INGENUIDAD, POLITIQUERÍA Y NEGOCIADO
A
la memoria de Antonio Lloret Bastidas, Cronista Vitalicio de Cuenca
Gral.
Patricio Lloret Orellana
ANTECEDENTES
La guerra Sino-Japonesa:
La Primera Guerra Sino-Japonesa se inicia el primero de agosto de 1894, en el mar de la China Oriental, por causa
de los Tung-hak coreanos. (Esta nación se veía muy encaminada hacia una
independencia soberana, y ningún poder occidental estaba preparado para apoyar
su independencia, lo cual dejó vía libre al Japón). En chino se la conoce como
“Guerra Jiawu”, por haber ocurrido en el año chino que lleva ese nombre.
Culminó en marzo de 1895 con la victoria del ejército japonés y la firma del
tratado de Shimonoseki, mediante el cual, China acepta la cesión de Taiwan, las
Islas Pescadores y Liaodong. En este conflicto no dejaron de estar presentes la
mayor parte de las potencias europeas que se movían por toda el Asia en busca
de grandes intereses.
El contingente chino, conocido como el ejército de Beiyang alcanzaba los
630000 hombres, incluido su Marina de Guerra, enfrentándose al ejército
imperial del Japón de 240000 hombres y su Armada con doce buques, una fragata,
22 barcos torpederos.
Un año antes de producirse la guerra, Tokio ya estaba preocupado de la
presencia de naves rusas en aguas cercanas a su límite marítimo; por ello,
inició conversaciones con Inglaterra, para mejorar su flota con unidades
usadas. Dispuso a todas sus embajadas la búsqueda de buques rápidos,
especialmente cruceros. Chile asomó en la lista de países que tenían en su
Armada este tipo de nave.
El Crucero “Esmeralda”:
Esmeralda
Izumi
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Historial
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W.G.Armstrong, Mitchell and Co. Ltd., de Low Walker, Inglaterra
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Tipo
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Puesta en grada
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5 de abril de 1881
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Botado
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6 de junio de 1883
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Asignado
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16 de octubre de 1884
: 1895
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Baja
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15 de noviembre de 1894
: 1 de abril de 1912
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Destino
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Vendida a Japón.
: Desguazado
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Características generales
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2.950 t
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82,35 m
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12,8 m
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5,64 m
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Armamento
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• 2 ametralladoras Gatling.
• 2 ametralladoras Gardner.
• 5 ametralladoras Hotchkiss de 37 mm.
• 2 cañones de 6 lbs.
• 6 cañones de 6"/22
• 2 cañones de 10"/20
• 3 tubos lanza torpedos 14"
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Propulsión
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Máquinas
horizontales de doble expansión
12 calderas
2 hélices
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6.083 HP
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Velocidad
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18,3 nudos (33,82
km/h)
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Tripulación
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300
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La evolución de la guerra naval en Chile tiene su punto de partida en la
Guerra del Pacífico, que enfrentó a esta nación, con Perú y Bolivia. La
velocidad del “Monitor Huáscar” y de “La Unión”, de la Armada peruana, pusieron
en serios aprietos a las fragatas chilenas. Luego de esta experiencia, la
Armada chilena ya empezaba a considerar la posibilidad de constituir una fuerza
pequeña pero de gran velocidad e independencia; por ello, encargó la
construcción de este navío que cumpla con estas condiciones y pueda fortalecer
la flota que se había desgastado en las operaciones contra el Perú.
El crucero protegido “Esmeralda”
fue lo más avanzado en buques de guerra. Fue el primer crucero acorazado que
cambió el concepto de buque veloz y poderosamente armado. Su compra fue
financiada a través del aporte popular, aprovechando el prestigio ganado por la
segunda “Esmeralda” en el combate naval
de Iquique.
LOS
ACTORES
El presidente
Cordero:
El Dr. Luis Cordero
Crespo nació en Surampalti, en la parroquia Déleg, perteneciente al cantón
Azogues, provincia del Cañar, el 6 de abril de 1833. Sus
padres fueron Gregorio Cordero Carrión, agricultor y comerciante, y Josefa
Crespo Rodríguez. La educación primaria la recibió en su hogar; ingresó al
colegio Seminario Conciliar de Cuenca, del cual fue posteriormente su Secretario
y profesor de gramática, filosofía, matemáticas y humanidades.
Estuvo casado con Jesús Dávila
y Heredia de quien enviudó antes de ejercer la Presidencia de la República.
En segundas nupcias se casó con la quiteña Josefina Espinosa Astorga en 1896.
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En 1861 se graduó de maestro en filosofía y obtuvo el
grado de doctor en derecho en la universidad de Quito en 1865. En este mismo
año se incorporó como abogado ante la Corte Superior de Cuenca. Miembro
de la Sociedad de Buenas Letras de Sevilla, Miembro Correspondiente de la Academia
Española, de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, de la Sociedad de Ciencias y
Bellas Artes de San Salvador, de la Academia de Jurisprudencia de Madrid, de la
Academia de Abogados del Azuay, Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario en Chile. Hablaba y escribía el quichua y publicó un diccionario
Quichua-Español, Español-Quichua, premiado con la Gran Medalla de Oro en la
exposición internacional de Madrid en 1892. (1)
Gerardo Nicolás López.- Síntesis de la historia de la República.- 1980
En la crisis de 1859
combatió contra Guillermo Franco y a favor del gobierno provisorio de Quito.
Diputado por Azuay en 1867, propuso la creación de las universidades de Cuenca
y Guayaquil, y fue el único representante que no ratificó la elección de Javier
Espinosa, por haber sido impuesta. El Gobernador de Cuenca don Carlos Ordoñez lo desterró a Loja bajo la falsa acusación de
haber apoyado el golpe del general José Veintemilla contra García Moreno en
Guayaquil.
En la campaña de la
Restauración, armó con su dinero una columna de 100 hombres y la comandó para
favorecer el avance del general Francisco Javier Salazar a Riobamba y Quito. Integró
el pentavirato del gobierno provisorio desde febrero de 1883. Fue Senador por
Cañar en 1885 y presidió el Senado en 1891. Fue Rector de la Universidad de
Cuenca desde 1910 hasta su muerte ocurrida en Cuenca el 30 de enero de 1912.
“Fue uno de los fundadores de la poesía
Mariana y si es verdad que no puede considerárselo como poeta mariano
propiamente dicho, de su estro, pero más aún, de su pedagogía literaria,
arranca una tradición que ha de lograr mantenerse incólume por muchos años, y
con ser el fundador, fue el portalira de un romanticismo batallador y a la vez
de un romanticismo religioso de aires tranquilos y claros” dirá de él, el
Cronista de Cuenca, Antonio Lloret Bastidas.
Ni conservador ni
liberal dice Gabriel Cevallos García sobre Cordero, es decir, no lo quiere
ubicar entre los conservadores garcianos, inventados por Ponce Ortiz, ni
liberal encasillado en el pensamiento de Urbina o Veintemilla. Siempre se
refugió de la persecución política o eclesiástica, en el agro, es decir, en su
hacienda de Deleg.
Faltaba más de un año
para que Antonio Flores terminara la presidencia de la República, cuando vecinos de Azogues y Cañar presentaron la candidatura del general
Francisco Javier Salazar, Ministro del Interior y de Relaciones Exteriores. Lo
presentaron como candidato del Partido Nacional o Progresista. La candidatura
de Salazar, militar distinguido y civilista, fue bien recibida, pero Salazar
murió de fiebre amarilla en Guayaquil. Era septiembre de 1891. En forma
inmediata, José Plácido Caamaño propuso el nombre de Luis Cordero.
Apoyaron su candidatura los progresistas, algunos liberales, especialmente de Guayaquil, por la
influencia que tenía sobre ellos Caamaño, los mandos del Ejército y la mayoría
de empleados y funcionarios del Gobierno. El candidato de los conservadores fue
Camilo Ponce Ortiz, “El Patriarca”. Lo apoyaban su numerosa e influyente
familia, la Iglesia y connotados liberales y radicales de Quito especialmente.
Las elecciones tuvieron lugar en los días 10, 11, 12 y 13 de enero de 1892. Se
supo el resultado de ellas el 8 de febrero: Cordero obtuvo 36357 votos; Ponce,
26321.
Fue Presidente
de Ecuador desde el 1 de julio de 1892 hasta el 16 de abril de 1895. Sus vicepresidentes fueron Pablo Herrera (hasta enero de
1894) y Vicente Lucio Salazar (hasta el 16 de abril de 1895). Salazar fue Presidente
en ejercicio entre el 16 de abril y el 5 de junio del mismo año.
Muchos historiadores le
consideran a Luis Cordero un antimilitarista. Sus actos y su comportamiento con
las Fuerzas Armadas demuestran lo contrario.
“Hombre creyente,
hombre de fidelidad a su Dios y a su Iglesia, sumisa persona que enciende su
fuego en el hogar donde arde y alumbra la Buena Nueva, intelectual cuyos
senderos se marcan sobre el suelo temporal de su caminar con destellos de
evangélica verdad, hombre con quien la ortodoxia de su entendimiento es
inseparable de la ortopraxia de su voluntad y de las manifestaciones de ella en
la vida pública y en la vida privada” (2)
Gabriel Cevallos García.- Colección Tomebamba.- Cuenca.- 1982
José
María Plácido Caamaño
Como fruto de la Convención Restauradora es elegido para el cargo de Presidente de la República para el periodo
1884-1888. Se constituía como el primer presidente progresista, después de que
dicha doctrina se formara desde 1875 en la ciudad de Cuenca. Agricultor y
comerciante, graduado en Jurisprudencia y enrolado en la política, asomó como
parte del pentavirato de Quito junto a Luis Cordero. Estando en Lima, se
sorprendió cuando recibió la noticia de que en su país había sido nombrado como
Presidente de la República.
En su gobierno nació lo que se denominó “La Argolla”, es decir, alto
nepotismo de la familia Flores-Caamaño. La “montonera” de la Costa no le dejó
nunca en paz durante su mandato. Al mando del general Reinaldo Flores, su
pariente político, se dio el combate naval de Jaramijó, en el cual, el “Alajuela”
que cambiado de nombre a “Pichincha” ardió en llamas en las costas de
Esmeraldas, logrando salvarse milagrosamente el caudillo liberal Eloy Alfaro.
Le
pusieron por mote el de “treintamillas”, por considerarlo un digno sucesor de
Veintemilla.
Varios militares fueron pasados por las armas en su gobierno, entre otros:
mayor Leonardo González, coronel Nicolás Infante, coronel Luis Vargas Torres,
coronel Amador Viteri.
Su influencia sobre el gobierno de Luis Cordero fue determinante al hacerse
nombrar Gobernador de Guayaquil, en ese entonces, el cargo más importante del
país después de la Presidencia; y a su cuñado, el general Reinaldo Flores, como
comandante general del Ejército en la plaza de Guayaquil. Desde su despacho
seguía funcionando la “Argolla”, cuyos eslabones más poderosos estaban en manos
de los Caamaño y los Flores.
El círculo familiar de
diestros en peculados venía actuando desde 1883 en el ámbito gubernamental de
José María Placido Caamaño, y formaban parte de “la Argolla” que fue el blanco de la burla
popular, una vez que se descubriera la trama del negocio. En las calles se
entonaba una copla burlesca, mientras se apedreaba los balcones de Caamaño: “Ladrones los de la argolla/vendieron nuestra
bandera/y nos salen con la farsa/de que fue la de Noguera”.
José
Abel Castillo:
Nació en Ambato el 17 de Noviembre de
1854. Hijo de Inés Castillo Albornoz (hija legítima a su vez de los ambateños
José Castillo Bayas y de Alegría Albornoz).
Fue miembro de la Junta de Defensa
Nacional, junto a notables personalidades del Ecuador. Es el pionero de la
aviación ecuatoriana. Con su propio peculio compró un avión que lo llamó
"El Telégrafo Primero", que fue piloteado por el aviador italiano
Elia Liut, el mismo que realizó la hazaña de atravesar la cordillera de los
Andes por primera vez en un vuelo de Guayaquil a Cuenca.
Desde la redacción de “La Nación”
descifró con Aurelio Noboa Baquerizo redactor de “El Imparcial”, los cables y
telegramas cruzados entre los intermediarios de Chile y el Gobernador del
Guayas Plácido Caamaño.
Al poco tiempo editó en la imprenta del Diario
“El Tiempo” de Guayaquil su único libro conocido como “Proceso del Esmeralda”
en 121 páginas con los detalles e incidentes del caso, más 67 páginas de
documentos, reeditado en la Universidad de Guayaquil en 1990
Julio Castro Bastús
Político y escritor.
Nació en Tabacundo, provincia del Pichincha, en 1836. Hijo legítimo del coronel
José Castro y Benavides.
Para 1851 inició sus
estudios de leyes en Quito y en el año 55
su amigo Pedro José Cevallos Salvador le llevó a su casa donde se reunía con algunos
compañeros contra el despotismo militar existente, en una sociedad secreta
llamada “Los amigos de la humanidad”, que logró colocar en la Asamblea Electoral
de Pichincha a varios de sus miembros. El 57 se graduó de abogado en la
Universidad Central. En junio del 59 figuró con su amigo Pablo Herrera en la
fundación del periódico político "El Primero de Mayo" en oposición
abierta al régimen del presidente Francisco Robles. Allí publicó sus primeros
ensayos literarios y cuando el 4 de septiembre se formó el triunvirato
revolucionario en Quito bajo la presidencia de García Moreno, fue nombrado su
secretario particular y como sargento mayor realizó la campaña militar contra
la jefatura suprema del general Guillermo Franco en Guayaquil. El 24 de
Septiembre de 1860 entró formando parte del ejército vencedor por las llanuras
de la hacienda Mapasingue.
Declarado insubsistente
el tratado Herrera García por la legislatura ecuatoriana del 94, le
correspondió el honor de ser enviado a Lima por el gobierno del presidente Luis
Cordero, a buscar una nueva solución al delicadísimo problema fronterizo que
amenazaba estallar.
Dio a la luz pública un
alegato histórico-político sobre “La compraventa del crucero Esmeralda” en 58
páginas, en defensa del gobierno, pero solo consiguió avivar más el fuego de
las polémicas sobre tan controvertido escándalo nacional. Falleció en Quito, el
10 de noviembre de 1896, de sesenta años de edad. (3)
Rodolfo Pérez Pimentel. www/Diccionario Bibliográfico
Ecuador.com
José Modesto Espinosa
Espinosa
Nació
en Quito el 2 de diciembre de 1833. El último de los nueve hijos del matrimonio
formado por el Dr. Manuel Espinosa Ponce, abogado, Ministro Fiscal de la Alta
Corte y de su prima hermana Petrona Espinosa Ortiz, naturales de Quito.
El 21 de septiembre de
1855 se graduó de doctor en Jurisprudencia y contrajo matrimonio con su prima
segunda Teresa Ponce Ortiz, con quien procreó nueve hijos. En enero de 1869
formó parte del inicuo plan forjado por García Moreno contra su hermano Javier
Espinosa, que le había criado como a hijo, para hacerlo caer de la presidencia
de la República.
Suscribió un Convenio
de Arbitraje con el Ministro Plenipotenciario del Perú, Emilio Bonifaz, llamado
por eso Convenio Espinosa - Bonifaz, sometiendo la resolución de la cuestión
limítrofe al criterio del Rey Alfonso XIII de España, para que como árbitro de
derecho decidiera de una manera definitiva e inapelable; pero Espinosa cometió
el error de no hacer constar cual era el motivo del mencionado arbitraje.}
En 1890 ascendió a
Ministro de la Corte Suprema. El 94 fue su Presidente por elección de entre sus
miembros, cesando el 95 a causa de la revolución liberal. Falleció en Quito el
21 de diciembre de 1915 a los 82 años de edad. (4) Rodolfo Pérez
Pimentel.- www.diccionariobibliograficoecuador.com.
Reinaldo
Flores Jijón
Nació en el palacio presidencial el 14 de
septiembre de 1.840 durante el segundo mandato de su padre el general Juan José
Flores, casado con Mercedes Jijón y Vivanco, quiteña. Ingresó a la Escuela Militar
y recibió tres años de lecciones. El 18 de mayo de 1857 entra en la Armada de
la república del Perú y conquistó los galones de alférez de fragata.
El problema del “Esmeralda” le llevó a un grave
cruce de palabras con Caamaño que terminó a bofetadas. Flores renunció en la
mañana del 4 de junio ante una Junta Cívica pues era un militar de honor. Se
embarcó junto con su familia y se fue al Perú. Residió en Lima y falleció en el
balneario de Barranco, al lado de dicha capital, el 3 de julio de 1.904, a
los 64 años de edad. (5) Rodolfo Pérez Pimentel: www.diccionariobibliograficoecuador.com
Guillermo Puelma Tupper
Nació
en Santiago, Chile, el 20 de septiembre de 1851; hijo de Francisco Segundo
Puelma Castillo y Elisa Tupper Zegers. Se desempeñó como periodista, escritor,
director del Liceo Manuel de Salas, profesor extraordinario de Histología, en
la Universidad de Chile. Fue electo Diputado propietario por Parral, período
1882-1885; integró la Comisión Permanente de Educación y Beneficencia y fue
diputado reemplazante en la Comisión Permanente de Policía Interior. Falleció
en Viña del Mar, Chile, el 26 de abril de 1895.
LOS HECHOS
EL ODIOSO ASUNTO DEL CRUCERO DE GUERRA “ESMERALDA”
El 16 de octubre de
1894, llega un telegrama del Cónsul General del Ecuador en New York, señor
Modesto Solórzano, dirigido a José María Plácido Caamaño, Gobernador de
Guayaquil:
“Flint
propone a nombre del Gobierno de Chile, que el Gobierno del Ecuador tome bajo
su nacionalidad el buque de guerra “Esmeralda”, para conducirlo directamente a
Honolulu, donde la nacionalidad será cambiada, de acuerdo con las instrucciones
que serán dadas por el Gobierno del Ecuador. En consideración del actual
servicio, Chile ofrece al Ecuador completo apoyo moral y, además, material de
guerra, en caso de necesidad. Consulte inmediatamente al Gobierno de Quito y
envíe instrucciones al Cónsul del Ecuador en Valparaíso. Conteste
inmediatamente”. f) Solórzano
El telegrama transcrito de inmediato al Presidente de la
República, Dr. Luis Cordero, manifiesta:
“Creo que las condiciones son inmejorables y, en mi concepto, aceptables; pues,
de este modo podemos conseguir mucho de Chile, que manifiestamente se ofrece a
favorecer al Ecuador contra cualquier emergencia. Sírvase decirme que contesto.
Su amigo y S. Gobor.”
Estas comunicaciones
iniciaron una compleja telaraña que en los siguientes seis meses dieron lugar a
lo que el presidente Luis Cordero llamó el “odioso
asunto del crucero de guerra Esmeralda” que envolvió al poder Ejecutivo y
terminó devorando al mismo Presidente.
Mr. Flint era un agente
comercial y de negocios de los Estados Unidos de Norte América, corresponsal de
comerciantes ecuatorianos, muchos de ellos con contratos importantes con el
Estado. Pertenecía a la Casa Flint de New York, subsidiaria del Sindicato
Monopolista Morgan, dirigida por John Pierpont Morgan, nacido el 17 de abril de
1837, fue un empresario banquero, filántropo y coleccionista de arte
estadounidense que dominó las finanzas corporativas y la consolidación
industrial de su época.
El Cónsul de Ecuador en
Valparaíso era el chileno Luis A. Noguera.
La respuesta del
Presidente al Gobernador del Guayas decía: “Señor Gobernador: para resolver lo
que convenga en el delicado asunto del buque de guerra chileno “Esmeralda”,
sírvase decirme que obstáculo tiene Chile para llevarlo a Honolulu con su
propia bandera. Es de temer que se nos envuelva en algún embrollo odioso con
otra nación. Sírvase contestarme sin demora. Su amigo Presidente”.
La guerra
chino-japonesa había puesto al Japón en la necesidad de armarse, del modo que
fuere. Muchos países habían declarado su neutralidad en el caso, y entre ellos
Chile, a quien Japón quería comprar un crucero. La declaratoria de neutralidad
le ponía a Chile en la imposibilidad de realizar el contrato. Entonces se
recurrió a un medio, al parecer muy sencillo: rogar a un país hermano hiciera
de vendedor; este país era Ecuador.
La subsidiaria de
Morgan en Valparaíso, Chile, la Casa Staern, se hallaba en el empeño de
conseguir la compra del “Esmeralda”, en un precio que alcanzaba las doscientas
veinte mil libras esterlinas; su obstáculo, el cómo llevar el buque desde
Valparaíso al Japón, con la bandera chilena, a sabiendas de la neutralidad
declarada por este país en el conflicto entre japoneses y chinos.
En Guayaquil,
ciudadanos guayaquileños hacían de corresponsales de la casa Flint de New York
y a su vez, estaban emparentados con el Gobernador; además, el sindicato Morgan
conocía de los problemas que vivía el país como resultado de acontecimientos
sucedidos en Quito y Guayaquil, en contra de la Legación del Perú; incluso, sabía
de alguna deuda a Chile por adquisición de armamento por parte de Ecuador, como
consecuencia de las tensas relaciones diplomáticas que mantenía con el Perú, a
consecuencia del tratado Herrera-García. No le faltaban razones al gobierno
para recelar del pedido realizado por el Gobernador.
La explicación de
Caamaño: (17 de octubre/94)
“Señor Presidente: Hago
cablegrama preguntando a New York y comunicaré respuesta. A mí me ha parecido
un paso conveniente, porque una vez que se nos ofrece auxilios, no debemos
perder la oportunidad de poderlos solicitar; pues el Perú ha comprado un buen vapor,
ha recibido actualmente armas en el Aconcagua, y todos dicen que Cáceres ofrece
la guerra al Ecuador, para hacerse popular y destruir así su desprestigio, y
nosotros estamos con las manos vacías-relativamente-con esperanzas muy remotas
de llegar a poseer el buque negociado. Por otra parte, según carta de Orfila
recibida ayer, Alfaro está en León de Nicaragua. El Presidente protege
abiertamente a los revolucionarios de Colombia y Ecuador, y hay más de 500,
entre unos y otros, en ese punto. Dice, además, que ha salido para Europa con
gran suma de dinero el señor Rubio Hemo y se cree que es para comprar armas.
Nosotros, mientras no contemos con apoyo extranjero, estamos rendidos, mucho
más cuando, para conceder facultades al Ejecutivo, esperan que se llegue a los
extremos, no obstante de que no se habla de otra cosa que de una próxima
revolución. Veremos lo que contestan de New York. La carta de Panamá y el
periódico del Perú remito hoy en el correo.- Su amigo y S. Gobor”.
A pesar de la claridad
con que se expresa en el telegrama el Cónsul del Ecuador en New York, Caamaño
habla de poder poseer el buque negociado. Por su parte, la “Alfarada” era un
dolor de cabeza permanente para el gobierno de Cordero. El entorno político que
vivía el país bajo el amparo del Progresismo, movimiento político formado en
Cuenca, y dirigido por el presidente Antonio Borrero, y la cercanía de la
revolución liberal encabezada por el general Alfaro, era de inseguridad y
temor.
Efectivamente, Caamaño
había telegrafiado el 17 de octubre al Cónsul en New York, indicando que el
gobierno necesitaba saber la razón de la petición: “Teniendo
compromiso-añadía-urge explicación clara”. Y Solórzano replica que el agente
Flint le explicará el servicio prestado, asegurando que la transferencia del
buque estaba arreglada de acuerdo a las instrucciones de Quito, aunque Flint
demoraba su explicación porque tampoco de Quito había órdenes concretas.
Del Presidente al
Gobernador: (18 de octubre)
“Señor Gobernador:
Estamos muy de acuerdo en que sería bien presentar a Chile el servicio que
desea; pero es conveniente indagar bien el asunto, y me parece que sería muy
bien que haya telegrafiado usted a New York. Con lo que de allí se nos diga,
resolveremos lo conveniente. Espero la carta de Orfila y el periódico del Perú,
para mostrarlos a los amigos del Consejo de Estado.- Su amigo, Presidente.”
Caamaño le informa al
Presidente, de la recepción del cablegrama remitido desde los Estados Unidos, y
le transcribe su contenido: (19 de octubre)
“El buque se recibirá por el Japón, al tiempo
de hacerse a la vela o estando en Honolulu. Conviene Ecuador conceda con
prontitud y de instrucciones. El traspaso se hará en conformidad con
instrucciones del gobierno de Quito.”
A renglón seguido emite
sus recomendaciones: “Esta es la respuesta y, si usted desea mi opinión, yo
creo que el gobierno debe acceder; pues, nosotros nada tenemos que ver con el
Japón ni con la China, y mientras tanto, será un acto muy satisfactorio para el
gobierno de Chile, con el cual debemos congratularnos y del que tenemos-tarde o
temprano- que esperar positivos servicios. Si se resuelve algo, lo que se
resuelva, me permito indicar a usted que debe ser sin demora, porque así lo
exigen las circunstancias.- Amigo y S.Gobor.
A todas luces, las
urgencias de Caamaño son notorias y buscan alcanzar del Presidente una rápida
decisión; posiblemente, el mensaje recibido desde el consulado el mismo 16 de
octubre condiciona su apuro: “Confirmo mi
telegrama de esta fecha en clave acordada por usted. Traduzca con mucho
cuidado. Flint ofrece 2250 libras en privado para nosotros. Procure conseguir
resultado favorable. Conteste por telégrafo (código ABC)” f) Solórzano.
La insistencia también
venía de parte del intermediario: “Sírvase prestar gran atención al telegrama
del Cónsul”. f). Flint
Ese mismo día contestó
al Cónsul: “Entendidos tres telegramas. Dirigidos Quito con interés favorable.
Avisaré resultado a Valparaíso y New York”. f) Gobernador
Finalmente Caamaño telegrafió a Solórzano:
“Conteste a Flint que tengo mucha dificultad con las autoridades de Quito, y
usted procure obtener la recompensa. Contésteme.”
¿Realmente había
dificultad en conseguir el asentimiento del Presidente?, o solamente buscaba
mejorar la oferta de Flint.
Del Presidente a
Caamaño: (20 de octubre)
“Estamos acordes en que
se le preste a Chile el servicio que desea; pero hay que pensar en la forma
decente de prestárselo. Lo más aceptable nos ha parecido lo siguiente: telegrafíesele a nuestro Cónsul en
Valparaíso, para que, en nombre de nuestro gobierno consienta que el buque
chileno “Esmeralda” haga con nuestra bandera, un viaje de ensayo a Honolulu,
para que podamos conocer sus condiciones marinas y perfeccionar negocio, si
estas nos satisfacen. Comisiónese a quien convenga-aunque sea chileno-para que
al fin del viaje a Honolulu, opine si le parece o no si las condiciones del
buque son adecuadas para las costas y ríos del Ecuador. Si no son en el todo
satisfactorias, prescíndase de gestiones ulteriores y retírese la bandera
ecuatoriana. ¿Qué le parece esta forma? Si la tiene usted por aceptable,
entiéndase con Solórzano y con Noguera por el cable. De lo contrario indique
sin demora lo que le parezca mejor. Los señores doctores Herrera y Carlos Tobar
aprueban nuestra idea. Amigo de Usia, Presidente.- Por los Ministros del
Interior y de Guerra, el de Hacienda”.
De su lectura, debemos
entender que la forma decente de apoyar a Chile era la de montar una operación
ficticia mediante la cual, el Ecuador probaría las condiciones del buque a
través de un viaje desde Valparaíso a Honolulu, previo a su compra;
posteriormente, se emita un informe en el cual conste que las condiciones del
buque para operar en las costas ecuatorianas no son las adecuadas, para
finalmente, retirar la bandera ecuatoriana y dejar el buque en su sitio de
destino para facilitar la venta al Japón.
Del Gobernador al
Presidente: (20 de octubre)
“De New York me
cablegrafían el asunto, y es muy sencillo: Chile vende al Japón su buque de
guerra “Esmeralda” por medio del Ministro del Japón, que está en los Estados
Unidos y Chile tiene negocios con las potencias que están en guerra y necesita
de la bandera de una nación que no tenga esas conexiones como es nuestro país,
a quien le importa un bledo japoneses y chinos. Chile podría buscar y encontrar
fácilmente alguna otra nación que se encuentre en nuestras mismas
circunstancias, y seguramente se ha fijado en el Ecuador, porque cree que este
gobierno tiene motivos de gratitud y muchas probabilidades de hacernos-no muy
tarde- de una positiva reciprocidad. Yo me permito indicar a usted, que si
nuestra resolución tarda, buscará Chile otra bandera y pondremos un punto muy
oscuro en nuestras relaciones con un Gobierno al cual hoy mismo le debemos una
fuerte suma. Según los telegramas de algunos periódicos, Inglaterra ha vendido
un buque al Japón y la guerra se recrudece por resistirse la China a entrar en
arreglos, por lo cual el asunto es urgentísimo. En caso de acceder el Gobierno,
como no lo dudo, las instrucciones se reducirán a decirles a los Cónsules del
Ecuador en Valparaíso y New York que procuren arreglar las cosas de manera que
no se comprometa la honra de nuestra bandera. En cuanto a la carta de Orfila,
no hay ningún inconveniente para que se enseñe con la correspondiente reserva.
Urge respuesta. Su amigo y S. Gobor”.
Se ven claros los
temores de Caamaño; con la “montonera” al frente y al Sur la guerra con el
Perú, ayudando a Chile-pensaba Caamaño- nos podría dar armas para detener a los
de adentro y a los de afuera.
Del Presidente a
Caamaño: (21 de octubre)
“Perfectamente
explicado el asunto de Chile con el Japón. Ya comprendí que el primero había
tenido algunas relaciones con China, las cuales le impedían entenderse
directamente con el Japón. Supongo que usted habrá recibido el telegrama que le
hicimos ayer sobre el particular. Dígame si le parece bien el giro que damos al
asunto. En caso afirmativo de usted las ordenes por el cable a Solórzano y
Noguera. Su amigo. Presidente”.
De Caamaño al
Presidente: (21 de octubre)
“Después de haber
puesto usted el telegrama referente a lo de Chile, recibo en el vapor del Sur,
que acaba de llegar, una nota en que el Director del Tesoro de Santiago reclama
el pago del dividendo vencido. El documento lo remitiré a usted en el correo de
hoy. Su amigo y S. Gobor”
Se refiere al pago del
dividendo vencido por la deuda del Ecuador a Chile. No dejaba de ser un
disimulado chantaje por parte de Chile que como nación acreedora del Ecuador no
dejaba de tiempo en tiempo de presionar por el pago vencido de letras por la
venta de armas. Tampoco se descarta que hábilmente Caamaño utilizara el tema
para presionar al gobierno a aceptar su propuesta. El Presidente le decía en un
telegrama del día 22 “Sensible es que todavía no podamos pagar a Chile los
dividendos vencidos. Hay que pensar en algún arreglo según la autorización del
Congreso”
De Caamaño al
Presidente:
“Saludo a usted
afectuosamente. Mi salud mejora muy lentamente y despacho en casa, sin salir
hoy sesenta y cinco días. El telegrama relativo al buque chileno me ha parecido
muy bien y ya he dirigido el telegrama a Nueva York y estoy formulando el de
Noguera. Su amigo y S Gobor”.
Llama la atención en
este telegrama, la enfermedad de Caamaño, que aparece postrado en cama, sin
salir de sus habitaciones por sesenta y cinco días. No he encontrado
referencias sobre esta enfermedad.
Caamaño transmite al
Cónsul del Ecuador en Chile, un
telegrama en donde se alteran las instrucciones acordadas hasta entonces. La
propuesta dice: (22 de octubre)
“Cónsul de Ecuador en
Nueva York telegrafía que el Gobierno de Chile desea que el Ecuador permita
usar su bandera para transportar a otro Gobierno un buque de guerra. El
Gobierno del Ecuador accede puramente por consideración al Gobierno de Chile de
manera que se evite complicaciones internacionales. El Gobierno del Ecuador sugiere como medidas convenientes que usted lo
haga aparecer como interesado por comprar dicho buque y así pueda salir con
bandera ecuatoriana, como en viaje de prueba a Honolulu u otro puerto y allí
tomar la bandera del verdadero comprador, declarando que el buque por sus
condiciones no es adecuado para el Gobierno del Ecuador. Sírvase arreglar
de conformidad, en privado y confidencialmente con el Gobierno de la República
de Chile, tomando en consideración que el Gobierno del Ecuador desea y está
decidido a hacer este servicio al Gobierno de Chile. Sírvase informar lo que
ocurre. f) Gobernador”.
Si comparamos la
propuesta que le hace el Presidente en su telegrama de 20 de octubre al
Gobernador, en el afán de lograr algún camino adecuado para el uso de la
bandera, con este telegrama remitido al Cónsul en Valparaíso, podemos concluir
que Caamaño da como un hecho la aceptación del Presidente, e interpretando
acorde a sus intereses, emite disposiciones que están lejos de aquellas que
propone el Presidente.
Del Gobernador al
Presidente: (23 de octubre)
“Para llenar
apariencias, el Gobierno de Chile pide que el Gobierno del Ecuador telegrafíe
directamente proponiendo la compra del buque “Esmeralda”, lo cual me permito
indicar que puede hacerse en la forma siguiente: mi gobierno desea comprar
buque de guerra “Esmeralda”, y comisiona a Cónsul Noguera para tratar respecto
precio y demás condiciones de la venta. Su amigo y S. Gobor”.
A través del Ministro
de Hacienda e interino de Guerra, se presume que el Presidente acepta la
sugerencia del Gobernador, al dirigir el telegrama:
Del Ministro Cárdenas
al Gobernador: (24 de octubre)
“Sírvase usía dirigir
al gobierno de Chile un cablegrama que diga: Mi gobierno desea comprar el buque
de guerra “Esmeralda” y comisiona Cónsul Noguera para tratar respecto de precio
y demás condiciones, si ensayando buque
en una travesía de mar resulta aceptable para Ecuador. El Ministro de
Hacienda e interino de Guerra.- Cárdenas”.
No existe un telegrama
dirigido por el Gobernador al Presidente de Chile don Jorge Montt.
Con otras sutilezas que
se cruzan el Gobernador del Guayas con el Cónsul en Valparaíso continúa el
trámite: el 25 de octubre se cursa desde Santiago este cable: “Gobernador Guayaquil.- Es
necesario que Gobierno del Ecuador telegrafíe directamente al Gobierno de
Chile, solicitando la venta del Esmeralda por su cuenta, la cual será aceptada
cuando se presente. El buque irá a puerto ecuatoriano de donde saldrá para
puerto de destino. Telegrafíe la contestación lo más pronto posible. Cónsul de
Valparaíso”.
Se exige una cuestión directa, sin
condiciones.
Del Ministro de RR.EE.:
(27 de octubre)
Clave Cónsul Noguera- “Mi
Gobierno desea comprar buque Esmeralda y comisiona Cónsul Noguera para negociar
respecto precio y otras condiciones, si el buque es aceptable para Ecuador
después de viaje de prueba. Ministro de
RR.EE y de Guerra.”
Este mismo telegrama
dirige el Ministro Cárdenas al Gobernador Caamaño. Basado en este
antecedente-sin más tardanza- el Gobernador Caamaño cablegrafía a Noguera en
Valparaíso, y le dice:
Del Gobernador al
Cónsul: (27 de octubre)
“Sírvase dirigirse a
Santiago para ponerse de acuerdo con el Gobierno de Chile a fin de que la
operación solicitada se haga muy privada para evitar mala consecuencia con el
Perú. Si la autorización para la venta debe darse en términos generales, el
buque debe salir para Chatam y allí recibirá la bandera y saldrá para el puerto
de destino y después de su partida el Gobierno del Ecuador no tendrá nada
posterior con el buque. Sírvase avisarnos cuando debe entrar el buque en Chatam.
Nosotros enviaremos un comisionado especial al propósito, en vista de la
contestación. Usted puede arreglar el asunto en estos términos, o apreciar si
es necesaria alguna alteración. f) Gobernador”. (Chatam es el
nombre que los ingleses dieron a San Cristóbal).
En Chile, el gobierno
del Presidente Montt se cuida mucho de entrar en el callejón del escándalo para
guardar las apariencias, y el cablegrama del Ministro al Plenipotenciario de
ese país en Lima le avisa que una persona de confianza viajará a Guayaquil para
cerciorarse si es cierto que el gobierno ecuatoriano va a comprar el buque,
pero el oficial de la Legación de Chile en Lima- que era el designado para este
viaje, recibe contraorden de no ir a Guayaquil. Entre tanto, el Cónsul Solórzano
se esforzaba en solicitar del gobernador Caamaño que se mantenga en reserva algunos
de los pormenores, en especial el que fijaba el destino del buque.
Telegrama del 30 de
octubre de 1894 emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, al
Ministro de Chile en Lima:
“Disponga que el
oficial de esa legación u otra persona de confianza absoluta, se traslade a
Guayaquil, a averiguar si es verdad que el Gobierno ecuatoriano hace propuesta
oficial de comprar “Esmeralda”, y obtenga declaración escrita a este respecto.-
Sánchez Fontesilla.- Conforme. D. Ganaye.- Vto Bno…Bascuñán”.
Otro telegrama de la
misma autoridad con fecha 31 de octubre:
“Si fuera posible
declaración escrita y explícita del Ministro ecuatoriano en esa, se podría
excusar viaje a Guayaquil.- Sánchez Fontesilla”.
Desde Valparaíso al
Gobernador, en Guayaquil: 31 de octubre
“Gobierno telegrafía al
Ministro chileno en Lima para que pida al Ministro ecuatoriano la confirmación
del negocio. Es conveniente obtener contestación para que pida al Ministro
ecuatoriano, guardando reserva aparente, el precio que se destina. f) Noguera”.
Caamaño responde a
Noguera haciéndole conocer que el Ministro del Ecuador en Lima, doctor Julio
Castro, ha recibido el cablegrama dirigido por él:
De Caamaño al Ministro
en Lima: (1 de noviembre)
“El asunto sobre el que
tratará con usted el Ministro de Chile está perfectamente arreglado entre
gobiernos de Ecuador y Chile y se trata únicamente de llenar fórmulas aparentes
bajo la más estrecha reserva, pues en nada compromete las relaciones de Ecuador
y es un servicio que se le hace a Chile con el que tenemos necesidad de
complacer por motivos que usted conoce. f) Gobernador”.
Al mismo tiempo, el
Gobernador, libre de escrúpulos, se dirige al presidente Cordero, pretendiendo
asegurar los trámites (reservados) con este telegrama:
De Caamaño al
Presidente: (1 de noviembre)
“Parece estar convenido
el Gobierno de Chile en el modus operandi,
pero como ellos también quieren guardar formulas, y Noguera, aunque es Cónsul
del Ecuador en Chile, no…- acabo de recibir cablegrama en el cual el Gobierno
chileno pide que el Ministro del Ecuador en Lima ratifique la misma propuesta, …hablando
reservadamente con el Ministro chileno en dicha ciudad. En esta virtud, pido a
usted autorización para entenderme con Castro en nombre de Gobierno,
instruyéndole del particular y dándole instrucciones según lo estipulado. La
forma del cablegrama me hace comprender que la respuesta urge. Su amigo y S. f)
Gobernador”.
El Ministro
Plenipotenciario del Ecuador en Lima, doctor Julio Castro- que luego, con el
paso de los días, mucho tendrá que ver en el asunto, exige al Gobernador
explicaciones más concretas, más precisas, pero Caamaño le responde en estos
términos:
De Caamaño a Castro, en
Lima: (2 de noviembre)
“Es una operación
simulada en la que no hay compromiso
ninguno internacional y con la que se prestará a Chile un servicio que el gobierno
del Ecuador ha resuelto prestarle decididamente. Por carta tendrá Ud.,
explicación. Mientras tanto estoy plenamente autorizado por el Supremo
Gobierno, para decir a Ud. en su nombre que se sirva ratificar oficialmente,
pero bajo la más estricta reserva personal, la proposición de compra del buque
Esmeralda, ratificando todas las gestiones presentadas al gobierno de Chile por
el Cónsul del Ecuador en Valparaíso, pues han sido de acuerdo con instrucciones
dadas por el gobierno del Ecuador. f) Gobernador”.
En estas condiciones,
el Ministro Plenipotenciario Castro accede a las disposiciones emitidas por
Caamaño, a pesar de conocer que la venta
del buque era simulada y que infringía principios de Derecho Internacional. En
su descargo dice: “…después de haber concertado con mi gobierno, con motivo del
ejercicio de mis funciones oficiales en Lima, que el Gobernador del Guayas
había de ser el agente oficial para la transmisión de los telegramas que me
concernieran, nada, absolutamente nada, había que me hiciese dudar de la
autenticidad de la orden recibida”. (6) Julio Castro: Al
público.- Noviembre 1894
(Confidencial).-
Legación del Ecuador.-Lima. 4 de noviembre de 1894.
“Señor Ministro: En
contestación a la apreciable nota de V.E., de fecha de ayer, ratifico
oficialmente a nombre de mi gobierno, la proposición hecha al gobierno de Chile por el Cónsul del Ecuador
en Valparaíso, sobre adquisición de crucero “Esmeralda”, de la Armada nacional
chilena. Dígnese V.E. aceptar los sentimientos de mi más distinguida
consideración.- (Firmado) Julio Castro.- Excmo. Sr. Máximo R. Lira, Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Chile en el Perú.- Conforme.-
Bascuñán”.
De Noguera al
Presidente de Chile: (6 de noviembre)
Excmo.señor D. Jorge
Montt, Presidente de Chile:
“Luis A Noguera, Cónsul
General del Ecuador, ante V.E., expongo: que debidamente autorizado por mi gobierno, propongo comprar el crucero
“Esmeralda”, en las condiciones siguientes: el precio del buque será de 220.000
libras esterlinas pagaderas de contado. El buque será previamente sometido a
una prueba, navegando dos o tres horas fuera
de la bahía de Valparaíso, a todo vapor, debiendo presenciar esta prueba el que
yo designe; siendo satisfactorio el resultado de esa prueba, me recibiré el
buque en Valparaíso con sus fondos
limpios y sus máquinas recorridas en estado de emprender viaje para el Ecuador
y con su dotación completa de artillería, armamento menor y municiones de
guerra; toda cantidad que por registro corresponde al buque en estado de
servicio activo. Habiendo mi gobierno hecho arreglos
financieros en los EE.UU. de Norteamérica para esta compra, se hace
necesario que una vez confirmada esta negociación, el gobierno de Chile se
dirija telegráficamente a su Ministro en Washington, participándole que ha
vendido al Ecuador el crucero “Esmeralda”, con cuyo aviso de venta el valor de
la compra se depositará en Londres, París o Nueva York, en poder de quien S.E.
me designe. Penetrado como se halla S.E. de la autenticidad de esta oferta que hago a nombre del gobierno del
Ecuador, por los telegramas cambiados
directamente al efecto entre ambos gobiernos, confío en que se ha de dignar
someter mi propuesta a la aprobación del H. Congreso de Chile, dentro del más
breve término. Quedo a las órdenes de S.E., muy atto, servidor. (firmado) Luis
A. Noguera”.
Las alteraciones de
Noguera:
Los telegramas de
Caamaño al Presidente del día 23 y del ministro Cárdenas a Caamaño del día 24,
aparecen alterados, o por Caamaño, o por Noguera, según una publicación oficial
que con el título de DOCUMENTOS dio a conocer el Gobierno y cuya transcripción
es la siguiente:
“Documentos/ que se han
publicado en Chile, sobre la venta del crucero “Esmeralda”…..”Los reproducimos
literalmente, para que los lectores conozcan lo que se ha hecho, sin intervención de nuestro Gobierno,
en la escandalosa negociación del “Esmeralda”. *
“Apenas puede
concebirse que el interés de paliar esa negociación, y el de hacer una
miserable granjería, hayan enmarañado tanto la odiosa operación.
“Sin embargo, todo ha
sido inútil, pues falta el documento principal que de visos de compra a lo que
no ha pasado de una ficción de contrato, reconocida como tal por toda persona
sensata, sea de la nacionalidad que fuere.
“Falta el PODER
AUTENTICO, FIDEDIGNO Y BASTANTE, con que ha debido proceder Don Luis A.
Noguera.**
“Suplicamos a los
lectores que se fijen mucho en las ligeras acotaciones que, interrumpiendo el
texto, donde nos parece conveniente, hacemos a algunas piezas de esta curiosa
colección.
“Telegrama presentado
por Noguera”:
“Mi Gobierno está dispuesto a comprar, si es posible, buque “Esmeralda”, y
comisiona a Cónsul Noguera, para negociar
respecto precio y otras condiciones,
si buque es aceptable para Ecuador, después de viaje de prueba. Ministro
de Relaciones Exteriores y de Guerra.
“El telegrama que debía
habérselo transmitido a Noguera, para que le presentase al gobierno de Chile,
decía lo siguiente:
“Mi Gobierno desea comprar buque de guerra “Esmeralda” y comisiona a Cónsul Noguera
para tratar respecto de precio y demás condiciones, si, ensayado buque en una travesía de mar,
resulta aceptable para el Ecuador.- El Ministro de Hacienda e interino de Guerra.
“Muy sustanciales son
las variaciones introducidas por el antiguo Gobernador del Guayas, Dr. José
María Plácido Caamaño, en el tenor del telegrama que antecede, para cambiarlo
en el que ha presentado Noguera; aunque bien pueden esas variaciones haber sido
hechas por este último. Eso lo deben saber él y dicho Sr. Caamaño”.
“Donde el telegrama del
Ministro de Estado decía mi gobierno DESEA comprar, se ha puesto Mi Gobierno ESTA DISPUESTO A comprar, para dar a entender que la
compra debe ser efectiva e inmediata.
En vez de comisiona Cónsul Noguera para TRATAR, se
ha dicho que se le comisiona para NEGOCIAR, con el mismo intento de que la
operación se haga sin demora.
“En lugar de la
cláusula: si, ensayado buque en una
TRAVESÍA DE MAR, resulta aceptable para
el Ecuador, cláusula que hubiera dado en tierra con toda la superchería de
la supuesta compra de la nave en Valparaíso, se ha puesto únicamente lo de viaje de prueba, para facilitar sin
duda, aquella irrisoria correría de una o dos horas, fuera de la rada, con lo
cual se ha dado a entender que se probaban las cualidades marineras del buque.
*Las palabras en letra
cursiva que aparecen en esta página son propias de la publicación efectuada por
el gobierno.
**Las mayúsculas son
propias del Original.
“Finalmente se ha
cometido la falsedad de suscribir el telegrama en el nombre del Ministro de Relaciones Exteriores,
cuando quien lo firmó fue el de Hacienda,
como interino de Guerra. Se
repararía, tal vez, que solo el de Relaciones Exteriores tenía representación
externa, para entenderse con otros gobiernos, y que el de Guerra o hacienda
apenas podían proponer algo, como individuos particulares, nunca contratar con gobiernos
extranjeros. (este telegrama se transcribe más abajo).
“Véase como se adulteró
y desvirtuó, desde el principio, la proposición de posible compra futura que
mandó hacer nuestro gobierno. Recuérdese también que la travesía de mar había de iniciarse en aguas ecuatorianas, como mil
veces se ha expresado, y dígase en lo que viene a quedar todas las demás
aparentes formalidades de compra inmediata. (7) Documentos…etc,
Págs. 1 y 2.- Imp. Del Gobierno.
La publicación oficial
DOCUMENTOS continúa dando cuenta del curso de la negociación y hace alusión a
la intervención del Ministro del Ecuador en Lima, Dr. Julio Castro, cuya
defensa intentó hacerse.
Días después el
Gobernador cursaba al Presidente de la República este telegrama:
De Caamaño al
Presidente: (8 de noviembre).
“El doctor Julio Castro
me escribe de Lima diciéndome que está arreglado el asunto del cambio de
bandera, pero como está convenido que esta operación se hará en Chatam es
indispensable el nombramiento de un Capitán de Puerto del Archipiélago de
Colón, y para ello pido el nombramiento ad-honoren para el Sr. Manuel J. Cobos (*),
persona inteligente, caracterizada y dueño de la gran hacienda de Chatam. Este
nombramiento debe venir también por telégrafo y en clave, autorizando al
Capitán del Puerto Archipiélago de Colón, para que en el puerto de Chatam ponga
el buque de guerra de Chile “Esmeralda” el pabellón ecuatoriano, para que de
allí parta a un viaje de prueba por compra condicional que el Gobierno
ecuatoriano ha pactado con el de Chile con el pacto de retroventa en caso de no
resultar apto para la navegación y vigilancia de las costas ecuatorianas.
Nombramiento y notas vendrán ratificados oficialmente, pero la segunda tomando
las precauciones necesarias a fin de evitar indiscreciones de los oficinistas,
para lo cual el Sr. Ministro de la Guerra pueda escribirla de su letra sin
dejar copia y yo la recogeré acá y la devolveré de…(inmediato tal vez?),
llegado el objeto. Su amigo y S. Gobor”.
* Manuel J. Cobos,
azuayo de origen, era dueño absoluto de vidas y haciendas en la isla de San Cristóbal
(Chatam), que fundó una verdadera colonia penal con sus trabajadores en la
hacienda “El Progreso” y a quienes esclavizó de una manera férrea, como en los
peores tiempos del predominio de la esclavitud, hasta cuando los trabajadores
se rebelaron contra el amo terrible y le dieron muerte, junto con el Jefe
Territorial, Leonardo Reina. Los crímenes ocurrieron el 15 de enero de 1904 y
conmocionaron la conciencia nacional al conocerlos. (Antonio Lloret Bastidas.
Obra inédita)
Con la cantidad de
telegramas, las cosas se enredaban a cada paso, rectificando al Cónsul Noguera,
con aclaraciones a nivel diplomático que no hacían sino echar leña al fuego, o
desmintiendo la compra venta de la nave para decir que todo era una farsa de
agentes comerciales y de cónsules.
Al Dr. Julio Castro,
Ministro Plenipotenciario ante el gobierno del Perú, en la fecha de estos
documentos, le tocaba explicar de quien y como recibió la orden de ratificar la
proposición de Noguera. Así lo hizo a través de un escrito titulado “Al
Público”, dada a luz el 13 de noviembre.
El Presidente de la
República por su parte informaba al Tribunal Supremo sobre la confirmación
realizada por el Dr. Castro:
“Telegrafiándome el Sr.
Caamaño, el 1 de noviembre, me comunicó que el gobierno de Chile parecía estar
convenido; pero deseaba que el Ministro del Ecuador en Lima ratifique la misma
propuesta, hablando con el Ministro de Chile en dicha ciudad. Consentí
naturalmente, en ello, y es de suponer que el Dr. Julio Castro haya procedido
en consecuencia.”
En la publicación
realizada por el Gobierno, como “Documentos”, se decía:
“La proposición
ratificada había de ser, pues, la misma que hizo el Ministro de Guerra del
Ecuador, y no otra que se le ocurriese a tercera persona interesada en el
asunto.
“Ninguna comunicación
telegráfica ni epistolar dirigió el Dr. Castro a nuestro gobierno sobre este
malhadado negocio; ni recibió tampoco del mismo gobierno instrucción alguna
relativa al particular.
“No conocía por consiguiente,
nuestro Ministro en Lima la genuina proposición que debía ser ratificada, ni
podía conocer tampoco la que, con variaciones estudiadas y sustanciales
presenta Noguera. Se atuvo, pues, a las aserciones indeterminadas del Sr. Caamaño. Sensible es que no se
hubiese entendido directamente con nuestro gobierno; pero, cuando nada se
sospecha respecto de personas a quienes se ha tenido y tiene por honorables, a
nadie se le ocurre tomar precauciones. Lo decimos en defensa del Sr. Castro”.
En relación al cablegrama
remitido por Noguera el 6 de noviembre de 1894, la publicación oficial del
gobierno, en “Documentos” dice:
“Auténtica habría podido llamarse la oferta, si el sujeto que la hacía hubiese presentado PODER en
forma, para llevar a cabo el negocio. Las proposiciones de personeros que
carecen de facultad legítima y manifiesta para un negocio no pueden llamarse
auténticas, sobre todo cuando se trata de Nación. Peregrino sería que tuviese
un simple Cónsul autorización para formalizar negocios de grave monta, cuando
los agentes diplomáticos de elevada categoría necesitan poderes, plenos o especiales, para contratar, aún en asuntos de
mera importancia.
“Ofendía Noguera al
Gobierno de Chile, cuando decía que a este le constaba la autenticidad de la oferta, añadiendo la impostura que se habían
cambiado directamente, al efecto, telegramas
entre los dos gobiernos. Es absolutamente falso que haya habido tal cambio
directo de telegramas. No se presentará uno solo”.
LOS
DOCUMENTOS CHILENOS
Una vez recibido el telegrama
del Cónsul Noguera, por parte de las autoridades chilenas, se generan los
siguientes documentos:
“Sección 1ª.- Número
18-48.- Santiago, 6 de noviembre de 1894.- En vista de estos antecedentes he
acordado y decreto: aceptase, ad referéndum, la adjunta propuesta que don Luis
A. Noguera, Cónsul General del Ecuador en Chile, debidamente autorizado por su
Gobierno para este acto, ha formulado para adquirir el crucero
“Esmeralda”, por la suma de 220.000 libras esterlinas, que se pagará al
contado. Recábese del Poder Legislativo la autorización necesaria para enajenar
dicho buque. Tómese razón, regístrese y comuníquese.- Montt.- Enrique Mac Iver”.
Comentario del Gobierno
ecuatoriano:
“Repetiremos cuantas
veces fuere preciso que es falso aquello de que Noguera estuviese debidamente
autorizado por su Gobierno. La autorización, en casos como este, se llama
Poder. Ni lo ha exhibido ni lo exhibirá nunca”.
Comentario del Dr.
Castro: “Si el Gobierno de Chile hubiese procedido con la circunspección y
cautela que la gran importancia de la negociación requería, es claro y evidente
que no la habría cerrado sin previa presentación de los respectivos documentos
habilitantes sobre personería”. (7) Proceso del Esmeralda. Pag.12 Julio
Castro.
Prevención hecha al pie
de la transcripción del decreto 18-48.- Al Cónsul General del Ecuador.
“Lo que trascribo a
US., previniendo que según las instrucciones impartidas por el Gobierno, la
prueba de máquinas podrá efectuarse el próximo martes y la entrega del
buque el 25 del actual. Dios guarde a S.S.- Claudio Arteaga Ureta”.
Prevención hecha al pie
de la transcripción del decreto 1848, sección 1ª de 6 de noviembre de 1894 al
Comandante General de Marina. “Lo trascribo a US. Para su conocimiento,
previniendo a US, que según la propuesta aceptada es necesario someter al buque
a una
prueba, navegando dos o tres horas fuera de la bahía de Valparaíso a
todo vapor, debiendo presenciar esta prueba la persona que designe el Cónsul
mencionado. Entrando el viernes 9 el buque al dique, el gobierno espera que la
prueba pueda efectuarse el próximo martes 13, y que todos los elementos del
buque se alistaran con la mayor brevedad, porque la entrega debe tener lugar
antes del 15 del presente mes”.
Comentario del Dr.
Castro: “Pero el Cónsul Noguera, en virtud de ordenes cablegráficas directas; según
él, y por sólo su buen querer, según el Gobernador del Guayas, hizo, en pocas
horas, el viaje de prueba dentro de la bahía de Valparaíso, dio por cumplidas
las condiciones de su propuesta de compra, formalizó la adquisición del buque,
e izó en él, la bandera ecuatoriana”.
(8) Proceso del Esmeralda. pág. 22 Julio Castro.
“Prevengo asimismo a
US, que, conforme siempre con la propuesta aceptada, el buque debe entregarse
con la dotación completa de artillería, armamento mayor y municiones de guerra,
en la cantidad que por registro corresponde al buque, por manera que, no
existiendo actualmente a bordo el completo de municiones que a cada cañón
corresponde, se hace necesario que S.S. lo manifieste por telégrafo y lo tiene
aceptado el gobierno”.
“Antes de verificar
materialmente la entrega al comprador, US, lo manifestó por telégrafo para que
este Ministerio arregle la previa recepción del precio de venta. Dios guarde a
US.- Claudio Arteaga Urata.”
Siguiendo el debido
proceso, el Presidente de Chile pone a consideración de la Cámara del Senado,
la venta del crucero:
“Conciudadanos del
Senado y de la Cámara de Diputados: El Gobierno ha recibido una propuesta que
estima ventajosa a los intereses nacionales, para la enajenación del crucero
“Esmeralda”, perteneciente a nuestra Marina de Guerra. La cantidad de
doscientas veinte mil libras, que se ofrece al contado es aceptable como justa
compensación del objeto del que vamos a desprendernos y lo es aún bajo otros
conceptos”.
“Con acuerdo del
Consejo de Estado, tengo la honra de someter a vuestra consideración el
siguiente proyecto de ley:
“Artículo único. Autorizase
al Presidente de la República para vender el crucero “Esmeralda” de la Marina
de Guerra nacional, por la suma de 220.000 libras esterlinas, que se invertirá
en la adquisición de otra nave para la misma Marina. Santiago, 7 de noviembre
de 1894.- Montt.- Enrique Mac Iver.- A.S.E. el Presidente de la Cámara de
Senadores”.
Sección 2da.- No 961.-
Santiago, 8 de noviembre de 1894.
Con esta fecha he
dirigido a U. el siguiente telegrama: “De orden Presidente, comunico a U. que
ambas Cámaras han autorizado venta y queda formalizado definitivamente el
contrato, sujeto solo a la prueba de
máquinas.- Dios guarde a U. Claudio Arteaga Ureta.- Al Sr. Luis A. Noguera,
Cónsul General del Ecuador”.
Los telegramas que
siguen ponen término a la maraña tejida desde octubre hasta finales de
diciembre de 1894.
Del Presidente a
Caamaño: 8 de noviembre:
“No hay más puertos
habitados que los que enumera la ley de Aduanas. Por consiguiente no se puede
sin las extraordinarias habilitar el de Chatam y nombrar capitán respectivo.
Estudie punto y comuníqueme su dictamen. Su amigo. Presidente”.
Del Gobernador al Presidente:
12 de noviembre
“Es incontestable la
razón que Ud. me da sobre la Capitanía del puerto ad-honoren para Chatam, por
tanto solo habrá que hacer venir, desde luego por nota reservada oficial al
jefe Territorial del Archipiélago, para que proceda según los términos de mi
anterior telegrama. Su S. y amigo, Gobernador”.
Consulado General del
Ecuador en Chile.- Valparaíso, noviembre 12 de 1894
“Señor Ministro: He recibido
una comunicación de US., de fecha 6 del mes corriente, en la que se me
transcribe el decreto supremo, aceptando la propuesta hecha por el que suscribe
a nombre del Gobierno del Ecuador, para adquirir el crucero “Esmeralda”.
Igualmente he recibido oportunamente otra nota de US., fechada el día 8 en que
se me comunica que, habiendo sido aprobado por ambas Cámaras ese contrato de
compra, ad referéndum, se considera el negocio como definitivamente ajustado, y
sujeto únicamente al resultado de la prueba de la maquinaria. Igual aviso
recibí por telégrafo el mismo día ocho”.
“De todo ello he dado
aviso telegráfico a mi gobierno y solo espero que se me designe el día de la
prueba, para concurrir a ella y enseguida recibir el buque. Ignoro si S.S.
habrá ya dirigido al Ministro de Chile en Washington el aviso de estar
efectuada la venta, como lo estipula mi propuesta, a fin de efectuar el pago en
Londres o París, a quien U. me designe.- De U, muy atento servidor. Luis A. Noguera, Cónsul General del
Ecuador.- Al Sr. Ministro de Guerra y Marina”.
Sección 2da.- No 980.-
Santiago, 14 de noviembre de 1894.- “Se ha recibido en este Ministerio el
oficio de U., de 12 del actual, en que se acusa recibo de la transcripción del
supremo decreto, que aceptó la propuesta presentada por U., a nombre de su
gobierno, para adquirir el crucero “Esmeralda”, como asimismo de la nota del 8
del presente, en que anunciaba a U., qué el Congreso Nacional había autorizado
a S.E., el Presidente de la República, para efectuar dicha venta, quedando en
consecuencia definitivamente ajustado el contrato. Con relación al aviso referente
al pago, debo manifestar a U., que solo se espera para darlo que se verifique
la prueba de las máquinas. Dios guarde a US.- Aldunate B.- Santiago, 14 de
noviembre de 1894.- Al Sr. Luis A. Noguera, Cónsul General del Ecuador.-
Valparaíso”.
En forma inmediata se
pone en conocimiento del Ministro Plenipotenciario de Chile en Francia:
“Precio “Esmeralda”
debe ser entregado en Londres a la orden de nuestro Enviado Extraordinario y
Ministro Plenipotenciario en Washington. De haberse verificado la venta, lo
diré tan pronto como Ud., me comunique
por telégrafo que prueba máquinas del buque ha sido satisfactoria.- Aldunate.
B.- Santiago 14 de noviembre de 1894.- Al Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario de Chile en Francia, París”.
“Avise por cable tan
pronto como agentes financieros del Ecuador depositen a la orden de S.S. en
Londres, doscientas veinte mil libras esterlinas, precio en que hemos vendido a
esa República el crucero “Esmeralda”.- Aldunate B”.
Recibido el 16 de
noviembre de 1894.- Ministro de Marina.- Santiago-Chile- “El agente financiero
ecuatoriano dice no tener todavía aviso ni instrucciones de Gobierno Ecuador.-
Matte”.
Santiago, 15 de
noviembre de 1894. Al Ministro de Chile en Estados Unidos.- Washington.
“Gobierno de Chile ha
vendido a Gobierno Ecuador-crucero “Esmeralda”. Lo digo U. porque agentes
financieros Ecuador pedirán a U. confirmación de este acto.- Santiago Aldunate”.
La réplica del
Gobierno:
“No sabemos de qué agente
financiero ecuatoriano se trate. Para nosotros es totalmente desconocido, por
la sencilla razón de que no existe ese agente. Ya se sabrá quien ha
desempeñado-sin voluntad nuestra- el generoso papel de tal.”
El 15 de noviembre el
“Esmeralda” parece estar listo para navegar con dirección a las islas Galápagos
al mando del capitán Garín, con bandera ecuatoriana, y de allí a Yokojama con
el nombre de Yulú.
Del Gobernador al
Presidente: 17 de noviembre:
“He recibido el
siguiente telegrama de Santiago de Chile: Presidente Quito.- Sírvase contestar
afirmando o negando gobierno compra crucero “Esmeralda”. (f)Veintemilla.-
Comprendo que este telegrama o es apócrifo o es sugestión del Ministro peruano
en Santiago, pues no creo que Veintemilla se atreva a dirigirse a Ud. y mucho
menos en esos términos. Mi opinión es que Ud. no conteste hasta ver si se
aclara el enigma y como no es difícil que el Ministro del Perú en Quito reciba
instrucciones telegráficas para interpelar al gobierno o preguntar a Ud., tiene
Ud. que emplear toda la diplomacia del caso, cerrando las puertas y doblando la
foja, pues a la verdad no es decoroso hacer esas preguntas así como nadie ha
hecho averiguar las compras de buques que ha hecho o se dice actualmente del
Perú. Este punto es grave y creo oportuno advertirlo a Ud. para que se ponga en
guardia y evitarnos caer en un lazo. Su amigo y S. Gobor”.
Del Presidente al
Gobernador: 17 de noviembre.-
“No creo que sea de
Veintemilla el telegrama que Ud. me transcribe. Muy desacertado sería contestar.
Es indudable que hay algún fraude. Dejemos pasar algunos días para ver si se
descubre la trama. No creo tampoco que el Ministro peruano se avance a
interrogarme sobre el particular. Si lo hace lo disputaré cultamente”
El 23 de noviembre
Solórzano pide autorización a Caamaño para efectuar la venta al Japón,
representado por su Ministro Shinichiro Kurino Con la cancelación del monto
pactado, el último día de Noviembre de 1894 el negociado llegó a su fin.
EL
CONVENIO DE VENTA DEL CRUCERO
Ministerio
de Relaciones Exteriores
1.- Contrato verificado
entre el Sr. Modesto Solórzano, Ex –Cónsul General del Ecuador y Shinichiro
Kurino, Ministro del Japón, sobre la compraventa del crucero “Esmeralda”.
Documento A
Consulado General del
Ecuador.
“Convenio hecho en este
día, 23 de noviembre de 1894, entre la República del Ecuador, por medio de
Modesto Solórzano, Cónsul General en los Estados Unidos, representante de la
primera parte, y Shinichiro Kurino, Ministro del Japón en los Estados Unidos,
representante de la segunda parte, en los términos siguientes:
“Que por cuanto el
representante de la segunda parte ha convenido en comprarle al Gobierno de
Chile, y el Gobierno de Chile ha convenido en venderle por medio de la
intervención de la República del Ecuador, el buque de guerra conocido como “La
Esmeralda”, con el armamento y municiones que luego se mencionarán aquí, y por
cuanto, con el propósito de efectuar tal venta y transferimiento de dicho buque
al representante de la segunda parte, consiguientemente, el dicho Gobierno de
Chile ha vendido y transferido a la República del Ecuador, primera parte
contratante; y, dicha República del Ecuador, ha comprado al Gobierno de Chile
el dicho buque de guerra haciéndose transferir el título respectivo, con el
propósito de traspasar la propiedad del referido buque y el título respectivo
al representante de la segunda parte contratante”.
“Y por cuanto, en
cumplimiento de dicho arreglo, el representante de la primera parte ha vendido,
dicho buque de guerra “La Esmeralda” al representante de la segunda parte
contratante y, en consecuencia, ha convenido en entregárselo y transferirle el
título respectivo. Y por cuanto, dicho Modesto Solórzano, Cónsul General del
Ecuador en los Estados Unidos, ha sido debidamente autorizado por el Presidente
de la República del Ecuador, obrando este bajo la autoridad del Consejo de
Estado de dicha República para vender y transferir el título de dicho buque de
guerra al representante de la segunda parte y para celebrar y ejecutar este
convenio con tal intento, por tanto, las susodichas partes contratantes, previo
el pago recíproco de la suma de un dólar y otras poderosas consideraciones, el
recibo de cuya suma aquí se testifica, acuerdan y convienen, respectivamente,
lo que sigue:”
“Primero: El representante
de la primera parte ha negociado y vendido y por este convenio negocia y vende
al representante de la segunda parte y sus concesionarios el dicho buque de
guerra conocido con el nombre de “Esmeralda”, junto con las velas, los notes,
las anclas, los cables, poleas, equipo y aparejo y todos los demás útiles
correspondientes; y, asimismo, el armamento y municiones, de que se hace
particular mención en la cédula que aquí va anexa y marcada “Cédula A”, a fin
de que el dicho representante de la segunda parte y sus cesionarios, posean y
mantengan el referido buque de guerra con su armamento, municiones y demás
pertenencias para su solo y exclusivo beneficio; y, el dicho representante de
la primera parte, por las personas promete, conviene y acuerda que el dicho
representante de la segunda parte y sus concesionarios, en garantizarles y
defender el título del referido buque y todas sus ya mencionadas dependencias
contra todos y cualesquiera personas que fuesen”.
“Segundo: El
representante de la primera parte conviene además y acuerda que Emilio Garín,
como Agente y representante del personero de la segunda parte, en unión de la
tripulación que tenga a bien escoger, tomará posesión de dicho buque en
Valparaíso, a nombre del representante de la segunda parte, y que el dicho
buque junto con su armamento y municiones ya mencionados, le será entregado en
consecuencia”.
“Tercero: El
representante de la primera parte, conviene y acuerda, además, que el dicho
capitán Emilio Garín, procederá con el dicho buque sujeto en su navegación a
las ordenes del representante de la segunda parte su viaje al Japón bajo la
bandera del representante de la primera parte, tocando en Chatam, Archipiélago
de Galápagos, y el representante de la primera parte, al efecto, conviene y
acuerda entregar a dicho capitán Emilio Garín, a bordo de la “Esmeralda” en
Chatam, una escritura formal de venta de dicho buque al representante de la
segunda parte o al Gobierno japonés; escritura ejecutada por el Presidente u
otra autoridad de la República del Ecuador, bajo el gran sello de dicha
República, cuya escritura de venta será entregada inmediatamente después del
arribo de dicho buque a Chatam y dicho buque no se detendrá allí, sino que
seguirá su viaje sin pérdida de tiempo”.
“Cuarto: En
consideración a las premisas, el representante de la segunda parte, conviene
hacer los pagos al Gobierno de Chile y así como los otros pagos para los gastos
relacionados con el traspaso de dicho buque y su entrega en el Japón, en los
cuales se ha convenido ya y provisto del modo conveniente”.
“En fe de lo cual, el
representante de la primera parte ha concluido este convenio por medio de su
Cónsul General, a efecto debidamente autorizado y bajo el sello del Consulado
General y el representante de la segunda parte, lo ha firmado y sellado con su
propia mano, en la ciudad de Nueva York, el día y año arriba mencionado”.
(Sello) (Firmado)
S. Kurino.- Ministro del Japón.- f( Modesto Solórzano)
Este documento fue
publicado en el Registro Oficial No 159.- Año II.- Quito, mayo 23 de 1896.
Shinichiro Kurino,
diplomático de carrera, nació en 1851. Fue embajador del Japón en Washington en
el periodo 1894-1896. Murió en 1937.
Este mismo día, el Dr.
Castro reclamaba a Caamaño, mediante telegrama remitido desde Lima, en los
siguientes términos: “Dígnese cumplir oferta de explicarme por carta el negocio
entre los gobiernos de Chile y Ecuador; pues comienzan ya los comentarios algo
puercos de la prensa de Chile, y luego seguirán de la nuestra.”
Ministro de Guerra y
Marina.- 24 de noviembre de 1894.
“Acabo de recibir
telegrama anunciando haberse ya ordenado el depósito del importe del buque en
Londres a la disposición del Ministro de Chile, Don Augusto Matte. Atto
servidor.- Luis A. Noguera. Cónsul General del Ecuador”.
Consulado General del
Ecuador en Chile.- Valparaíso, noviembre 24 de 1894.
“Sr. Ministro: Hoy
recibí un telegrama avisándome que ya se había dado la orden para depositar en
Londres, a la disposición del Ministro Plenipotenciario de Chile Dn. Augusto
Matte, las 220.000 libras, importe de la venta de la Esmeralda, que comunique a
U., por vía telegráfica. Como no dudo que, de un momento a otro, V.E., recibirá
aviso de haberse efectuado ese pago, ruego a U., que, una vez recibido, se
sirva designar día para la entrega del buque.- Dios guarde a U.- Luis A.
Noguera, Cónsul general del Ecuador.- Al Sr. Santiago Aldunate B, Ministro de
Marina”.
El 26 de noviembre,
Caamaño contestaba al Dr. Castro en Lima lo siguiente:
“Cumpliendo los deseos
justos de Ud, respecto al asunto entre Cabes y Nouzi le diré, en absoluta
reserva, que, deseando Chile vender su buque al Japón o la China, pidió a nuestro gobierno le prestara
su colaboración, para que el buque cambiara de bandera en Chatam y fuera
entregado allí al comisionado del comprador. Como debemos a Chile importantes
servicios, como la venta de armamento y municiones a plazo, nuestro gobierno
accedió, una vez que no tenemos relaciones con Japón, ni la China, y así
estamos obligados con Chile, quien aparte del servicio de ayer, nos ofrece
facilidades y ayuda para lo porvenir. La operación será comentada de mil modos
por quienes creen ver en esto una amenaza; pero una vez que se sepa para quien
ha sido, se apagará el ruido, y nosotros habremos prestado un servicio a una
Nación que nos ha favorecido cuando lo
necesitamos, y a la cual podremos ocurrir si se presenta ocasión de que nos auxilie.”
“A pesar de que la
negociación ya estaba realizada, Caamaño astutamente utiliza el mismo argumento
presentado al Presidente Cordero, las deudas del país al Gobierno chileno; aún
más, en el mismo telegrama dice: “He allí todo, U., verá que esto en nada
afecta a nuestras relaciones con el Perú, que es quien se manifiesta receloso
del rumor relativo al “Esmeralda”. No conviene, sin embargo, que se sepa la
verdad de todo esto; pues así haríamos un grave perjuicio a Chile, haciéndose
contraproducente nuestro servicio.”
E insiste: “Le
recomiendo pues, la más escrupulosa reserva en este delicado asunto, que está
aún insoluto, puesto que no se nos da aún el aviso que esperamos de la salida
del buque, y no sabemos lo que se resuelva en Chile a última hora.” (9)
Proceso
del Esmeralda. Julio Castro. Pag. 34, 35
28 de noviembre de
1894.- Sr. Ministro de Marina.- Santiago.
“Telegramas llegados
anuncian que las 220.000 libras importe del crucero “Esmeralda”, fueron pagados
en Londres al Sr. Ministro de Chile, por los banqueros Morgan por cuenta
del Ecuador. Ruego a US., tenga a bien telegrafiar a Washington Ministro
chileno, participándole que queda ya traspasado al Ecuador conforme debe
haberlo solicitado de US. Cónsul General del Ecuador, en telegrama que anuncia
haber dirigido US. Recomiendo emplear cable central.- Luis A. Noguera.- Cónsul
General del Ecuador en Chile”.
Santiago 28 de
noviembre de 1894.- Al Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
Chile en Francia.- París.
“Diga si ha recibido
precio “Esmeralda”, pues Cónsul General Ecuador telegrafía que por conducto
banquero Morgan por cuenta del Ecuador.- Santiago Aldunate”.
29 de noviembre de
1894.- Ministro de Marina.- Santiago.
“En este momento
recibimos telegrama Rotschild, informando haber recibido 220.000 libras
esterlinas, por orden Gobierno Ecuador, para abonar cuenta a Chile.
Esperamos Rotschild confirme por carta, para avisar US, operación terminada.- Matte”.
30 de noviembre de
1894.- Ministro de Marina.- Santiago-Chile.
“Rotschild confirma por
carta haber recibido 220.000 libras esterlinas, en concepto de conformidad.-
Matte”.
Observación del
Gobierno:
“Ni con los banqueros
Morgan, ni con Rotschild, ni con persona alguna del mundo, ha hecho el Ecuador
los arreglos financieros de que se habla en estas piezas. Indudablemente los
interesados en la vil granjería han dado el dinero del Japón el curso aparente
que tuvieron por adecuado, para simular que esos fondos eran del Ecuador. No
quedará oculta esta grotesca maniobra, en cuyo descubrimiento se interesa la
honra de dos pueblos. En el Ministro de Hacienda de nuestra patria no hay, ni
puede haber, el más leve rastro de la operación financiera escandalosamente
fraguada por la codicia de extraños especuladores.”
Santiago, 30 de
noviembre de 1894. Al Sr. Comandante General de Marina.- Valparaíso.
“Recibida segunda
confirmación. Proceda U, a firmar la escritura y entregar el buque.- Por
Ministro. Claudio Arteaga”.
Efectivamente, el 30 de
noviembre se firma la escritura de venta del buque “Esmeralda”, en la misma que
participan el Sr. Comandante General de la Marina chilena, en representación
del fisco, y el Sr. Luis A. Noguera, “debidamente autorizado por el gobierno
del Ecuador”. En documento que se anexa, se hace conocer la propuesta por
escrito realizada por el Cónsul del Ecuador, para comprar el buque en 220.000
libras esterlinas, pagaderas al contado. Asimismo, se deja sentado por escrito,
la obligación del vendedor de realizar una prueba, navegando de 2 a 3 horas
fuera de la bahía de Valparaíso, a todo vapor, previo a la entrega definitiva
de la nave.
Santiago, 30 de
noviembre 1894.- Al Ministro de Chile en Washington.
Efectuada venta
“Esmeralda” y ordenada definitivamente entrega y transferencia inmediata al
Ecuador.- Santiago Aldunate.
Valparaiso 1 de
diciembre de 1894.- Ministro de Marina. Moneda.
“Escritura de
“Esmeralda” quedó hoy firmada, entrega concluirá posiblemente mañana.-
“Esmeralda” cambió hoy de bandera, izando la del Ecuador.- Castillo”.
Sección 2da, No 1052.-
Santiago, 7 de diciembre de 1894. El Comandante General de Marina, por
telegrama de 1ro del actual, me comunica lo que sigue: “Escritura de
“Esmeralda” quedó hoy firmada, entrega concluirá probablemente mañana,.
Castillo. Lo que transcribo a US., para su conocimiento y fines consiguientes,
Dios guarde a Us.- Aldunate B.- Al Sr. Cónsul del Ecuador, Dn. Luis A.
Noguera”.
Actuaron como testigos
de la transferencia del buque al representante del Ecuador en Chile, los
señores Pedro N. Hernández y Don Alejandro Arancibia.
Réplica del Gobierno:
“No hubo compra, porque
no hubo comprador. Como Noguera no adquirió el buque para sí, debió adquirirlo
para otra persona o nación; pero no lo hizo, por falta de PODER. De ahí es que,
en aquel descarnado y burlesco simulacro de escritura, no aparece tal
documento. Mal se hizo en ponerle al buque la bandera ecuatoriana. Nadie tuvo
facultad para ello. Lo curioso es que, según de las indicaciones va resultando,
no fue tampoco bandera ecuatoriana la que se izó a bordo de esa nave. La
precipitación y aturdimiento, propio de quien no obra de buena fe y con
serenidad, hicieron que los negociantes colgaran un trapo cualquiera, a titulo
de bandera ecuatoriana”.
Léase el párrafo siguiente del editorial de
“La opinión” de Valparaíso, número correspondiente al 8 de enero de 1895:
“No fue izada la
bandera de Ecuador, sino una del código de señales, medida que quizá fue
aconsejada por algún tinterillo de mar, lo que acusa en nuestras autoridades
marítimas mucho candor o indisculpable complicidad. No olviden esto los
ecuatorianos. Nuestra bandera no está deshonrada”.
En el intermedio de este
proceso, asoman dos telegramas:
2 diciembre 1894.- Telegrama de Caamaño al Cónsul en E.U.: “¿De
cuanto podré disponer? f) Gobernador”.
3 de diciembre de
1894.- “La gratificación de 4.000 libras esterlinas será pagada al contado, a
la final y segura entrega del buque. f) Cónsul”.
Al Jefe Territorial del
Archipiélago de Colón.- 4 de diciembre de 1894
“Sr. Alejandro
Aristizabal: El H. Sr. Ministro de Guerra y Marina, en fecha 12 de noviembre
del presente año, me dice lo siguiente: “Sírvase US., ordenar al Jefe
Territorial del Archipiélago de Colón que, en el puerto de Chatam, ponga al
buque chileno de guerra “Esmeralda” el pabellón del Ecuador, para que de allí
parte en un viaje de prueba, en virtud de negocio de compra condicional que el
Gobierno del Ecuador ha pactado con el de Chile; negocio que no se llevará a
efecto, si acaso de la prueba resulta que el buque no tiene todas las
condiciones necesarias para la navegación costanera y vigilancia del litoral
ecuatoriano. Se ratificará por correo. Ministro de Guerra. En su virtud,
proceda a extender un acta a bordo de
dicho buque, en presencia y con autorización del Comandante y dos oficiales de
a bordo, así como también debe Ud., hacer que se hice el pabellón ecuatoriano.
Practicado este acto, permita Ud., que el referido buque zarpe al viaje
indicado, comunicando Ud., lo practicado a ésta Gobernación, para que llegue a
conocimiento del Supremo Gobierno. Gobor.”
Telegrama de Solórzano
a Caamaño, de 5 de diciembre:
“La gratificación de cuatro mil libras será
pagada al contado a la final y segura entrega del buque. Mi carta del 30 de
noviembre lo explica todo”.
El 10 de diciembre
Caamaño contestó: “Sin posteriores noticias no telegrafíe en ningún caso. Gran
excitación hoy”
Continúa la
documentación chilena:
Sección 2da. No 1056.-
Santiago, 7 de diciembre de 1894.
El Comandante General
de Marina, con fecha 5 del presente, me dice lo que sigue: “Tengo el honor de
comunicar a US., que el primero del corriente se firmó por el infrascrito y el
señor Cónsul General del Ecuador en Chile, ante el Notario de Hacienda, la
escritura pública de venta del crucero “Esmeralda”, dándose por recibido este
funcionario del buque, en nombre de su Gobierno. El 2 del corriente, en la
mañana, previa la recepción del inventario que se encuentra conforme y a entera
satisfacción del comprador, enarboló la bandera ecuatoriana. Aldunata B. al Sr.
Cónsul del Ecuador Don Luis A. Noguera”.
Comentario del Gobierno:
“Sabemos que ha sido
Notario de hacienda el individuo que autorizó la escritura de la supuesta
compra. Lo que no sabemos es si los notarios de esta clase tendrán, en Chile,
la facultad de celebrar escrituras a favor de un Gobierno extranjero, sin que
quien se apellida personero de este ponga de manifiesto el respectivo PODER,
que en cualquier parte del mundo debe insertarse en esas escrituras”.
Diciembre 11 de 1894.-
Al Sr. Ministro de Marina.- Santiago- Chile.
“He recibido las notas
de US., números 1052 y 1056, de fecha 7 del mes corriente, transcribiéndome en
ellas las notas y telegramas que la Comandancia de Marina dirigió a US, a
propósito de la firma del contrato que autorizó la compra-venta del crucero
“Esmeralda” y su entrega al que suscribe. Me es grato manifestar a US, que el
buque salió ya con destino al Ecuador.- Luis A. Noguera.- Cónsul general del
Ecuador en Chile.”
Replica del Gobierno:
“El buque no vino para
el Ecuador, en donde debía recibir nuestra bandera nacional, para la excursión
de prueba; sino que, pasó por el Ecuador, hacia los mares del Asia, sin llevar
el legítimo pabellón ecuatoriano; pues no se lo puso el Jefe Territorial de
nuestro Archipiélago. Es de presumir que esté incorporado ya a la escuadra del
Japón, si las cosas pertenecen a quien realmente las compra.
“Pronto esperamos ver
los documentos relativos a la obra superchería, que es la más infame: hablamos
de la fingida venta del crucero a aquella potencia asiática, en nombre de
nuestro país, sin la más leve sombra de autorización oficial, y sin que
conozcamos a los desvergonzados israelitas que han echado, como en el Gólgota,
suertes sobre la túnica del justo. Nos parece que ni en Chile, ni en el
Ecuador, ni en comarca alguna de América ni Europa, se supondrá que hemos
comprado al primero su aciaga nave y se la hemos vendido al Japón. La tramoya
ha sido vana; inútil el disimulo: Las cosas empiezan a verse ya con claridad
suficiente.”
Ministerio del
Interior.- 13 de diciembre de 1894.- Al Presidente del Consejo de Estado:
“Por disposición de
S.E. el Presidente de la República, tengo a bien someter a la respetable
Corporación dignamente presidida por V.E. , la exposición y consulta
siguientes, sobre un asunto que está dando margen a exageraciones y comentarios
capaces de comprometer nuestras relaciones amistosas con una República que nos
aprecia”.
“Sabido es que el
Gobierno de Chile deseaba vender su buque de guerra “Esmeralda”, seguramente
para reemplazarlo con otro mejor. Nuestra República, que está, felizmente, en
paz con todos sus vecinos; y que necesita aumentar su Marina, en previsión de
cualquier acontecimiento, tenía una ocasión muy oportuna de prestar un servicio
a Chile, ya sea comprando la “Esmeralda”, ya dando a esa Nación algunas
facilidades para la venta de su crucero, sin quebrantar principio alguno de
derecho de gentes, ni comprometer la honra de nuestro pabellón”.
“Pactaron pues los dos
Gobiernos un viaje de prueba, de aquella nave, la cual había de recibir nuestra
bandera en aguas ecuatorianas, a fin de que, en tal viaje, se pudiesen
reconocer las cualidades del buque, sin que en este arreglo hubiese nada que
signifique lucro indecoroso por parte de ninguna de las dos Repúblicas”.
“Esta es la franca y
sencilla explicación del hecho, y la tenemos por suficiente para satisfacer los
deseos del patriotismo persuadiéndole de que este asunto exige determinadas
reservas en beneficio del país, si se desea evitar dificultades que pondrían en
riesgo la tranquilidad interna y las buenas relaciones internacionales, de que
tanto necesitamos”.
“Con la cautela
conveniente, me permito añadir, para conocimiento reservado de esa Honorable
Corporación, que el Gobierno tiene indicios de que se han cometido por parte de
un representante nuestro en Valparaíso, ciertas irregularidades, habiendo sido
una de ellas la de izar en el buque el pabellón ecuatoriano, desde aquel puerto
de Chile”.
“Expuesto de esta
manera el asunto, pide el Ejecutivo al respetable Consejo de Estado una norma
prudente de conducta, tanto para satisfacer, sin riesgo de indiscreción, a los
ciudadanos impacientes, que se empeñan en saber lo ocurrido, como para indagar
las irregularidades sobredichas y entablar o no, con patriótica cautela las
reclamaciones conducentes”.
“Si el H. Consejo opina
por la indagación, parece que convendría disponer se traslade sin demora a
Santiago, nuestro actual Ministro Plenipotenciario en el Perú, D. Julio Castro
cuya sagacidad, inteligencia, patriotismo y demás dotes son indisputables. Si
la digna Corporación es del mismo dictamen, propongo desde luego al señor Dr.
Castro para la plenipotencia del Ecuador en Chile. Dios gua. A V.E.- Pablo
Herrera.”
El 17 de diciembre de
1894, el Gobierno Nacional sale por primera vez a la opinión pública, con un
comunicado oficial dirigido “A los ecuatorianos”, en el cual se respalda en la
opinión del Consejo de Estado, el mismo que califica de “patriótico, decoroso y
correcto” el procedimiento seguido en el asunto del buque de guerra
“Esmeralda”; además, invoca a la “circunspección y sigilo con que deben
tratarse los negocios internacionales”. Intenta en su manifiesto convencer que
en algún momento el gobierno nacional tuvo la intención de comprar el crucero
para reforzar esa “diminuta escuadra naval” que posee el país. En realidad, de
los documentos analizados, nunca se pensó como posibilidad incorporar esa nave
en nuestra Armada Nacional. Anuncia el nombramiento de un preclaro ciudadano
para que investigue en Chile todos los acontecimientos relativos al tema del
“Esmeralda”. (Se refería al Dr. Julio Castro, aunque no lo nombra en su comunicado).
Este comunicado es
firmado, a más del Presidente de la República, por los ministros: del Interior
y RR.EE, don Pablo Herrera, de Hacienda, don Alejandro Cárdenas, de Instrucción
Pública y negocios, don Roberto Espinosa; y, de Guerra y Marina, el Gral. José
María Sarasti.
Este alto organismo del
Estado no estuvo a la altura de su misión, recomendar al Presidente en asuntos
de capital importancia para el país; más bien, se portó obsecuente con el pedido del primer
magistrado.
A día seguido, el Gral.
José María Plácido Caamaño, en su calidad de Gobernador de la Provincia del
Guayas, aduciendo que el Gobierno nacional se ha pronunciado sobre el tema,
emite a sus conciudadanos su punto de vista, respaldando el comunicado del Gobierno
y llamando a la paz y tranquilidad de la República. No hace ningún comentario
sobre los pormenores del negocio.
Presidencia de la
República. Diciembre 17 de 1984.- Al Sr. Juan Abel Echeverría, Subsecretario
del Ministerio del Interior y Relaciones Exteriores.
“Sírvase Ud. exponer,
al pie de esta, todo lo que aconteció cuando, en 16 de octubre del año
presente, comisione a Ud., a fin de que consultase la opinión del distinguido
señor Dr. Carlos Tobar, sobre el servicio que el gobierno de Chile pedía al del
Ecuador, esto es, sobre que tomase bajo su nacionalidad el buque de guerra
Esmeralda. Deseo que Ud. me diga, si es posible, literalmente, lo que le
contestó sobre el asunto, el Sr. Dr. Tobar.- Su afecto amigo, Luis Cordero.”
Diciembre 18 de 1894.-
Al presidente de la República.
“Contesto la apreciada
de V.E., al pie de la misma, según V.E. lo quiere, exponiendo, sino
literalmente, por lo menos de la manera más fiel, lo que ocurrió entre el Sr.
Dr. D. Carlos R. Tobar y el suscrito, el día que fui a cumplir la comisión a
que V.E. se refiere”.
“Hallé al Sr. Dr. Tobar
en una sala de la Universidad y, después de los cumplimientos de cortesía, le
expuse el objeto de mi visita, esto es, que iba comisionado por V.E. a
consultarle, como a Ministro Plenipotenciario que acaba de ser en Chile, sobre
la conveniencia o no de prestar a esa República un servicio que solicita a la
del Ecuador, servicio que consistía en que esta tomase bajo su bandera el buque
de guerra Esmeralda y lo pusiese en Honolulu, en donde se le cambiaría de
bandera, por no serle posible hacer ese viaje con la chilena, a causa, sin
duda, de las relaciones de dicha República con la China, que está en guerra con
el Japón, a cuyo poder pasaba el citado buque. Informado del asunto el Sr. Dr.
Tobar, tanto por mi relación, como por el telegrama que le presenté al
respecto, y que era del señor Gobernador del Guayas, me manifestó con
entusiasmo la conveniencia de prestar a Chile el favor que pedía, cuya amistad
nos era necesario cultivar con el mayor esmero, puesto que Chile era nuestro
natural aliado y atento, sobre todo, nuestra circunstancia relativa al Perú, y
que nada teníamos que ver ni con la China ni con el Japón; pero que deseaba
saber, como era natural, en qué forma se accedería a la petición de Chile.
Repúsele que V.E. había discurrido lo mejor para el caso, lo cual consistía en
manifestar que el Ecuador hacía prueba del Esmeralda, mediante el citado viaje
(para el cual debía ponérsela nuestra bandera en Chatam) a ver si convenía o no
comprarlo; idea que le pareció excelente al Dr. Tobar, quien, abundando en
razones sobre el asunto, me refirió las protestas que el Sr. Presidente de
Chile le había hecho a nuestra patria en testimonio de las cuales le estrechó
la mano, diciéndole que su palabra y ese apretón de manos valían más que un
tratado. Después de lo cual y de que conversamos algo sobre puntos literarios,
me despedí cortésmente de mi antiguo y buen amigo el Dr. Tobar:”
“Tal es, Excmo. Sor.,
el fiel relato de lo ocurrido en la comisión que V.E. se sirvió confiarme,
relato que V.E. recordará es el mismo que le hice, tan luego como regresé de
donde el Dr. Tobar. De V.E., muy respetuoso amigo y atento S.S.-J. A.
Echeverría.”
Ante la ola de
reclamos, especialmente de la oposición y el despliegue de las noticias en la
prensa nacional, Caamaño telegrafía al Dr. Castro, con fecha 19 de diciembre de
1894, comunicándole que el Gobierno le ha nombrado Ministro Plenipotenciario en
Chile. Para esa fecha, el Dr. Castro se aprestaba a regresar al Ecuador; por
ello, se niega a aceptar el cargo, y porque no es de su agrado dicha misión
para un asunto que no conoce.
Caamaño insiste: 23 de
diciembre
“Recibí carta. Ud.,
espere. Aquí también deseo hablarle sobre algo trascendente para futuro. Su
misión Chile salvará situación difícil, y la tiene Ud., en sus manos. Fíjese
residencia corta. Nos exponemos a que persona inconveniente vaya. Presidente
urge vaya Ud., f).- Gobernador”.
Castro responde:
“No veo necesidad
mandar misión, ni comprendo lo que pueda hacer Chile cuanto al hecho consumado
que presumo que motiva tal misión. Es bien desairado el papel que al Ministro
le está reservado”.-
El 26 de diciembre Caamaño
escribe una carta al Dr. Castro, en la cual de alguna manera insinúa el hecho
de que está considerando el nombre del Dr. Castro como candidato a la
Presidencia de la República, una vez terminado el periodo presidencial. “Mi
programa es tender a que la elección para el próximo periodo recaiga en alguna
persona que reúna las cualidades del caso y que sea generalmente aceptada”.
Por otra parte, busca
desesperadamente acusar a Noguera sobre la izada del pabellón nacional; en la
misma carta le dice: “..mando a Ud., un memorándum que contiene indicaciones
producidas por la escancia de lo condicional o simuladamente pactado, y a Ud.,
cumple aclarar que, si bien alguna oscuridad pudo encerrar mi cablegrama de
instrucción a Noguera, con el laconismo que exige el telégrafo, el es
absolutamente claro, clarísimo en lo de poner la bandera ecuatoriana en Chatam,
con lo cual el arreglo se habría nulitado. Fíjese bien este punto, que es el de
partida. En cuanto al traspaso al Japón, indudablemente es consecuencia de la misma
irregularidad cometida en Valparaíso, que dio naturalmente origen al traspaso,
cuyos pormenores no conozco a fondo. Lo del cambio de bandera, en general, es
cuestión discutible, de derecho internacional”. (10) Proceso del
Esmeralda .Página 39. Julio Castro)
“Por desgracia, la
responsabilidad nace del paso del Sr. Noguera, que ni tuvo orden de cerrar el
negocio de compra, ni debió consentir el cambio de pabellón en Chile” (11)
Proceso del Esmeralda Pag. 41. Julio Castro.
El 2 de enero de 1895,
luego de varios telegramas cruzados entre las dos personas, Caamaño insiste en
su pedido y alaba su ponderada participación en los asuntos limítrofes con el
Perú y la necesidad de complementarlo con Chile. Castro responde: “Ayer recibí
sus instrucciones pero ninguna carta del Presidente; por manera que, si usted
no conoce los detalles de mi misión, yo los conozco menos. He tenido después
larga conversación con Ministro de Chile, deduciendo de ellas consecuencias muy
graves, que comunicaré a Ud., por carta en próximo vapor. En tal virtud, y a
pesar de lo dicho, suspendo mi resolución hasta que, en vista de lo que le
escribiré el lunes, me diga, por cable, si debo o no aceptar”
(12) Proceso del Esmeralda Pag.38. Julios Castro.
El 7 de enero remite la
carta en la cual hace conocer de su conversación con el Ministro de Chile, Dr.
Lira:
“Según el Sr. Lira, el
Gobierno de Chile no se ha propuesto, ni por un momento, efectuar una operación
simulada, o siquiera equivoca, para la cual le fuese necesario buscar quien le
ayude, por amistad, gratitud, interés u otros motivos. Trató de vender el
crucero “Esmeralda”; y cerciorado de que el Gobierno del Ecuador deseaba
comprar la nave, no trepidó en venderla, franca, lisa y correctamente. He ahí
todo, según el Sr. Lira. Así pues, el pastel se ha confeccionado sin dejar el
menor rastro de nada de reprochable o desdoroso que pudiera imputarse a la
cuenta del vendedor. Por manera que dicho gobierno, después de haber inducido
al nuestro, según usted me dice, a que le ayude presentándose como comprador
hoy se burla de este y le trata como a chino, por cuanto el negocio se
relaciona con la guerra del extremo Oriente. Y a Noguera no le han de faltar
disculpas deducidas de lo enmarañado del asunto, mucho más cuanto las
instrucciones precisas sobre el modus operandi han de constar como piezas
confidenciales, de presentación comprometedora. El comprador se ha lucido, y
ahora solo resta que el vendedor considere como un ultraje el que la victima
ejerza libremente su derecho de pataleo.”
“El Dr. Cordero,
convertido en absolvente, ha empeorado la situación, y de ella no puede salir
con ofertas de aclaración sobre
peculado; pues los meetings populares, después de decirle que eso es lo
de menos, le exigen explicaciones sobre puntos concretos, y Don Luis enmaraña
mas el asunto mientras más trata de explicarlo.”
“….¿Quería el Dr. Cordero que fuese yo
precisamente que indagase en Chile esto
o aquello? Nada más sencillo que escribirme que me vaya a pasear, como turista
y en vía de descanso de mi campaña sobre límites, a fin de que allí
cumpliese cuántos encargos tuviera por
bien darme. Pero querer que vaya a son de pitos o flautas, y hasta de
proclamas, a mayor abundamiento, era destinarme a desempeñar tristísimo papel.”
“Por otra parte, mi
encargo está limitado, del modo más terminante, a que indague si hubo peculado.
¿De qué le puede servir a Don Luis semejante indagación, cuando sus dimes y
diretes con el público, están hoy en diverso terreno?”
“Pero, puesto caso que
yo, propasándome de mis instrucciones, me metiera en honduras, indagando lo que
usted me indica, y que el Dr. Cordero no quiere que indague, esto es si lo
practicado está acorde con las intenciones que el Gobierno tuvo al meterse en
estos líos, claro se está que, allá en Chile, se me había de decir que tome una
copia de la escritura y pregunte a mi Gobierno si es eso lo que se propuso
hacer”
“Y luego, para no ir,
tengo un motivo que personalmente me concierne, Ud., sabe que, cuando ni aún
sonaba el nombre del Japón, y ni yo ni nadie podíamos imaginar los propósitos a
los que obedeciese la adquisición del “Esmeralda”, fui yo quien ratifique la
primitiva orden de compra de Noguera, en cumplimiento de orden gubernativa
clara y explícita que usted me transmitió por cablegrama.” (13)
Proceso del Esmeralda. Julio Castro. pags.
45,46 y 47)
Finaliza la carta
anunciando que partirá a Guayaquil el 15, en vez de hacerlo el día siguiente
debido a los cablegramas recibidos de Caamaño.
“Nada teme quien nada
debe”, comienza por decir el doctor Julio Castro, Ministro del Ecuador ante el
Perú, en Lima, en su defensa dentro de la cuestión del “Esmeralda”, entrando de
lleno con la acusación al gobernador J.M.Plácido Caamaño, que pretendía
escudarse en el Ministro, en defensa de su honra a costa de la suya. El
manifiesto del doctor Castro califica de malhadada negociación, la misma que le
puso a Caamaño-dice el doctor Castro- en angustiosa e insostenible situación
por haberla ideado, desarrollado y llevado a término con extraordinario lujo de
astucia, reserva y precaución.”
“Creyeron los dos
gobiernos-dice Castro- que la venta de la “Esmeralda” se realizaría sin
novedad, y el de Chile a fuerza de tirar la manta para su lado, exigiendo en
Valparaíso y públicamente, el cambio de bandera, destapó al de Ecuador,
infiriendo a su pueblo la mayor y más gratuita ofensa que es dable causar a la
honra nacional. (14) Proceso del Esmeralda. Julio Castro pag. 55
“En final de cuentas, el “Manifiesto” del
doctor Castro, que en las últimas páginas reproduce opiniones ajenas como las
que constan líneas arriba, no dejaron de parecer lo que en verdad eran, golpes
de pecho propio de fariseos y publicanos en la hora de las responsabilidades” (15)
Lloret Bastidas
Antonio.- Trabajo inédito.
LA INVESTIGACIÓN
La reserva mantenida en
torno al negociado comenzó a desmoronarse. Juan Emilio Murillo, periodista de
“El Telégrafo” de Guayaquil, quien permanecía desterrado en Chile inició la
investigación.
Desde el Ministerio de
Justicia, ante la investigación de la prensa, y por disposición de la
presidencia, con fecha 17 de diciembre de 1894, se excita al ministro fiscal de
la Excma. Corte de Justicia inicie la averiguación de las causas denunciadas.
“La prensa de Guayaquil
viene denunciando que nuestro Gobierno ha comprado al de Chile la fragata de
guerra “Esmeralda”, y que se ha vendido, posteriormente, esa nave al Japón en
mayor precio que el que costó. Con semejante noticia tiene justamente alarmada
al país entero, pues encierra un procedimiento indigno que redundaría en
desdoro y mengua de la nación. He recibido especiales instrucciones de S.E. el
Jefe de Estado para que Ud., con el celo y patriotismo que le distinguen y
atenta la gravedad del hecho, proceda inmediatamente a la averiguación de las
causas que han motivado tan falsa como calumniosa imputación, o de otras
semejantes que se relacionen con este asunto.”
“Usía H., se ha de
servir comunicar oportunamente a este despacho el resultado de las diligencias
que llevo pedidas a fin de que se entreguen a la publicidad y se conozcan la
honradez y el decoro con que se ha procedido y procede el gobierno de la
República en todos sus actos administrativos. Dios guarde a Ud.- Roberto
Espinosa”.
El revuelo causado por
la investigación de la prensa pone en apuros al Gobernador del Guayas, el mismo que se dirige al presidente Cordero, el
22 de diciembre de este año, en los siguientes términos:
“Necesito entrar con
usted en una explicación franca y patriótica:
“El Ministerio todo
conoció y supo, desde un principio, que desde los Estados Unidos se propuso
que, deseando el Gobierno de Chile vender el buque “Esmeralda” al Japón, y
necesitando de la intervención de un gobierno amigo, se proponía al nuestro que
se preste a la operación. Esta proposición la trasmití a usted de una manera
expresa y clara.”
“Al principio, usted
manifestó poca voluntad, y yo le repliqué, dándole las razones que tenía, y era
una entre ellas, la de que Chile se había fijado en nosotros por derecho
especial que tiene para obtener del Ecuador un servicio; pues, entre otros, le
debemos el primer armamento que se le compró, manifestándose generoso. Después
de esto vino la aceptación de usted, de acuerdo con los señores Ministros y aún
con una persona caracterizada de Quito, que me dijo usted había asistido con su
opinión.”
“Usted me autorizó para
entenderme en el asunto, por medio de nuestro Cónsul en Valparaíso. La
combinación indicada en Quito fue la de que se simulara un convenio por el cual
el Ecuador proponía la compra de la fragata la cual debía tomar bandera
ecuatoriana en uno de nuestros puertos como para un viaje de prueba, pudiéndole
devolver si sus condiciones no eran aparentes para nuestras costas.”
“Mi cablegrama al señor
Noguera fue de acuerdo con esta combinación. Era, pues, cosa entendida, tanto
para el Ecuador, como para Chile, que nosotros no pensamos ni un momento en comprar
realmente la “Esmeralda” y que nuestro único objeto fue servir a Chile.”
“Yo no he creído que de
la presentación de este servicio se infringían las leyes del Derecho
Internacional, según el cual basta no atropellar determinadas fórmulas para no
dar derecho a reclamaciones. Yo dije a usted que el Ecuador no tenía tratados
ni con la China ni con el Japón y que la guerra no nos ha sido comunicada
oficialmente. Recuerdo que usted aprobó mi razonamiento y me dijo que lo
reprobado era usar una bandera contra la voluntad o sin el respectivo permiso.”
“Naturalmente, en
virtud de yo estar persuadido íntimamente de la mente del gobierno y del
verdadero giro del asunto, he dado los pasos para abordarlo, y para que no deje
de verificarse por dificultades intermedias. Orden expresa para comprar el
buque de una manera firme, no se ha dado y, tanto a Noguera como a Solórzano,
que como usted sabe, han sido los intermediarios en Santiago y New York, se les
ha hablado de compra condicional.”
“A Flores, que me cablegrafió
de París, le dije que era operación simulada y al Doctor Castro también
comuniqué que era condicional, y por eso fue el “Cotopaxi” a Chatam, a poner la
bandera, llevando copia del telegrama del general Sarasti.”
“Esta ha sido mi
conducta, y si alguno ha incurrido en responsabilidades, se verá. Supongo que
usted conservará los telegramas referentes al caso, pero la revolución,
enervándose hace meses, como le he comunicado a usted, ha tomado como pretexto
este particular, que debe ventilarse con la calma que debe acompañar las
grandes cuestiones. Aquí estamos en vísperas, materialmente en vísperas, de un
cataclismo. Yo no he querido publicar la concesión de las facultades
extraordinarias para que no crean que es cosa mía, cuando casualmente me fueron
delegadas sin pedirlo.”
“Dicen horrores a pesar
de la proclama de usted, pero lo grave es para mí lo siguiente: como el
convenio tiene sus partes que no se han dado a conocer, está llegando la
cuestión a un terreno escabrosísimo. Yo me he permitido más de una vez pedir a
usted se sirviese ser menos condescendiente con los señores de las preguntas
interpelantes y de las cuales la última ha sido en forma de interrogatorio para
constreñir a usted a una respuesta enteramente correcta. Yo creía que bastaba y
sobraba la resolución del Consejo de Estado, como ella ha debido esperarse- si
es que hay verdadero patriotismo, y el Ejecutivo solo debe dar cuenta al
Congreso.”
“Como el Supremo
Gobierno manifiesta en su proclama, que se ha tratado de una compra para el Ecuador,
se cree que yo he obrado por mí y ante mí y he pactado la forma.”
“Nuestro amigo Cárdenas
se esfuerza por persuadir al círculo de los que eran sus amigos y sus
telegramas están sirviendo de un modo contraproducente para que lo enjuicien
mas. No hay patriotismo en el procedimiento de la oposición.”
“Este mi telegrama es
una manifestación del amigo al amigo con la franqueza que tiene que existir
entre usted y su amigo servidor.- Gobernador Caamaño”.
Una Asamblea popular en
Guayaquil designó un comité investigador, presidido por Rafael Pólit e
integrado por José Luis Tamayo, Luis Felipe Carbo, José Domingo Elizalde,
Aurelio Noboa, general Cornelio Vernaza, Felicísimo López y Francisco Fernández
Madrid.” (16)
Alfredo Pareja.- Historia del Ecuador.
Sobre este Comité el
Gobernador le comenta al Presidente:
22 de diciembre de
1894:
“Permítame agregar a mi
largo telegrama lo siguiente: El meeting de hace días fue convocado solo por
ocho o nueve personas algunas de las cuales como Vernaza y Calisto son de la
peor condición política. La primera firma era de Don Pedro Carbo. Yo mandé a mi
secretario (que es el doctor Baquerizo) a hablar con él y mandó contestar que
no estaba de acuerdo con la reunión y que le mandara allá, a Madrid, pero este
se escondió. El meeting se componía de unas doscientas personas del pueblo y
muy pocos de levita entre los cuales había muchos de nuestros amigos que fueron
a oír. Ya usted ha leído; usted ha oído las discusiones sediciosas. Concluido
el meeting sin elegir a nadie y sin disponer nada el pueblo, subieron a la
imprenta de “El Tiempo” y allí, entre ellos mismos, se eligieron y han tomado
el nombre del pueblo, estando prohibido por el artículo veinte de la
Constitución. Este es el Comité que ha estado figurando en esta escena. Se
habla de un nuevo meeting y se susurra que es con un objeto deliberadamente
subversivo; si es así tendré que tomar medidas, comenzando por Vernaza y Luis
F. Carbo, pues no sería posible cruzarse de brazos al frente de una situación
como la actual. Cuente usted en todo caso con mi prudencia. Su amigo y S.-
Gobor.”
Al telegrama de Caamaño
de fecha 22 de diciembre, el Presidente contesta al siguiente día:
“He recibido el extenso
telegrama en que usted se sirve explicar circunstanciadamente lo ocurrido en el
odioso asunto de la “Esmeralda”. Voy a contestarlo con la misma claridad y
franqueza usadas por usted. Lo haré tan detenidamente como me fuere posible,
anticipándole que en verdad conservo todos los telegramas concernientes a tal
asunto.”
“La proposición de
Chile fue la que usted menciona, pero no nos pareció aceptable porque
comprometía el decoro del Ecuador, aunque este no tuviese tratados con China y
el Japón, ni hubiese contraído siquiera los deberes del país neutral por no
haberle sido notificado oficialmente la guerra.”
“Había, pues, que
escogitar un medio lícito y decente, que en nada pudiese perjudicar a la honra
de la Patria, ni traernos los sinsabores que en la actualidad soportamos. Mucho
le debemos a Chile, pero la dignidad del Ecuador era lo primero.”
“Lo que después de
meditado el asunto dispuso el gobierno fue, pues, que se le propusiese a Chile
la venta de su crucero al Ecuador si después de un viaje de prueba hecho con
bandera ecuatoriana, resultaba conveniente para la navegación en nuestras
costas y ríos y podíamos concertar precio y condiciones.”
“Confieso que no era
probable, aunque tampoco imposible, que llegáramos a adquirir el buque, pero el
servicio que a consecuencia del viaje propuesto se le hacía a Chile se hubiera
limitado a poner la nave en aguas lejanas en donde el mismo Chile, no ninguna
otra nación, había de recibirlo.”
“Absurda pudo ser tal
vez la fórmula, pero nada tenía de indecorosa y había de servirnos, al fin o al
cabo, para sincerar nuestra conducta en caso de que surgiesen inculpaciones o
sospechas.”
“Me asegura U., y bien
lo creo, que este mismo fue el sentido en que se entendió con el Dr. Castro y
con Noguera, pero lo cierto es que este, siendo chileno, como U. observa, y
portándose como un miserable especulador, ha hecho lo que le ha dado la gana y
nos ha metido en un embrollo.”
“Fíjese usted, señor y
amigo, en que una compra apenas posible la ha convertido en una compra
inmediata, con inventario prolijo y otras formalidades solemnes, poniéndole
luego al buque nuestro pabellón en el puerto mismo de Valparaíso y aparejando
inmediatamente, no lo dudo, los papeles de la reventa de la nave al Japón en
nombre de nuestro gobierno, que nada hubiera sabido de todas estas torpes maniobras
a no ser por los gritos de la prensa con fin político, es verdad, pero con
fundamento suficiente.”
“Es indudable que la
casa Flint, el Cónsul Noguera y algunos otros mercaderes cínicos han jugado con
nosotros poniéndonos en extraordinarias dificultades.”
“Imposible era callar
después de semejante escándalo y los amigos y los enemigos, y muy especialmente
los primeros, me han perurgido y estrechado para que explique el asunto.
Encastillarnos en el silencio era confesarnos culpable de conveniencia en un
peculado inicuo y enajenarnos por completo la voluntad de todo hombre de bien,
sea del partido que fuere.”
“Por eso he contestado
al Dr. Pólit, por eso he dado mi proclama; por eso mismo respondí ayer a
Veintemilla, en términos análogos.”
“A este mismo designio
obedecen, los telegramas de los señores Cárdenas y Sarasti. Antes de conocer
los desatinos de Valparaíso y pensando solo en que nuestras instrucciones
hubieran sido puntualmente ejecutadas, bien pudimos mirar el asunto como de
poca monta, pero después de que el escándalo ha llegado a ser del dominio
público, el silencio significaría complicidad altamente deshonrosa para
nosotros y para la Patria. Estamos felizmente limpios de toda ignominia. ¿Por
qué hemos de callar?”
“Se dice que algunos
sujetos de Chile han tenido también su lote en el indigno negocio, como lo
habrá visto usted por el número 19482 de “El Comercio” de Lima. Esta es una
razón más para que hablemos, pues sería intolerable que hasta las granjerías
hayan de revertir contra los ecuatorianos.”
“Sentiré mucho por el
Dr. Castro se resista a desempeñar su nueva misión. Nadie más adecuado que él,
por lo mismo que conoce el asunto.”
“La situación es sumamente
grave. Quiera Dios liberarnos de un cataclismo. Lo que los conspiradores
intentan es excitar el amor patrio y desacreditar al Gobierno para que se les
facilite una revolución. Siempre creo conveniente que la actualidad política
varíe mediante algún arreglo que usted haga en Guayaquil, o con mi separación.
No tienen cosa que imputarle al señor Salazar.”
“Disimule usted lo
difuso del presente y disponga de su muy afecto amigo. Presidente Luis
Cordero.”
El 4 de enero de 1895
se exige la renuncia al Gobernador del Guayas:
“Han llegado las cosas
a tal extremo que la situación actual de todo punto de vista es insostenible. O
consentimos en que el orden constitucional desaparezca hundiéndose la Nación en
un mar de sangre, o proveemos a la conservación del primero, a la tranquilidad
de la segunda y a nuestro propio bienestar, mediante actos oportunos de
abnegación y patriotismo. Yo estoy pronto a sacrificarme, si fuere necesario en
obsequio de la quietud pública. Espero que usted, cuyo ánimo levantado ha sido
siempre capaz de grandes resoluciones, tenga a bien retirarse de las amarguras
del poder mientras se mitiguen las pasiones y se disipe la nube de cargos con
que la prensa le mortifica. No dudo que la inculpabilidad de usted quedará
plenamente justificada con la indagación de los hechos, pero las circunstancias
presentes hacen indispensable que se aleje de esa Gobernación que tantos
sinsabores le causa. Permítame usted esta republicana franqueza a quien le
estima de corazón. Quince días más de un estado de excitación volcánica como la
de hoy consumarían la ruina de la patria, junto con la nuestra. Sírvase darme
contestación inmediata..- Su muy afecto amigo.- Luis Cordero.”
Respuesta de Caamaño a
día seguido:
“Mi mal estado de salud
me obliga a recogerme temprano y cuando vino el telegrama de Quito anoche, mi
señora la recibió para hoy. Ahora, a las siete y media de la mañana lo leo y
contesto a usted lo siguiente: Hace días he pensado separarme, pero no lo he
hecho porque aunque hay predisposición contra mí de parte de demagogos, la hay
también contra el gobierno, y he querido ayudar a sostener la situación. Mando
en este momento mi renuncia en el vapor “Pampero” que sale ahora y alcanza el
correo, que no sale de Babahoyo sino por la noche y llegará allá el viernes 11
y me la puede resolver por telégrafo y mientras tanto encargaré al Jefe
Político, pues todos saben que estoy enfermo. Además, me permito decirle que es
indispensable ponerse de acuerdo con Reinaldo para el nuevo Gobernador; pues,
de lo contrario esto se trastorna. Yo espero que usted aceptara esta
combinación que es prudente y propia de la caballerosidad de usted. Su amigo y
servidor. Gobernador Caamaño.”
El 5 de enero se cruzan
notas diplomáticas entre los ministerios de Relaciones Exteriores de los dos
países. Por parte del Ecuador se hace conocer que el gobierno nacional ha
procedido a cancelar la patente que acreditaba al Sr. Luis A. Noguera, como
Cónsul del Ecuador en Valparaíso, por existir contra él, “gravísimas sospechas
de haber intervenido en el negocio del buque de guerra “Esmeralda” e izado, sin
facultad del gobierno, la bandera nacional en el expresado vapor, en el puerto
de Valparaíso”.
Por su parte, Chile,
con fecha 30 de enero de 1895, luego de hacer conocer el cumplimiento del
pedido realizado por Ecuador respecto del Cónsul en Valparaíso, elabora una
larga nota orientada a aclarar, con
documentos, la forma en que se llevó a efecto la venta del crucero, en la cual
a criterio de las autoridades chilenas, tanto el Cónsul, como el Ministro
Plenipotenciario de Lima, Dr. Castro, actuaron en representación del gobierno
ecuatoriano; aún más, recuerdan en esta nota, que el aludido Sr. Noguera, actuó
por dos ocasiones anteriores en la adquisición de armamento para el Ecuador.
Las notas fueron firmadas por el Ministro Alejandro Cárdenas en representación
del Ecuador, y Luis Barros Borgoño por Chile.
El 1 de febrero, la
cancillería chilena, en contestación a una carta del Cónsul ecuatoriano en la
que indica desconocer la causa de su separación, aunque presume que
se trata de la compra venta del buque “Esmeralda”, le dice: “a juicio de esta Cancillería,
la intervención de V.S. referente a la compra venta del crucero “Esmeralda”
estuvo plena y especialmente autorizada ante el gobierno de Chile, por
comunicaciones directas que recibió del Ministerio de Relaciones Exteriores del
Ecuador, por una nota que tengo a la vista del Plenipotenciario ecuatoriano en
el Perú, y por los documentos exhibidos por V.S. al iniciar las gestiones
referidas”.
Lo que no dice la Cancillería chilena es que para similares
actividades, a través del mismo consulado, Chile exigió el poder
correspondiente para la firma de documentos de venta, especialmente de
armamento.
La Cancillería
ecuatoriana, con fecha 30 de marzo de 1895, contesta a su similar de Chile,
haciéndole conocer que los documentos a los que hace referencia su nota,
llegaron variados en su contenido; que la forma en que se pago el valor de la
compra no fue realizado por ningún agente financiero ecuatoriano en Londres, ni
en ninguna parte del mundo, por no tener el Ecuador, agentes financieros.
Asimismo, recuerda que el 28 de octubre de 1893, previa la negociación de
armamento entre las dos naciones, en una cuantía muy inferior a la presente, se
obligó al Sr. Noguera a presentar el poder escrito que debía presentar y
presentó el aludido Cónsul. Finalmente reclama por abusiva de parte de los
agentes que participaron en el negocio, el hecho de haber izado la bandera
ecuatoriana en puerto chileno, sin consentimiento alguno del gobierno, para que
el buque “Esmeralda” se traslade primero a Chatam en Galápagos y finalmente a
Honolulu.
El 11 de enero de 1895
(en la transcripción consta 11 de enero de 1894) Caamaño, una vez dejado su cargo, ha pedido
del Presidente de la República, emite un nuevo comunicado al país, con el
título de “A la Nación”.
Sin entrar en detalles,
ni hacer uso de la documentación recibida y enviada por su persona-por no
convenir a sus intereses- busca descargar la responsabilidad del negocio en el
gobierno nacional, en los Ministros, en el Dr. Julio Castro, en el Consejo de
Estado y en los representantes diplomáticos en Washington y Chile.
“No conozco-dice
Caamaño- los términos de la proposición de compra; debo suponer que el Sr. Dr.
Castro ha de haber procedido con prudencia y cautela. Ignoro también los
pormenores de la compra, y si en un solo acto se hizo ésta y la venta, yo no
comprendo cómo recibió nuestra bandera el buque chileno en Valparaíso,
habiéndose designado a Chatam, puerto ecuatoriano que fue aceptado por su
posición geográfica, para verificar el cambio de pabellón”.
Afirma haberse enterado
del cambio de bandera a través de la prensa,” y no los creí”- dice Caamaño-, y
que los cablegramas publicados demostraban la resistencia del Cónsul para
permitir tal acto. Por otro lado hace conocer que recibió el pedido del Cónsul
en nueva York para que se dé la orden de traspaso del buque, lo cual aceptó de manera “condicionada”.
Acusa al gobierno el no
haber dado el trámite necesario para que el Congreso Nacional analice el asunto
en todo lo que corresponde a arreglos internacionales; de la misma manera,
cuestiona el hecho de no haber dado la importancia que se merecía al voto
emitido por el Consejo de Estado, lo cual hubiese sido-dice Caamaño- “el camino
adecuado para llevar el negocio en los términos que se requieren para asuntos
de esta naturaleza”.
Libra de culpa a la
actuación del gobierno en los asuntos secundarios de la negociación y asume
la responsabilidad en su manejo; sin
embargo, deja constancia de que jamás fue propósito del gobierno, el realizar
la compra del buque para la Armada nacional, lo cual, analizados los
documentos, efectivamente es cierto.
Finaliza su comunicado
asumiendo la responsabilidad en lo que corresponda, pero deja la suya a todas
las personas del gobierno.
El 18 de enero de este
mismo año se hace público un telegrama dirigido al nuevo Gobernador del Guayas,
suscrito por los ministros Cárdenas y Gral. Sarasti, disponiendo se publique la
réplica al Sr. Caamaño, especialmente en los siguientes puntos considerados
como infamias por parte del ex gobernador:
1.- Que se ha comprado
simuladamente el buque.
2.- Que se ha mandado
enarbolar a su bordo la bandera ecuatoriana, en el puerto de Valparaíso.
3.- Que ha vendido o va
a vender el mismo buque al Japón, procediendo como simple intermediario.
En esta réplica se
esgrimen los argumentos que consideran suficientes en desmedro de lo que los
ministros consideran como infamias. Estos argumentos forman parte de la defensa
realizada por el gobierno en el juicio iniciado por disposición del Sr.
Presidente de la República, los mismos que constan en la presente investigación.
Sobre el primer punto tratan de traspasar la responsabilidad al Dr. Castro y al
Cónsul Noguera; en los siguientes pone en evidencia, con mucha razón, la
participación del ex Gobernador.
La
prensa arremete contra el Gobierno de Luis Cordero
El diario
de la mañana “El Grito del Pueblo” fue un órgano del Partido Radical, que
circuló por primera vez el 22 de enero de 1895. Fue fundado con la finalidad de
levantar la opinión y propalar la revolución en contra del gobierno de Cordero,
que día a día avanzaba en forma incontenible; “sus artículos eran como un toque
de somatén, como las vibrantes notas de un clarín de guerra” (17)
Camilo Destruge. Historia del Ecuador.-
Era
redactado por José de Lapierre, hábil periodista. Federico V. Reinel era el director
y Luciano Coral su cronista. Notables periodistas de fuste que se habían
formado a lo largo del tiempo eran sus colaboradores; entre otros: César Borja
Cordero, Manuel J. Calle, Luis Felipe
Carbo, Camilo Piedrahíta, doctor Manuel
Felipe Serrano, Pedro Valdez Mackliff, doctor Serafín Wither, José Antonio
Campos, Ezequiel Calle, Juan Varela, Celiano Monge y Carlos R. Tobar.
Al poco
tiempo el periódico se entregó de lleno a profundizar en el “enojoso” asunto
del negociado del crucero “Esmeralda”. En tres artículos que ocupaban cinco
columnas de la primera edición se trataba del problema, en distintos tonos de
gravedad. Esta actitud y frontalidad fue la clave del éxito que obtuvo y de la
arrolladora popularidad alcanzada desde su aparición.
“Todos los días, sin descanso; sin dar tregua
al gobierno un solo instante, martillaba el periódico sobre el tema con
argumentos cada vez más aplastantes: “La patria ecuatoriana está de duelo”
decía en el número 10 “la consigna que nos tiene dictada la majestad de nuestra
misión como periodistas, nos llevará hasta el sacrificio antes que enmudecer.”
“Fueron
escritos que exasperaron tanto a la autoridad, que ordenó la clausura de los
talleres y el inmediato apresamiento de los señores Lapierre y Coral, que luego
fueron deportados a Panamá.
“A los
pocos días, sorpresivamente “El Grito del Pueblo” volvió a circular, editado
clandestinamente, en un formato muy pequeño y distribuido cautelosamente.
Reapareció como un revolucionario sin tapujos, y sin guardar ningún fuero ni
disimulo incitaba a la insurrección. “Reaparecemos: Pequeños como la albahaca;
perfumados como ella misma, con el perfume de la convicción, del patriotismo y
del honor; pequeños decimos, pero airados, pero altivos, pero dignos, pero
resueltos, reaparecemos en la arena de la prensa, con más bríos aún a desafiar
las iras de los chacales de la dictadura y a echarles nuestras últimas
maldiciones...”. (18) Jose Antonio Gómez Iturralde.- Archivo
histórico del Guayas.
El mismo
día, el “Círculo Liberal del Guayas” pedía la renuncia del Presidente de la
República:
“El Círculo Liberal del
Guayas, la Sociedad Liberal Nacional y el Comité Investigador considerando
responsable al gobierno de V.E. del atentado cometido contra la bandera y honra
nacional en el infame negocio del “Esmeralda”, resolvieron-reunidos en asamblea
de esta noche-exigir, como exigen a V.E., la inmediata dimisión del cargo de
Presidente de la República del Ecuador, como único medio de salvar la dignidad
de la Nación y de mantener el orden público. F): R Polit Presidente del Comité
Investigador; Benjamín Rosales, Presidente de la Sociedad Liberal Nacional:
Cornelio E. Vernaza, Vicepresidente del Círculo Liberal del Guayas. Siguen
cerca de 4.000 firmas conseguidas en las mesas situadas en diferentes lugares
de la ciudad.”
El Presidente contesta:
“Lo único que puedo
contestar al telegrama de usted es que, no habiendo autorizado mi gobierno
atentado alguno contra la honra nacional, no se considera responsable de ajenas
infamias. Bien quisiera yo dimitir en el acto la odiosa Presidencia, pero no lo
tengo por patriótico, mientras subsista el peligro de que la vacante traiga por
necesaria consecuencia un sangriento trastorno. Lo que para mí sería una
verdadera felicidad, mil veces apetecida, había de ser para la República la
conflagración y el caos. Mal es, por
ahora, la opinión de la mayor parte de mis conciudadanos.”
Otros documentos
comienzan a circular en el ambiente enrarecido del “Esmeralda”:
El general Sarasti, en
su calidad de Ministro de Guerra y Marina, en una carta dirigida al general
Reinaldo Flores, Comandante General del Distrito de Guayaquil afirmaba:
“Se dice aquí que el señor Caamaño pretende
publicar ya un manifiesto diciendo que el no ha sido sino órgano del gobierno,
y que solo ha obedecido a sus órdenes en el asunto desgraciado del Esmeralda.
Sería bien que usted le haga decir que esto no le convendría hacer tan pronto,
estando los ánimos y las cosas candentes aún. Sobre todo no es verdad que tenga
órdenes para que se haya hecho lo que se ha hecho. Caso de que apareciera tal
Manifiesto el gobierno se verá obligado a publicar documentos en los que el Sr.
Caamaño aparece como iniciador porfiado en la negociación y propuesta de
Solórzano. Si el gobierno se ve ofendido, no vacilará en publicar todo para
sacar ilesa su conducta. Que elija, pues, el Sr. Caamaño el mejor camino y se
lo indico para lo que pudiera convenirle.- Suyo, Gral. Sarasti.”
Los resentimientos de
cuñados:
Parte de un telegrama
dirigido por el hijo del Gral. Sarasti (Manuel), a su padre y en el que avisa
que Caamaño tuvo una entrevista en la Comandancia con el general Reinaldo
Flores y que en esta entrevista hubo mucho de agrio:
“Ahora se más y
positivamente, y esto: Caamaño dijo al general Flores que el gobierno no se
había puesto a la altura de la situación en el asunto Esmeralda, y que ni entre
los dos no la salvaban, todo estaba perdido. En consecuencia, propuso Caamaño a
Flores un golpe de Estado, o mejor dicho de cuartel; una dictadura de la que él
(Caamaño) sería jefe. Dijo, además, que el asumía la responsabilidad en el
asunto Esmeralda y que con brazo de hierro haría callar a todo el mundo. Que el
Presidente y sus Ministros eran unos imbéciles que no sabían lo que era
autoridad y que en sus manos el país estaba perdido; y que la situación era
horrorosa e insostenible y que lo único que podía encarrilar las cosas era una
dictadura militar.
El general Flores contestó: Tu eres un miserable y atrevido
que me propones esto. Yo soy un hombre honrado y no acepto siquiera que me
creas igual a ti. Esta propuesta infame me indica que tu eres el que ha llevado
a cabo el negocio de la Esmeralda, engañando miserablemente al Gobierno al cual engañas todavía. Me has huido todo
este tiempo y ahora que te ves perdido vienes donde mi para hacerme cómplice de
un crimen que quieres ocultar con otro. Carga tú solo con la ignominia si eres
culpable. Prepárate a sentir las consecuencias. Si quisiera lo que me ordena la
conciencia, hoy mismo debiera yo dar parte al gobierno de tu infame propuesta,
remachándote un par de grillos, y si no lo hago es porque espero que tengas la
oportunidad y renuncies y te ausentes a donde jamás vuelva a saber de ti, y
hazlo pronto, porque me he dirigido al Presidente pidiendo autoridad y energía
en la pesquisa de los criminales. Yo le ayudaré, porque ni indirectamente
quiero aparecer cómplice o encubridor de un crimen de esa especie. Lo he dicho
al Presidente que al él le toca sindicar a los que como yo, no hemos tenido el
menor conocimiento de las gestiones de la Esmeralda y que tiene que dejar mi
honor limpio. No esperes nada de mí. Mi honor vale más que nada en esta vida y
te veré con gusto hundirte en la ignominia, salvando yo mi nombre”.
Caamaño le replico: “Perdóname.
Con lo que te he propuesto he creído que podíamos salvar el país. Duélete de
mis hijas que son tres sobrinas; de tu mujer, que es mi hermana”.
El general le contestó:
“Yo también tengo hijos y no tengo otra cosa que dejarles sino la honra, y tu
hermana es madre de ellos, y si tu eres responsable de lo que pasa, busca por
otros medios salvarte. Esto lo deseo, lo ansío, pero no cuentes conmigo. Mi
honor vale lo que no vale nada en el
mundo. Parte tú de este puerto”.
Caamaño contestó
llorando: “Si antes te hubiera conocido, como te conozco hoy día, habrías sido
mi consuelo siempre, y te habría tenido como una reliquia colgada al cuello. Ahora
no te pido, hermano mío, otra cosa que me perdones y no vuelvas a acordarte
jamás de este día que lo juzgo el más desgraciado de mi vida”.
Y continúa el hijo del
general:
“Ahí tiene usted lo más
importante de aquella entrevista. El general Flores merece bien de la Patria.
Todo esto es cierto, positivo, como si ustedes lo oyeran. Por lo anterior verán
qué persona es Caamaño y de cuánto es capaz este miserable. ¿Y conservarán a
este veneno de Gobernador? ¿Y a él le
encargan el descubrir el crimen y los criminales? ¿Qué es esto por Dios? ¿Y
dicen ustedes que son miras políticas de los que con puntería gritan por la
iniquidad cometida? Aquí nadie conspira, Caamaño les engañaba miserablemente.
El cínico conspirador es él. Nadie más. Caamaño es el jefe de los criminales en
el asunto Esmeralda. Los cómplices son Pierra, que estuvo en su casa hasta
última hora y de ella salió para embarcarse a Nueva York; Solórzano, el que
dirigió un cablegrama a Caamaño, diciéndole ofrecen tanto por el Esmeralda; y
el pobre diablo de Noguera, que será el menos criminal.
"Autorizo al Presidente
para que interpele al general Flores como a caballero, como militar de honor,
que diga si es o no cierto que Caamaño le propuso arreglo y que él rechazó con
desprecio y con altivez que le honran, tan infame como criminal proposición;
que le diga que tienen conocimiento de aquello, de una manera reservada y que
confía en su hombría de bien para que le diga la verdad del hecho. No negará el
general Flores y si lo niega no por eso dejará de ser menos cierto lo que he
referido. Siento no poder dejar sola a Rosarito; pues, de otra manera, hoy me
pondría en viaje para ponerme al habla con ustedes y manifestarles como se todo
lo referido.”
“En este momento acabo
de saber que ha ordenado Caamaño que no se dé curso a mis telegramas en que le
comuniqué publicación en que se le atribuye orden envío Cotopaxi; pero ha sido
tarde, porque estaba ya despachado. Sé también que le ha hecho a usted un
telegrama Caamaño y al Presidente. ¿Querría engañarle este infame? Es evidente
que el hizo correr esa noticia por medio del secretario de la Gobernación,
Alfredo Baquerizo. Puedo probarlo. No acepte explicación de este canalla.
Continuaré con lo que más yo descubra. Ojalá de mi inútil palabra resulte algún
beneficio para el país. M”.
En el Congreso de
Chile:
Acta de la sesión de la
Cámara de Diputados de Chile, de 29 de enero de 1895. De ella se toma las
aseveraciones del Sr. Ministro de Marina, Rivera Jofré, respecto de la
representación del Cónsul en Valparaíso para el trámite de toda la negociación.
“Un simple cablegrama
no se encuentra revestido de aquellas solemnidades necesarias para acreditar a
una persona con el carácter de agente confidencial de un Gobierno. Un
cablegrama, por sí solo, no puede manifestar que él ha sido efectivamente
dirigido por la persona que aparece firmándole.”
Sabe la Cámara que se
han cometido y cometen muchísimas supercherías con los telegramas, usando
firmas supuestas.”
El Diputado Sr.
E. Edwars manifiesta en dicha reunión:
“Aunque el buque fue
comprado a nombre del Ecuador, el hecho es que ha sido vendido al Japón, y el
Gobierno del Ecuador necesita saber quiénes son los culpables.”
Del diputado Sr.
Robinet:
“El Ministro
ecuatoriano en el Perú confirmó la efectividad de que el Cónsul del Ecuador en
Valparaíso procedía en la compra del “Esmeralda”, con suficientes poder de su
gobierno”.
Aclaración del
Gobierno:
“No tenía ese Cónsul
tales poderes; ni lo asegura tampoco el Sr. Dr. Castro. Lo único cierto es que
los necesitaba para la validez del negocio. Esto es indisputable”.
Opinión de Guillermo
Puelma Tupper:
“Lo único que el gobierno
de Chile tiene escrito, en la forma usual de nota, es la comunicación del
Ministro del Ecuador en Lima a nuestro Ministro en la misma ciudad, en la que
“ratifica oficialmente, a nombre de su gobierno, la proposición hecha al gobierno
de Chile por el Cónsul del Ecuador en Valparaíso sobre adquisición del crucero
Esmeralda de la Armada Nacional chilena”.
“Se ve que esta simple
ratificación de la primera propuesta que abre toda compra-venta, no puede
responsabilizar de la adquisición final al gobierno del Ecuador. Antes bien,
aislada esa nota, como se halla, prueba en contra nuestra; porque es
inconcebible que teniendo ya el gobierno de Chile tal ratificación, no se haya
entendido directamente con el del Ecuador, para establecer las condiciones del
delicado cambio de bandera del crucero, pedirle el nombramiento, como agente
ad-hoc, del Señor Luis A. Noguera, y demás gestiones importantes del caso”.
“En realidad, lo que
resulta de la documentación chilena es que hemos vendido la Esmeralda al
ciudadano chileno, vecino de Viña del Mar, comerciante de Valparaíso y Cónsul
del Ecuador, señor Luis A. Noguera. Ni más ni menos.” (19)
El proceso del Esmeralda.- Julio Castro. Pag. 54
Si damos una mirada al
contrato de compra-venta, efectivamente, tenemos que dar razón al escritor
chileno, quien, se pregunta luego de su anterior análisis: “¿En virtud de qué
reconoció el gabinete Mac Iber al Sr. Luis A. Noguera, como representante del gobierno
del Ecuador para el acto de venta del Esmeralda?¿Fundado en qué documentos? ¿En
los cablegramas?”
“¿Dónde se hallan, pues, una y mil veces, los
documentos que le prueban al Sr. Luis Barros Borgoño (Ministro de Relaciones
Exteriores de Chile) que las negociaciones están en su debida forma? Digámoslo
de una vez, no existen, y agreguemos: el Presidente Sr. Montt y.el
Gabinete Mac Iber han sido burlados”. (20). El proceso del
Esmeralda. Julio Castro. Pags 55, 56.
Guillermo Puelma se
dirigió al País (Chile) el 22 de enero de 1895 a través de un Manifiesto con el título de “La venta de la “Esmeralda”:
Baldón Nacional. En su contenido se pregunta
porque la Armada chilena ponía en venta uno de sus más emblemáticos
buques de guerra y concluye, luego de investigarlo, que la venta se hacía para
reemplazarlo por uno más moderno que se estaba ofreciendo en venta.
“Notable coincidencia-dice-
una casa armadora extranjera tenía un barco disponible que no podía vender al
Japón, y le ofrecía a la República de Argentina, y a China, y a Chile, en los
mismos días en que otra casa, extranjera también, hacía propuesta a los dos
países para comprarle uno o más barcos
de sus respectivas escuadras”.
“El juego era burdo-continúa-
y la elección clara: por torpes que fuéramos, debimos ver desde el primer
momento, que si la casa armadora inglesa no vendía su barco al Japón era porque
no podía hacerlo, so pena de quebrantar la neutralidad, y que todo subterfugio
que se nos propusiera, para cohonestar igual acto, ya debía haber sido
estudiado y desechado como ilegal por esa casa inglesa”.
“Nosotros nada vimos, y
nos precipitamos en el mas indecoroso de los negociados. Era evidente que
Ecuador prestaba su nombre para servir de intermediario en la venta, porque el
Japón pagaba esta gran infamia al Presidente Cordero, a sus Ministros y a sus
agentes con buenas libras esterlinas”.
El autor del manifiesto
realiza un análisis sobre las consecuencias que para Chile y para el Ecuador
sobrevendrían a futuro por ser cómplices en la forma de irrespetar la
neutralidad de los países en caso de conflicto; además, acusa al alto jefe de
la gloriosa Marina chilena a cargo de la administración del país, de perder su
reputada honradez y cubrirla de lodo ante el concierto internacional.
Ante las noticias de
rechazo al negociado en el Ecuador, Puelma dice: “El pueblo del Ecuador, al
sentirse envilecido por su gobierno, se ha levantado en masa contra la
violación de la neutralidad, consumada al amparo de su bandera y ha rescatado
su buen nombre con su digna actitud”. “Nos corresponde observar igual conducta.
Lo he dicho que somos los instigadores de este gran peculado”
Finaliza su manifiesto
indicando que, “El silencio ya nos es posible. Callarse después de la
vergonzosa sesión pública de la Cámara de Diputados, sería contribuir a nuestro
desprestigio.” (21) El Proceso del Esmeralda.- José Castillo.- Pag.
119,120,121.
EN
MANOS DE LA JUSTICIA Y SUS CONSECUENCIAS
El 3 de enero de
1895, el Presidente de la Corte Suprema pide al Ministro de Justicia se le haga
conocer si el Supremo Gobierno ha ordenado la suspensión del cargo del Cónsul
del Ecuador en Valparaíso, a lo cual se contesta que con fecha 22 de diciembre
se dispuso al gobernador del Guayas comunicara al expresado Cónsul, la
suspensión de su cargo y su separación. Igualmente se informa que además se ha
ordenado la suspensión del Cónsul General en Nueva York, por creerlo complicado
en el asunto del buque “Esmeralda”.
Presidencia de la Corte
Suprema.- 17 de enero de 1895. Al Sr. Presidente de la República.
“Tengo la honra de
remitir a V.E., en 21 fojas útiles el sumario seguido contra los Cónsules
ecuatorianos D. Luis Noguera y D. Modesto Solórzano por creérseles complicados
en el asunto del crucero “Esmeralda”, a fin de que V.E. se sirva dar el informe
que, a petición del acusador particular, se ha ordenado pedir a V.E. por decreto
de hoy. Modesto Espinoza.”
Presidencia de la Corte
Suprema.- 19 de enero de 1895. Al Presidente:
“Por decreto de hoy, a
solicitud del acusador particular, Dr. Víctor Manuel Peñaherrera, se ha
dispuesto que se oficie a V.E. pidiéndole se sirva devolver el proceso relativo
al asunto del crucero “Esmeralda” junto con el informe respectivo, hasta el
lunes próximo, porque tanto el Sr. Acusador como el Sr. Ministro Fiscal,
necesitan de los autos para pedir la práctica de diligencias urgentes.”
“Comunícole a V.E. y
espero que, por la grande importancia del asunto, se servirá disculpar la
exigencia de este oficio.- Modesto
Espinosa.”
Las
diligencias judiciales
En atención al pedido
realizado por el acusador particular con fecha 19 de enero, el Sr Presidente de
la República remite el primer informe sobre el “odioso” caso que se investiga;
a partir del mismo, remitido el 20 de enero, prácticamente se inicia un largo y
tedioso proceso de investigación.
En términos generales,
las preguntas más recurrentes a las que tiene que contestar el Presidente, una
y otra vez, hacen referencia a los documentos que en clave fueron transmitidas
desde las instancias gubernamentales hacia la Gobernación de Guayaquil, y desde
esta a las legaciones diplomáticas ejercidas por Solórzano y Noguera.
Concluye su informe
asumiendo la responsabilidad que se desprenda del juicio:
“He aquí todo lo que ha
hecho mi gobierno. Si de ello le resulta alguna responsabilidad, la asume sin
reserva con la convicción íntima de no haber procedido sino por el deseo
patriótico de obtener ventaja para el Ecuador, estrechando relaciones con una
República que nos ha dado reiteradas pruebas de amistad y benevolencia”.
“De la proposición que
se le hizo a Chile habría resultado talvez la compra del buque para nuestra
escuadra, con plazos y condiciones aceptables, cosa no imposible, aunque
difícil; o, cuando menos, una decorosa manifestación del fraternal aprecio que
une a las dos naciones. Si Chile consideraba esa proposición como una cortés
evasiva muy llano hubiese sido que no la aceptase y, entonces no habríamos
tenido que deplorar los resultados de tres arbitrariedades cometidas por
agentes ecuatorianos a quienes jamás se les autorizó para tales desatinos. La
compra inmediata e incondicional del buque, con dinero que yo no se dé donde lo
han obtenido los arteros especuladores, la desconoce y reprueba mi gobierno, que
ha nadie ha conferido poder para realizarla.
"El uso del pabellón ecuatoriano que los negociantes izaron, según
se asegura, a bordo del buque en las aguas de Valparaíso, es igualmente
arbitrario e inicuo. Finalmente la
reventa de la nave al Japón, reventa que se ha hecho, o debe hacerse, en nombre
del gobierno ecuatoriano, según lo ha dicho la prensa, es una vituperable
superchería en que jamás pudimos pensar mis señores Ministros, ni yo, porque no lo vedaba la honradez, y sabemos,
además, que los bienes nacionales no se enajenan sin permiso de la Legislatura.
Con toda la cautela que requieren los asuntos de carácter internacional, y
hablamos con personas que bien los conocen, como los distinguidos señores
Magistrados del Excmo. Tribunal Supremo, puedo decir que en nada compromete al
gobierno ecuatoriano la proposición inicial de Chile.
"Lo que hubiera
comprometido es la orden de que se consuma una compra simulada del buque, se le
ponga a este la bandera ecuatoriana para dar colorido de verdadera a esa compra
y se vaya a vender esa nave a otra potencia en nombre del Ecuador, que no lo ha
adquirido. La averiguación prolija de los hechos demostrará la culpabilidad de
quien lo tenga. Podemos mis señores Ministros y yo haber incurrido en algún
involuntario desacierto, más no hemos cometido infamia alguna que nos quite el
derecho de llamarnos hombres de bien. Quito enero 2 de 1895.- f) Luis Cordero.”
Paralelamente, el
Gobierno Nacional disponía al consulado de Chile la realización de acciones
tendientes a desautorizar las actividades realizadas por Noguera. Producto de
estas disposiciones se recibe el siguiente telegrama:
Lima, febrero 16 de
1895.- Al Presidente de la República:
“Urgente contestando
petición mía sobre arraigo Noguera, me dice Ministro chileno, en oficio de hoy:
“Ministro de Relaciones me contesta que estando encaminada la acción del
Ecuador a desautorizar la negociación sobre el Esmeralda que fue debidamente
ajustada con sus agentes oficiales, no puede gobierno chileno acoger gestiones
del gobierno del Ecuador, sin saber antes cual es el grado de confianza que le
merecen sus representantes. Juzgo que esta es ocasión oportunísima para desautorizar
lo hecho por Noguera a nombre del gobierno y hacer que Noguera declare
judicialmente quien le ordenó pagar la compra, o quien comunicó el resultado,
quien le ordenó pagar con dinero de Flint contratos marinos, quien ordenó el
cambio de bandera, quien ordenó salida del buque para Chatam y después para
Yokohama, quien dio los pliegos al capitán para zarpar. No desaprovechen esta
oportunidad para probar inculpabilidad del gobierno en esta inicua y
escandalosa operación. Aquí nadie duda que los únicos culpables sean Caamaño,
Solórzano y Noguera. Puede dirigirme telegramas clave Castro. Pallares.”
De la Presidencia de la
Corte de Justicia al Presidente de la República:
21 de febrero de 1895:
“Las actuaciones hasta
aquí practicadas ofrecen indicios bastantes contra el ex Gobernador de la
provincia del Guayas, Dr. José María Plácido Caamaño; a su virtud, se le
declara incluido en el auto cabeza de proceso; y, en consecuencia se previene
que se libre exhorto al Presidente de la Corte Superior de Guayaquil, en el
cual se insertarán en el mencionado auto de proceso y las declaraciones hasta
aquí recibidas para que sea notificado el referido ex Gobernador, personalmente
o en la forma prescrita por el Inciso 3ro del artículo 67 del Código de
enjuiciamiento criminal y para que, si fuere encontrado culpable se le tome su
declaración indagatoria. Practíquese todo lo demás pedido por el Sr. Ministro
Fiscal en su escrito de 16 de los corrientes, previa citación. f) Nieto.”
Tercer
Informe del Presidente: “Tengo mi conciencia libre de toda culpa…”
“Respecto del telegrama
que en 16 de octubre último me dirigió el Dr. José María Plácido Caamaño,
comunicándome la proposición que, en nombre de Chile, se nos hacía y de la
contestación que yo le di, de la réplica del Sr. Caamaño, de la proposición que
el gobierno de Chile se le hizo y de la solicitud de que nuestro Ministro en el
Perú ratifique la proposición de mi gobierno al de Chile, he dicho yo lo
bastante en mi informe principal, expresándome con la claridad y franqueza
propias de mi índole personal y del cargo que desempeño. No tendría ciertamente
obstáculo alguno para presentar todos los telegramas en que de tales asuntos se
ha tratado, si, como pueden comprenderlo muy bien las ilustradas y prudentes
personas que componen el Tribunal Supremo, no se refieren esos telegramas a
ciertas particularidades del más delicado carácter internacional, las que no
pueden sin grave indiscreción publicarse en las páginas de un proceso para que
de allí las tome la prensa indiscreta y las entregue a la crítica del mundo.”
“Mi correspondencia es
particular; esos telegramas están en clave, pero nada importaría lo uno ni lo
otro porque no me detiene motivo alguno individual, desde que tengo mi
conciencia libre de toda culpa en el aciago negocio del buque chileno. Lo que
me obliga a ser cauto, cumpliendo con mis deberes de Presidente de la
República, es el deseo de que las relaciones de este con algunas de sus nobles
hermanas no sufran perjudicial detrimento. Me permitirá el Sr. Ministro Presidente
no hacer observaciones más explícitas en cosa tan ardua.”
“Lo propio digo de
aquella comunicación telegráfica en que recuerdo haber discurrido sobre el
cambio de bandera. Está en el caso de las otras, pero realmente no he creído ni
creo que sea lícito que entre naciones amigas, que se han dado mutuas pruebas
de estimación desde la célebre Alianza del Pacífico, haya inconveniente para
que la una coloque su bandera en un buque de la otra con el objeto de probarlo
en una excursión marítima y ver si puede adquirirlo o no para su propia
escuadra”.
Comentarios
de la prensa internacional
El Comercio de Lima
desde la óptica limítrofe siempre pendiente entre los dos países decía:
“Después del Capitán
Prat, la Esmeralda es el acorazado más poderoso que tenía la escuadra chilena.
El Cochrane anda apenas ocho millas por hora y carece de una artillería y de
una coraza semejante a la del Esmeralda.”
“Si la venta se ha
realizado con el propósito de que la Esmeralda aumente el poder naval del
Ecuador, es forzoso convenir en que se ha dado un paso en falso, puesto que
nadie ignora las dificultades creadas entre el Perú y el Ecuador con motivo del
rechazo del pacto García-Herrera.”
“Y si acaso la venta de
la Esmeralda al Ecuador es simulada y el Japón llegara a adquirir ese buque,
por intermedio de nuestros vecinos equinocciales, entonces Chile habría
cometido una doble falta: de franqueza y de neutralidad.”
“La conducta observada
por el Ecuador tampoco se considera honrosa y conveniente. Las ganancias de
unas cuantas libras esterlinas no justifica que un país se preste a servir de
intermediario o corredor en negociaciones que pugnan con la tradición
internacional o con los principios más elementales del derecho público.”
Por su parte, el
Mercurio de Valparaíso lo trataba desde el punto de vista económico y
especulativo:
“Se sabe que el crucero
costo en 1884, 180.000 libras y se vende hoy en 220.000. Será pues esta nación, sin intervención alguna de
parte de Chile, quien lo enajenara al Japón por 300.000 suma que se señala como
efectiva.
“Parece que los
japoneses disponen de fondos suficientes para estas compras, hechas con mano
generosa, pues se asegura que todos los que han intervenido en la compra de
este buque y los que lo llevan al Japón, tendrán sus buenas comisiones en
relucientes libras esterlinas.”
El Dr. Víctor Manuel
Peñaherrera ejercía como abogado en su calidad de acusador particular en la
causa. Solicitó al Presidente de la Corte que el Presidente ampliara su
declaración respecto de los nombres de los sindicados, haciendo notar que sobre
Caamaño no había ninguna acusación, a pesar de que todo el país lo señalaba
como el principal culpable.
En base a esta
solicitud, el Presidente remite su cuarto informe, el mismo que en su parte inicial dice:
“En virtud de los
últimos decretos de S.E. la Corte Suprema de la República y bajo el mismo
juramento de mis informes precedentes, voy a contestar a los dos
interrogatorios del Dr. Víctor Manuel Peñaherrera en todo cuanto sea compatible con mi obligación
de mirar por las buenas relaciones de mi Patria con los demás Estados,
obligación en que parece no reparar aquel señor, quien tampoco tiene en cuenta
el artículo 23 de nuestra Carta Fundamental, en su persistente empeño de urgir
y pre urgir con preguntas indiscretas o impertinentes al Primer Magistrado de
la República. Clamo sobre esto al Supremo Tribunal y contesto en la forma
siguiente”.
Respecto a una de las
preguntas sobre Caamaño en el sentido de
que lo considera como el único responsable del negociado, el Presidente dice: “Por lo que ha dicho el Sr. Caamaño a ser suya la
publicación citada (se refiere al manifiesto publicado en Guayaquil) creo que dio respecto del buque disposiciones
no emanadas de mi Gobierno, pero creo también y no tengo porque disimularlo,
que las dio con intención patriótica, sin aspiración a ningún miserable lucro
personal. Tal es mi persuasión, mientras no me conste lo contrario”.
El proceso continúa con
la comparecencia de funcionarios públicos involucrados en el caso; entre otros,
el Dr. Alejandro Castro en su condición de Ministro de Hacienda, el mismo que
declara no conocer nada sobre las claves utilizadas y que nunca le llamó como
amigo al Sr. Caamaño en el pie de firma de los telegramas. A esa fecha, 10 de marzo de 1895,
la Presidencia de la Corte Suprema estaba en manos del Dr. León Espinosa
de los Monteros:
Recién en Abril de 1895
ante la insistencia de la Corte Suprema, el Dr. Cordero entrega los telegramas
más importantes generados hacia el gobernador del Guayas, pidiendo prudencia y
discreción en su manejo: “Solo por el reiterado decreto de ese Excmo. Tribunal,
pongo en sus manos los telegramas adjuntos, confiando en que el patriotismo,
discreción y prudencia de tan digna corporación dispondrán que no lleguen a ser
del dominio público los delicadísimos fundamentos en que el Sr. Caamaño se
apoyaba (muy de buena fe, sin la menor duda) para empeñarse en que se le preste
un servicio a Chile, nación de la cual hemos recibido varios y muy importantes
servicios”.
De ser necesario-dice
el ex Presidente- dispondré a mi amanuense que colabore en el descifrado de los
telegramas, a pesar de que la clave ya fue entregada a la Excma. Corte.
He aquí, un ejemplo de
cómo se remitía el telegrama, lo cual de paso me hace acuerdo de aquellos
documentos que remitía al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, en mi
calidad de Agregado Militar en los Estados Unidos. Había cambiado la
tecnología, sin dejar de tener el mismo objetivo, en el manejo de los asuntos
internacionales.
Sr. Gobernador:
Estamos acordes en que
se le 26.19.47. a 4.40.50.37.47.11. El servicio que 5.47.24.47.3.11.pero hay
que 26.47.35.24.3.19.11.
Las
consecuencias de la venta del “Esmeralda”
Desde el mes de marzo,
hasta la renuncia del Presidente en el mes de abril, los hechos de armas que se
produjeron son impulsados por Camilo Ponce Ortiz, candidato perdedor en todos
los procesos electorales a los que se había presentado. El 24 de marzo en la ciudad
de Ibarra se subleva la columna Victoria de la guardia nacional; los días 25,
26 y 27 se dan combates en Tulcán. Las fuerzas del gobierno compuestas por un
regimiento de caballería de línea, una compañía del batallón 22 de la guardia
nacional y la compañía “Leales del Norte” sometieron a las fuerzas sublevadas,
con lo cual quedó derrotado el alzamiento liberal.
El 10 de abril, en
Quito, se insurrecciona el batallón “Flores”; nuevamente Ponce se encuentra al
mando de los insurrectos. El Gral. Sarasti toma el mando de los leales al
gobierno, concentrando su esfuerzo en el cuartel de Artillería con unidades de
la policía, la columna No 4 de la guardia nacional; y posteriormente, los
cadetes del Colegio Militar. Se dieron enfrentamientos en el centro de la
ciudad, en el Carmen Bajo y en Santa Bárbara. El Presidente Cordero se unió a
las fuerzas del Gral. Sarasti en los bajos del Palacio de Gobierno. A las tres
de la mañana del día once, las fuerzas del gobierno sometieron a los
insurrectos que se habían retirado a las instalaciones del batallón Flores. El
saldo de la revuelta fue de 50 muertos, 33 heridos y 80 prisioneros.
Se ha extraviado el
concepto público -dirá Luis Cordero- en cuanto al odioso asunto del buque de
guerra “Esmeralda”. “No ha incurrido mi
gobierno en culpa alguna que con razón pueda imputársela: sus actos fueron
lícitos; sus intenciones rectas. Pero el voto dominante en la República es el
que debo dimitir; y como tengo por máxima inconcusa la de que no es republicano
gobernar contra la opinión, voy a dejar la Presidencia, cumpliendo con lo que
me parece un deber”.
El 16 de abril de 1895,
el Presidente de la República presenta la renuncia de su cargo al Consejo de
Estado, con el fin de que “la paz se restablezca, el orden se consolide y no
siga corriendo sangre de hermanos, en una bárbara contienda civil”.
En ese mismo día, el
Presidente adjunta una “Proclama” a su renuncia, en la cual se manifiesta a los
ecuatorianos sobre los problemas surgidos a “pretexto” del odioso asunto del
Esmeralda:
“Corromper a algunos
cuerpos de nuestro brillante ejército, con mengua de la honra militar del
Ecuador, nunca más aquilatada que en la época presente, es uno de los inmorales
recursos a que apela, sembrando de nuevo para lo porvenir el funesto germen de
las conmociones de cuartel, que ya teníamos por fenecidas. La inopinada sublevación
de una columna de Guardia Nacional, en Ibarra, y el escandaloso levantamiento
del batallón No 5, en esta capital, son aciagos preliminares del trastorno
militar que se proyecta” (22) Diario oficial No 361 del 24 de abril de 1895.
Al aceptar el Consejo
de Estado la renuncia del Presidente, asume el poder el Dr. Vicente Lucio
Salazar. Mantiene en su cargo al Sr. Gral. José María Sarasti, como Ministro de
Guerra y Marina. Decreta un indulto general a todos los ciudadanos que hubieren
hecho armas contra el orden constitucional, incluyendo a los prisioneros de
guerra. Fija el llamamiento a nuevas elecciones para el 28 de mayo de 1895.
Cordero fue acusado de
peculado, de contrabando, de anti patriotismo, de traición a la soberanía y más
delitos. Caamaño confesó la verdad del hecho, demostró que ni personal ni
oficialmente había peculado alguno de por medio, asumió su responsabilidad. La
oposición política persiguió a Cordero hasta su destitución, producto de la
cual se inicia el periodo liberal. La llamada “Venta de la bandera”, un
servicio prestado a Chile se convirtió en el argumento de lucha de la
oposición. Un acto abusivo del gobernador del Guayas, dio pretexto a un abuso
de Chile, y trajo como consecuencia, un tumulto en la política ecuatoriana. La
“Venta de la Bandera” revivió a las “montoneras alfaristas” y catapultó su
presencia al Poder.
LAS
QUISICOSAS LEGALES
El Dr. Luis Cordero
Crespo, en su calidad de ex Presidente de la República, regresa a su tierra
natal, en la provincia del Cañar, y se recluye en su hacienda de Guintil,
posiblemente con todo un cargamento de documentos relacionados con el “odioso
asunto”, acompañado de más de un abogado preparando su defensa, y viajando
constantemente a Cuenca para contestar el sinnúmero de solicitudes presentadas
por el Presidente de la Corte, el abogado Acusador de oficio, el Acusador
particular, los abogados defensores de Caamaño, Noguera, Solórzano y de otros
comprometidos en el negociado de la bandera. Entre las quisicosas que se
discuten y se exponen en el léxico jurídico, asoman aquellas que tienen
relación con los documentos reservados por consideraciones de orden
internacional que siempre defendió el presidente Cordero, la necesidad de que
se presenten documentos por los cuales el gobierno nacional delega el manejo de
ciertos asuntos de Estado al Gobernador o a los Ministros, el manejo de las
claves consignadas en los documentos internacionales y la responsabilidad de
los funcionarios en su custodia y en su empleo.
Como defensor del
principal inculpado del negociado, el Sr. Caamaño, actuaba el doctor Jacinto
Ramón Muñoz, quien insistentemente solicita la presentación de los telegramas
remitidos por Luis Cordero a Caamaño, muchos de ellos, según el ex Presidente
no pueden ser publicados en un proceso judicial, por las implicaciones de
carácter internacional, “para que de allí las tome la prensa indiscreta y las
entregue a la crítica de todo el mundo”.
El 29 de febrero de
1896 se cita a través de la Corte Suprema a los señores Dr. Luis Cordero, Alejandro
Cárdenas y general José María Sarasti para que reconozcan los respectivos
telegramas presentados por el defensor de Caamaño y de los ex – cónsules. Se
pide al Jefe Supremo de la República, Gral. Eloy Alfaro, para que permita que
el general Sarasti salga de prisión, con el objeto de que comparezca a la
diligencia.
Con las exigencias
legales se volvía, como siempre, al cuento de todas las veces, es decir, al
origen del “odioso asunto” para tratar de encontrar la punta del hilo del
enredado ovillo. Casi no se ganaba nada. Además, ¿Qué hacían el fiscal, el
juez, el grafólogo frente a la clave intraducible casi en su totalidad?
EL
“ODIOSO” ASUNTO EN MANOS DEL PARLAMENTO NACIONAL
El 9 de octubre de 1896
se reúne en Guayaquil la Convención Nacional convocada por el general Eloy
Alfaro, en su calidad de Jefe Supremo. Esta misma Convención nombra a Alfaro
como Presidente Interino de la República, y una vez sancionada la Carta
Política en diciembre de este año, es nombrado Presidente Constitucional para
el periodo 1897-1901.
Apenas dos días después
de instalada la Convención Nacional, se pone en segunda discusión el proyecto
de decreto sobre la amnistía general a todos los involucrados en el caso del
crucero “Esmeralda”. El proyecto no prospera; el 23 del mismo mes, el diputado
por la Provincia de León, Sr. Peralta al hablar sobre el tema dice: “El
principal objeto de la revolución fue castigar a los complicados en el negocio
del buque Esmeralda; deseo que se solicite informe del estado de la causa y,
ojalá- si tuviera apoyo- que la Asamblea avocase el conocimiento de ello.”
El tema se dilató entre
las quisicosas políticas hasta el 23 de mayo de 1897, fecha en la cual, la Asamblea acepta acusación contra el
ex Presidente Cordero y sus Ministros por el caso buque “Esmeralda”. El
Secretario de la Asamblea pone a conocimiento de la Corte Suprema en los
siguientes términos:
“Por hallarse ausente de esta Capital el Dr. Luis Cordero,
ex Presidente de la República, la H. Asamblea en la sesión de ayer y de
conformidad con la ley de 19 de marzo de 1879, relativa al juzgamiento de altos
funcionarios, tuvo a bien nombrar defensor de oficio del ex Presidente, Dr.
Cordero, al Sr. Dr. Carlos Casares, sobre el negociado del buque “Esmeralda”, lo que
participo a usted para que llegue a conocimiento del sindicado. El Diputado
Secretario, Luciano Coral”.
La Comisión nombrada
para el juicio acusa al ex Presidente de
la República, y a sus Ministros Cárdenas
y Sarasti, como responsables de la simulación de un contrato y contra la manifiesta
conveniencia de la República y suposición de personas, así como de la
malversación de los caudales públicos, hechos comprendidos en los artículos
256, 257 y 271 del Código Penal.
De acuerdo al
procedimiento implementado en la Asamblea, se prevé un Gran Jurado para que se
pronuncie sobre el tema en el plazo de ocho días. El Dr. Casares urge
información al Dr. Cordero, mismo que manifiesta “Yo no he cometido crimen
alguno”.
Durante todo el proceso
seguido en la Asamblea Nacional, Luis Cordero se encuentra entre Cuenca y su
hacienda, y telegráficamente se mantiene
informado a través de su hijo político Roberto Espinosa y su abogado defensor.
Reclama la inclusión del artículo 271 en el juicio político cuando afirma:
“¿Quién nos ha coartado con ofertas o presentes? Nadie ha sostenido tal infamia
mía, ni hay acto injusto en simple proposición frustrada de compra posible. No
entiendo lo de suposición de personas. En cuanto a malversación dígame de qué
caudales se trata?”
En el Parlamento actúan
como acusadores los diputados Egas, Triviño y Cevallos; no existe un acusador
de oficio. Los abogados defensores de Cárdenas y Sarasti son el Dr. Marín y
L. Pino.
UNA
CARTA DEL DR. MANUEL CORONEL A SU CUÑADA DELFINA HINOSTROZA
La inserto únicamente
por ser un retrato de lo que normalmente ha venido sucediendo en este tipo de
eventos políticos a lo largo de la historia republicana, con mayor incidencia
en la mediocridad de los Congresos de los últimos 30 años.
“En la Asamblea que
debía clausurarse mañana, y que ya el gobierno exige que sea el sábado, todo es
una babilonia y precipitación. Las leyes de más trascendencia han dejado para
esta hora suprema. El salón parece la pieza donde está muriendo uno de esos
ricos que han vivido en la disipación, sin temor de Dios ni del diablo: unos
entran, salen otros, a cada rato se queda sin quórum, y todos agitados,
pidiendo esto, rogando por aquello. Lo mismo que al moribundo; Señor, que
declare esto; señor, que disponga aquello: señor, que me mande a devolver ese otro…Yo
que he sido el burro de carga, pues para todo; Dr. Coronel, de formulando un
proyectito: Dr. Coronel, como allanamos esta dificultad.. Ayer resolví encogerme
de hombros; anuncié que no metía más la mano en nada y empecé a desechar uno y
otro proyecto nuevo, sin más razón que ser nuevo, y así continuaré hasta el
fin. Ya me han pagado las dietas del mes de abril y medio mayo.”
“Luis Cordero y su
Ministro Cárdenas fueron sometidos a juicio por el asunto Esmeralda-bandera.
Solo estuvimos a favor; yo, Miguel Egas, Gonzalo Córdova, Félix María Erazo y
Roberto Andrade, pero éste expuso que lo hacía por pena de considerar a los
acusados como a unos brutos y dementados, que se habían dejado engañar de
Caamaño, y después del veredicto contra los dos, presentó un proyecto de
decreto en que se declaraba infame, traidor, etc, al pícaro, tuerto, ladrón,
etc, y se mandaba cubrir permanentemente con un velo negro su retrato en el
salón de sesiones. Cuando esto se propuso, a eso de las once de la noche, me
levanté echando materialmente un ajo y me mandé a cambiar para comer a esa
hora. Felizmente la Cámara ha desechado el proyecto.”
En la noche del 9 de
junio, con apenas 5 votos en contra de la resolución, la Asamblea dispuso formación
de causa contra el ex Presidente y Alejandro Cárdenas. El general Sarasti fue absuelto.
Cuenca, junio 23 de
1897
Dr. Carlos Casares.-
Muy distinguido señor
doctor:
“Con la llegada de mi
hijo político Roberto Espinosa, he quedado al corriente de todo lo ocurrido en
la ruidosa cuestión del “Esmeralda”, tan abultada por los señores del partido
liberal, y en la que mi conciencia- severo pues de todo hombre honrado-no me
imputa delincuencia alguna.”
“El resultado, en la
Asamblea de dichos señores, no ha sido otro que el previsto por mí; pues, era
necesario que la revolución cohonestase mis procedimientos. No me ha
sorprendido, pues, en manera alguna, ni perturbado la serenidad con que, de
mucho tiempo a esta parte, miro todas las injusticias humanas. Tarde o temprano
ha de prevalecer sobre estar la justicia de Dios.”
“Por ahora cumplo con
el grato deber de darle las más expresivas gracias por su brillante defensa a
favor mío. Cuantos han tenido la honra de oírla están acordes en ponderarla
como deben, sin exclusión de mis enemigos. Nada me importa la condición
procesado en que me ha puesto la pasión política. He tenido, en compensación,
el ilustrado voto de usted; pues, un abogado de su talla no patrocina en caso
alguno causas que, en su concepto, no sean justas. Su defensa y la de los dos
caballerosos compañeros, doctores Andrade Marín y Pino, sea el único veredicto
que yo reconozca, especialmente al considerar que el fallo de la Corte Suprema
tiene que concordar con el dictamen de ustedes, si los jueces son íntegros,
como no lo dudo, y tenemos el Dr. Cárdenas y yo la suerte de que nos defiendan
los mismos jurisconsultos.”
“Pero de esto trataré
en carta posterior. La presente se concreta a expresarle mi cordial
reconocimiento y manifestarle la sinceridad con que tengo la satisfacción de
suscribirme su muy agradecido y atento amigo. Luis Cordero.”
En cumplimiento a lo
resuelto por la Asamblea Nacional, se emite el decreto legislativo mediante el
cual se dispone a la Corte Suprema de Justicia, se inicie la causa contra el ex
presidente de la República y ex Ministro de Estado, por simulación
de contrato, suposición de personas y malversación de los caudales públicos.
Aprovechándose de este
decreto, políticamente se intentó formar un solo proceso con el que se seguía
en contra de Caamaño y los ex cónsules en New York y Valparaíso, ante lo cual
la defensa pidió la revocatoria de lo actuado ante la Corte de Justicia, la
misma que accedió al pedido de la defensa.
Caamaño fugó del país
luego del manifiesto en el cual aceptaba su culpabilidad. No se conoce si recibió
o no la comisión pactada en cuatro mil libras esterlinas.
La Corte Suprema de
Justicia pide a través del consulado en España el exhorto para que las
autoridades españolas procedan a tomar declaración a J.M.Placido Caamaño
respecto de los actos por los cuales se le acusa en el juicio seguido por la
corte. Caamaño al parecer residía a esa fecha en Barcelona.
Un año aproximadamente
duró el juicio dispuesto por la Asamblea Nacional, con la presentación de
pruebas y documentos por parte de los acusadores y defensores, dentro del lento
y burocrático trámite legal que se lleva en el país. Cerca de cuatro años duró
el “odioso asunto del buque Esmeralda” desde que los traficantes de armas, en
contubernio con importantes casas comerciales de la época, con representantes
en los países involucrados en el caso, cohonestaron a los funcionarios
ecuatorianos encabezados por el Cónsul del Ecuador en New York, y orquestados
por el ex Presidente de la República, Sr. José María Plácido Caamaño.
Llevaron
a dos países hermanos a cometer un acto que atentó a las normas de neutralidad
del derecho internacional, a la dignidad de un país representado por su
bandera, a una gratuita ofensa del gobierno chileno, y cuyas consecuencias
arrasaron con la endeble democracia ecuatoriana implementada por un periodo progresista que dio término,
acosada por la prensa y la oposición liderada por patriarcas políticos
derrotados en las urnas, y que generaron el resurgimiento de las ideas
liberales que prácticamente habían sido eliminadas en los diferentes gobiernos
progresistas, para dar paso a una nueva forma de gobierno, a un nuevo modo de
pensar respecto de aquellos que persistieron durante todo el siglo XIX.
El “odioso” asunto del
crucero de guerra “Esmeralda", no fue otra cosa que un negocio pensado y llevado
a cabo por vendedores de armas, aprovechando las condiciones de beligerancia de
dos países, la debilidad moral de funcionarios con el título de diplomáticos,
la prepotencia de un ex presidente de la República en un cargo por el cual
pasaban todas las comunicaciones y resoluciones de la Presidencia y que
intentaba de alguna manera encontrar apoyo en el gobierno chileno para obtener
armas que le permitan destruir una revolución en marcha y zanjar un problema de
límites con su vecino el Perú.
Un gobierno que pecando de ingenuo se vio
arrastrado a la vorágine de una oposición ciega, apoyada de una prensa
vocinglera y escandalosa que culminó con la renuncia del cargo del primer
magistrado, y el resurgimiento de una revolución que se encontraba moribunda.
No cabe la menor duda
sobre la inocencia del presidente Cordero. El proceso judicial, la
correspondencia privada y el juicio de la historia emitido a través de
testimonios de valiosos escritores nacionales y extranjeros, así lo determina.
“Cordero, sin duda, fue
inocente. Hombre honorable, pero ingenuo, debe haber creído que por ese medio,
tan desusado, por decirlo menos, conseguiría el apoyo de Chile para la solución
de nuestro conflicto con el Perú” (23) Alfredo Pareja
Diezcanseco.- Historia de la República.
“Ante el escándalo
producido, Caamaño confesó la verdad del hecho. Demostró que ni personal, ni
oficialmente había peculado alguno de por medio. Asumió plenamente la responsabilidad
del hecho, por lo cual Cordero lo destituyó, lo mismo que destituyó a todas las
personas implicadas en el negocio chileno.-
japonés, que había hecho las cosas con desdoro del nombre ecuatoriano”.(24)
Gabriel Cevallos García. Historia del Ecuador.
PRONUNCIAMIENTO
DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Señor Ministro
Presidente:
“Vista y detenidamente
estudiada esta causa, con el interés que en especial demandó la vindicta
pública, cuando los lesionados son los más caros intereses de la Nación, yo no
trepidaría por miramiento alguno a favor de los reos, sean de la elevada
condición que fuesen, si hubiera encontrado un solo dato que induzca siquiera
sospecha de que, en los atentados que denunció la prensa, poniendo en justa
inquietud y armas a la República, tuvo el Gabinete de entonces alguna
responsabilidad inmediata o al menos indirecta. El imperioso deber de mi cargo,
el respeto inviolable que es debido a la moral, como primer fundamento de la
vida de las naciones; el amor patrio herido en sus fibras más sensibles; aún,
mi propio carácter y la consecuencia que debo a mis antecedentes y principios
políticos, habrían hecho retemblar mi firmeza en exigir la aplicación rigurosa
de la ley penal. Mas la verdad es antes que todo. Ella no está en pugna con ninguna
de esas consideraciones, antes coopera con ellas y juntas me dictan el parecer
de que debe sobreseerse definitivamente a favor de los ex – Presientes de la
República y su ex –Ministro de Hacienda, contra quienes mandó proceder la
Convención Nacional en acuerdo de 7 de junio de 1897.”
“El cuerpo de
actuaciones que componen el sumario que ha servido de base para el de los altos
funcionarios sindicados y que honra la sinceridad de la Presidencia de la Corte
Suprema en indagar todas las circunstancias de la gravísima imputación, no
presenta contra los señores a que me refiero, sino el telegrama reconocido por
ellos, en que dijeron al gobierno de Chile que el del Ecuador deseaba comprar
el Crucero “Esmeralda” y comisionaba al Cónsul Noguera para que tratase sobre
el particular. Este documento, aún prescindiendo de las patrióticas razones con
que lo explican sus autores, y que por cierto no desdicen de sus honorables
prendas personales notorias, si bien han dado involuntario apoyo a los hechos
posteriores, más o menos criminosos, en que ha tomado el nombre del gobierno
ecuatoriano, no forma por si solo el cuerpo constitucional de infracción
ninguna penada por la ley. Es así como es evidente que no hay deshonra donde no
hay delito, así también lo es que no cabe enjuiciamiento por actos no
prohibidos en derecho.”
“En cuanto a la
escritura de compra y venta del “Esmeralda” otorgada en Valparaíso en 30 de
noviembre de 1894, escritura con la que se dice principió la convenida
perpetración de un contrabando de guerra a favor del Japón, y con la cual se
autorizó el aleve uso de la bandera nacional, no se puede menos de concluir que
no consta que el gobierno hubiese dado orden ni poderes para otorgarle; no
consta que el gobierno hubiese tenido conocimiento de los manejos para
otorgarle, ni que las hubiese hecho ratificar; no constan órdenes de pago, ni
diligencias legales, indispensables para la validez del contrato; no consta,
por último, que el gobierne hubiese dado orden alguna valedera sobre el uso del
pabellón, ni menos sobre reventa del buque a los japoneses, también de
imposible validez, sin decreto legislativo.”
“Pero, sobre todo,
contrayendo especialmente la atención, como es del caso, a los puntos materia
de la acusación propuesta ante la Convención Nacional que han tenido que ser
los de mayor certidumbre y gravedad para esa Honorable Corporación, interesada
de modo muy principal en el esclarecimiento de estos hechos, hay que observar;”
“1ro. Que no siendo el
Presidente de la República por la Constitución vigente, como no ha sido por las
anteriores, responsable de infracciones de ley en el ejercicio de sus
funciones, sino solamente de las infracciones de la Constitución, y no
encontrándose en los autos ni sombra de las de esa clase, la Corte Suprema no
puede, sin extralimitarse de sus facultades, violando la ley proceder en seguir
conociendo en este asunto contra el ex –Presidente, Señor Dr. Luis Cordero.”
“2do. La “ficción de
contrato y suposición de personas”, de que hablan en su resumen los señores
informantes o acusadores ante la Asamblea, no son por si solas infracciones de
ninguna clase, pues no hace mención de ellas el Código Penal. La suposición de
personas está en el artículo 12, como una de las falsedades que se cometen en
las escrituras por los funcionarios encargados de la fe pública, y no cabe
suposición de que, en la escritura en referencia, hayan actuado el ex
–Presidente ni sus Ministros.”
“3º. El cuerpo del
delito en infracciones de falsificación de las que trata el artículo, no puede
consistir sino en la evidencia de las firmas de los falsificadores, y en todo
el proceso no se halla una firma de los sindicados en acto alguno pesquisable.”
“4to. La escritura del
supuesto contrato ficticio, y el contrato mismo, son actos verificados en
Valparaíso, y aún cuando fueran penales, no podrían ser juzgados por los
Tribunales del Senado, cuya ley de enjuiciamiento no les da jurisdicción sobre
infracciones cometidas por ecuatorianos en país extranjero, sino en casos que
no son los del tal contrato Artículo 3ro y 5to.”
“5to. La malversación
de caudales públicos, no solo no está comprobada y tiene por esos que refutarse
falsa, sino que la desmiente; además, los informes del Sr. Presidente del
Tribunal de Cuentas, el de los peritos contadores y el del actual Sr. Ministro
de Hacienda, con el hecho de desconocerlas absolutamente, a pesar de su
especialísima competencia y los innumerables arbitrios con que hubieren podido
descubrirla.”
“Por lo expuesto, Sr.
Presidente, repito que es de rigurosa justicia el sobreseimiento definitivo a
favor de los señores Dres. Cordero y Cárdenas, con lo cual, para satisfacción
de la República, se librará también de cargo semejante la historia de sus
Gobiernos.”
Quito, junio 6 de 1898.
f) Adolfo Páez
Quito, junio 6 de 1898,
las doce.- Autos.-
f) Espinosa de los
Monteros”
Ensayo publicado en el Boletín No 2 de la Academia Nacional de Historia Militar, Año 2011