivia, desechando a Argentina. Antofagasta
es tomada por los chilenos y Bolivia le declara la guerra. El salitre de
Tarapacá fue el motivo principal. El Perú interviene inicialmente como mediador y finaliza involucrándose en el
conflicto. La guerra de la alianza contra Chile culminó con la ocupación de
Lima por parte de las fuerzas chilenas el 16 de enero de 1881.
En la
frontera Norte del Ecuador, la vecina Colombia vivía una guerra civil generada
por el general Tomas Cipriano de Mosquera en contra del presidente Mariano
Ospina, debido a la intervención del gobierno federal en la política interior
del estado del Cauca.
Con
Ospina, el país había tomado el nombre de Confederación Granadina compuesta por
los estados de Antioquía, Panamá, Santander, Cauca, Bolívar, Magdalena y
Boyacá. Mosquera se declaró director de la guerra y presidente provisorio. En
1861 se tomó Bogotá y destituyó a Bartolomé Calvo, encargado del poder a partir
de ese año. Expulsó a los jesuitas por segunda ocasión y sometió a las
autoridades eclesiásticas al gobierno civil. La guerra concluyó en 1863 con la
Constitución de Rio Negro, considerada como un triunfo del liberalismo radical
y una copia de las constituciones liberales de Europa, especialmente de Francia
e Inglaterra.
Las
guerras civiles fueron más frecuentes y de mayor intensidad, había libertad
para el comercio de armas y los Estados eran totalmente autónomos. La economía
nacional era localista y dependía de los intereses de grupo en cada una de las
regiones.
Al
liberalismo radical le siguió el movimiento denominado “La Regeneración” influida
por principios conservadores. La Constitución le dio al país el nombre de República
de Colombia, con una nueva organización territorial por departamentos. El final
del siglo XIX encontró a Colombia con la guerra de los mil días, la
intervención de los Estados Unidos en los asuntos internos de la nación y la
separación definitiva de Panamá.
En el
ámbito nacional, Gabriel García Moreno y Gómez, guayaquileño nacido el 24 de diciembre
de 1821, había incursionado en la política nacional, ocupando puestos
importantes y liderando la oposición a Vicente Ramón Roca, a través de una
prensa que se caracterizaba por el vituperio, los insultos y las calumnias, como una costumbre arrastrada
desde la época de la independencia. La herencia de la época floreana pesaba y, se
sucedían gobiernos elegidos, encargados del poder, revoluciones militares, dentro
de un periodo conocido en la historia nacional como el “Marcismo”. Aparecen dos figuras militares:
Urbina y Robles que serían los más enconados opositores de García Moreno durante
toda su vida política, y sus más cercanos antecesores en el mando del país.
Las
fuerzas armadas, esto es, el ejército y la marina, venían de un periodo de formación
y organización desde el inicio de la república, con una marcada influencia
española reflejada en la escuela de formación de oficiales creada por
Rocafuerte.
Existía
una ley orgánica que regulaba las actividades del ejército, se contaba con una ley
de inválidos. La ley orgánica de las milicias da lugar a la creación del primer Código Militar. Había una ley de conscripción, una incipiente
organización de la guardia nacional, una
ley de planta y, un orgánico numérico, entre otras. A pesar de la existencia de
esta legislación, no había un ejército profesional; la mayor parte de los oficiales
y tropa eran extranjeros, provenientes
del ejército libertador. No existía un plan de operaciones, un plan de
movilización y concentración de tropas, no se vislumbraba la posibilidad de
enfrentar amenazas como las del Perú y de Colombia, a pesar de que ya estaban
presentes en la vida nacional. El ejército en particular era el respaldo del
mandatario o del dictador de turno.
La
época que corresponde al mandato de García Moreno, esto es, entre 1860 a 1875,
es compleja, polémica y discutida en la historia nacional, por la personalidad
de quien lo representa en un periodo de consolidación, organización y de
rectificaciones, realizado por la voluntad del mandatario, muchas veces por encima
de la Constitución y de la ley.
EL INICIO
En
Quito, el 1 de mayo de 1859, Rafael Salvador, comandante de policía, se subleva
con su tropa en un intento de golpe de Estado, y da paso a la conformación de
un triunvirato compuesto por Gabriel García Moreno, Jerónimo Carrión y Pacífico
Chiriboga, como principales; y, Manuel Gómez de la Torre, José María Avilés y
Rafael Carvajal en calidad de suplentes, en contra del gobierno de Robles. Se
crea un gobierno provisional dotado de facultades amplísimas para la nueva
organización del país.
Entre
los antecedentes más importantes que llevaron a este golpe de Estado está el
rompimiento de relaciones entre Ecuador y Perú, hecho sucedido el 30 de junio
de 1858, y el bloqueo de Guayaquil dispuesto por el presidente peruano Ramón
Castilla en Octubre de este mismo año. Existían también algunos indicios sobre
las conversaciones del general colombiano Cipriano Mosquera y diplomáticos
peruanos, en el momento en que Ramón
Castilla venía sobre Guayaquil. El 21 de febrero de 1859, el general Mosquera
dirigía una carta al diplomático peruano Buenaventura Seoane, acreditado en
Bogotá, a quien manifestaba: “Algunos han creído que la existencia de esa
pequeña nación del Ecuador era necesaria para la confederación granadina y el
Perú, pues no siendo limítrofes, se entenderán mejor. Yo juzgo lo contrario.
Nuestros límites y los de ustedes se deben tocar, y unidos su política exterior
e intereses comerciales hacer dos pueblos independientes en sus gobiernos,
unidos en intereses” (1)
Sobre
el mismo tema, escribía el presidente colombiano al Dr. Francisco Zarama, el 17
de agosto de 1859: “Algunas personas que mantienen ciertas relaciones con este
general(Mosquera) y, que las cultivan también con los miembros de la legación
peruana, han sospechado que existe alguna intriga política entre Mosquera y
dicha legación que no saben cuál sea, pero que juzgan que puede ser algún
proyecto de división del Ecuador para quedarse Perú con Guayaquil y la mayor
parte del Sur y unir el resto al Cauca” (2)
El acta
de pronunciamiento, documento mediante el cual, el vecindario de las distintas
ciudades del país, especialmente de Quito, Guayaquil y Cuenca, se manifestaban en contra del gobierno de
turno o del dictador en funciones, se publica esta vez en Quito, en el periódico oficial “El Nacional” del lunes 9
de mayo de 1859, en la misma que ya consta la nomina de las personas que
conformaban el gobierno provisorio de la nación, y que contaba además con el
respaldo de los principales jefes del ejército con asiento en la plaza.
A día seguido se publica un decreto mediante
el cual se contempla en su artículo primero: “Son traidores a la patria los que
conspiran contra el gobierno provisorio”.
1. Ulloa
Luis: Algo de historia. Las cuestiones territoriales con Ecuador y Colombia y
la falsedad del Protocolo Pedemonte-Mosquera. Lima. Imprenta “La Industria”
1911
2. Gutiérrez
Arístides y Ortiz, Sergio Elías. Epistolario del Dr. Mariano Ospina. Boletín de
estudios Históricos. Pasto
El 30
de mayo, mediante decreto se nombra al Dr. García Moreno como director supremo de la
guerra, comandante general del distrito de Quito al Sr. coronel graduado
Agustín Guerrero, y general en jefe del ejército,
al Gral. José María Guerrero.
El
efímero gobierno provisorio sobrevive hasta junio de 1859, García Moreno huye al Perú para pedir ayuda; buscaba una
alianza con el mariscal Castilla. Regresa a Guayaquil con el presidente peruano
en la fragata “Amazonas” y con su protección se declaró jefe supremo de
Guayaquil. En agosto de 1859 diría a su mujer en una carta “…..yo por honor no
debo mandar, después de haber solicitado para libertar al país el auxilio peruano”.
El 7 de
enero de 1860, Roberto Ascásubi, Secretario General del reorganizado gobierno
provisional de Quito, escribe al departamento de guerra: “con fecha 4 del
presente, se pasó al Sr. gobernador de la provincia la comunicación que
inserto.- Acompaño a U.S. en copias legalizadas, una razón detallada del
armamento y municiones de guerra traídos del Perú y entregados en el parque de
esta plaza por el señor José Veintemilla, y una explicación de este jefe acerca
de la parte regalada por el general Castilla a S.E. el señor doctor Gabriel García Moreno, la parte comprada y
cuyo importe debe ser satisfecho (…) y la parte que obsequia a la nación S.E.
el señor doctor Gabriel García Moreno..”(3)
En la
relación de Veintemilla se dice “…En cuanto el valor de estos artículos,
recordará U.S. que los trescientos fusiles fulminantes y los cuarenta y ocho
cajones de pertrechos con el contenido de veinte y cuatro mil tiros embalados
con treinta y tres mil seiscientos fulminantes, no han costado nada al
gobierno, pues fueron dados a S.E. el señor Gabriel García Moreno por el señor
general Castilla (…) Por lo que hace a la conducción, la goleta “Mercedes” fue
fletada en Paita por orden del señor prefecto de Piura, coronel Machuca, en la
cantidad de trescientos pesos por cuenta del gobierno peruano”.(4)
Desde
esta fecha hasta la designación de García Moreno como jefe supremo, el país
debe pasar por el bloqueo peruano a Guayaquil, la conformación de tres
gobiernos provisionales; Franco en Guayaquil, un triunvirato en Quito y el de
Carrión nombrado por Loja que obra como estado independiente, el convenio
firmado el 4 de diciembre de 1859 entre Franco y Castilla que deja sin efecto
cualquier apresto bélico, hasta cuando se erigiese un solo gobierno que represente
los intereses del país, y esté en condiciones de arreglar los problemas
limítrofes con el Perú; y finalmente, la firma del Tratado de Mapasingue, un 25
de enero de 1860.
Este tratado
que en su título dice “En nombre de Dios Autor y Legislador del Universo”, da
por satisfecha la ofensa que según ellos fue inferida por el gobierno del
general Francisco Robles, en la persona del Ministro Residente del Perú, y de
las injurias proferidas por la
3. Periódico
oficial “El Nacional” de la época.
4. Ídem.
prensa
oficial del mencionado gobierno contra la nación peruana, comprometiéndose el gobierno
del Ecuador a castigar “con la severidad de las leyes y la urgencia que su
dignidad exige”, a las autoridades subalternas que maltrataron a ciudadanos
peruanos.
En su
artículo 5 se expresa la decisión de los dos gobiernos de aceptar los límites
que emanan del uti posidetis juris reconocido en el artículo quinto del Tratado
del 22 de septiembre de 1829 entre Colombia y el Perú y que tenían los antiguos
Virreinatos del Perú y Santa Fe, conforme a la Real Cédula de 15 de julio de
1802.
A fin
de combatir a Franco, García Moreno se reconcilia con el general Juan José Flores, quien
residía en Perú, asignándole el mando del ejército. En torno a esta figura
se rehace el ejército del gobierno central, que había sido casi destruido por
el general Urbina.
Se dan
los primeros enfrentamientos a mediados del mes de enero de 1860 con los combates
de Piscurco (25 de enero) y Sabún (29 de enero), comandados por el coronel Bernardo
Dávalos y la participación de los batallones “Rifles”, “Vengadores” y
“Lanceros”. Las fuerzas del gobierno de Quito derrotaban a las de Franco en la
parte Sur de Riobamba.
Se
organiza la campaña de Guayaquil mediante la conformación de tres divisiones:
la primera al mando del comandante Daniel Salvador, compuesta por los batallones
“Vengadores” e “Imbabura”, con su respectiva artillería de campo; la segunda a órdenes del
comandante Secundino Darquea, con los batallones “Babahoyo”, “Pichincha”y
“Colombia”, mas su artillería y caballería; y la tercera bajo las órdenes del coronel
Bernardo Dávalos, con las unidades de Caballería, todos ellos bajo el mando del
general Flores que junto a García Moreno dieron paso al enfrentamiento de
Bodegas, en Babahoyo.
Además
de estas fuerzas, estuvo presente la llamada “División de Manabí” al mando del
coronel Manuel Santos, conformada por un escuadrón, dos regimientos y una columna. Sobresale la figura del comandante
Francisco Javier Salazar al mando de la artillería, quien decidió la victoria,
forzando a Franco a huir hacia Sanborondón y posteriormente a Mapasingue, para
finalmente presentar combate a Flores el 24 de septiembre de 1860, ser
derrotado y huir hasta abordar las naves bloqueadoras de Guayaquil. Flores fue
nombrado General en Jefe vitalicio y se le devolvió todos sus bienes.
La
primera relación directa entre el general Francisco Javier Salazar y García Moreno data de 1859,
siendo teniente coronel, perteneciente al arma de Artillería; había regresado
de Europa cuando el poder era ejercido desde Quito por el triunvirato presidido
por García Moreno. Recibió la orden de marchar sobre Guayaquil contra el general
Guillermo Franco, proclamado Jefe Supremo en el puerto. Salazar fue ascendido a
coronel. Desde ese momento las dos figuras quedarán unidas en lo personal y en
la historia. En distintas épocas ocupó las carteras de lo Interior, Relaciones
Exteriores, Educación y Guerra. Fue ministro plenipotenciario y enviado extraordinario
ante varios gobiernos de Europa, como Gran Bretaña, Francia, Alemania y la Santa
Sede. Político de principios definidos, escritor y diplomático, polígloto y
militar de carrera y científico en su campo. Autor de libros sobre táctica,
instrucción de tiro y esgrima a la bayoneta, autor de un prontuario militar, de
reformas básicas al código militar. Tradujo poemas de Dante, Byron, así como
estudios militares del alemán y del inglés; además hablaba italiano, francés,
portugués, griego y latín. Fue diputado a la constituyente de 1869 y a la de 1884, de la cual fue su presidente.
Fue director supremo del ejército restaurador de 1883, contra la dictadura de
Veintemilla. Fue ministro plenipotenciario ante los gobiernos de Perú y Chile.
Miembro correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua; perteneció a
los ateneos de Quito y de Lima y a la Academia de las Buenas Letras de Sevilla.
Candidato a la presidencia de la república en 1891.
Terminada
la campaña de Guayaquil, el gobierno provisorio, en consideración a que los
cuerpos de guardias nacionales son el principal sostén de la independencia y libertad de la república publicó en noviembre
del año 60 un decreto encaminado a organizar y fortalecer esta organización, en
los siguientes términos:
“1.- Se
formarán cuerpos de guardias nacionales en la república, compuestos de todos
los ecuatorianos que se hallan en capacidad de ser destinados a este servicio.
2.-
Cada batallón constará de seis compañías y cada escuadrón de una, teniendo el mismo
número
3.- Las
planas mayores de estos batallones y escuadrones se compondrán de propietarios
y veteranos y las formarán un primero y segundo jefe, un ayudante mayor, un
abanderado porta estandarte, un tambor y clarín mayor, debiendo considerarse en
servicio activo a los veteranos.
4.- La
fuerza de estos cuerpos será de treinta mil hombres de Infantería distribuidos
en cincuenta batallones y de mil cuatrocientos cuarenta de Caballería
distribuidos también en tres regimientos de a cuatro escuadrones-compañías cada
uno, que se formarán en todas las provincias de la republica”.(5)
No hay
evidencias de que este decreto se haya cumplido en ninguna de sus partes;
además, como se verá más adelante, la guardia nacional servirá para la
conformación de columnas destinadas a combatir en uno u otro bando del gobierno
de turno. La organización como tal es importante, su materialización desde esta
época hubiese sido una buena manera de
enfrentar la amenaza del Perú.
Al
asumir el mando de la república como jefe supremo, García Moreno permanece en Guayaquil,
su gobernador era el capitán de navío José Antonio Gómez Valverde. Mediante carta del 2 de enero de 1861
y dirigida al presidente de la convención, renunciaba a
5. Periódico
oficial “El Nacional” de la fecha.
cualquier
presidencia interina del país que la Convención podría nombrarle, aduciendo que
la conspiración de Franco aún no había sido del todo derrotada. Pide que se le
nombre gobernador de Guayaquil a sabiendas que su petición no iba a ser
aceptada, más aún, si el presidente de la Convención era el general Juan José
Flores.
El 19
de enero de 1861 llegaron a Guayaquil los vapores de guerra peruanos “Ucayali”
y “Huaraz”. Al respecto García Moreno en carta a Flores dirá: “…No estoy
alarmado por la aparición de esos vapores…. Así que no creo necesario pedir el
batallón “Babahoyo”, ni aumentar más la guarnición antes de que sea urgente el
peligro. Las baterías de la Planchada y Saraguro están prestas a hacer fuego.
Van a construirse hornillas de bala roja”(6)
Las
noticias sobre la crisis norteamericana le preocupan a García Moreno, porque
podía interferir en la ayuda que podría conseguir de Estados Unidos para
enfrentar un posible conflicto bélico con el Perú, dado la amenaza de Castilla
luego de su fracasada entente con Franco. La declaración de nulidad del tratado de Mapasingue realizado por la
corte superior de Quito, el 22 de febrero de 1860 y la protesta del Perú contra
el proyecto de incorporación del Ecuador a Francia, realizada por el presidente,
colocaban a los dos países en situación pre bélica. Súmese a ello los
preparativos que hacía Urbina en el Perú para conformar un ejército con miras a
derrocar al presidente.
Las
diferencias insalvables entre García Moreno y Ramón Castilla y la posibilidad
cierta de un conflicto con el Perú, determinan que el presidente se esfuerce en
concretar la compra de armamento para su ejército. Según el propio García
Moreno, se recibe armamento para equipar a 18.000 hombres. Decide enviar 7.000
fusiles para el interior, de los cuales 4.000 van a bordo del vapor fluvial
“Bolívar” y el resto en el vapor fluvial “Washington”. El préstamo entregado
por un señor de apellido Luzarraga que llegaba al medio millón de pesos, le
permitía adquirir dicho armamento. Sueña con poder inventar algo que le impida
a la flota peruana ingresar al golfo de Guayaquil.
El
orgánico de la institución militar comprendía una comandancia en jefe, tres
comandancias generales y cinco comandancias militares. El pie de fuerza estaba representado por un regimiento
de Artillería, cuatro batallones de Infantería y tres regimientos de
Caballería. Cada batallón de Infantería estaba formado por 503 hombres y por 200 hombres la Caballería. El regimiento
de Artillería alcanzaba a 539 hombres. La guardia nacional se componía de todos
los ecuatorianos hábiles para tomar las armas, y respondía a su propia
organización. En las campañas y acciones de guerra, no siempre pudo emplearse
en forma disciplinada y coherente, como lo hacían las tropas activas y
entrenadas.
6. Tomado
del periódico oficial “El Nacional” de la fecha.
En
términos generales, el ejército al mando de Flores no estaba entrenado ni
consciente de sus responsabilidades profesionales.
Como comandante
de la marina figuraba el general Stagg y le acompañaban los capitanes de navío
Agustín Oramas, Francisco Martínez, Diego Matos y Juan Uraga.
La
armada nacional contaba con los buques de guerra: goletas “Salado”, “General
Sucre”, “4 de Abril” y “Guayas”, de las cuales a inicios del siguiente año solo
quedaría la goleta “Salado”, las otras pasarían a ser desarmadas o vendidas.
Fue
preocupación del presidente reforzar militarmente a Guayaquil, con especial
atención hacia los puntos estratégicos, que para este caso fueron considerados
Guayaquil y Punta de Piedra. Al respecto dirá: “en una guerra defensiva las
operaciones dependen de las que inicie el enemigo, puesto que las defensas
suponen el ataque; y como es natural que el enemigo intente apoderarse de los
puntos decisivos que adopte, es necesario poner en estado de defensa los puntos
que por su posición estratégica puedan llamarse decisivos, tal es por ejemplo
la situación de Guayaquil”.
En
consideración a su preocupación, para el mes de octubre se culminaban las obras
defensivas, con dos piezas de 32 en el Telégrafo, en la Planchada tres piezas
de 32, en Saraguro once piezas entre 32 y 24, incluso dos cañones rayados de 22
y 40; cuatro cañones de grueso calibre en el malecón; una línea de siete
reductos con ocho piezas de artillería entre Saraguro y El Salado, quedando
además 16 cañones para lanchas, el cerro y donde convenga, fuera de los cañones
y obuses de la brigada. En conclusión, una fuerte fortificación del terreno y
ninguna participación de la armada en el mar.
EL PRIMER PERIODO DE GARCIA MORENO.
El 10
de enero de 1861 se reunió en Quito la Convención Nacional, bajo la presidencia
de Juan José Flores, que se encargaría de redactar la nueva Carta Política de
la Nación, la misma que consagró
principios distintos, dio a la administración una base provincial, al
establecer jurídicamente las provincias y dejar de lado la división
departamental.
Según
Gabriel Cevallos García, dos fueron las tendencias políticas que comenzaron a
ser discutidas en el país: el centralismo unitario y el federalismo; “la
segunda tomo cuerpo al momento en que el marcismo dejó de ser civilista y los
generales asumieron la dirección del Ecuador. Esta teoría llevó a Loja a que
viviera algún tiempo en forma separada y que terminó, de alguna manera, cuando
García Moreno venció a Franco y Castilla. La Carta Política de 1861 halló una
nueva manera de administrar a través del municipalismo integral que tampoco fue
una solución debido a la poca instrucción cívica de sus actores”.(7)
7. Historia
del Ecuador texto.- Obras completas III. 1987
En
sesión extraordinaria de la Convención Nacional del 10 de marzo de 1861, cuya
acta es publicada en el periódico oficial
de 13 de marzo, se procede a la
elección de los primeros magistrados de la nación, recayendo estas dignidades
en los señores Dr. Gabriel García Moreno, con 37 votos a favor y uno en contra,
y del Dr. Mariano Cueva con 20 votos, como Vicepresidente.
El 2 de
abril de 1861, García Moreno se posesiona como presidente; al hablar de los
objetivos que persigue dirá: “Restablecer el imperio de la moral sin el cual el
orden no es más que tregua y cansancio, fuera de lo cual la libertad es engaño
y quimera; moralizar un país en que la lucha sangrienta del bien y del mal, de
los hombres honrados contra los hombres perversos, ha durado por espacio de
medio siglo…” (8)
Durante
su primera administración, fue preocupación fundamental la reorganización del
ejército. Al respecto, Cevallos García afirma: “La fuerza pública hasta ese
entonces estaba sobrevalorada por su accionar en la guerra de la independencia
y era objeto de adulaciones por parte de políticos y jefes militares
interesados en convertirla en instrumento de dominación política. El gobierno
de García Moreno nació de un movimiento civilista en contra del militarismo
nacional, de allí su insistencia para reducir las tropas a su orgánico definido
por la ley, destinar a los oficiales a funciones eminentemente técnicas, capacitar a
los mandos para el efectivo ejercicio de sus tareas militares. La tecnificación
del ejército y la elevación de su prestigio en el concierto nacional fueron un
gran objetivo del gobierno nacional”.(9)
El
historiador Ricardo Pattee al analizar los objetivos propuestos por el
gobierno manifiesta:
“según nuestro modo de enfocar el problema ecuatoriano, García Moreno combatió
cuatro principios fundamentales, a saber: el regalismo, el regionalismo, el
militarismo y el liberalismo. Son las cuatro divisiones de su pensamiento
político; la reducción sencilla y escueta de las fuerzas motrices que le
empujaban al combate.”(10)
A la
depuración que emprendió García Moreno respecto de la institución militar,
súmese la prohibición de acuartelar a las tropas en monasterios y casas de
educación; asimismo, se incluyó dentro
del régimen administrativo interior de la República, la autorización para que el
ejecutivo asuma el mando del ejército.
El
primer acto del gobierno a fin de conseguir la unificación del Ecuador fue el
de fusilar al cabecilla de los indígenas sublevados en Chimborazo, Fernando Daquilema, nombrado rey de Cacha, al
Sur de Riobamba y flagelar públicamente al general Fernando Ayarza, acusado de
amotinar al ejército del gobierno provisorio. Ayarza era un anciano negro,
héroe de las guerras de la independencia, compañero de Bolívar. García Moreno
se equivocó.
8. Tomado
del periódico oficial “El Nacional” de la época.
9. Historia
del Ecuador texto.- Obras completas III.1987
10. Gabriel
García Moreno y el Ecuador de su tiempo. 1944
La
Convención Nacional en conocimiento de los pormenores de la campaña de
Guayaquil, destaca la participación del ejército, especialmente, el paso de las
fuerzas y de la artillería a través del estero salado, como factor fundamental
del triunfo conseguido; por esa razón, entrega la condecoración “Arrojo
Asombroso” para sus participantes.
El
Tratado de Mapasingue firmado entre Franco y Castilla es conocido por la
Convención Nacional y declarado nulo, en virtud de que, “aunque hubiese sido legítimo tratado, hecho
por el Presidente Constitucional de la República, adolecía del vicio insanable
de ser ratificado y canjeado sin que procediese la aprobación del Congreso,
cuyo requisito es indispensable para la validez de los tratados públicos en el
Ecuador”.(11)
La
Convención Nacional fija el pie de
fuerza permanente que debe regir en el siguiente bienio constitucional, manteniendo a la
Artillería organizada de la misma forma; es decir, de un regimiento de 539
plazas, disminuye a tres los batallones de Infantería, compuestos de
trescientas plazas cada uno, inclusive sus cornetas y músicos; y, reduce a un
regimiento a las fuerzas de Caballería. Le faculta al ejecutivo, de creerlo
conveniente, a disolver los cuadros del batallón “Babahoyo” y al segundo
regimiento de lanceros. Incluye en la fuerza permanente a todos los generales,
jefes y oficiales destinados en mandos locales, conforme a la ley orgánica
vigente.
La
guardia nacional también se constituye en preocupación de la Convención Nacional en su
afán de reorganizar las fuerzas armadas. Dispone que todo ecuatoriano desde la
edad de 18 años hasta la de cuarenta cumplidos, debe estar alistado en la
guardia nacional activa y tiene la obligación de servir cinco años en el
ejército permanente, si le tocare la suerte. Que los jefes políticos, asociados
a los jefes que se destinaren a las planas mayores de la guardia nacional
activa y de un consejero municipal, nombrado por los primeros, formaran la
junta de sorteo en cada cabecera de cantón, y tendrán a la vista tanto el censo
de población, con las listas auténticas de los nacidos y muertos que remitirán
los párrocos. Que podrán ser admitidos los extranjeros hasta un número que no
sobrepase la cuarta parte del ejército. A los que se opongan al alistamiento se
les imputa una pena de tres años más del tiempo que tengan que servir; a los
desertores en campaña, una pena de ordenanza.(Los Consejos de Guerra verbales
que se formaban para juzgar estas faltas, disponían las penas a ser cumplidas).
En lo
que corresponde a la guardia nacional auxiliar
dispone que se componga de todos los ciudadanos comprendidos entre los 40 a los
50 años cumplidos. Tiene como misión guarnecer su propia provincia, cuando se
ausente la guardia nacional activa. Deben realizar entrenamientos cada dos años
en las cabeceras cantonales.
11. Tomado
del periódico oficial “El Nacional” de la época.
La
guardia nacional pasiva por su parte, estará compuesta de todos los ciudadanos
comprendidos entre los 50 y 60 años. Harán las guarniciones necesarias dentro
de su provincia cuando no esté la auxiliar.
Los
cuerpos de Infantería y Caballería serán ligeros y de línea. Se formarán dos
compañías de Artillería pertenecientes a la guardia nacional activa en la
capital y dos en Guayaquil.
Cada
batallón constará de seis compañías y cada escuadrón de una. El número de
soldados será proporcional a la población de cada provincia.
Los
guardias nacionales que faltaren a los entrenamientos serán castigados con 24
horas de arresto y por reincidencia hasta por cuatro veces consecutivas, serán
destinados al ejército.
Establece
que el ejército será reemplazado por quintas partes en cinco años sucesivos,
contados después de un año de promulgada la ley.
Por su
parte, el Vicepresidente de la República, encargado del poder ejecutivo, con
fecha 21 de abril de 1861, considerando que conviene a la defensa y seguridad
de la nación, encarga mediante decreto a Gabriel García Moreno, del mando en
persona de la fuerza armada de mar y tierra y le faculta para hacer en ella
todos los arreglos convenientes, en cuanto a su organización y disciplina.
La Ley
Orgánica Militar fue el nuevo reto de la Convención Nacional en su afán de
modernizar las fuerzas armadas. En su capítulo primero, al tratar de la fuerza
armada dice:
“La
fuerza armada se divide en terrestre y marítima. La fuerza terrestre se
dividirá en ejército permanente y en guardia nacional. En el caso de la marina
y de la guardia nacional se organizarán por leyes especiales”.
En el
capítulo tercero, al hablar de los comandantes generales dice:
“Habrá
un comandante general en cada una de las capitales de Quito, Guayaquil y
Cuenca, para que cumpla las órdenes del poder ejecutivo, defienda en caso
necesario las provincias que se le confían y mantenga el orden interior bajo su
responsabilidad”.
En el
capítulo quinto, al hablar de los comandantes militares señala:
“En las
capitales de provincia puede haber comandantes militares de la clase de
coroneles, tenientes coroneles o sargentos mayores efectivos a voluntad del
poder ejecutivo, y tendrán un ayudante para que les acompañe y comunique sus órdenes
verbales. No habrán comandantes militares donde residan los comandantes
generales, excepto en Guayaquil que podrá serlo el mayor de marina. Serán
fiscales de las causas criminales conforme a la ley, e impondrán las penas
correccionales para las que están facultados por las ordenanzas los
gobernadores de plaza”.
En el
capítulo sexto al hablar de los cuerpos de ejército:
“El
ejército se compone de Infantería, Caballería, Artillería e Ingenieros. La Infantería
se organizará por batallones, la Caballería y Artillería por regimientos y los
Ingenieros por batallones de zapadores y de artesanos”.
“Cada
batallón constará de seis compañías y cada una de estas será mandada por un
capitán, un teniente y dos subtenientes, y tendrán un sargento 1º, cuatro
segundos, cuatro cabos primeros, cuatro segundos, un furriel, dos cornetas y
sesenta y dos soldados. La plana mayor se compondrá de un coronel o teniente coronel,
que será el primer jefe; de un teniente coronel o sargento mayor efectivo, que
será el segundo y correrá con el detall; de un ayudante mayor de la clase de capitán
graduado o efectivo, de un segundo ayudante de la clase de teniente; de un
abanderado subteniente; de un cirujano, de un capellán, de un director de música
con el sueldo de capitán, de un sargento 1º de corneta mayor, de un sargento
brigada, de un tambor de órdenes y de treinta y dos músicos”.
“Cada
regimiento de Caballería constará de tres escuadrones compañías, y cada uno de
estos estará mandado por un capitán, un teniente y dos alféreces; y tendrá un
sargento 1º, tres segundos, cuatro cabos primeros, cuatro segundos, un cabo
furriel, cuatro clarines y cuarenta y nueve soldados. La plana mayor se
compondrá de un coronel que será el primer jefe; de un teniente coronel que
será el segundo jefe y correrá con la instrucción; de un sargento mayor que
será el tercero y llevará el detall; de un ayudante mayor de la clase de
capitán efectivo o graduado, de un alférez porta estandarte, de un cirujano, de
un capellán, de un sargento 1º clarín mayor y de otro sargento 1º mariscal.”
“Cada
regimiento de Artillería se compondrá de una brigada de plaza y de otra
maniobrera. La brigada de plaza se compondrá de cuatro baterías de a pie, y la
maniobrera constará de dos baterías de montaña de a lomo y una de a caballo.
Las baterías de a pie y de a lomo tendrán el mismo personal que las compañías
de Infantería, y las baterías de a caballo, el mismo personal que los
escuadrones compañías. La plana mayor del regimiento se compondrá de un
coronel, de un profesor de matemáticas, con el sueldo de capitán, de un
profesor de dibujo, con el sueldo de teniente y de un ayudante mayor encargado
del detall. La plana mayor de las brigadas constará de un teniente coronel
primer jefe, de un mayor segundo jefe
encargado del detall, de un teniente ayudante, de un cirujano, de un capellán,
de un sargento brigada, de otro tambor o trompeta mayor, y además en las de a
caballo y de a lomo de otro mariscal. La banda de la brigada maniobrera será
montada y usará clarines”.
“Los
batallones de zapadores y de artesanos tendrán la misma organización y fuerza
que los de Infantería.”
“Una
ley o decreto particular, expedido en cada periodo legislativo, fijará el número de cuerpos que deben formar el
ejército permanente y la fuerza a que debe reducirse en tiempos de paz. No
habrá cuerpos privilegiados, y cada uno formará según su antigüedad; más en
caso de concurrir las cuatro armas, los cuerpos de ingenieros tendrán la
preferencia y con especialidad los zapadores, seguirá la Artillería, a esta la
Infantería y la Caballería formará a retaguardia.”
En el
capítulo séptimo se habla sobre el
armamento y vestuario:
“Los
cañones de plaza y los de batalla se fundirán en la república o se pedirán al
exterior de la mejor fábrica, prefiriendo los rayados a los que no son. Los
cañones de a lomo no rebajarán del calibre de a doce.”
“Los
batallones estarán armados de rifles. Cada soldado de los regimientos de
Caballería llevará una coraza, y estará armado de una espada larga, de una
lanza de tres varas y de una pistola de cinco o de seis tiros. Los soldados de
Artillería estarán armados de carabina y sable corto. El vestuario de las
diferentes armas será detallado por el poder ejecutivo en un reglamento especial.”
En el capítulo
octavo sobre ascensos:
“Se
suprime el empleo de General en Jefe y no podrá ser conferido a otro militar
después de los días del que lo ejerce actualmente (esto a propósito del
nombramiento de Comandante en Jefe realizado al Presidente de la República).
También se suprime el empleo de general de división.”
En el
capítulo decimo cuarto de las penas correccionales:
“Se
prohíben las destituciones, azotes y palos arbitrarios, contra las clases de
tropa y los simples soldados; solo se permite que los cabos de cuadra usen de
la vara que les concede la ordenanza. Los castigos correccionales para las
clases de tropa se limitan a simples arrestos, cepo de campaña y trabajo
corporal dentro del cuartel o en el campamento. También se pueden extender o
redoblar las fatigas y a medio ayuno diario, privando al culpable del rancho de
la mañana”
En las
disposiciones generales:
“El
poder ejecutivo podrá nombrar un comandante general de marina para Guayaquil,
cuando lo estimare necesario. Habrá una escuela militar en la capital y en ella
estudiarán todas las armas.” (12)
Esta
ley fue expedida el 27 de abril de 1861. En
el artículo 20 es la primera vez que se habla de la Ingeniería como arma
y constituye una gran diferencia con la ley orgánica emitida el 22 de noviembre
de 1855. A pesar de constar la Ingeniería en esta ley, recién en 1902 se
concretará su nacimiento como tal.
12. Tomado
del periódico oficial “El Nacional”
Sin
lugar a dudas, la Artillería era el arma mejor dotada en armamento y en
personal; por esa razón, sin duda, con
fecha 7 de junio de 1861 se promulga el decreto por el cual se establece en
la capital de la república una escuela regimental
de Artillería. Se pone especial énfasis a su formación académica, disponiendo
que la enseñanza durará cuatro años y medio, en los cuales se dictarán nueve
cursos, uno en cada semestre, contraídos a las materias siguientes: tratado
elemental de artillería, gramática castellana, geografía, aritmética, algebra,
geometría rectilínea y esférica, geometría practica e industrial, series,
geometría analítica de dos y tres dimensiones, geometría descriptiva con
aplicación al corte de madera y piedras, elementos de cálculo diferencial e
integral, estática, dinámica, principios de hidrostática e hidrodinámica,
elementos de química aplicada a la artillería, mecánica aplicada, traducción
del francés, inglés y alemán, sombras y perspectiva lineal, artillería,
fortificación permanente y de campaña, elementos de esgrima y de literatura. El
currículo de la escuela es muy similar al que en 1936 regiría para la Escuela
de Artillería e Ingeniería, al momento de su fusión con la Escuela de Oficiales
Ingenieros.
El 17
de junio de 1861, mediante decreto ejecutivo se nombra como Ministro de Guerra
y Marina al coronel Daniel Salvador.
Los
problemas políticos internos de
Colombia, resultado de las luchas entre liberales y conservadores, y el
resentimiento del gobierno nacional al haber sido negado el auxilio de Colombia
para sacar a Castilla de Guayaquil, arrastró al Ecuador a dos contiendas
bélicas: la primera por haber negado el pedido de Colombia de no dar paso a los
partidarios del general Tomás Cipriano Mosquera, gobernador del Cauca,
asediados por las tropas gobiernistas del general Julio Arboleda, lo cual trajo
como consecuencia la violación del territorio nacional por parte de las fuerzas colombianas, en su
empeño de perseguir a Mosquera, hiriendo gravemente al jefe de la guarnición
fronteriza ecuatoriana, el comandante Vicente Fierro. El suceso se dio en Taya,
el 19 de junio de 1862.
El jefe
civil y militar de las provincias del Sur de Colombia contesta y niega al presidente ecuatoriano, el contenido de un
oficio dirigido con fecha 23 de junio de 1862, en el cual se pedía que al
termino de cuarenta y ocho horas, se dé satisfacción cumplida por el acontecimiento en
contra del comandante Fierro, la destitución inmediata del comandante de las
fuerzas de Arboleda, coronel Erazo, la entrega del mayor Matías Rosero acusado
de inferir las heridas a Fierro, para que se le juzgue en Ecuador.
Arboleda
se puso al frente de sus tropas el 27 de junio de este año, y en la noche del
30 pasó el límite fronterizo y se situó en las alturas de Tulcán,
incomunicándole del resto del país. El 6 de julio el Presidente nombra al Ministro
de Guerra y Marina, coronel Daniel Salvador, como comandante en jefe de operaciones
de la línea del Norte.
El Presidente
que materialmente había quedado preso de las fuerzas colombianas en la noche
del 30 de junio, ordenó romper el cerco y en una desigual lucha fue derrotado
por Arboleda. El 31 de julio el mandatario colombiano obtenía la rendición de su par ecuatoriano, celebrándose un
tratado que lleva el nombre de Tulcán.
Un
convenio secreto fue firmado luego de los acontecimientos bélicos con Colombia,
contenía un comprometimiento de honor de García Moreno de entregar armas,
municiones, equipo, ropa y dinero a Arboleda: cuatro mil fusiles, doscientos
mil cartuchos, cuatrocientos mil fulminantes, dos mil uniformes, cien quintales
de nitro y cien mil pesos a razón de seis mil mensuales. El convenio no se
llegó a efectuar.
Las
fuerzas ecuatorianas que combatieron en Tulcán con las granadinas fueron los
batallones “Primero” y “Segundo” de la guardia nacional de Imbabura, 100
hombres de Artillería y otros 100 de Infantería ligera; en total 1.000 hombres.
Arboleda tenía 3.500 hombres repartidos entre los batallones “Primero”, “Segundo”
y “Tercero” de Pasto, “Laguna”, “Tambo”, “Pamplona”, “Cundinamarca”, “India” y “Corena”;
el “Primero” y “Segundo” de línea, la guardia de honor y 100 hombres más de Caballería.
Terminado
el incidente con Colombia que no trajo consecuencias de orden territorial, la atención del gobierno se
concentra en enfrentar los brotes conspirativos en contra de su mandato,
provenientes de sus enemigos políticos radicados en el Perú, especialmente del
general Urbina; por esta razón, el Presidente en consideración a:
“1º Que
de los puertos de Perú ha zarpado recientemente, en un vapor con bandera
chilena, una expedición de forajidos para venir a perturbar la paz de que
disfruta el Ecuador, y a la sombra de la cual ha hecho en corto tiempo
progresos considerables.
2º Que
los hombres que componen la expedición y los de cualquier modo lo favorezcan,
se encuentran fuera del derecho de las naciones, y no pueden considerarse como
beligerantes legítimos en el mero hecho de traer la guerra sin representar a
potencia alguna.” (13)
Emite un decreto ejecutivo, con fecha 12 de octubre
de 1862, en los siguientes términos:
“Art.
1º Son piratas todos los individuos de que consta la expedición enunciada, así
como todos los que en cualquier manera la favorezcan; y en consecuencia serán
juzgados militarmente en juicio verbal por el Consejo de Guerra ordinario, y
castigados conforme al código penal, con pena de muerte.
Art. 2º
Cualquier buque de guerra extranjero está autorizado para perseguir, apresar y
destruir aún en las aguas ecuatorianas, los buques de que se compone la
expedición expresada.” (14)
13. Tomado
del periódico oficial “El Nacional” de la época.
14. idem
Paralelamente,
se prepara para actuar en caso de
producirse la anunciada invasión de Urbina, mediante la emisión de un nuevo decreto
ejecutivo, organizando a las fuerzas armadas y guardia nacional de la siguiente
manera:
La
división de operaciones en la costa se compondrá de los batallones número 1,
número 2, “Babahoyo” y “Milagro”; de los regimientos de lanceros números 1º y
3º; de la brigada de Artillería y de los cuerpos de guardia nacional de las
provincias litorales.
La
división de reserva en el interior constará de los batallones de veteranos
número 3º, 4º y 6º; del regimiento de lanceros número 2º, y de los cuerpos de
la guardia nacional movilizada o que se movilice en las provincias interiores.
El 28
de enero de 1863, el Congreso peruano resolvió: “Art. 1º.- Se desaprueba el
tratado de paz, amistad y alianza celebrado a nombre del gobierno del Perú y el
departamento del Guayas, en la ciudad de Guayaquil, el 25 de enero de 1860”. (15)
El acontecimiento principal por el cual se instaló un gobierno provisional, del
cual formó parte Gabriel García Moreno, había llegado a su fin, luego de cuatro
años, durante los cuales, la convención nacional del Ecuador, había insistido
permanentemente en su nulidad.
El 4 de
mayo de 1863 se expide el decreto ejecutivo mediante el cual se norma el uso de
los uniformes militares: predomina el color azul en las casacas de paño y cada
arma se diferencia en el pantalón, a través de tiras de color rojo para la
Artillería, azul para la Infantería y encarnado para la Caballería. Sigue
predominando el estilo francés en los uniformes del ejército.
El
contenido del tratado de Tulcán molestó al general Mosquera, jefe de los
revolucionarios colombianos, quien prometió vengarse de García Moreno y y del
general Arboleda. Efectivamente, Mosquera, auto titulado como redentor de los
ecuatorianos, enfiló sus críticas al concordato firmado entre Ecuador y el
Vaticano, contra los jesuitas defendidos por García Moreno, contra la iglesia,
contra los obispos y el Papa; además, se convirtió en protector de Urbina y
apoyó cualquier revolución en contra del gobierno ecuatoriano. Mosquera llegó a
ser dueño de Colombia luego del asesinato de Arboleda en Berruecos. Se permitió
además presentar un proyecto para exigir al Ecuador su reincorporación a la Gran
Colombia, la cual iba a ser reconstruida según este general que se hacía llamar
hijo de Bolívar.
La
negativa de Ecuador a sumarse a los requerimientos de Tomás Mosquera, y la
abierta oposición al gobierno de García Moreno, da inicio a lo que sería un segundo conflicto
bélico con el vecino país. El Consejo de Gobierno autorizó al poder ejecutivo a
declarar la guerra a Colombia.
15. Tomado
del periódico oficial “El Nacional” de la época
El 22
de noviembre de 1863, Juan José Flores fue designado general en jefe, y al
mando de ocho mil hombres que
conformaban cuatro divisiones penetró en territorio colombiano.
La
declaratoria de guerra originó una acelerada preparación de medios en la
marina, para apoyar al ejército. Partieron de Guayaquil el 24 de noviembre, rumbo a las costas
occidentales, las goletas “Salado” y “Guayas”, más tres chatas armadas en
guerra y dos embarcaciones para transporte. Llevaban 12 cañones y 300 hombres
de desembarco al mando del coronel Veintimilla. La goleta “Guayas” cuyo nombre
inicial era “Clorinda María”, fue comprada por el gobierno en 7.000 pesos. A
esta flotilla se unió en Esmeraldas la goleta mercante “Flor de Avante”, a la
que pusieron dos cañones. De esta forma llegaron a La Tola (frente a
Esmeraldas) en donde reclutaron 150 personas más. Con este personal y armamento
pusieron rumbo a Tumaco, en donde tuvo lugar una acción sorpresiva y exitosa
que determinó la toma de la plaza de esta localidad el 8 de diciembre de 1863.
El 6 de diciembre se libró el combate de
Cuaspud. Nuestras fuerzas fueron derrotadas, a pesar del coraje del que Flores
a la vanguardia hizo gala, pues su ejército, si numeroso, había sido
apresuradamente reclutado, el problema de los abastecimientos tratado con mucho
descuido, y las posiciones mal escogidas. La astucia con que obró Mosquera, al
atraer a unos pantanos ocultos a las fuerzas de Flores, determino la destrucción de la caballería ecuatoriana, que según el propio
caudillo colombiano, era admirable y el arma en la cual Flores tenía más
experiencia.
El
general Flores llevaba como segundo jefe al general Manuel Tomás Maldonado y
como jefes de cuerpo a los que habían ganado crédito y reputación tres años
antes en la batalla de Guayaquil. Mosquera dejó seguir al coronel Conde, que
pasó el Guaitara y se apoderó de la ciudad de Pasto, más, bastante audaz, descendió
a la llanura, donde se levanta una pequeña eminencia, llamada Cuaspud.
El
general Flores no se apercibió de ese movimiento, ni tomó las medidas
convenientes para evitar que el enemigo se apoderara de esa eminencia. Mosquera
aprovechó de ese descuido y el 6 de diciembre de 1863, ocupó el cerro y mandó
hacer fuego sobre las tropas que acampaban cerca de ese sitio. El coronel Manuel Espinosa que mandaba uno de los mejores
batallones marchó en el acto contra las tropas colombianas y cayó muerto al pie
de Cuaspud. Otro tanto le aconteció al capitán Veintimilla, de Caballería, que
iba en apoyo de los infantes, guiado por Espinosa. La muerte de estos
comandantes introdujo el pánico en el ejército ecuatoriano y, a pesar de los
esfuerzos hechos por el general Maldonado, las tropas se desbandaron y tomaron
el camino de la frontera.
Cuaspud
fue una desastrosa acción militar frente a Colombia; el gobierno colombiano
dirá que más de 300 jefes y 3000
individuos de tropa quedaron prisioneros, a más de un parque compuesto por
3.500 fusiles, todo su tren de artillería, municiones, bagajes y equipos.
Mosquera
llegó hasta Ibarra en donde se detuvo ante la reacción de la población. Los
contendientes se reunieron en la hacienda de Pinsaqui y firmaron un nuevo tratado de paz entre los
pueblos, el 31 de diciembre de ese año. Tampoco esta acción bélica tuvo
consecuencias de tipo territorial.
Durante
los enfrentamientos que tuvo el Ecuador con la Nueva Granada (Cuaspud y
Tulcán), el gobierno peruano destacó algunos refuerzos a la frontera norte. En
la presidencia del Perú se encontraba el general Miguel San Román, quien
trataba con este refuerzo, prevenir la remota posibilidad que el conflicto
desatado entre los dos gobiernos pudiera llegar hasta el Perú; evitar que los
exiliados ecuatorianos en el Perú, enemigos de García Moreno, pudieran intentar
aprovechar la oportunidad para atacar territorio ecuatoriano. Así se informaba
al general Flores desde Lima en abril de 1863: “El gobierno del Perú ha
estacionado en los pueblos fronterizos con el Ecuador, tres batallones y dos
regimientos, con el nombre de ejército de observación. Los sucesos con Mosquera
han servido de pretexto para desprender aquellas tropas de la influencia de
Castilla”.
Para el
12 de marzo de 1864 y luego de terminado el conflicto con Colombia, la
tripulación de la goleta “Salado” quedaba reducida a un teniente de fragata,
dos alférez de navío, un guardia marina, dos contramaestres, dos cocineros,
cinco marinos contratados y cinco soldados. De igual manera, se dispuso la
supresión de la mayoría de marina.El poco interés por los asuntos del mar fue
la tónica durante este primer periodo garciano.
Dadas
las condiciones en las cuales García Moreno llegó a la presidencia, y la
permanente amenaza desde el Perú por parte de sus opositores Urbina y Franco, se
origina en el país un servicio de espionaje interno, de pesquisa política,
calificada por Benjamín Carrión, como “una de las más siniestras instituciones
garcianas”.
El 14
de abril de 1864, la armada española se apoderó de las islas de Chincha, que a
esa época representaba la mayor fuente de riqueza del Perú. El Ecuador acordó
la neutralidad en el conflicto. Perú protestó por dicha neutralidad.
El 5 de
junio de 1864 se dan los primeros movimientos comandados por Eloy Alfaro, toma preso al gobernador de Manabí, teniente coronel Francisco J Salazar, quien
en forma rápida recupera su mando. A poco Eloy Alfaro tuvo que huir a Panamá.
Al
producirse la invasión del general Urbina, el Gobierno compró el vapor “Anne”
de propiedad inglesa, el 8 de septiembre de 1864; se procedió a armarlo y
equiparlo y se le dio el nombre de vapor de guerra “Guayas”. A más de estos dos buques, se incorporó el vapor “Smyrk”,
el vapor “Washington” y el bergantín “General Sucre”.
La
conformación de estas apuradas marinas de guerra, eran muy costosas para el
erario nacional. La falta de personal técnico comprometía el manejo de los
buques, razón por la cual, se procedía a contratar personal extranjero. El 21
de septiembre se hicieron a la mar para iniciar la campaña destinada a impedir
que Urbina continúe con su invasión desde Machala y Santa Rosa, procedente del
Perú. La campaña dirigida por Flores culminó con la derrota de las fuerzas
comandadas por Urbina y Franco, y la muerte del general Flores a bordo del
“Smyrk” en las aguas de Jambelí, debido a su delicado estado de salud, el 1 de
octubre de 1864.
Finalizado
el conflicto provocado por Urbina, el gobierno dispuso el desmantelamiento de
los buques armados en guerra y se ordenó la venta de la goleta “Salado”. El
vapor “Guayas” quedaría como único sobreviviente, junto con personal
exclusivamente necesario.
En ese
mismo año, el general Tomás Maldonado acaudilló la conspiración que pretendía
aparentemente asesinar a García Moreno. Fue fusilado en la plaza de Santo
Domingo. El general nunca fue parte de la conspiración.
A consecuencia
de estos episodios, a la cual se sumaba la oposición a la reforma educativa
y libertad de conciencia religiosa, el presidente presentó
su renuncia ante el Congreso extraordinario, el 18 de marzo de 1864, misma que fue negada por las dos terceras
partes del Congreso. La actitud del presidente dio paso a importantes reformas
desde el Congreso Nacional, entre ellas: acceder al restablecimiento de los consejos
verbales a fin de moralizar a guardias civiles y tropas, que sancionadas de inmediato verían
reducidas las posibilidades de abuso o de infidelidad a sus propias funciones;
devolver al presidente la facultad de indultar a los encausados ordinarios,
políticos o militares, con lo cual el poder ejecutivo recuperaba una función de
la que se le había privado. Los legisladores dieron paso al establecimiento de
un sistema educativo moderno.
En 1865
se produce un segundo intento del general Urbina por tomar el mando de la República,
acercándose desde Perú con una dotación de hombres y vituallas mucho más preparadas para esta acción.
Para
contrarrestar estas actividades revolucionarias, se movilizan en el vapor
“Guayas” dos compañías del batallón numero 1º, para reforzar la guarnición de
la costa oriental, y una brigada de Artillería para guarnecer el buque. Las
compañías debían desembarcar en Santa Rosa y Machala respectivamente.
Como comandante
general del distrito de Guayaquil se encontraba el coronel Secundino Darquea;
al mando de la marina, como mayor general, el capitán de navío Agustín Oramas.
El 31 de mayo de 1865 fue tomado el vapor “Washington” por personal armado al mando
del comandante José Marcos Tejada, por disposición del general José María
Urbina. A la medianoche asaltaron al vapor “Guayas”, asesinando a su capitán,
para posteriormente poner rumbo a Paita y finalmente a Tumbes, a fin de
embarcar a los complotados comandados por el general Urbina y acompañado de los
generales Franco y Robles, con dirección
a Santa Rosa, en donde se le daría el mando de este personal al segundo de los nombrados. Se conoció
posteriormente que nunca llegó a Paita el vapor “Guayas” y que los revoltosos
llegaron en otro vapor a reunirse con el personal en Machala.
A
propósito de la toma de la goleta “Guayas”, el gobierno mediante carta de 7 de
agosto de 1865 comunica al gobierno argentino, sobre la decisión de Ecuador de
retirar el exequátur al Sr. Juan Antonio Gutiérrez, cónsul de Argentina, por
participar en la conspiración contra el gobierno.
El 10
de junio se decreta el estado de guerra, se nombra a García Moreno como jefe
del ejército en campaña y se declara pirática la invasión. El 19 de junio llega
a Guayaquil el buque “Talca”, vapor mercante de la real compañía inglesa de vapores.
García Moreno ordenó su embargo inmediato ante la negativa de venta o arriendo.
Para
enfrentar a Urbina se organizó además un cuerpo de milicias de doscientas
plazas en Guayaquil, acuartelando al batallón “Guayas” y poniendo en
condiciones de disparar a las baterías de Saraguro, La Planchada, El Telégrafo,
los cañones del malecón y los reductos de la sabana. El 17 de junio Urbina
lanzó su ataque sobre Santa Rosa, derrotando a las fuerzas del gobierno y
ordenó a Franco la toma de Machala, lo cual sucedió sin dificultad.
García
Moreno emitió tres decretos, declarando piratas a los que asaltaron el
“Guayas”, declaró al ejército en campaña y encargó el poder al Vicepresidente,
a fin de trasladarse a Guayaquil y conducir la campaña. En la Vicepresidencia
estaba Rafael Carvajal y como Ministro de Guerra y Marina, Manuel de Ascásubi.
El 25
de junio el “Talca” estaba listo, con cuatro cañones y la tropa a bordo. A él
se unió el “Smyrk” con dos cañones. Se conforma la fuerza de mar y tierra al
mando de García Moreno, un estado mayor al mando del capitán de navío Juan
Uraga, una brigada de artillería, el
batallón “Guayas”, el primer regimiento de lanceros, y un cuerpo de marina. El
total de personal fue de 307. Es quizá la primera vez que asoma en el país un
intento por armar una operación conjunta.
Las
fuerzas de Urbina disponían del vapor de guerra “Guayas”, el vapor
“Washington”, el vapor “Bernardino” y dos bajeles a vela.
El 26
de junio levaron anclas las fuerzas del gobierno, con un total aproximado de 50 hombres embarcados. En desigual
combate, arrasaron con los urbinistas. El vapor “Guayas” se hundía. Fueron
tomados prisioneros 45 personas de las cuales 27 fueron pasadas por las armas,
a diferentes horas y sin un debido proceso. Los buques “Washington” y
“Bernardino” fueron incorporados al activo nacional en la marina, como trofeos
de guerra.
El urbinismo
fue sin la menor duda, la fuerza opositora más importante que tuvo el régimen
de Gabriel García Moreno a lo largo de los quince años que este político de la derecha controló el poder. En su
nombre, las fuerzas armadas; esto es, la incipiente marina de guerra y el ejército
fueron declarados en campaña y movilizados sus tropas, a costos muy altos en
vidas humanas y en recursos económicos, con el fin de poner fin a las
revoluciones iniciadas desde el Perú.
Una vez
que el presidente García Moreno culminó su primer mandato, comprendido entre
1861 y 1865, acató con resignación la necesaria alternabilidad en el poder que
la democracia exige.
JERONIMO CARRION Y JAVIER ESPINOZA EN LA PRESIDENCIA
El 7 de
septiembre de 1865 Jerónimo Carrión asume la Presidencia de la República. Se
nombró al general Ignacio de Veintemilla como Ministro de Guerra y Marina, en
reemplazo del coronel Francisco Javier Salazar. La marina de guerra casi había
desparecido; no había buques y la mayoría de marina estaba suprimida.
En noviembre
de este año, el Senado y Cámara de Diputados decretan que para el próximo
bienio el número de efectivos para la marina será de 1.500 personas; de igual
manera, la guardia nacional es objeto de reformas para su mejor funcionamiento.
El 30
de enero de 1866 el Ecuador forma parte de la alianza ofensiva y defensiva celebrada
por Perú y Chile, con motivo de la guerra contra España y se declara el Ecuador
beligerante; se dispone la prohibición de que acoderen o salgan buques
españoles hacia o desde los puertos ecuatorianos.
El
protocolo se firma el 30 de enero de 1866, participan en él, Manuel Bastamente,
ministro de relaciones exteriores de Ecuador, José Luis Quiñones ministro plenipotenciario
del Perú y José Nicolás Hurtado, encargado de negocios de Chile, con el objeto
de realizar la unión y alianza de sus respectivos gobiernos para la guerra contra
España. Este convenio se publica en el periódico oficial del 6 de febrero de
1866. Previamente, el 5 de diciembre de 1865 se había firmado un tratado de
alianza ofensiva y defensiva entre el Perú y Chile. En Perú estaba como jefe supremo,
Mariano Ignacio Prado.
El 27
de febrero de 1866 el Presidente declara el estado de guerra contra España. El
2 de marzo, “Hallándose amenazada la Independencia de las repúblicas sudamericanas
por la injusta invasión proyectada por el gabinete español, y encontrándose el
gobierno en el deber de dictar providencias que aseguren el orden e
independencia del estado”, se decreta:
“Art.
1º. Se declara al ejército de la República en campaña, y los comandantes generales
de los distritos de Quito, Guayaquil y Azuay, ordenarán que los cuerpos
estacionados en cada uno de ellos hagan el servicio como se previene en el
tratado 7º de las ordenanzas generales del ejército.
Art.
2º. Los reos de delitos de deserción y de los demás detallados en el art.
1º del decreto legislativo de 28 de
abril de 1864, serán juzgados en juicio verbal y castigados con arreglo al
citado decreto.”(16)
En
forma inmediata se ordenó la fortificación de Guayaquil y se dispuso la
remisión desde el parque de Guayaquil a Esmeraldas, de 100 fusiles de chispa,
cuatrocientas piedras y quinientos paquetes embalados.
En la
marina, el único buque que existía era el “Jambelí”, antiguo “Bernardino”.
Se
propuso que los gastos de la fortificación de Guayaquil sean divididos entre
Ecuador, Perú y Chile. De acuerdo a lo acordado el Perú puso a disposición del
Ecuador, mil rifles, algunos cañones y 50.000 soles, y solicitó a Santiago que
proveyese su transporte, a más de entregar tres cañones de 100 y dos de 30. A
Guayaquil llegó una delegación de oficiales peruanos, en los cuales se incluía
técnicos e ingenieros militares para apoyar la fortificación y la fabricación
de torpedos. Resultado de estas disposiciones, se procedió a levantar fortificaciones
en Santa Elena, Sono y Segal, la entrada al puerto de Guayaquil, Punta Gorda y
Santay; se instalaron baterías de Artillería en la Planchada, Las Cruces y
Saraguro, colocándose además, líneas de torpedos. Desde la gobernación del
Guayas se decretó el llamado obligatorio a todos los ciudadanos de 16 a 50 años
y la obligación de presentarse todos los oficiales y tropa retirados o en goce
de licencia absoluta, y al cuerpo de bomberos.
Dentro
del plan de fortificaciones elaborado, se procedió a hundir al vapor “Jambelí”
en el canal de acceso a Guayaquil, se hundió al bergantín “Angel” y se
estableció una línea de torpedos, con el fin de hacer imposible el acceso de
buques españoles.
A esta
fecha, el coronel Julio Sáenz se desempeñaba como Ministro de Guerra y Marina,
en reemplazo del general Veintemilla que nombrado inspector del ejército,
ejercía su cargo desde Guayaquil, durante este conflicto.
El 20
de agosto de 1866 el gobierno dispone mediante decreto ejecutivo, que los
súbditos de España que se encuentren en el Ecuador, deberán abandonar el país
en un plazo de 50 días.
En
carta de 28 de septiembre, remitida por
el Ministro Plenipotenciario de Chile a su par del Ecuador, se hace conocer que
el Presidente Jerónimo Carrión ha sido
nombrado general de división del ejército de Chile. Igual honor recibieron los
presidentes de Bolivia y Perú por la participación de sus naciones en la guerra
contra España.
La
emergencia de la guerra contra España duró hasta julio de 1869, fecha en la
cual el Ministro de Guerra y Marina, coronel Francisco J. Salazar dispuso
entregue al jefe de la comisión militar del Perú, bajo inventario, los cañones
y mas artículos de guerra que trajeron para la defensa de la plaza de
Guayaquil, cuidando que no se confundan con los venidos desde Chile.
16. Tomado
del periódico oficial “El Nacional” de la época.
El 5 de
noviembre de 1867 presenta la renuncia
don Jerónimo Carrión, asume el mando del país Pedro José Arteta y convoca a
elecciones.
El 29
de noviembre de 1867 se publica en el periódico oficial “El Nacional”, el
decreto del Senado y Cámara de Diputados,
disponiendo la reapertura de la Escuela Náutica. Esta reapertura, en la
práctica nunca se dio. Al permanecer cerrada, la goleta se convirtió de alguna
manera en el centro de entrenamiento para futuros marinos. Ningún
establecimiento de educación técnica habrá de atravesar jamás por clausuras y
reaperturas tan sucesivas, hasta desaparecer definitivamente. Se llamó escuela
náutica, otras veces escuela naval, curso extraordinario de aspirantes marinos,
escuela de especialistas en minas y torpedos; otras en fin, curso de cadetes
ingenieros navales, hasta la última clausura del 23 de noviembre de 1916,
cuando se llamaba Escuela de Ingenieros de la Armada.
Por
decisión del alto mando, el vapor “Washington” cambia su nombre al de vapor
“General Bolívar”, luego de su incendio y recuperación posterior. Se dicta el
primer reglamento de Cuenta y Razón de
los parques militares.
El 20
de enero de 1868, Javier Espinoza se posesiona como Presidente del Ecuador,
luego de su triunfo electoral. En su gobierno se produce el terremoto de
Ibarra, el 15 de agosto de 1868. Las tropas del ejército al mando del coronel
Francisco Javier Salazar, delinea la nueva ciudad de Ibarra, bajo la atenta mirada
de García Moreno nombrado gobernador de la provincia. La participación del
ejército se constituye en lo que hoy se denomina apoyo al desarrollo del país.
GARCIA MORENO COMO PRESIDENTE INTERINO.-
La
noche del 16 de enero de 1869, García
Moreno apoyado por el comandante general del distrito de Guayaquil y el coronel
Francisco Salazar, dan un golpe de Estado y se hace reconocer como jefe supremo.
A día seguido, los vecinos de Quito acuerdan que, “desde esta fecha cesa el
actual gobierno en el ejercicio de su autoridad, y se encarga el mando de la
República, en calidad de Presidente interino, al señor doctor Gabriel García
Moreno y como Vicepresidente interino al coronel Manuel de Ascásubi”. El
pronunciamiento popular es editado en “El Nacional” el 29 del mismo mes;
asimismo, se publica la arenga de García Moreno al país. Se nombra como Ministro
de Guerra y Marina al coronel Francisco Javier Salazar.
El 21
de enero se decreta estado de sitio en la ciudad de Guayaquil.- Se convoca a la
reunión de la Convención Nacional para el 16 de mayo de 1869.
El 2 de
abril de 1869, Gabriel García Moreno en su calidad de Presidente interino,
decreta el establecimiento provisional de la escuela práctica de cadetes, hasta
que se instale un colegio militar. En esta escuela se enseñará lo necesario
para el desempeño de los empleos de subteniente y teniente de compañía,
abanderado, portaestandarte y ayudante de cuerpo.
El 16
de mayo se reúne la Convención Nacional, la cual entre otras cosas conoce y
acepta la renuncia de García Moreno como Presidente interino. Se nombra como
encargado del poder ejecutivo al Vicepresidente Manuel de Ascásubi, quien posesiona a García Moreno
como Ministro de Hacienda.
La
octava Asamblea Constituyente duró 104 días y estuvo conformada por 30
miembros; entre ellos, dos generales y un teniente coronel. Entre otras
actividades importantes, se decretó la creación de la nueva escuela de cadetes,
se constituyeron las guardias nacionales sobre nuevas bases. La Constitución
nacida de esta asamblea, conocida como la Carta Negra, fue a criterio de
algunos historiadores, una de las mejores cartas políticas estructuradas en el
país. Se amplió el periodo de gobierno a seis años y se instituyó la reelección
inmediata del mandatario. Se dispuso la pena de muerte para el delito político
y a toda subversión se la equiparó como tal.
En la
sesión de la Asamblea Nacional de 17 de mayo de 1869 se discutió largamente la
proposición de nombrar a García Moreno, general en jefe de los ejércitos de la
república, dado que de aprobarse dicho proyecto, “no se hacía otra cosa que
sancionar la voluntad general de los ecuatorianos, quienes conocían que la
providencia había creado al Sr. García
Moreno adornado de los más relevantes dotes militares, que por ellas gozaba de
un ascendiente poderoso en el ejército y se había señalado en acciones de
guerra de mar y tierra…..”(17)
La
discusión se centró en la necesidad de tener tres sesiones separadas debido a
“que el proyecto mismo era de grave trascendencia, pues entrañaba la
derogatoria de la ley orgánica militar que no reconocía en la República el
grado de general en jefe”.(18)
El
decreto fue aprobado por la Asamblea el 19 del mismo mes. El 24 de mayo se
procedió en la ceremonia por la Batalla del Pichincha a entregar el documento
que acreditaba con ese grado.
En carta
de septiembre 20 de 1871, el presidente le hace conocer al general Francisco J.
Salazar su criterio respecto al nominativo dado al Presidente de la República
como comandante en jefe del ejército: “Es invencible la antipatía que me causa
el retumbante título de general en jefe. He mandado en jefe por necesidad
echando sobre mis hombros, por patriotismo, una responsabilidad inmensa. No
rehúso aceptarla otra vez cuando la salvación de la patria lo exija; pero la
Constitución permite al jefe de estado tomar el mando del ejército en calidad
de presidente sin requerir galones ni charreteras, y esto basta mientras sea yo
presidente.
17. Periodico
oficial “El Nacional”
Cuando deje el mando, cumplido el periodo
constitucional, me será muy grato el servir como soldado voluntario en la
guardia nacional activa, aunque mi edad me exonera de esa obligación, y creo
que este ejemplo será más útil a la república que la conservación del título
pomposo que aborrezco”.(18)
El 9 de
junio de 1869 se dicta la nueva Constitución de la República. Se dividió en
trece títulos y contenía 117 artículos, incluyendo un par de disposiciones
transitorias. Además, en típico estilo garciano, incluía una frase al principio
que decía: “En nombre de Dios, Uno y trino, autor, legislador y conservador del
Universo”.
LA SEGUNDA PRESIDENCIA DE GARCIA MORENO.-
El 29
de julio de 1869 se realizó la sesión solemne de la Convención Nacional en la
iglesia de la Compañía, en la cual se leyó la nueva Constitución y el decreto
de su promulgación; asimismo, se procedió a elegir al nuevo Presidente Constitucional
del Ecuador, votación que recayó en la figura de García Moreno, con 28 votos,
uno a favor del general José María Guerrero y uno por el general Secundino
Darquea.
Se
nombra como Ministro de Guerra y Marina al general Secundino Darquea. Al
general Francisco J. Salazar se le nombra como Ministro de Relaciones
Exteriores y del Interior.
En acto
seguido, el presidente se consolidó con el respaldo del ejército, a quien lo
llamo como el “baluarte del orden”. La
misma Asamblea emite los decretos orientados a fortalecer a las fuerzas armadas
y establecer su orgánico; en el primer caso, autoriza al ejecutivo la compra de
uno o dos buques de guerra, debidamente equipados y artillados; y en el segundo
caso, establece el pie de fuerza para el siguiente bienio constitucional, en
los siguientes términos:
Tres
batallones de Infantería compuestos de cuatrocientos ochenta plazas cada uno,
en tiempos de paz, lo que significa mantener el número de unidades, aumentando
ciento ochenta plazas respecto a la vigente desde 1861; además, incorpora por
primera vez, un numérico de estas unidades para tiempos de guerra de a
seiscientos hombres, incluidos sus clases, cornetas y músicos.
Respecto
a la Caballería, aumenta un regimiento, pero disminuye el número de hombres a
ciento veinte plazas cada uno, en tiempos de paz, y en el de guerra a trescientos sesenta.
En la
Artillería se pasa de un regimiento con 539 hombres, a una brigada con asiento
en Guayaquil, compuesta de cuatro baterías con cuatrocientas plazas en tiempos
de paz y cuatrocientas ochenta en tiempos de guerra.
18. Salazar
Alvarado Francisco: El general Francisco Javier Salazar Arboleda.- El Comercio.
Quito
El nombre de brigada no corresponde al que actualmente
existe en el ejército; además, crea una
batería volante en el interior del país, con ciento cinco plazas en tiempos de
paz, y de ciento veinte en el de guerra.
El 30
de agosto se decreta la Ley de Guardias
Nacionales, por parte de la Convención Nacional; los cambios importantes
respecto de la vigente desde 1861 son los siguientes:
Se
amplía en cinco años la permanencia de los ciudadanos en la guardia activa; es decir,
el límite de edad pasa a ser 45 años; en la auxiliar hasta los 52 años y la
pasiva permanece en los 60 años.
En
otros artículos se dispone que no puedan pertenecer a la guardia nacional los
diputados y senadores, los magistrados del poder ejecutivo y judicial, los
ministros de Estado, empleados públicos, los eclesiásticos, entre otros.
En esta
ley se considera a los niños; se dispone que desde que entrare a la escuela u
oficio, hasta que cumpla diez y ocho años de edad, se alistará en la clase
preparatoria para la milicia; asimismo, se ordena que en las escuelas primarias
se ejerciten los niños en los giros y marchas.
Con
fecha 18 de diciembre de 1869 se emite una circular a los gobernadores de las
provincias, haciéndoles conocer de la revolución que ha estallado en Cuenca el
15 de diciembre, y los planes frustrados de conspiración y asesinato. Por tal
razón dispone el Ministro del Interior, que se haga uso del artículo 61 de la Constitución
y que las sentencias condenatorias deban ser primeramente puestas a
consideración del poder ejecutivo.
Se
acusa al doctor Marcos Espinel como principal autor del delito de conspiración
y se le sindica para que asista al Consejo de Guerra verbal de oficiales generales.
Otros implicados son: Manuel Ignacio Aguilar, Rafael y Jerónimo Torres, Joaquín
Vega, Antonio Córdova, Tomás Ordoñez, Carlos Joaquín Córdova, José María
Borrero, entre otros. El Consejo de Guerra sentenció a que sean pasados por las
armas Manuel Ignacio Aguilar, Cayetano
Moreno y Vicente Heredia.
Como
nota curiosa, en el Registro Oficial del 25 de mayo de 1870, se publica la
disposición ministerial de hacer cumplir la orden mediante la cual, los
militares tienen la obligación de pedir permiso al gobierno para poder contraer
matrimonio. En la actualidad, el subteniente está obligado a pedir permiso al comandante
de rama.
En los
años setenta, la marina continúa en acefalia; dos bajeles fueron armados en guerra: la “Guayaquileña” que
sirvió hasta 1871 y el pailebot “Mercedes” que permaneció hasta 1878, año en el
cual explota la santa bárbara del buque y desaparece. Los rumores de una
posible guerra con Colombia son constantes; el periódico oficial se empeña en
desvirtuarlos mediante artículos y boletines que asoman a lo largo del año
1870.
En
carta de 21 de enero de 1871, al analizar el pedido de armar a la Artillería,
el Presidente García Moreno le dice al general Francisco Salazar: “ Ciertos son
los inconvenientes que usted señala en armar de fusiles a los artilleros; pero
también es cierto que hay que atender a la naturaleza y necesidades del país, y
que puede suceder con frecuencia que los artilleros por no tener cañones ,
tengan que hacer de infantes, caso en el cual les conviene más el fusil con
bayoneta que el mosquetón. En los grandes y adelantados países de Europa la
división del trabajo en la industria y en la guerra, es de mucha utilidad: en
estos países conviene el contrato que el mismo individuo sea apto para muchas
cosas, so pena de verse inutilizado con demasiada frecuencia. Sin embargo, no
crea Ud., que lo dicho sea para mí un axioma: no afirmo una verdad evidente,
discuto una cuestión de conveniencia, en la cual me conozco sin la experiencia
suficiente”.(19)
En este
mismo año el general Francisco Salazar elabora el manual “Táctica de Infantería”
del cual toma debida nota el presidente y le pide que lo remita lo más pronto
posible, a fin de distribuirlo en el ejército.
En abril
de 1871 existe un informe militar presentado al Presidente de la República,
según el cual, por disposición superior se “intimó su salida al capitán
Faustino Rayo para esta capital (Quito), y se halla ya en este lugar, así como
los individuos de escolta que comandaba este oficial; cuya conducta no ha sido
tal como se informó al gobierno, y lo evidencia, sin duda, el oficio del R.P.
Superior de las misiones entregado a V.E.”(20) El informe es de la misión
cumplida en el Napo, con el objeto de analizar la conducta de este oficial.
El 29
de mayo de 1871 se publica en “El Nacional” la noticia sobre la reunión de la
Convención de Armisticio compuesta por los representantes de Ecuador, Perú,
Chile y Bolivia por una parte, y de España por otra, en presencia del Secretario
de Estado de los Estados Unidos, la misma que acuerda los términos de una
tregua indefinida, lo que virtualmente significa la terminación de la guerra de
España con los cuatro países sud americanos.
El 4 de
septiembre se remite a la Cámara de Diputados el proyecto de la Ley Orgánica Militar,
para derogar la anterior expedida por la convención de 1861. La promulgación
del Código Militar, elegantemente editado en Nueva York, en la imprenta Hallet
y Breen en el año 1871, una vez que fuera aprobado por la Convención Nacional,
el 5 de marzo de 1870, hacía indispensable
la reforma de la Ley Orgánica vigente; de igual manera, la creación del
grado de general en jefe para el Presidente de la República, y el grado de
general de división para Secundino Darquea.
El 27
de octubre se promulga la nueva Ley Orgánica Militar, entre sus cambios
importantes se anotan los siguientes:
19. Salazar
Alvarado Francisco.-García Moreno y el general Salazar.- Editorial
Ecuatoriana.- 1975
20. Periódico
Oficial “El Nacional” de la fecha.
Los
batallones de infantería pasan a tener siete compañías en vez de seis. A la
séptima compañía, que se llamará de depósito, se destinaran a los oficiales,
sargentos, cabos y soldados que habiéndose inutilizado en el servicio, no
tuvieren derecho a cedula de invalidez, para que sirvan de instructores de
todos los reclutas que se dieren al cuerpo, pudiendo destinarse también a esta
compañía a los inválidos que se hallen en capacidad de prestar este servicio.
Los regimientos de Caballería constarán de dos
escuadrones-compañías, en vez de las tres constantes en la anterior ley. En la Artillería
se cambia el nombre de brigada maniobrera por brigada de campaña; se aumenta
una batería de a lomo en la brigada de campaña. Se suprimen del orgánico los
batallones de ingenieros; en realidad, en la práctica nunca existieron.
En
cuanto a los ascensos de oficiales, por primera vez se dispone que los mismos se
den por rigurosa antigüedad, por servicios distinguidos y por aptitudes para
desempeñar el empleo que se obtiene. Se prohíbe otro ascenso que no sea el inmediato,
según la escala establecida en el Código
Militar.
Los
jefes y oficiales de milicias, hasta la clase de teniente coronel inclusive,
que llamados al servicio se distinguieren por su valor, en una función de
armas, pueden ser veteranizados por el poder ejecutivo, siempre que haya
vacante en el ejército permanente; y los coroneles que igualmente se distinguieren,
podrán ser propuestos al congreso para su veteranización.
En carta
de 1 de mayo de 1872, el Presidente hace conocer al general Salazar, de la
negativa del gobierno prusiano de vender los fusiles Chasepot. Anuncia la
posibilidad de comprar dos o tres baterías de montaña, con el fin de poder
armar un batallón de Artillería, compuesto de dos brigadas o medios batallones,
que se alternarían entre el interior y Guayaquil, para que se acostumbren al
manejo de cañones grandes y pequeños.
El 10
de agosto, en el informe al Congreso Nacional por parte del Presidente, en un
año de tranquilidad en la política interna dice: “Pequeño como conviene a la República,
pero leal, valiente y disciplinado como su seguridad lo exige, es nuestro
ejército, digno de vuestra estimación y gratitud. Continuamos adquiriendo cada
año las armas de precisión que necesitamos para armar y ejercitar la guardia
nacional; y es ya indispensable cambiar nuestro antiguo y poco útil material de
artillería de costa, para lo cual os serviréis señalar fondos suficientes”.(21)
El 20
de octubre, como es de costumbre cada dos años, el Congreso regula el orgánico
de la institución con los siguientes cambios:
Los
regimientos de Caballería rebajan de 360 a 180 plazas en tiempos de guerra; se
aumenta una batería volante de Artillería para el interior de la república.
21. Periódico
oficial “El Nacional” de la fecha.
El 30
de septiembre de 1874, mediante decreto ejecutivo se nombra como Ministro de
Guerra y Marina al general Francisco
Javier Salazar, en reemplazo del general de división Sacundino Darquea.
A meses
de terminar su periodo constitucional de seis años, García Moreno lanzó su
candidatura para la reelección, la misma que fue conseguida con un éxito
rotundo. No tardaron en aparecer los opositores de la talla de Juan Montalvo,
que desde Colombia incitaba a la juventud a luchar contra la dictadura
perpetua. La oposición confabulada
contra el Presidente culminó con su asesinato un 6 de agosto de 1875;
asume el poder su Vicepresidente don Francisco Javier León quien renuncia el 2
de octubre.
En el
periódico oficial se publican discursos y condolencias de la sociedad nacional,
las unidades militares con sus comandantes rechazan el crimen cometido;
senadores y diputados lamentan la tragedia ocurrida, así como las delegaciones
diplomáticas. Cartas de condolencia de los países son recibidas y publicadas.
El 10
de agosto se publica en este periódico, una circular remitida a todas las
jurisdicciones civiles y militares disponiendo: “Asimismo se servirá US expedir
las providencias más eficaces para que sean capturados Roberto Andrade, natural
de Imbabura, Manuel y Rafael Cornejo Astorga, naturales de esta capital y
Gregorio Campuzano, que fueron unos de los que se encontraron en la pandilla
criminal; pues Faustino Rayo, que los acaudillaba pagó con su vida su
criminalidad”.
Roberto
Andrade “el atormentado por la libertad” como lo llamó Enrique Garcés, quien define con exactitud lo que Andrade fue
en la historia nacional. Nació en la parroquia Bolívar de la provincia del
Carchi y vivió la historia con pasión durante sus 87 años de vida, turbulentos,
resignados y sin más recompensa que un
duradero olvido.
Para
efectos de investigación del asesinato del Presidente, se conformó un Consejo
de Guerra, el mismo que sentenció lo siguiente: “El Consejo de Guerra después
de una muy larga sesión y exquisita indagatoria ha pronunciado el veredicto,
condenando a la pena capital a Gregorio Campuzano y suspendiendo el fallo sobre
la complicidad de Rafael Gonzalo, hasta que se adquiera mejores datos”(22)
Fue
ejecutado Gregorio Campuzano, el resto de complotados huyo del país. Hubo
interesados en involucrar al general Francisco Salazar, sin conseguirlo ante la
hombría de bien de tan ilustre militar.
Se habla de que el Dr. Manuel Polanco fue el eje central de la conspiración.
Como
elementos extraños, Faustino Rayo, colombiano que guardaba un viejo rencor por
su destitución de un puesto en el Oriente; y, Gregorio Campuzano.
22. Periódico
oficial “El Nacional” de la fecha.
El
Ministro de Colombia en el Ecuador, general Venancio Rueda afirma que el
capitán Rayo fue nombrado gobernador del Napo, puesto importante del cual se
aprovechó para comercializar mediante trueque, objetos de comercio, por oro,
vainilla y otros que eran entregados por los indios de la zona. Al enterarse
García Moreno, ordenó la salida de Rayo en forma inmediata, pues lo había
removido de su empleo. “Rayo le suplicó que le dejara permanecer allí sin
destino el tiempo necesario para recibir de los indios las mercancías pagadas,
y por respuesta recibió la orden de salir inmediatamente, so pena de ser
fusilado”(23)
El 14
de agosto de 1875 se publica el informe a la nación escrito por García Moreno;
el mismo que iba a ser puesto a consideración del Congreso Nacional y que
efectivamente fue leído en su seno por el Vicepresidente de la República. En
este documento, al referirse a las fuerzas armadas dice: “El ejército sigue
siendo el baluarte del orden, y distinguiéndose por su moralidad y disciplina.
Digno es por tanto de la gratitud y consideraciones de la República. Os recomiendo
las reformas de la parte penal del Código Militar, que os someterá el ministerio
de acuerdo con la Corte Suprema Marcial, reformas exigidas por la justicia y
aconsejadas por la experiencia. No menos importante es la ley sobre la reorganización
del ejército y de la guardia nacional, ya que el uso de las armas
perfeccionadas y de tiro rápido, y las duras lecciones de las últimas grandes
guerras europeas han hecho necesaria una nueva organización que este en armonía
con el actual sistema del combate moderno”.(24)
Se convoca
a elecciones para el 17 de octubre mediante decreto firmado por Francisco
Javier León en su calidad de Vicepresidente. De igual manera se convoca a Congreso
extraordinario para el 26 de octubre, a fin de proceder a la elección del nuevo
Presidente.
EL GOBIERNO DE ANTONIO BORRERO.-
Las
elecciones se efectuaron entre el 17 y el 20 de octubre, ganando Antonio Borrero
por abrumadora mayoría. Se nombró al general Ignacio de Veintemilla como
comandante general del distrito de Guayaquil y como Ministro de Guerra y Marina
al general Julio Sáenz.
El 12
de octubre de 1875 se autorizó el acuartelamiento de las guardias nacionales y
se les dio una nueva organización. Se autoriza conservar acuartelados
seiscientos hombres de la guardia nacional, para el servicio de policía, hasta
diciembre de este año. Es la primera vez que se habla del servicio de policía. Se
define el pie de fuerza con los siguientes cambios:
23. Pattee
Ricardo.- Gabriel García Moreno y el Ecuador de su tiempo. 1944
24. Periódico
oficial “El Nacional” de la fecha.
Se
disminuye el número de plazas de los batallones de Infantería para tiempos de
paz, de cuatrocientos ochenta a cuatrocientos. Se aumenta de ciento ochenta a
cuatrocientos ochenta las plazas de los regimientos de Caballería para tiempos
de guerra.
Ignacio
de Veintemilla, recientemente llegado de Europa y nombrado como comandante general
del distrito de Guayaquil, se rodeó de lo más conspicuo de los liberales
guayaquileños; a más de ellos, rodeaban al comandante, los generales Urbina y
Robles, los coroneles Vicente Larrea, José Maldonado, Juan Medina, Sánchez
Rubio, entre otros.
La
oposición especialmente de la Costa inició una campaña intensa para obligar al
presidente a la convocatoria de una Convención Nacional y la elaboración de una
nueva Constitución, arguyendo que era indispensable poner en orden al país
luego de la época garciana. Borrero se opuso tenazmente a cualquier cambio a
través de una Convención, y propuso que los cambios que fueren necesarios se
harían vía Congreso Nacional.
El 2 de febrero de 1876, un denominado Club Liberal de Estudios de Santa Elena
solicita al Presidente “que convoque en el más breve término una Asamblea Constituyente,
en el lugar más central de la Nación, para que reconstruya el edificio social
que se halla demolido por la funesta administración que desapareció
providencialmente, y que se armonice la Constitución y leyes con el sistema
republicano y con el espíritu del siglo, en que todo debe ser libertad y
progreso”.(25)
Este
petitorio es trasladado al Consejo de Estado, el mismo que analizado por don Pedro Fermín Cevallos, es puesto en
conocimiento del Presidente. El contenido del documento, entre otras consideraciones
dice: “…La petición que os han elevado es de aquellas que deben rechazarse aún
sin examen de los fundamentos en que se apoya”; “…que el ciudadano a quien la Nación
ha elevado contenta, y hasta con desoídos festejos, a la primera magistratura;
que el ciudadano en quien confían todos como el destinado a dulcificar las
amarguras pasadas, restringiendo el autocrático poderío con que antes se
gobernaba, y ensanchando los derechos y libertad del pueblo; creer, digo, que
este ciudadano consienta reconstruir lo que muy apenas acaba de ser construido,
es creer en el absurdo de que el mismo sea el asesino de la patria, porque
dicha sea la verdad, en lo pedido vienen embebidas la inquietud, la excitación
de los ambiciosos y descontentos, los alborotos, las persecuciones, la
alteración total, en fin, de la paz y el orden del Estado”.
“Cual
es hoy en verdad, el imperioso motivo, cual la urgente necesidad que nos
obligue a darnos hoy mismo otra Constitución, cuando aún con la viciosa que
rige se hallan gozando todos de libertad cabal para el sufragio, para la
asociación, para la imprenta, para el regreso de los proscritos, ya verificado
por muchos y puesto al albedrio de los que todavía no vuelven”.(26)
25. Periódico
oficial “El Nacional” de la fecha
26. Idem
Respecto
a este mismo pedido de convocar a nuevas elecciones y a elaborar una nueva
Constitución, el general, comandante general, José Martínez de Aparicio y más
de una centena de oficiales piden en carta al Presidente que no de paso a este
pedido, “Gobernad, señor, con la Constitución: defendedla y sostenedla como lo
tenéis jurado a Dios y a los hombres; y si llegase la hora de la necesidad,
contad con que sabremos defenderos y sosteneros”.(27)
La
mayor parte del país se opuso tenazmente a que el Presidente Borrero convoque a
una Convención Nacional para cambiar la
Constitución, así lo testimonia los innumerables manifiestos y opiniones de las
diferentes regiones, especialmente de la Sierra, y de la prensa nacional. La
oposición no cejó en su empeño, el 9 de
mayo de ese año se produce un intento de revolución encabezada por un
comerciante de nombre Nicolás Infante, a quien nombran como jefe supremo en
Guayaquil. El intento fue develado por el gobierno en forma inmediata.
Siendo
Veintemilla el más interesado en la realización de nuevas elecciones, y el
impulsador de los pedidos como el del Club de Santa Elena, obligó al Presidente
a destituirlo de su cargo y reemplazarlo por el general Martínez de Aparicio.
Esta separación fue el pretexto para iniciar los preparativos encaminados a
tomar el poder; compró armas a los Estados Unidos, convino con el cabildo
guayaquileño para cohonestar los procedimientos militares y concentrar los
batallones regulares bajo el mando de Urbina y Robles.
La
rebelión se inicia con el acta del pronunciamiento popular de la “heroica
Guayaquil” del 8 de septiembre de 1876, la misma que considera que “el doctor
Antonio Borrero, actual Presidente de la República, ha sido inconsecuente a los
principios liberales que proclamó y defendió, como ciudadano, y ha adoptado una
política siniestra, enteramente contraria a las ideas del gran partido que lo
elevó al poder”.(27)
Además
consigna en seis puntos más los desaciertos del Presidente, especialmente el de
separar del comando general del distrito del guayas al general Ignacio de
Veintemilla; acuerdan desconocer al gobierno y a la Constitución de 1869 que
rige en el país, declarando vigente la Carta Constitucional del 10 de agosto de
1861; nombran a Ignacio de Veintemilla jefe supremo de la República y capitán general en jefe de sus ejércitos, con la suma
de poderes que le fuera necesaria para tal objeto, hasta que convoque a una
Convención Nacional Constituyente que proponga a la Convención que restablezca el
pabellón bicolor emblema de la nacionalidad y libertad.
Esta
proclama fue llevada por el general Robles y el coronel José Sánchez Rubio,
entre otros, a manos de Veintemilla. Acto seguido decretó el nombramiento de funcionarios;
entre ellos el de Ministro de Guerra y Marina en la persona de Sánchez Rubio.
27. Periódico
oficial “El Nacional”
En los
siguientes días, el gobierno central en su afán de debilitar la revuelta emite
un decreto que invita a los oficiales y
tropa comprometida o inculcada a estar en la revolución a abandonar sus filas,
regresar a las filas del gobierno, ofreciéndoles indulto de las penas previstas en el Código Militar.
Se publican boletines emitidos desde distintas ciudades del país apoyando al
gobierno nacional. Veintemilla por su parte da de baja a oficiales descontentos
de su movimiento y destierra entre otros a los generales Uraga y Darquea.
Nombra como jefe de estado mayor de su ejército al general Urbina.
El 11
de septiembre el gobierno declara el estado de sitio en todas las provincias de
la República, por el espacio de cuatro meses. De igual manera se decreta la
prohibición de viajar a las provincias de Los Ríos, Guayas y Manabí. El comando
general del distrito del Guayas había pasado a
cargo del coronel Teodoro Gómez de la Torre.
Se
inicia una nueva guerra interna en el país, el general Francisco Robles pasó
con la vanguardia del ejército denominado “regenerador” (el mismo nombre que
puso Mosquera en Colombia a su movimiento) a Babahoyo, a donde también llegó
Veintemilla. El general Urbina a su vez, con su división había tomado el camino
a Yaguachi. Todos esperaban el armamento adquirido en los Estados Unidos, el
mismo que llegó a fines de año.
Se
vuelve a usar el eje Babahoyo-Riobamba-Guaranda para movilizar y concentrar a
las fuerzas militares; por su parte, el ejercito “constitucional” se moviliza
desde Quito y Cuenca con destino a Riobamba, Ambato y finalmente a Guaranda,
para enfrentar al ejército “regenerador”. Al mando de estas tropas está el
general Julio Sáenz.
La
situación del país por efecto de la revolución del 8 de septiembre era grave;
ya culminaba el año y en Guayaquil se sentían sus efectos en el comercio y en
la agricultura. Los hospitales estaban llenos de enfermos. Había de por medio
una guerra de noticias en el interior y en Guayaquil generadas cada una por su
bandos.
Desde
septiembre hasta fines de diciembre prácticamente la revolución había
permanecido en compás de espera, especialmente del armamento adquirido a los
Estados Unidos. Por su parte el gobierno hace conocer al país, con fecha 11 de
diciembre, la necesidad de terminar con la revolución, alienta a los soldados
constitucionales a conseguir una victoria definitiva que alivie a la nación de
las secuelas de la revolución. A esta fecha el ejército “constitucional” había
tomado posiciones en San Juan de Calpi, según parte remitido por el general
Julio Sáenz. Días más tarde llegarían a Colta y esperaban se les una el “Leales
del Azuay” con 400 plazas adicionales.
El
ejército “regenerador” avanzaba al
interior del país, utilizando el eje Guayaquil-Alausí-Riobamba al mando del general
Urbina en su calidad de comandante en jefe, en tanto que, el general Veintemilla
se aproximaba en la dirección Guayaquil-Babahoyo-Guaranda- Ambato, con el fin
de realizar una maniobra envolvente que los lleve a encerrar al ejercito constitucional. La maniobra no pudo ser
ejecutada, en vista de que el general Julio Saénz decidió cortar el avance de
las tropas comandadas por el general Urbina, originándose el combate de Galte.
El general Veintemilla por su parte, entraba
en Guaranda derrotando al general José
María Quiroz, en la loma de “Los Molinos”. Seis mil hombres se enfrentaron en
Galte, comandados por Urbina y Sáenz respectivamente. Ambos combates tuvieron
lugar el 14 de diciembre de 1876.
Al
termino de los combates, el general Veintemilla felicita a los jefes y
oficiales por la toma de la Loma de los
Molinos, y al día siguiente emite una
nueva proclama por la toma de Galte: “victoria que corona el triunfo de la causa
de los pueblos, anonadando por completo al ejército liberticida”.
De los
partes de guerra remitidos al jefe del estado mayor del ejército “regenerador”,
por parte de los comandantes de batallón, se desprende la participación de las
siguientes unidades pertenecientes a la 1ra división: batallones “Convención”,
“Ocho de Septiembre”, “Manabí”; los regimientos “Lanceros”, “Rio Chico”, “El
parque”; la columna “Generaciones Volante”, compuesta de las compañías
“Sabaneta” y “Caracol”; y, la columna “Veintemilla” compuesta por dos
compañías.
En el
parte que eleva el general Robles se hace una descripción de las acciones. Allí
agradece la participación de la organización filantrópica “La Ambulancia” que
salió de Guayaquil acompañando al ejército regenerador, practicando su misión
por primera vez en los campos de batalla, asistiendo con laudable abnegación y
esmero a los heridos y enfermos de uno y otro ejército beligerante. Otro parte
lo remite el general Urbina, destacando algunos nombres y pidiendo el ascenso a
su inmediato grado superior.
En la
segunda división al mando del general Sánchez Rubio, se destacan los batallones “No
1”, “Guayas”, “Libertadores” y “Babahoyo”;
en su parte de guerra se hace conocer que fue tomado prisionero el general
Julio Sáenz, quien entregó su espada y se rindió ante su autoridad. En el parte
se habla de 107 muertos y un número similar de heridos en las dos divisiones
actuantes. Cada uno de los comandantes de unidad pasó sus respectivos partes al
jefe de estado mayor del ejército. El mismo general Urbina hace conocer de la
presencia de más de 300 soldados prisioneros, de su artillería compuesta de
seis cañones rayados, ciento sesenta cajas de capsulas y cuatrocientos rifles.
Mediante
una circular diplomática se hace conocer
a los ministros de Relaciones Exteriores de los países representados, la
entrada de Veintemilla a la capital de la república el día 26 de enero de 1877,
y les informa que ha asumido el mando de la nación.
LA DICTADURA DE VEINTEMILLA.-
De la
misma manera en que el periódico oficial de gobierno publicó las adhesiones de
las provincias serranas a favor de Antonio Borrero, se publican ahora, las
adhesiones que realizan las mismas provincias a favor de la revolución
regeneradora. El periódico oficial “El Nacional” cambió su nombre a partir de
enero de 1877 por el de “El Ocho de Septiembre”, en honor al día que se inició
el golpe de estado.
La
destitución del Presidente Borrero de la primera magistratura pasa a
convertirse en un cambio fundamental de la ideología política del país, entre
un conservadorismo que pensó mantenerse en el poder aún después del asesinato
de García Moreno, y un liberalismo que creía haber llegado al poder luego de su desaparición.
El 28
de julio de 1877 se emite el decreto mediante el cual se convoca a la Asamblea
Constituyente, para que se reúna en la ciudad de Ambato, el 26 de diciembre de
ese año. La Asamblea se reunió para su instalación, el 26 de enero de 1878.
En su
inicio se procede a la lectura del oficio dirigido por el jefe supremo, renunciando
a su nombramiento. La Asamblea acepta la renuncia y nombra inmediatamente al
general como Presidente interino de la república. Se procedió a la toma de la
promesa para ejercer el cargo. El Presidente de la Asamblea era el general José
María Urbina. En su mensaje a la Nación, respecto al ejército dice: “Es de
rigurosa justicia recomendaros, una vez por todas, el valor y la lealtad del
sufrido y heroico ejército que viene
sosteniendo con tesón y constancia incomparables la transformación de
septiembre; de ese ejército que hoy es el más firme apoyo de la libertad y la
segura salvaguardia de la autonomía nacional. Jamás el Ecuador ostentó bajo sus
estandartes, generales, jefes, oficiales y soldados tan abnegados y valientes
como los que hoy hacen la honra y gloria de nuestro escalafón militar”. (28)
El 31
de marzo de 1878 en sesión extraordinaria de la Asamblea Constituyente, se
aprueba la nueva Constitución de la República. De igual forma se procede a la
votación para nombrar Presidente constitucional del Ecuador, alcanzando 42
votos el general Veintemilla, tres el
señor Pacifico Chiriboga, dos el general Teodoro Gómez de la Torre, dos el
señor Pedro Carbo, uno don Pedro Moncayo y un voto el señor Francisco Aguirre.
Se decreta que el 9 de abril se promulgue la Constitución en la ciudad de
Ambato. Se posesiona el Presidente electo el 21 de abril.
En la
nueva Constitución se establece que la
guardia nacional y el ejército permanente, dependan del poder ejecutivo;
pero se les manda no obedecerle cuando pretendiere atentar contra los otros
poderes públicos. La conscripción y el enganche son las maneras de llenar las
bajas del ejército.
Mediante
decreto ejecutivo de 23 de abril se nombra Ministro de Guerra y Marina al señor
coronel Francisco Boloña.
El 31
de mayo, la Asamblea Nacional fija el pie de fuerza con los siguientes cambios
respecto al anterior:
28. Periódico
oficial “Ocho de Septiembre” de la fecha.
Aumenta
a cuatrocientos ochenta plazas los batallones de Infantería; eliminan los
orgánicos para tiempos de guerra.
Los
cuerpos del ejército no serán empleados en el servicio de policía, para el cual
podrá el poder ejecutivo ordenar hasta seiscientos hombres de la guardia
nacional, con sus respectivos jefes y oficiales, y con el nombre de celadores,
para toda la República.
Con
fecha 29 de agosto se procede a reformar la ley de guardias nacionales del 15
de septiembre de 1869, en los siguientes términos:
Desde
los veinte hasta los treinta y ocho años pertenece a la guardia nacional
activa, y ésta suministrará los conscriptos para el ejército permanente. La
guardia nacional auxiliar se compondrá
de los ecuatorianos comprendidos entre los 38 a los 44 años cumplidos. La
guardia nacional pasiva se compondrá de los ecuatorianos desde los 44 hasta los
50 años cumplidos.
En el
ejército y en las divisiones que obren aisladamente habrá un batallón de
zapadores, compuesto cada uno de dos compañías. Los jefes y oficiales de los
batallones de zapadores serán siempre que se pueda, ingenieros militares
veteranos, o ingenieros civiles del cuerpo de oficiales auxiliares o
milicianos, en su defecto, individuos que al menos tengan el titulo de
agrimensor. Se disuelve al batallón “Babahoyo” y dos compañías del “Guayas”.
El 30
de septiembre de 1878 se da una nueva distribución de los cuerpos de la guardia
nacional: 38 batallones de Infantería y 7 regimientos de Caballería, ubicados
en los diferentes cantones del país. Se dispone que en las parroquias donde
hubiese mayor número de habitantes, los batallones se podrán conformar hasta de
seis compañías y los de Caballería de hasta cuatro escuadrones. Los
gobernadores serán las máximas autoridades de la guardia nacional no llamada al
servicio activo.
El 10
de enero de 1880, el periódico oficial publica en su editorial, la posición del
gobierno del Ecuador respecto a la guerra del Pacifico, recalcando su absoluta
neutralidad en el conflicto. Esto a propósito de recordar que en junio del año
pasado, el Ministro Plenipotenciario del Ecuador en Chile, general José Urbina,
expusiera el deseo de Ecuador de actuar como mediador en el conflicto de las
tres naciones. Chile por su parte expuso con claridad que para esa mediación,
con toda seguridad, Perú y Bolivia exigirán la salida de las tropas chilenas de
Antofagasta, lo cual a todas luces no será posible.
El 20
de octubre de 1880 se oficializa el nacimiento del movimiento revolucionario
liderado por Eloy Alfaro. En el acta de pronunciamiento de Esmeraldas se
expresa entre otros puntos que, el gobierno proclamado el 8 de septiembre de
1876, ha traicionado la confianza que en él depositara el pueblo ecuatoriano,
el mismo que se encuentra hoy reducido a la más completa abyección y esclavitud.
En el
acta de la sesión del 23 de octubre realizada en el Congreso Nacional se lee un mensaje del poder
ejecutivo que decía: “Que por una posta llegado en la noche del día anterior se
había recibido la noticia de que, los constantes enemigos de la paz y
tranquilidad de la República, habían ocupado con fuerza armada, la ciudad de
Esmeraldas, abusando que esta se hallaba indefensa. Que todavía no se conocían
los pormenores de la invasión, ni
quiénes eran los que la encabezonaban; sin embargo, S.E el Presidente de la República
quería marchar en sus procedimientos en completa armonía con el Congreso,
mandando poner en su conocimiento tan desagradable noticia”. (29) Eran los
inicios de la revolución liberal.
Con
fecha 5 de noviembre de 1880 el Congreso fija el pie de fuerza del Ejército:
La
fuerza armada, para el bienio siguiente, constará de dos cuerpos de Artillería,
tres batallones de Infantería compuestos cada uno de cuatrocientos ochenta
plazas, una columna de trescientos hombres que puede ser elevada a batallón, y
dos escuadrones de Caballería de ciento veinte y ocho plazas cada uno, sin
perjuicio del aumento de la séptima compañía que debe, según la ley, tener cada
cuerpo, y los seiscientos hombres de la guardia nacional para el servicio de
policía.
Se
consideran como en servicio activo todos los generales, jefes y oficiales que
desempeñan destinos civiles o mandos locales.
Este Congreso
cambia el concepto de brigada de artillería por la de cuerpo; legitima de
alguna manera la “Columna” que por lo general era una unidad que se formaba con las reservas, con el fin de enfrentar las
permanentes revoluciones en contra de los gobiernos constituidos o de facto.
Para
inicios de 1882, se encuentra en el Ministerio de Guerra y Marina el general
Cornelio Vernaza. Fallece en Guayaquil el Gral. José Vicente Maldonado,
comandante general del distrito del Guayas, en su reemplazo se nombra a Rafael
Barriga, quien asume con fecha 16 de enero de 1882.
El 26
de marzo de 1882, se pronuncia el Municipio de Quito en el sentido de que al
culminar con acierto el periodo constitucional del Gral. Veintemilla, y en base
a los meritos de su administración, resuelven nombrar jefe supremo de la
república al capitán general en jefe del
ejército Don Ignacio de Veintemilla, quien procederá a convocar a una constituyente,
a fin de que reforme la carta fundamental de la República.
29. Periódico
Oficial “ Ocho de Septiembre”
Se
adhieren públicamente a este pronunciamiento, los jefes y oficiales del estado
mayor del ejército, los batallones: “Convención”, “Catorce de diciembre”, “Veintiséis
de diciembre”, “Dieciséis de diciembre”,
todos ellos denominados con estos
nombres, en homenaje a las fechas en las cuales combatieron y salieron
victoriosos en Galte y Los Molinos; además, de una serie de parroquias aledañas
a Quito y varias provincias. Todas estas
adhesiones son publicadas en el periódico oficial, desde este mes hasta
septiembre.
De
marzo a mayo de 1882 germina el descontento nacional en contra de Veintemilla. Estalla
la revolución el 16 de mayo. El gobierno transporta fuerzas a Esmeraldas,
alquilando buques comerciales. Francisco Robles salió de Guayaquil con 300
hombres, incluida la artillería de campo y derrotó a las “montoneras” al mando
de Alfaro.
El 1 de
octubre de 1882 se produce el combate de Cayambe, del mismo que se remiten los
partes de guerra correspondientes. La misión era la de batir al enemigo del
norte atrincherado en dicha ciudad.
Participa
el batallón “14 de diciembre”, la columna “Tiradores del Norte”, una media brigada
de artillería con las piezas a lomo, el batallón “26 de diciembre”. La victoria
gobiernista dejó 86 muertos en filas revolucionarias y 46 muertos en las tropas
del gobierno. Por parte de las tropas denominadas enemigas, se informa que
actuaron 636 hombres. El parque tomado por los vencedores era de 40 rifles y
dos carabinas, tres cajones de capsulas, 54 fusiles de pistón, un cajón de
paquetes y 24 caserinas.
El 6 de
octubre, esta vez en Chambo, se producen
nuevos combates, con la participación de una
media brigada de artillería, el batallón “16 de diciembre”, la columna
“Dos de Abril”, dos compañías del “Catorce”, denominadas columna de
descubierta, la escolta de honor, el
batallón “Convención”. Resultado del combate, fallecen 3 oficiales y 55 de tropa
del ejército constitucional, en tanto que, las fuerzas de la revolución
han perdido dos jefes y 26 de tropa. Se
destaca la participación en el ejército revolucionario, de personal colombiano
enganchado para este efecto. Se calcula el número de efectivos de los
revolucionarios en 425 hombres.
Luego
de la explosión de la goleta “Mercedes”, ningún buque había sido adquirido para
la marina de guerra. Recién en este año, Veintemilla adquiere en Chile el vapor
“Santa Lucía”, unidad que arribó a Guayaquil el 3 de agosto. Su armamento
consistía en dos cañones de calibre 30 y una culebrina de bronce de 12.
Asimismo, el gobierno nacional adquirió el vapor “Huacho” que contaba con dos
culebrinas de bronce de 4 y un cañón de 12. Ambas unidades son consecuencia de
la necesidad de combatir a la naciente revolución liberal de Alfaro.
La
revolución toma fuerza en enero de 1883, el general Francisco Salazar que venía
desde Lima, y los generales Sarasti y
Lizarzaburo desde el Norte y Sur del país, entraron a Quito y derrotaron a las
fuerzas del gobierno. Eloy Alfaro en Esmeraldas y Manabí, Ezequiel Landázuri en
el Carchi e Imbabura y José María Sarasti en las provincias de la Sierra,
fueron los conductores que agruparon a ciudadanos armados para combatir contra
la dictadura. Las acciones bélicas se sucedieron entre las fuerzas del gobierno
y los que repudiaban la dictadura; las acciones de Riobamba, Patate, Mira, San
Andrés, Cambo, Quero, Culupachán, Malchingui, Alausi y Pisquer, favorables a
uno y otro bando marcaron la resistencia hacia Veintemilla.
El 10 de
enero arriba la división del Norte al mando del general Ezequiel Landázuri y se
unen con la división mandada por el general Francisco Salazar y Gral. José
María Sarasti. En la noche del 10 de enero y amanecer del once, las fuerzas
gobiernistas del general Veintemilla estaban derrotadas.
La
división del Sur estaba compuesta por las columnas “Sur”, “Norte”, “Oriente”, “Peiger”,
“Voluntarios del Sur”, Regimiento “Piedrahita”. La división del centro se
componía de las columnas “León”, “Restauradores” y “Escuadrón Sagrado”; entre
las dos divisiones estaba la artillería que contaba con dos cañones, servidos
por ocho plazas.
En el
periódico oficial, se van publicando los partes de los comandantes de las
unidades que participaron en los combates del 10 de enero; estos partes
demuestran la forma en que fueron planificados y apoyados los movimientos de
las diferentes unidades hasta converger a la toma del palacio presidencial y la
consolidación y ocupación de puntos claves desde los cuales se podía
contrarrestar cualquier reacción del adversario. El empleo de la Artillería
(finalmente fue una sola pieza la que entró en acción, por daño de las demás, y
por orden del general Francisco Salazar) fue importante al momento de ir
consolidando las posiciones tomadas por la Infantería.
El 14
de enero de 1883 se da el pronunciamiento de la ciudad de Quito, desconociendo
al gobierno dictatorial del general Veintemilla. Se conforma ternas de
principales y suplentes para ser nominados como parte del gobierno provisional
a instalarse. En las ternas estaban de principales: José María Sarasti, José
María Caamaño y Agustín Guerrero. Se agregan por votación a estas ternas, los
nombres de Luis Cordero y Pedro Carbo.
Se nombra
al general José María Sarasti como general en jefe del ejército, al general
Ezequiel Landázuri como comandante de la primera división. Se acuerda un voto
de gratitud para Javier Salazar y se proclamó como general de la republica al
coronel Agustín Guerrero.
Se
dispone que el gobierno provisional tenga por norma la Constitución del año 1861.
Que en un plazo de 30 días se convoque a una Asamblea Constituyente.
Al general
Salazar que venía desde Chile y Perú para oponerse a Veintemilla se le atribuye
el éxito vigoroso de la restauración. Así lo consideró el Congreso Nacional en
1892 al consignar un decreto en memoria de tan distinguido militar: “que a él
se debe en gran parte, la regeneración de la patria en el año de 1883, en que
con su valor y pericia militar, como que era uno de los primeros generales de
América, condujo a las huestes restauradoras a la victoria, en los campos de
batalla contra la dictadura.” (30)
Bien
pudo este ejemplar oficial general haber sido Presidente de la República
mediante votación popular, lo tenía más que merecido; sin embargo, su gesto de
nobleza le llevó únicamente a conducir la Asamblea Nacional.
Se
nombra como director de la guerra al general Francisco Salazar, mediante
comunicación dirigida por el Ministro de Guerra con fecha 20 de enero de 1883.
El 25
de enero, el gobierno provisional decreta que el ejército nacional, mientras
dure la campaña, elevara su pie de
fuerza a cuatro mil quinientos noventa y cuatro hombres, fuera de jefes y
oficiales en la forma siguiente: 3918 de Infantería, 204 de Caballería, 156 de
Artillería, 206 de zapadores y 110 del tren. Se formaran seis batallones de
Infantería, cada uno de ellos con cuatro compañías. La Caballería constará
además del “Escuadrón Sagrado”, y de un regimiento compuesto de dos
escuadrones-compañías. La Artillería constará de una brigada, de dos baterías
cada una. Habrá un batallón de zapadores compuesto de cuatro secciones. Los 110
hombres destinados al tren formaran una columna compuesta de dos compañías cada
una.
La
fuerza de Infantería se organizará en tres divisiones, de dos batallones cada
una, con el total de 1306 hombres. Los batallones serán nominados del 1 al 6. La
cuarta división se compondrá de los cuerpos de Artillería, Zapadores,
Caballería y tren.
En otro
decreto se dispone que los batallones de la guardia nacional de las provincias
de Carchi e Imbabura, Pichincha, León, Tungurahua, Chimborazo y Los Ríos
conformaran las divisiones creadas. En esta organización temporal asoman
orgánicamente las divisiones, una unidad logística y se hace uso de la reserva
activa del ejército. Los zapadores actuaron como unidades de Infantería.
El 27
de enero de 1883, el periódico oficial del Estado vuelve a tomar el nombre de
“El Nacional”, eliminando el nombre de “Ocho
de Septiembre”, adoptado en conmemoración del triunfo de Veintemilla.
A
partir del mes de febrero, los cantones y parroquias de la Costa se van sumando
al reconocimiento del gobierno provisorio de la capital, así se pronuncian
entre otros, Santa Rosa, Machala, Balao, Zaruma, Vinces, Tosagua, Calceta,
Chone; por su parte, se conoce que el general Veintemilla trabaja en la apertura
de trincheras sobre el cerro del Carmen, Salado y Mapasingue.
30. Salazar
Alvarado Francisco: El general Francisco Javier Salazar Arboleda. El Comercio.-Quito
Nombra
como gobernador de la provincia al general Francisco Robles y de Ministro de
Guerra y Marina al general Sánchez Rubio, quien renunció y salió a Panamá; en
su reemplazo fue nombrado José María Urbina que también se excusó con abierto
desagrado.
El 6 de
marzo se emite un decreto mediante el cual se busca la forma de mejorar la
logística de distribución y servicio de munición en campaña, para lo cual, los
parques de munición se dividen en parques de batallón, parques de división,
parque general del ejército y gran depósito de municiones. Asimismo, se fija lo
que hoy se conoce con el nombre de carga básica; así: 200 tiros por cada cañón,
350 tiros de rifle por cada individuo de tropa de Infantería y Zapadores; 300
por cada artillero, 150 por cada sargento, cabo o soldado de caballería y del
tren. La munición del sistema Remington constará de dos mil cartuchos, y de mil
quinientos la munición de Peabody. Se
jerarquiza el mando de los parques y se dispone la forma en que estos atenderán
a las tropas. El parque general deberá acompañar a las tropas a una jornada de
marcha de la retaguardia. Se pintan las cajas de munición en negro para
Infantería, azul para Caballería y rojo para la Artillería.
Sin
lugar a dudas, toda esta organización nacía del conocimiento del arte de la
guerra por parte del director supremo, el general Francisco J. Salazar.
El 19
de marzo de 1883 se publica el “Manifiesto del gobierno provisional del Ecuador
a los pueblos americanos, sobre las causas de la presente transformación
política”; entre otras cosas se dice: “Tal es el fin que el pueblo ecuatoriano
se ha propuesto, al acudir a las armas, medio necesario para derribar el
despotismo entronizado sobre las ruinas de la Constitución y las leyes.” (31)
El 29
de marzo, representantes de Veintemilla y del gobierno provisional se reúnen en
Guaranda para tratar un memorándum mediante el cual se pueda llegar a un
acuerdo de paz. Se nombra como mediador al encargado de negocios de Chile en
Ecuador. Por las partes actuaron José María Urbina Jado (hijo del general),
como delegado de Veintemilla y Pedro Lizarzaburu por el gobierno provisional.
El 1 de
mayo el gobierno provisional publica un nuevo manifiesto a la nación, mediante
el cual le pide la contribución económica necesaria para emprender en forma
definitiva contra Veintemilla en Guayaquil. Le hace conocer que mediante
decreto se implementará esta contribución a nivel nacional. El mencionado
decreto se emite el 3 de abril, mediante el cual se levanta un empréstito por 275.000
pesos, distribuidos en diez provincias del país, excepto Guayaquil.
31. Periodico
Oficial “El Nacional” de la fecha.
La
situación de Veintemilla era cada día más difícil, las fuerzas del gobierno
provisional estaban distribuidas de la siguiente manera: Por el Occidente el
general Alfaro, por el Norte la de los generales Barona y Flores; por el Oriente
la de los generales Salazar, Sarasti y Landázuri, y por el Sur la de los
generales Darquea y Medina.
La
movilización y concentración de tropas para la campaña se inicia el 15 de mayo.
Desde Yaguachi, con dirección a Mapasingue, el batallón “Restauradores del
Centro” y el “Escuadrón Sagrado”. A día seguido se incorporan el “Restauradores
del Norte” y el “Libertadores”, uniéndose también la Artillería “Sucre”. El 17
salieron de Yaguachi la columna de Zapadores y los escuadrones “Peiger” y “Sucre”.
El 18 llega la división desde Machala bajo el mando de José María Plácido Caamaño
y del general Secundino Darquea. La reserva adecuadamente organizada estaba al
mando de Antonio Flores.
El 22
de mayo, las unidades estaban listas para expulsar a Veintemilla de Guayaquil. Se habla
de un total de tres mil seiscientos hombres.
El 31
de mayo se emite un decreto mediante el cual se autoriza a los generales
Sarasti, Lizarzaburu y Dr. José Plácido Caamaño para que, ocupada la ciudad de
Guayaquil por las fuerzas restauradoras, arreglen el estado político del
litoral, celebrando pactos y estipulaciones, o dictando ordenes y providencias
gubernativas, en representación del gobierno provisional.
El 12
de junio, a través de los comandantes de los buques de guerra italiano, inglés
y francés, surtos en la rada de Guayaquil, Veintemilla intenta un nuevo acuerdo
de paz. Los términos del mismo son entregados al director de la guerra y a sus
comandantes, los mismos que no aceptan y agradecen la colaboración prestada por
dichos comandantes de buque. Sin embargo, el gobierno provisorio delega al Dr.
Caamaño para el arreglo de la ocupación pacífica de Guayaquil, en base a un
memorándum preparado por los jefes del ejército. Hasta el 20 de junio se trató
de llegar a acuerdos que impidan iniciar operaciones. Las pretensiones del
general Veintemilla de mantenerse como jefe supremo hasta reunir una Convención
Nacional impidieron cualquier acuerdo entre las partes.
“Los
jefes del ejército ecuatoriano no pueden tomar en consideración el llamado
Memorándum expositivo de las bases indispensables para los arreglos de paz
remitidos por el general Veintemilla con fecha 12 del actual. Sienten no
poderlo tomar en consideración por cuanto envuelven un desconocimiento de la
soberanía nacional que ha protestado contra la usurpación del Sr. Veintemilla
en todos los ámbitos de la república”. (32)
El 30
de junio se comunica a las provincias la decisión de tomar la plaza de
Guayaquil ante el fracaso de las negociaciones con Veintemilla. Cuatro
divisiones estaban listas para iniciar las operaciones.
32. Periodico
oficial “El Nacional” de la fecha
Se
realiza una ceremonia militar en Mapasingue para entregar el estandarte al
batallón “Libertadores del Pichincha”.
Manuel Orejuela es ascendido al grado de general.
El 9 de
julio de 1883 se inicia la toma de Guayaquil. A la una de la mañana, previas
las proclamas del director de la guerra, del comandante en jefe del ejército y
del comandante de las reservas. Las divisiones formaron en tres líneas de
columnas de combate, cada una de estas en tres secciones en guerrillas y una de
sostén hacia la izquierda, en el orden siguiente: la del centro, comandada por
el coronel Euclides Angulo; la del Norte comandada por el general Ezequiel Landázuri; la primera
división del Sur comandada por el general Reynaldo Flores; en seguida la
segunda división del Sur que la mandaba el mismo, y cerraba la línea la
división de vanguardia, comandada por el
coronel José María Almeida. A la altura de Lisa estaba la división al mando del
general Eloy Alfaro.
El ejército
de Veintemila estaba compuesto de las siguientes unidades:
Batallón
“Ocho de septiembre” al mando del coronel Benigno Barahona con 660 hombres;
batallón “Guayas” al mando del coronel Campuzano con 200 hombres; batallón
“Yaguachi” al mando del sargento mayor Manuel Barahona, con 140 hombres ;
batallón “Babahoyo” al mando del teniente coronel Manuel Maldonado, con 125
hombres; batallón “2 de abril” al mando del coronel José M. Haro, con 200
hombres; batallón “Guayaquil” al mando de Marcos Aguirre, con 500 hombres ;
columna “Robles” al mando de Joaquín Romero, con 80 hombres; columna
“Veintemilla” al mando de Adolfo Bravo, con 120 hombres; columna “Hacheros” al
mando de Manuel Usubillaga, con 150 hombres(las columnas eran unidades
conformadas por miembros de la guardia nacional).
La
fuerza naval estaba constituida por los siguientes vapores: “Santa Lucia” al
mando del coronel Juan Manuel Campuzano, “Huacho” al mando del sargento mayor
Alejandro Medrano, “Manabi” al mando del sargento mayor Cerón, “Chimborazo”,
“Pichincha” y “Oriente” al mando del
sargento mayor Vicente Polo, “América” al mando del capitán Alejandro Barriga.
El total de personal era de 67 entre jefes, oficiales y tripulantes. Un cañón
era el total del armamento pesado.
En tres
horas y medio de combate se consolidó la victoria; el general Veintimilla
fugaba del lugar en el “Santa Lucía”. Este vapor fue detenido en Paita a pocos
días de su llegada.
Mediante
decreto de 10 de julio, se convoca al pueblo guayaquileño para el día 15 de
este mes, a votación directa y popular, con el objeto de nombrar el gobierno
que debe regirle interinamente, en la forma y manera que lo tuviese a bien.
Luego de las elecciones, el pueblo de Guayaquil nombra como jefe supremo al
señor Pedro Carbo.
A
partir del 9 de julio de 1883 y luego de siete meses de una intensa campaña,
como consecuencia de la victoria, se inició lo que se dio en llamar “el
progresismo”.
Terminada
la campaña de Guayaquil, el general Salazar y el general Darquea renunciaron a
los cargos y funciones como director de
la guerra y jefe de estado mayor; el gobierno provisorio negó sus renuncias.
Se
nombró un gobierno conformado por Pablo Herrera, Luis Cordero, Pedro
Lizarzaburo, Pérez Pareja y el coronel Agustín Guerrero, a quienes la historia
conocerá como el gobierno de la restauración.
“Mientras
tanto surgía un intento de conciliación tercerista, que trataba de construir
una doctrina en la frontera entre liberales y conservadores, los mismos que
adoptan el extraño nombre de “conservadores progresistas” que por medio de
Caamaño, Antonio Flores y Luis Cordero tratan de reformar un conservatismo que
ha muerto de muerte natural”.(33)
EL
PROGRESISMO
“El progresismo apareció como movimiento
político en un momento crucial del conservadorismo en bancarrota y el
liberalismo en auge; mejor dicho, jugó un papel de nexo ideológico y de dintel
político, llevándose el oprobio de los unos y cargando con las
responsabilidades que sobre el echaron los otros, como ocurre siempre en la
historia, a las fuerzas intermedias que aparecen en momentos intermedios
también. Cuenca fue la cuna del progresismo, doctrina que como tesis estuvo a
la altura intelectual del tiempo, pero como realidad no llegó a las masas, lo que
determinó su rápido fracaso.” (34)
Los
delegados del gobierno provisional establecido en la República, en nombre y por
autorización de éste, el jefe supremo del Guayas, y el encargado del mando
supremo de las provincias de Manabí y Esmeraldas decretaron el llamamiento a
una nueva Asamblea Nacional a llevarse a cabo el 9 de octubre de 1883.
El 3 de
septiembre se reporta la llegada del vapor “Lima” a Guayaquil, procedente de
Panamá, trayendo a bordo 2.500 peabodys, con su correspondiente equipo y dotación
de municiones, que el gobierno provisional había pedido a New York, pocos días
después de los combates de Quito. El armamento fue trasladado en el “Huacho” y
posteriormente en el “Quito” con destino a Babahoyo.
El 10
de septiembre se nombra mediante decreto ejecutivo, al general Ramón Aguirre, como Ministro de Guerra
y Marina.
El 11 de
octubre se instala la décima Asamblea Nacional. Fue elegido como Presidente el
general Francisco J. Salazar con 35 votos. El Dr. Ramón Borrero alcanzó
27 votos.
33. Tomado
del periódico “El Constitucional” de la época
34. Idem
LA PRESIDENCIA DE
JOSÉ MARÍA PLÁCIDO CAAMAÑO
En la
sesión del 15 de octubre se elige como Presidente interino de la República al
Dr. José María Placido Caamaño. Rafael Pérez Pareja fue elegido Vicepresidente
interino. Se nombra al general Agustín Guerrero como Ministro de Guerra y
Marina.
El
escalafón del ejército por efecto de la campaña de Guayaquil constaba de once
generales, treinta y un coroneles efectivos, dieciséis graduados, cuarenta y un
tenientes coroneles efectivos, veintisiete graduados, noventa y cuatro
sargentos mayores efectivos, cincuenta y dos graduados; ciento sesenta
capitanes efectivos, sesenta y siete graduados; ciento noventa y ocho
tenientes; cuatrocientos treinta y un subtenientes y dos mil quinientos hombres
de tropa. La preocupación de la Asamblea Nacional era de reducir las tropas del
ejército, la cual se inicia el 24 de octubre; así, se dispone que en Tulcán
quede únicamente una columna de cien hombres dividida en dos compañías; y, se
disuelve el “Escuadrón Sagrado”. Este reparto combatió en Riobamba, Patate, San
Andrés, Chambo, Culachapán, Quero, Quito y Guayaquil.
El 10
de febrero de 1884 se hace cargo del Ministerio de Guerra y Marina, el general
José María Sarasti.
El 27
de febrero la Convención Nacional autoriza al ejecutivo, la venta o arriendo,
en subasta, de los buques de guerra nacionales “Huacho” y “Santa Lucia”; y le
autoriza para que invierta hasta 200,000 pesos para la adquisición de una o dos
lanchas cañoneras blindadas, con la finalidad de que sirvan de guarda costas
El 13
de marzo de 1884, mediante decreto de la Asamblea Nacional, se fija el pie de
fuerza del ejército, regresando al orgánico normal con el cual el ejército
venía desenvolviéndose antes del conflicto.
El 25
de abril se publica la Ley Orgánica Militar. En lo principal dispone: La
duración del servicio en el ejército permanente será de tres años, y de cinco
en las reservas.
De la
organización de los cuerpos en el ejército activo: cada batallón de Infantería
constará de una plana mayor y cuatro compañías; cada regimiento de Caballería
se compondrá de una plana mayor y tres escuadrones; la cuarta sección del
tercer escuadrón será de Zapadores a caballo. Dos brigadas de Artillera, la una
de plaza y la otra de campaña, la primera se compondrá de cuatro baterías y la
segunda de dos.
En caso
de guerra se dispone: poner en pie de guerra los cuerpos del ejército; movilizar
la guardia nacional; nombrar comandante del ejército, de ser necesario, y director
de la guerra; arreglar los estados mayores, las divisiones y el cuerpo de
sanidad; organizar los batallones, regimientos de Caballería y brigadas de
Artillería de depósito.
Se
dispone la forma en que se organizarán las compañías de depósito para poder
reemplazar a las activas; el nombramiento de un comandante general de la marina
cuando lo creyere conveniente; nombrar hasta dos guardas parques en los lugares
en que existan grandes cantidades de material de guerra. Le da atribuciones al
comandante general para nombrar hasta cinco comandancias generales, preferentemente
en las capitales de provincia. Se suprimen los cargos de ministros marciales
para las cortes suprema y superiores.
El 8 de
mayo mediante decreto ejecutivo se crea en Guayaquil la Escuela Náutica, para
formar marinos que “sirvan provechosamente en la Escuadra Nacional”; en esta
oportunidad, se la organiza de acuerdo con la ley de 27 de febrero de 1884, a
diferencia del restablecimiento realizado anteriormente, se especifican las
materias a dictarse en la escuela. Una vez graduados, los aspirantes podían
optar por la marina de guerra o por la marina mercante.
El 9 de
agosto, el gobierno nacional emite un decreto cuyo considerando dice: “que la
oficialidad del ejército debe adquirir los conocimientos propios de su honrosa
carrera, para que sea digna de la gloriosa misión que la sociedad le ha
confiado, cual es la de velar por el orden público y ser el sostén de las
garantías sociales; en virtud de ello, dispone:
“Art.
1º. Todo oficial tendrá de su peculio un ejemplar de la táctica de su arma. Los
de Infantería además, los textos de guerrilla y esgrima de bayoneta.
Art 2º.
En cada uno de los cuerpos del ejército, los oficiales se reunirán diariamente
dos horas y media, por lo menos, en academias presididas por uno de los jefes.
En ella se estudiará el código militar, la táctica del arma respectiva, la
instrucción teórica y práctica del tiro de las armas de precisión, el modo de
llevar los libros de mayoría y compañía. También se dará en dichas academias
una o más lecciones semanales de gramática castellana, ortografía, estilo
oficial y geografía del Ecuador, Estados Unidos de Colombia y Perú. Los
capitanes aprenderán, además de lo expresado, la historia de la antigua
Colombia y del Ecuador. Todos los días, excepto los festivos, habrá una clase
de matemáticas que dure al menos una hora y media.”(35)
De
alguna manera, este podría ser el inicio
de lo que a futuro se consideran como escuelas de perfeccionamiento del ejército,
previo el ascenso a un nuevo grado militar. La mano del general Francisco
Javier Salazar seguía presente en su propósito de capacitar al ejército para el
cumplimiento de su misión.
La nueva Constitución de la República elaborada
por la Asamblea Nacional, vuelve a considerar que las fuerzas armadas deben ser
obedientes y no deliberantes. Se limitan sus procedimientos con el fin de
evitar su participación en la política nacional.
35. Tomado
del periódico oficial “El Nacional”
El
presidente Caamaño, tuvo que afrontar de
inicio las costosas actividades defensivas encaminadas a sofocar las revueltas
iniciadas en Esmeraldas y sostenidas en Manabí por parte del liberalismo
alfarista. Alfaro se embarcó en el
“Alhajuela” y partió de Panamá con destino a Ecuador el 15 de noviembre de
1884; ese mismo día, el gobierno dispuso
el alistamiento de los dos buques de guerra para enfrentar a los que zarparon
de Panamá. El 18 de noviembre, mediante decreto ejecutivo se declara “piratas”
a los buques “Alhajuela” y “Jacinto”.
A las
seis de la tarde del 30 de noviembre, zarpó de la ría de Guayaquil la flotilla nacional,
compuesta de la nave capitana “Nueve de Julio” al mando del señor capitán de
navío don Nicolás Bayona, llevando a bordo 300 hombres entre tripulación y
gente de desembarque, y del transporte de guerra “Huacho” al mando del teniente
coronel Froilán Muñoz y del practico
Manuel Reina, llevando a bordo 520 hombres.
El
“Nueve de Julio” montaba seis cañones,
cuatro en el puente de a 24, dos por banda y dos colizas, una a popa y otra a
proa. Tenía además tres cañoncitos revólveres y una ametralladora. El “Huacho”
montaba dos cañones únicamente. La flotilla llevaba como auxiliares a los
vaporcitos fluviales “Sucre”, “Mary Rose” y “Victoria”. Su destino Manabí.
El general
Darquea que residía en Callao, vuelve a Guayaquil y se hace cargo del distrito.
En el mes de diciembre asoman proclamas en el Norte del país, invitando a la
revolución liberal. Los firmantes: Nicanor Arellano, Francisco Moncayo, Roberto
Andrade, Rafael Arellano, Facundo Acosta.
El 18
de noviembre el Presidente se dirige al país a través de un comunicado,
haciendo conocer sobre las intenciones de revoltosos de subvertir el orden
constitucional. En Manabí se conoce de movimientos revolucionarios comandados
por Medardo Alfaro; en Latacunga, otro movimiento dirigido por un ex oficial
del ejército, al mismo que lo fusilaron por disposición del Consejo de Guerra
verbal. Se inicia el envío de varios boletines, mediante los cuales se hace
conocer de la situación interna del país por
la presencia de estos movimientos. Vuelve a asomar el “Escuadrón
Sagrado” persiguiendo a revoltosos. Por la misma fecha se anuncia en Tulcán,
que desde Colombia se está preparando una invasión encaminada a luchar contra
el gobierno de Caamaño.
El general
Reinaldo Flores fue nombrado comandante en jefe
de operaciones del ejército constitucional; bloquea al “Alhajuela” con
los vapores “Nueve de julio”, antes bautizado como “Santa Lucía”, el “Huacho” y
“Sucre”, cuyo nombre antiguo era el de “Pichincha” y se produce la acción naval conocida como de Jaramijó. El
combate dejó más de trescientos muertos en los dos bandos. Inicialmente el
“Alhajuela” combatió y abordó al “Huacho”, y posteriormente, ante la aparición
del “Nueve de Julio”, se enfrascó en combate con esta nave. Alfaro fue
derrotado por el general Flores y el “Alhajuela” fue incendiado por el mismo
Alfaro, antes de internarse por Esmeraldas y partir hacia Colombia.
Con
fecha 20 de junio de 1885, el Ministro de Guerra y Marina, general José María
Sarasti somete a consideración del gobierno nacional, cambios en la Ley
Orgánica Militar establecida en el periodo de García Moreno. Estas reformas
están dirigidas específicamente a disminuir el número de unidades y efectivos
en el ejército, mediante la supresión de un regimiento de Caballería,
conservando solamente un escuadrón del mismo, y sustituyéndolo con un tercer
batallón de Infantería. De acuerdo al estudio presentado, el establecimiento de
un batallón de Infantería era más importante para la conservación de la paz
pública, sin tener que apelar al llamamiento de guardias nacionales, sobre las
cuales no hay confianza para “rechazar las agresiones de los eternos
conspiradores contra el poder público”; es decir, una reorganización basada en
cálculos políticos, en vez de basarlo en necesidades profesionales.
El 24
de julio de 1885 mediante decreto legislativo, el Congreso de la República
decreta el pie de fuerza del ejército para el próximo año, en los siguientes
términos: una brigada de artillería de plaza, una brigada de campaña, tres batallones de Infantería; y, un escuadrón de caballería compuesto de
ochenta hombres, inclusive clases. Este orgánico es el más reducido desde 1860.
El 13
de agosto y por primera vez, se decreta la composición de la fuerza armada de
mar, en tiempos de paz y para el siguiente año: vapor “Nueve de Julio” que
tendrá un capitán de fragata graduado como comandante, tres oficiales y 45
tripulantes. El vapor “Seis de Diciembre” que tendrá un teniente de navío como
comandante, tres oficiales y 31 tripulantes. El vapor “Sucre” que tendrá un
alférez de navío como comandante y once tripulantes; y, el vapor “Jaramijó” con
un alférez de fragata como comandante y cinco tripulantes.
El 3 de
marzo de 1886, mediante decreto ejecutivo se llama al servicio activo a los
cuerpos de la guardia nacional, en consideración a la amenaza que representa
una invasión exterior apoyada por los tenaces enemigos de la patria, en
referencia a los montoneros que hacían
su aparición en distintos lugares de la República.
El 24
de agosto de 1886, el Congreso de la República decreta la fuerza permanente en
servicio activo para el año 1887, la misma que con respecto a la promulgada en
el año 1885, aumenta un batallón de infantería y se reduce los efectivos del
escuadrón en 20 plazas. En cuanto a la fuerza armada de mar no se modifica con
respecto al orgánico anterior.
En el
mes de noviembre se producen nuevos enfrentamientos con los montoneros en
Esmeraldas. El “Nueve de Julio” trasporta 202 hombres del número tres de línea
al mando del general Reynaldo Flores. Era la segunda vez que el gobierno
controla y reorganiza la provincia. En diciembre se presentan combates en la
ciudad de Loja, asoma al mando de los montoneros el coronel Luis Vargas Torres,
quien en sus comunicados firma como jefe de operaciones y delegado del supremo gobierno provisional
del general Alfaro. En el parte de los combates consta como prisionero el coronel
Vargas Torres. El 12 de noviembre es juzgado por el Consejo de Guerra verbal en
la ciudad de Cuenca, imponiéndole la pena de muerte. En marzo de este año, el presidente
Caamaño conmuta la pena de muerte de tres de los conspiradores y niega la de
Vargas Torres. El 20 de marzo fue ejecutado en la plaza mayor de Cuenca.
En el
mes de junio se reúne el Congreso Nacional. En su informe a la nación, al hablar
sobre el ejército, el presidente dice:
“Las
frecuentes invasiones, o tentativas de ellas, incubadas en el extranjero, han
hecho indispensable la adquisición de armamento de Infantería y de buques,
apropiados a la vigilancia de nuestras costas. Con este motivo se ha invertido
una fuerte suma para obtener dos vapores rápidos, con artillería moderna, y
que, unidos al crucero “Nueve de Julio”, formen una flota, si no respetable de
una manera absoluta, si muy suficiente para
aniquilar expediciones formadas a la gruesa ventura y que nuestro
pabellón ondee sereno en el Pacífico”. (36) Una visión exclusivamente política para
armar y equipar a las fuerzas armadas.
El 9 de
agosto de 1887, mediante decreto legislativo se aprueba la Convención celebrada
el primero de dicho mes, entre los Plenipotenciarios de los gobiernos del Perú
y Ecuador, con el objeto de someter a la decisión arbitral de S.M. el Rey de
España, las cuestiones pendientes sobre límites territoriales de los dos
estados.
El 17
de agosto, el Congreso decreta la composición de la fuerza permanente en servicio
activo para el año 1888. Respecto del orgánico anterior, se incluye a las
columnas ligeras y se incrementa la Caballería a un regimiento. En la marina
debo suponer que fueron dados de baja todos los vapores constantes en el
orgánico de 1885, con la adquisición de la lancha cañonera y el vapor
“Cotopaxi”.
El
domingo 8 de enero de 1888 llega al puerto de Guayaquil la cañonera
“Tungurahua”, buque construido con todas las reglas del arte moderno de la
guerra marítima. El buque es más pequeño que el “Cotopaxi”. Es la más reciente
adquisición del gobierno a favor de la marina. Demoró 198 días desde Londres a
Guayaquil, al mando de una tripulación de siete personas.
LA PRESIDENCIA DE ANTONIO FLORES
El 1º
de julio de 1888 termina el periodo presidencial el Dr. Plácido Caamaño; asume
la presidencia en forma interina Pedro José Cevallos hasta la posesión del Dr.
Antonio Flores, Presidente electo, hecho que sucede el 17 de agosto.
36. Tomado
del periódico oficial “El Nacional” de la época
Entre
las autoridades importantes del país se encuentran las siguientes: preside el Congreso
Nacional el general Agustín Guerrero, en el Ministerio de Guerra y Marina se nombra
al general Julio Saénz; asume la jefatura del distrito de Quito el general José
María Sarasti, la de Guayaquil el general Reynaldo Flores y la de Cuenca el
general Antonio Vega Muñoz
El 16
de octubre se emite el decreto ejecutivo mediante el cual se da cumplimiento a
la disposición del Congreso, de reabrir el Colegio Militar. En su contenido se
manda que éste funcione con alumnos internos y externos, y que alternativamente cada dos años, ingresen dos
oficiales y dos sargentos segundos.
Entre
las materias a dictarse se encuentran: sistema penal, organización de los
tribunales y juzgados militares, juicios militares, ley de jurados, leyes
orgánica militar y de guardias nacionales, servicio de campaña, organización y
servicio de los estados mayores, táctica superior o aplicada, guerra de
montaña, fortificación de campaña, principios de logística, rudimentos de
derecho constitucional; y, Constitución de la República.
A
partir del 1 de enero de 1889, el periódico oficial deja de llamarse “El
Nacional”. En la primera página se destaca el escudo nacional y luego su nombre
como “Diario Oficial”.
El 28
de enero se promulga un decreto ejecutivo mediante el cual se cambia el
reglamento de uniformes del ejército. Se describen en el mismo, uniformes para
oficiales de las distintas armas y para el personal de tropa. Se diferencian
las armas por los vivos en sus uniformes. Se incluye en este reglamento a las
guardias nacionales y a las tropas de la policía. Se dispone uniformes para los
ingenieros, sin que a esta fecha exista alguna unidad de esta arma. Se les
asigna el mismo color de la infantería pero con vivos de color carmesí.
En su
afán de reducir los gastos del ejército, se suprimen las comandancias militares
de Santa Elena, Vinces, Yaguachi y la jefatura de operaciones de las provincias
del Norte, igualmente las guarniciones de la guardia nacional de Riobamba,
Guaranda, Latacunga y Tulcán. Se disuelven las columnas “Bolívar” y “Manabí”.
Fueron dados de baja todos los jefes y oficiales que se encontraban sirviendo
en comisión con motivo de los movimientos continuos de las montoneras. Se
redujo la columna “Piedrahita” y la guarnición de Babahoyo; se disolvieron las
columnas 37 y 38 en Guayaquil. Se suprimieron las comandancias de armas de
Chimborazo, Daule, El Oro. Se redujo las tripulaciones de los buques de guerra.
El 3 de
febrero, el general Francisco Salazar publica una segunda edición de su libro
sobre “Táctica militar”, la misma que reemplaza el uso de doctrina española por
la alemana, con las modificaciones que
forzosamente requieren la organización que tienen los cuerpos de Caballería del
ejército.
En el Congreso
extraordinario citado el 10 de junio de 1890, el mandatario da su informe a la
nación; en su contenido destaca, con relación al ejército, lo siguiente:
“Relativamente
a la necesidad del ejército, se incurre en lastimosos extravíos y en la
contradicción a la que aludí antes. (Se refiere a los gastos militares) Clamase
por todas partes de guarniciones y clamase también por lo numeroso del
ejército, siendo así que no tiene ni el pie de fuerza decretado por ley, que es
de 3.247 hombres, y que su número apenas llega a 2.388, el cual no basta ni
para lo más indispensable”.(37)
El 9 de
enero de 1891, se conviene mediante un
protocolo, la suspensión del juicio arbitral sobre la negociación de límites
relacionados con el tratado Herrera-García, en sus dos fases; es decir, del
arbitraje y del arreglo directo, debido a que, en palabras del presidente
ecuatoriano, “era inmodificable por su
naturaleza y por su alcance, y que una revisión era constitucionalmente
imposible”.(38)
El 21
de septiembre de 1891 fallece el general Francisco J. Salazar. Su influencia en
la vida nacional en general, y particularmente en la reorganización, formación
y perfeccionamiento de la institución armada, por más de treinta años, lo
coloca entre los oficiales generales más distinguidos del ejército nacional.
El 10
de junio de 1892, se da lectura del informe a la nación por parte del Presidente
de la República en el seno del Congreso Nacional; en lo que corresponde al
ejército y la marina, se expresa: “Nunca ha estado el ejército de la república
en más brillante pie. Perfectamente vestido y equipado, provisto de flamante
armamento de nueva invención, comandado por jefes y oficiales, modelos de
lealtad, valor y disciplina, podemos enorgullecernos a justo título, del
maravilloso cambio efectuado en él, y de que sea lo que es hoy, garantía de los
ciudadanos y baluarte del orden constitucional.” (39)
PRESIDENCIA DE LUIS CORDERO
El 1 de
julio de 1892 asume el mando de la República el Dr. Luis Cordero.
Con
fecha 3 de agosto de 1892, el Congreso de la República, a mas de autorizar el traslado
de los restos del general Francisco Salazar a Quito, dispone la erección de un
monumento y la colocación de una placa que diga: “Al general Salazar
regenerador de la milicia ecuatoriana, el Congreso de 1892”.
El 20
de octubre, considerando “que por especial favor de la Providencia, se hallan
en paz todas las provincias de la república”, mediante decreto ejecutivo se
levanta el estado de campaña en que se ha conservado el ejército por muchos
años.
37. Tomado
del “Diario Oficial” de la fecha.
38. Idem
39. Idem
El 14
de marzo de 1893, el Presidente de la República decreta la reorganización de la
guardia nacional, considerando la nueva división territorial que contempla la
creación de parroquias. En base a ello, en cada una de las provincias, conforma
unidades tipo batallón, regimiento o brigada,
de acuerdo al arma, con los ciudadanos
vecinos de cada parroquia.
El 5 de
diciembre, el Presidente asume todas las facultades extraordinarias, las mismas
que podían ser delegadas a los gobernadores de las provincias. Consecuente con
ello, el 6 de diciembre declara al ejército en campaña. Todo lo anterior como
resultado de acontecimientos sucedidos en Quito y Guayaquil, en contra de la Legación
del Perú, en la cual se procedió a arrebatar el escudo y bandera del Perú y
arrastrarla por las calles, en repudio al tratado Herrera-García, el mismo que
no fue aprobado por el Congreso, y en respuesta al agravio sufrido por la Legación
ecuatoriana en el Perú, traducida en la quema de los símbolos patrios.
El 23
de enero de 1894, se acepta la mediación de los representantes de la Santa Sede
y de Colombia, a fin de analizar y proponer soluciones al impase; entre otras
se plantea la posibilidad de separar de sus cargos a los funcionarios que
actuaron y dejaron hacer en sus respectivos países, a fin de llegar al “olvido
mutuo” de las ofensas irrogadas, disponiendo la pronta recepción oficial y
amistosa de los respectivos ministros diplomáticos; o que, sin más disputa
sobre el orden cronológico y diferencia de las satisfacciones, manden saludar
simultáneamente por una compañía de línea los respectivos pabellones
nacionales, izados en las legaciones. Mediante sendas comunicaciones cursadas
entre los dos gobiernos, se dispone que en cada uno de los países, se dé la
baja a los soldados que nacidos en Ecuador o en Perú, se encuentren en unidades
militares de los dos países.
El 14
de marzo se restablecen las relaciones diplomáticas. El gobierno nacional
declaró insubsistente el proyecto de tratado Herrera-García, por el hecho mismo
de no haber recibido incondicional aprobación de la legislatura peruana, y
dispone que pase a conocimiento del Real Arbitro, con arreglo a la convención
Espinoza- Bonifaz, celebrada en agosto de 1887. El Presidente de la República
pone a consideración del Congreso el 10
de junio de 1894, los pormenores del tratado para su resolución.
En su
mensaje a la nación en junio de 1894, el Presidente Luis Cordero, al hablar de
las fuerzas armadas dice:
“Los
pocos cuerpos de línea que guarnecen esta capital, Guayaquil, Riobamba, y otras
ciudades, han merecido, en estos dos años, el aprecio y gratitud del gobierno,
por su conducta digna de todo encomio, la que os recomiendo expresamente,
contraponiendo mi justo elogio a la sistemática animadversión con que denigran
al soldado de la patria, los pocos individuos que lo consideran como obstáculo
para la realización de ciertos planes”.
“En
cuanto a nuestra escuadra, bien sabéis que, haciendo convenientes reparaciones
en sus pocas naves y armándolas mejor, la hemos tenida lista para toda
emergencia, y ocupada, entre tanto, en vigilar las costas ecuatorianas con el
cuidado que siempre, garantizando, a par del ejército, la tranquilidad y el
orden de la República”. (40)
En su
discurso se hace conocer que la contribución a la defensa del país, por parte
de los ciudadanos alcanzó a 400.000 sucres, empleados en la compra de armamento
y munición; asimismo, se habla del funcionamiento de una Escuela Militar de telegrafía,
con treinta alumnos, a pesar de que sobre dicha creación no hay documento
oficial. De igual manera se hace conocer de la construcción del fuerte “Punta
de Piedra” en la ciudad de Guayaquil, para defensa de la ciudad.
Con
fecha 25 de julio de 1894, el Congreso, considerando que su similar del Perú no
ha dado su aprobación al proyecto de tratado Herrera- García, declara
insubsistente dicho tratado.
El 25
de agosto, el Ministro de Guerra y Marina, con el conocimiento del Presidente
de la República, autoriza al cónsul del Ecuador en Colombia, celebrar un
contrato con el Sr. Gastón Lelarge, ingeniero residente en ese país, para que
el mencionado ingeniero se haga cargo de la instrucción militar de Infantería y
Caballería del ejército, con las nuevas modificaciones de la táctica alemana,
además, para dirigir una escuela de guerra que establecerá el gobierno, compuesta
de los jóvenes más inteligentes del ejército, destinada a los estudios de
fortificación de plaza y de campaña, topografía, telegrafía, construcción, balística
y artillería racional. Se hará cargo de la construcción de todas las
fortificaciones que el gobierno juzgue necesarias para la defensa nacional. Se
ocupará de dar instrucción práctica sobre cargas de caballería, escoltas y
exploraciones, francos tiradores. Se dispone que el contrato se haga por dos
años, con un sueldo mensual de trescientos cincuenta sucres. A pesar del
esfuerzo realizado por el general Francisco Salazar, es notable la falencia de
instructores especializados dentro del ejército, lo que determina esta
contratación que a todas luces resulta
inusual.
Por
primera vez se legisla sobre los viáticos que deben recibir el personal del
ejército, cuando salen de su lugar de residencia; se fija en una ración diaria
de su clase y el abono de los bagajes señalados por la ley para las marchas,
sin descuento de sus sueldos.
Se
dispone la creación de una comisión mixta compuesta de dos militares y un
abogado, para que tomen a su cargo la reforma del Código Militar y la
codificación de todas las leyes relativas al ejército. Se decreta la
organización de una batería mas, agregada a la brigada de campaña de Artillería,
sin que ello signifique un aumento del pie de fuerza señalado por la ley.
40. Tomado
del “Diario Oficial” de la época.
El 19
de diciembre se publica por primera vez, en el periódico oficial, la excitación
por parte del Ministerio Fiscal de la Corte de Justicia, para averiguar sobre
el hecho denunciado por la prensa de Guayaquil, respecto a la compra y venta
del buque “Esmeralda”.
La
guerra chino-japonesa había puesto al Japón en la necesidad de armarse, del
modo que fuere. Muchos países habían declarado su neutralidad en el caso, y
entre ellos Chile, a quien Japón quería comprar un crucero. La declaratoria de
neutralidad le ponía a Chile en la imposibilidad de realizar el contrato.
Entonces se recurrió a un medio, al parecer muy sencillo: rogar a un país
hermano hiciera de vendedor; este país era Ecuador.
Los
intermediarios para llegar al contrato fueron Caamaño, su amigo Luis Noguera,
cónsul en Chile, quien con la participación del Ministro de la Marina chilena,
luego de varias formalidades, hicieron la doble transferencia: el Ecuador
compraba un barco de guerra a Chile, y el Ecuador vendía un barco de guerra a
Japón. El problema se produce al zarpar la nave desde Valparaíso, con la
bandera ecuatoriana, pasando por Galápagos, hasta llegar a Yokohama, donde
entró el “Esmeralda” a formar línea con la flota japonesa.
El
mensaje telegráfico remitido por el cónsul del Ecuador en Nueva York, don
Modesto Solórzano, dirigido a José María Plácido Caamaño, ex Presidente de la República,
ahora de Gobernador de Guayaquil decía: “Flint propone en nombre del gobierno
de Chile que el gobierno del Ecuador tome bajo su nacionalidad el buque de
guerra “Esmeralda”, para conducirlo directamente a Honolulu, donde la
nacionalidad se cambiara de acuerdo con las instrucciones que se darán por el
gobierno del Ecuador. En consideración al servicio, Chile ofrece al Ecuador
completo apoyo moral y materiales de guerra en caso necesario. Consulte
inmediatamente al gobierno de Quito para enviar instrucciones al cónsul del
Ecuador en Valparaíso”.(41) Otro mensaje “Traduzca con mucho cuidado. Flint
ofrece 2250 libras en privado para nosotros. Procure conseguir resultado
favorable”. Finalmente Caamaño telegrafió a Solórzano: “Conteste a Flint que
tengo mucha dificultad con las autoridades de Quito, y usted procure obtener la
recompensa. Contésteme.” (42) La recompensa fue ofrecida ser entregada cuando
el buque llegue a Honolulu.
Luis
Cordero finalmente autorizó la negociación, mediante telegrama enviado al
gobernador del Guayas. Se firmó el contrato en Nueva York, el 23 de noviembre
de 1894. La comisión de Caamaño ascendió a cuatro mil libras esterlinas.
Caamaño fugo del país luego del manifiesto en el cual aceptaba su culpabilidad.
No se conoce si recibió o no la comisión pactada.
Cordero
fue acusado de peculado, de contrabando, de anti patriotismo, de traición a la
soberanía y más delitos. Caamaño confesó la verdad del hecho, demostró que ni
personal ni oficialmente había peculado alguno de por medio, asumió su
responsabilidad.
41. Tomado
del “Diario Oficial” de la época.
42. Idem.
La
oposición política persiguió a Cordero hasta su destitución, producto de la
cual se inicia el periodo liberal. La llamada “Venta de la bandera”, un
servicio prestado a Chile se convirtió en el argumento de lucha de la oposición.
Un acto abusivo del gobernador del Guayas, dio pretexto a un abuso de Chile, y
trajo como consecuencia, un tumulto en la política ecuatoriana.
El 21
de diciembre, atendiendo las circunstancias de conmoción que vive la República,
se declara una vez más al ejército en campaña.
El 3 de
enero de 1895, la Corte de Justicia pide
se le haga conocer si ha sido suspendido del cargo el cónsul del Ecuador en
Valparaíso, a lo cual se contesta que con fecha 22 de diciembre se dispuso al
gobernador del Guayas comunicara al expresado cónsul, la suspensión de su cargo
y su separación. Igualmente se informa que además se ha ordenado la suspensión
del cónsul general en Nueva York, por creerlo complicado en el asunto del buque
“Esmeralda”.
“Se ha extraviado el concepto público -dirá
Luis Cordero- en cuanto al odioso asunto del buque de guerra “Esmeralda”. No ha
incurrido mi gobierno en culpa alguna
que con razón pueda imputársela: sus actos fueron lícitos; sus intenciones
rectas. Pero el voto dominante en la República es el que debo dimitir; y como
tengo por máxima inconcusa la de que no es republicano gobernar contra la
opinión, voy a dejar la presidencia, cumpliendo con lo que me parece un deber”.(43)
El 16
de abril de 1895, el Presidente de la República presenta la renuncia de su
cargo al Consejo de Estado, con el fin de que “el orden se consolide y no siga
corriendo sangre de hermanos, en una bárbara contienda civil”. En su mensaje a
la nación, entre otras cosas dirá: “Corromper a algunos cuerpos de nuestro
brillante ejército, con mengua de la honra militar del Ecuador, nunca más
aquilatada que en la época presente, es uno de los inmorales recursos a que
apela, sembrando de nuevo para lo porvenir el funesto germen de las conmociones
de cuartel, que ya teníamos por fenecidas”.(44)
Con su
renuncia, culmina el periodo denominado “Progresista”, el mismo que no pudo ser
ni liberal, ni conservador: “Somos conservadores como los conservadores de
todas partes, menos como ellos, que no son conservadores, sino enemigos del
progreso, y que no quieren ningún ensanche de la libertad civil y política. Si
vosotros, los partidarios del statu quo, os arrogáis el titulo exclusivo de
conservadores y no admitís en vuestra comunión política otra fórmula que el
statu quo, nosotros no somos de los
vuestros, porque somos progresistas. Nuestra divisa es: desarrollo gradual de
la libertad civil y política con arreglo al progreso de los tiempos, y
aplicación de los principios liberales de la economía política moderna.
43. Tomado
del “Diario Oficial” de la época.
44. Idem.
Experimentamos
cierta repugnancia a mezclar los asuntos religiosos en nuestras discusiones
políticas. Amamos nuestra religión católica más que nuestra existencia y que en
todo y por todo nos sujetamos a las decisiones de la iglesia”.(45)
Desde
el mes de marzo, hasta la renuncia del Presidente en el mes de abril, los
hechos de armas que se producen son impulsados por Camilo Ponce Ortiz. El
intento de golpe de Estado se produce por la sublevación de la columna “Victoria”
de la guardia nacional, en Ibarra, y el levantamiento del batallón “Flores” en
Quito.
En Ibarra
se combatió el 26 de marzo, al frente de los llamados revolucionarios
estuvieron, entre otros, Ponce, Villareal, Landázuri, Gallegos, Daste. Las
fuerzas del gobierno combatieron con un regimiento de Caballería, una compañía
del batallón 22 de la guardia nacional, y una columna formada por voluntarios,
entre otros, Fidel López, Antonio Jijón, Facundo Acosta, bajo el nombre de
“Leales del Norte”. Estas mismas fuerzas se volvieron a encontrar en la ciudad
de Tulcán, el 6 de mayo, fecha en la cual quedaba derrotado el alzamiento
liberal.
El 10 y
11 de abril, en la ciudad de Quito, el sublevado batallón encabezado por el mismo
Camilo Ponce, se enfrenta con la artillería de campaña, los soldados de la
guardia nacional de San Roque y con un grupo de cadetes del Colegio Militar. Al
mando de las fuerzas del gobierno estaba el general José María Sarasti, Ministro
de Guerra y Marina del gobierno de Luis Cordero. Como comandante del distrito
de Quito venía actuando el coronel Modesto Burbano. Las fuerzas del gobierno
controlan el orden.
Asume
el ejercicio del poder, Vicente Lucio Salazar, en su calidad de Vicepresidente
de la República, el 16 de abril de 1895. El 20 de abril se convoca a elecciones
a realizarse entre el 17 y el 20 de junio. Un decreto posterior cambia la fecha a los días 28 al 31 de mayo.
Mediante
decreto de 31 de julio de 1895, se procede a borrar del escalafón militar a
varios oficiales del ejército por haberse pasado a las filas de la revolución
liberal, se les hace conocer que serán pasados por las armas al momento de su
detención. El 8 de agosto se vuelve a decretar la separación de nuevos
oficiales y tropa por haberse unido al caudillo Eloy Alfaro. El Ministro de
Guerra y Marina José María Sarasti al frente de varias unidades militares,
desde Riobamba hacia el Sur enfrenta a los revolucionarios de Eloy Alfaro.
La división
de Guayaquil, compuesta de 1.100 hombres que componían la columna “Vinces” y
los batallones “Pichincha” y No 3, a más de la Artillería con 400 hombres y la
columna “Guaranda” con 100 hombres partieron
con dirección a Guaranda. En Guamote estaba Eloy Alfaro comandando a sus
tropas. Desde Quito habían partido los batallones “Constitución” y “Sucre”; a
ellos se sumaron el batallón “Patria”, el “Imbabura”, la columna “García Moreno”
y el batallón “Quito”. La revolución liberal había llegado al cenit de su proceso de lucha, cuya duración se extendió
por aproximadamente doce años y que culminó con la toma del poder por parte del
general Eloy Alfaro.
45. Tomado
del “Diario Oficial” de la época.
A MANERA DE CONCLUSION:
· En
la historia de la patria está la historia de sus fuerzas armadas, así lo
confirma este tercer periodo denominado garciano, en el cual se incluyen los
gobiernos de Jerónimo Carrión y Javier Espinoza, dominado por un solo personaje,
Gabriel García Moreno. Diseñó un plan de acción nacional, cuyos capítulos
fundamentales fueron la disciplina, la organización económica y la búsqueda de
nuevos caminos morales para el futuro de la patria; los dos primeros marcaron
su figura de gran gobernante, el tercero lo identificó como el gran tirano. Su
muerte, como diría Rodó, “fue un crimen heroicamente inspirado pero inútil como
casi todos los de esta especie, y más que inútil, funesto”.
· Para
las fuerzas armadas y específicamente para el ejército, fue sin lugar a dudas
el inicio de su organización, luego de dos periodos, el Floreano y el Marcista,
en los cuales la herencia extranjera de su nacimiento marcó su actividad.
Prácticamente, la organización dada en 1860 permanece con pequeños cambios
hasta la llegada de la revolución liberal y con ella la presencia de la misión militar
chilena en la reestructuración de las fuerzas armadas.
· Fueron
importantes los esfuerzos realizados en la conformación de sus reservas, a
través de la organización de la guardia nacional, como importantes fueron los
esfuerzos para la implementación de las escuelas de formación de oficiales del
ejército y de la marina, lamentablemente, todos ellos frenados por la vorágine
política que dejó sin piso las buenas intenciones. Desde la óptica política, se
vio a la institución como la única herramienta
adecuada para zanjar las diferencias ideológicas en los campos de batalla
nacionales, en los cuales se dilapidaron los fondos del estado y se
sacrificaron los recursos humanos en un número que sobrepasa cualquier
enfrentamiento internacional, desde esa época hasta la presente fecha.
· No
se pudo, a pesar de las buenas intenciones, delinear una política de defensa
nacional que hubiese frenado las intenciones expansionistas del Perú, que nacieron
desde la formación de la República y que aún permanecen latentes en el convivir
internacional. En el intermedio, dos conflictos internacionales con Colombia,
ambos desastrosos para las armas nacionales, debido a la improvisación en la
preparación de las fuerzas y en la logística militar.
· Las
figuras militares descollantes en el periodo garciano, que trascendieron y
brillaron con luz propia en los acontecimientos de la vida nacional, son sin
lugar a dudas, los generales José María Urbina y Francisco Javier Salazar.
· José María Urbina, perteneciente a la casta de
los próceres y libertadores dominó por largos treinta o cuarenta años,
imponiendo y defendiendo su ideología liberal desde fuera o desde dentro de los
linderos patrios, invadiendo y
comandando los ejércitos revolucionarios o constitucionales. Figura singular de
este caudillo que ha ido ganando sitio conforme el tiempo ha pasado sobre la
historia: Libertó esclavos, redimió indios, dio que hablar a moros y
cristianos; fue elogiado y vituperado al mismo tiempo, apasionadamente. Es de
los forjadores de la nacionalidad ecuatoriana. Antonio Lloret Bastidas lo
define en forma magistral: “Marino y militar, político y diplomático,
conspirador y revolucionario, legislador y buen orador parlamentario;
talentoso, invencionero, audaz demagogo e ingenioso personaje de salón y de
cuartel; leal y desleal al mismo tiempo, conforme el péndulo del reloj político
y militar marcaba la hora de los sucesos trascendentes. Con la conspiración bajo
el brazo logró proclamarse jefe supremo. En términos justos, la historia
ecuatoriana tiene en el general José María Urbina a uno de los personajes más
importantes de todos los tiempos”.
· Francisco
J. Salazar cuya actuación descollante se manifiesta en este resumen de la
historia de las fuerzas armadas, durante el tercer periodo de la historia
nacional, es de los más importantes referentes del ejército nacional. El
Hermano Miguel al incorporarse como miembro de la Academia de la Lengua y al
ocupar la silla del general Francisco Salazar, hizo su elogio y dijo que “era
capaz de llenar con su merito este sillón en que brillaban las estrellas del
general y la espada de guerrero, las borlas de doctor y las condecoraciones de
diplomático, la majestad de ministro y la aureola de literato; tanto es lo que
con su muerte habéis perdido a trueco de lo nada que ganáis con mi persona”.
Hombre
culto por excelencia, militar formado académicamente en el exterior, visionario
de un ejército dedicado al cumplimiento de su misión fundamental, la defensa de la
soberanía nacional. Con claro conocimiento de la ciencia y del arte de la
guerra, impulsó vigorosamente, desde los diferentes puestos de mando dentro y
fuera de la institución, la capacitación permanente de oficiales para que hagan
un uso adecuado de la táctica y estrategia militar al momento de dirigir las fuerzas
en combate, administren con inteligencia la logística militar en apoyo de las operaciones
militares, y respeten las leyes y reglamentos como base fundamental de la
disciplina militar.
Sus
obras y sus acciones estuvieron dirigidas a ese objetivo; sin embargo, la
política, promotora de las luchas intestinas a lo largo de este periodo de la
historia nacional, le convirtió en actor principal de verdaderas batallas, en
las que participaron miles de hombres, se emplearon enormes cantidades de
recursos materiales y se perdieron vidas valiosas en mayor número que cualquier
otro conflicto internacional en que haya participado el Ecuador. Las fuerzas
armadas le deben al general Francisco J. Salazar, un reconocimiento a su labor
en beneficio de la patria ecuatoriana. Su influencia en la vida del estado
ecuatoriano fue igual o mayor a la ejercida por el general José María Urbina.
· El
cuarto periodo en la historia nacional, denominado como “progresismo” se inicia de la mano de uno de
sus mentalizadores, el Dr. Antonio Borrero Cortázar, figura seria de la
historia nacional, respetuoso de la ley, desde sus inicios, cuando estuvo a
cargo de la conducción política y doctrinaria del Azuay; se interrumpe con
Ignacio de Veintemilla, ocupando una presidencia constitucional amañada por una
Asamblea mercenaria y una dictadura palaciega, que fueron un oprobio para la
historia del país. La dictadura se convirtió en un naufragio, en manos mercenarias
las gobernaciones, las Cortes de Justicia, los Consejos, la educación pública;
es decir, el retorno de la anarquía como en años anteriores, agravados por la
dilapidación de los fondos públicos. La obra suntuaria de la dictadura fue la
construcción del teatro Sucre de Quito.
· En
el campo militar, dos campañas, ambas sangrientas, enfrentando a miles de
hombres nacidos en la misma tierra; la primera de los “regeneradores” de
Veintemilla, contra los “constitucionalistas” de Borrero, confluyendo en el
corazón de la patria, Riobamba y Guaranda, convertidos de toda la vida, en el
centro estratégico a conquistar por parte de los contendientes. “Galte” y “Los
Molinos”, los nombres de los escenarios; Babahoyo-Riobamba-Guaranda;
Quito-Ambato-Guaranda; y, Cuenca- Alausí-Guaranda, los ejes de avance de las
fuerzas. La segunda, de los “restauradores” llevada a cabo en dos momentos: el primero con
combates en Riobamba y posterior toma de Quito; el segundo, la toma de
Guayaquil, planificado en todas sus fases, desde la coordinación de los
diferentes ejércitos que llegaban desde Manabí, Machala, Cuenca y Quito, hasta
la conformación de unidades logísticas, utilización de la reserva activa, y la
participación de mediadores internacionales para la solución del conflicto.
La campaña de la “restauración” unió el verbo de Juan Montalvo y los ejércitos
conservador y liberal de Alfaro, Sarasti y Salazar, combatiendo juntos, por
esta sola vez, hasta la derrota final de Veintemilla. Su mayor error, el haber
dejado de lado al ejército liberal alfarista, luego de terminada la campaña de
la “restauración”, obligándole a su licenciamiento. El hecho provocó la
resistencia armada de Eloy Alfaro, que se inicia en la costa ecuatoriana y toma
dimensión nacional, y que se conoció luego como “la alfarada”, que combatió sin
tregua, con verdadero fervor, a los gobiernos de Caamaño, Flores y Cordero.
· José
María Plácido Caamaño cierra esta etapa de transición para dar paso enseguida
al “Progresismo”, movimiento político que se distingue por el florecimiento
intelectual alrededor de las academias. Plácido Caamaño, que se definió como
liberal, pero que gobernó como
conservador, hizo un gobierno tolerante y conciliatorio, se avanzó en las obras
públicas, se inauguró el telégrafo; se reabrió la Universidad de Quito, tomó
impulso la Filantrópica del Guayas y la escuela de artes y oficios de Quito.
Teodoro Wolf recorría el país descubriendo los encantos de su geografía.
· El
gobierno de Antonio Flores también fue tolerante y respetuoso de las leyes, permitió libertad de expresión a
través de la prensa, con personajes como Mera, Modesto Espinoza, José Peralta y
su periódico “El Constitucional”; un notorio florecimiento del arte con figuras
que dieron prestigio: Joaquín Pinto, los Salas, Luis A. Martínez, Pedro Fermín
Cevallos, González Suárez, el Hermano Miguel. Entre sus buenas intenciones
estuvo el tratado Herrera- García, el mismo que pudo haber servido de pórtico
al laudo arbitral de España, que Flores quería apurarlo para abrir el camino de
arreglo a la deuda externa con los ingleses. El tratado terminó en el fracaso
cuando fue a parar a manos del imperialismo peruano.
· Luis
Cordero elegido en medio de una batalla política entre conservadores y
liberales, agitada por una prensa vocinglera. Entre los candidatos estuvieron
Pedro Carbo, el permanente “patriarca” de Guayaquil y Camilo Ponce Ortiz, conservador
extremista que iba por su tercera o cuarta postulación. Con Cordero se inició
la agonía del progresismo. Pesó mucho la influencia de Caamaño. Tuvo éxitos
notables en el campo de la educación. En el campo internacional, la anulación
del tratado Herrera-García puso de manifiesto la desleal actuación del vecino
Colombia. La estocada final de su mandato fue la llamada “venta de la bandera” con el buque
“Esmeralda”.
· A
lo largo de estas presidencias, luego del asesinato de García Moreno, la institución
armada permaneció aletargada, con cambios insignificantes en su pie de fuerza,
que por obligación, más que por convenir a los intereses profesionales, se
encargaban los congresos de cambiarla cada año o cada dos, adecuando su
organización a las necesidades de combatir a las montoneras de Alfaro, mediante
la creación o supresión de las llamadas “columnas”, en las cuales se
incorporaba a la reserva activa de la guardia nacional. De alguna manera se
trató de evitar que el ejército permanente realice funciones policiales,
asignando de la guardia nacional un personal que se encargue de esta importante
labor. De por medio se dio el combate de “Jaramijó”, considerada como una
odisea marítima que se cuenta entre las más celebres de nuestra historia.
· Finalmente,
la controversia alrededor de la figura de García Moreno, eje central de la
política nacional, desde su asunción al poder, hasta el advenimiento de la
revolución liberal, será difícil que
termine alguna vez; tal es su influencia, que su sombra se dilata entre los
estamentos en donde habitan el despotismo, el crimen y la muerte y los otros
donde están la indiscutible majestad de sus cualidades positivas y desde luego
la suma de sus virtudes como constructor, magistrado y conductor. Dentro de su
personalidad hay simas a las cuales es peligroso bajar y cimas a las que
también es difícil subir.
BIBIOGRAFIA:
· Ayala Mora Enrique.-
Reivindicación de Urbina.- El Comercio.- Quito 1989
· Andrade Galindo Hernán y Tapia
Amilcar.- Documentos para la historia de la Escuela Militar.- Centro de
Estudios Históricos del ejército.- IGM.- Volúmen 2.-1991.
· Cevallos García Gabriel.-
Historia del Ecuador.- Gráficas Hernández.- Cuenca 1987.
· Consejo Provincial de
Pichincha.- El Provincial.- Año III, Número 7.- Editado en El Comercio. Junio
de 1981
· Hinostroza Darío Tcrnl..- La
Victoria de Guayaquil: triunfo del honor y la dignidad nacional.- Revista de
las Fuerzas Armadas.- Mayo de 1980.
· López Gerardo.- Síntesis de la
Historia de la República.- Segunda edición
· Lloret Bastidas Antonio: El
Ecuador Republicano de 1830 a 1895.- Obra inédita.
· Lloret Bastidas Antonio.-
ROBERTO ANDRADE: El atormentado por la libertad.- Casa de la cultura
ecuatoriana. Núcleo del Azuay. Cuenca –Ecuador.- 1953.
· Macías Núñez Edison TCrnl.- El
Ejército ecuatoriano y su presencia protagónica en la vida republicana del
siglo XIX.- Tomo 3.- Centro de estudios históricos del Ejército.-Volumen 21.-
2007.
· Millet Allan y Maslowski.-
Historia Militar de los Estados Unidos.-Por la defensa común.- Editorial San
Martín.
· Ortega Eudoxio.- Manual de
Historia General del Perú.- 4ta edición corregida y aumentada.- Ediciones
populares Los Andes.- Lima –Perú.
· Pattee Ricardo.- Gabriel García
Moreno y el Ecuador de su tiempo.- Editorial Jus.-1944
· Pareja Diezcanseco Alfredo.-
Historia de la República.- I Tomo.- 1974.-
· Pérez Ordoñez Diego.- LA CARTA
NEGRA: Suplemento dominical de El Comercio.-12 de septiembre de 1993.-
· Romero y Cordero Remigio.- El
Ejército en cien años de vida republicana.- Biblioteca ecuatoriana. Octubre de
1980.
· Salazar Alvarado Francisco.-
García Moreno y el General Salazar.- Editorial ecuatoriana.- 1975.
· Salazar Alvarado Francisco.-El
General Francisco Javier Salazar Arboleda.- El Comercio.- Quito
· Sánchez Bravo Mariano Capitán
de Fragata.- Historia marítima del Ecuador.- Tomo IX.- Primera parte. La
República 1861-1883.- INHIMA 2.000.
No hay comentarios:
Publicar un comentario