martes, 7 de abril de 2015

EL EJÉRCITO EN LOS AÑOS TREINTA

Antecedentes

Con la presencia del Dr. Isidro  Ayora en su calidad de Presidente Constitucional[1], se promulga la Carta Política número trece de nuestra vida republicana, el 26 de marzo de 1929, en ella se dispone la presencia de representantes funcionales en el Congreso Nacional; entre ellos, el  del Ejército. En esta Constitución se entrega al Legislativo un enorme poder para censurar a los ministros de Estado, acto que conlleva a la presentación de la renuncia del cargo por parte del Presidente de la República. La figura introducida en la Constitución es  una especie de régimen seudo parlamentario en el cual la sucesión presidencial, copiada de la legislación chilena, recae en la persona del ministro de Gobierno. El resultado, la presencia de 17 gobiernos en la década  de los años treinta.

Reaparece el Consejo de Estado, presidido por el Presidente de la Corte Suprema de Justicia; entre sus miembros está el Inspector General del Ejército, que es la máxima autoridad militar. En el ámbito internacional, se ratifica el Tratado celebrado el 3 de mayo de 1923, en Santiago de Chile, para evitar o prevenir conflictos entre los Estados Americanos. El Perú no lo ratifica.

A partir de la expedición del reglamento a la Ley Orgánica Militar publicado en enero de 1925, mediante el cual, el mando administrativo del Ejército y de la Armada pasa a depender del ministerio de Guerra y Marina, y el Estado Mayor General se convierte en el Alto Instituto Consultivo Técnico  que dirige, coordina y prepara los medios bélicos, conforme lo preveía la Ley de 1902, periódicamente se van dando cambios, producto de la alternabilidad en los mandos y de las circunstancias políticas por las cuales atraviesa el país; entre otros: las Zonas Militares pasan a depender del ministerio de Guerra y Marina; su número varía de cuatro hasta siete Zonas, dependiendo del trato que se quería dar a las provincias orientales, a más de existir un cierto manejo político en la presencia de las autoridades militares en algunas provincias. También se producen distintas reformas a la Ley de Montepío Militar, a la Ley Orgánica de la Marina, a la Ley de Retiro Militar. Entra en vigencia el Reglamento Orgánico de los Servicios Superiores del Ejército que pretende regular a los órganos de mando de las Fuerzas.

Al iniciarse el año de 1930, el Ejército Nacional había pasado por dos momentos históricos que dejaron huella en su organización: el primero con la presencia de la Misión Militar chilena que permitió la elaboración  de la Ley Orgánica Militar que da un giro de 180 grados a su estructura, poniendo especial énfasis en la educación militar, a más de proponer profundos cambios en áreas no tratadas desde el inicio de la República, tales como la División Territorial, la organización de los Cuerpos de Tropas en Tiempos de Paz, la creación de los Servicios Anexos o Auxiliares, la Administración y Mando del Ejército, el Estado Militar de los Individuos que componen el Ejército y el paso de Pié de Paz a Pié de Guerra. El segundo momento se inicia en 1922, con la presencia de la  Misión Militar italiana, que se empeña en tecnificar a la Institución Militar, especialmente en el Arma de Ingeniería, con la creación de la Escuela de Oficiales Ingenieros y del Servicio Geográfico Militar. En las otras Armas y Servicios, con el apoyo decidido del mando militar, de los Presidentes de la República encargados o constitucionales, elabora una gran cantidad de Manuales y Reglamentos fundamentales para la buena marcha de la Institución Militar[2], así como la organización de cursos de perfeccionamiento en todas las jerarquías del estamento militar.

Situación del Ejército al inicio de la década

Composición

Ejército Permanente: ciudadanos en la edad de veinte años, que cumplen su servicio militar obligatorio,  más los cuadros de oficiales y tropa profesionales.
Primera Reserva: ciudadanos comprendidos entre los 21 y los 30 años de edad.
Segunda Reserva: ciudadanos entre 18 y 19 años y los comprendidos entre los 36 y 50 años.

Jerarquía Militar

Oficiales Generales: general y coronel, Oficiales Superiores: teniente coronel y mayor, Oficiales Inferiores: capitán, teniente, subteniente ó alférez. Aspirantes a oficiales: cadetes. En la tropa, suboficiales: sargento primero y sargento segundo, cabos: cabo primero y cabo segundo,  y soldados.

En lo que corresponde al personal de tropa, conforme se establece en la Ley de Situación Militar y Ascenso, en sus cuadros podrán ascender anualmente a la categoría de oficiales, los sargentos primeros que hubieren rendido un examen satisfactorio, que no tengan más de 28 años, solteros, haber servido en las filas por lo menos 7 años y dos de estos como sargentos primeros. Una vez seleccionados, pasaran a la  Escuela Militar por un año. Anualmente se podrá ascender a cuatro por la Infantería, dos por Artillería, uno por Caballería y uno por Ingenieros. En la Ley Orgánica presentada por los chilenos, el ascenso del personal de tropa podía producirse solo por excepción. “Un cuerpo de oficiales debe reunir tales condiciones de ilustración, honorabilidad, trato social, etc., que solo imponiendo el ingreso forzoso de los jóvenes aspirantes a oficiales a la Escuela Militar, se obtendrá el desiderátum de ir formando, año por año, una generación de oficiales que cumpla con los requisitos apuntados. A esos jóvenes hay que educarlos desde niños, inyectarles el espíritu militar, para formar en ellos una naturaleza moral capaz de todas las virtudes que exige e impone la carrera” [3]

División territorial

Se vuelve a la división territorial con cuatro Zonas Militares, con algunas variaciones en cuanto a su conformación respecto a la ley de 1902. I Zona Militar con asiento en Quito (Pichincha, Carchi e Imbabura); II Zona Militar con asiento en Riobamba (León, Tungurahua, Chimborazo y Bolívar); III Zona Militar con asiento en Cuenca (El Oro, Azuay, Cañar y Loja); IV Zona Militar con asiento en Guayaquil (Guayas, Manabí, Los Ríos, Esmeraldas y el Archipiélago de Colón). Se incorporan las provincias de  Napo, Pastaza y Santiago-Zamora formando un Distrito dependiente del Ministerio de Guerra.

Organización

Conforme lo establece el Reglamento Orgánico de los Servicios Superiores del Ejército, la Institución se organiza de la siguiente manera: Ministerio de Guerra, Inspectoría del Ejército, Estado Mayor General, Zonas Militares, Tribunal Superior Permanente, Consejo Superior Militar y Junta Calificadora de Servicios.
El mando de las tropas corresponde al Ministro, quien lo ejerce por intermedio del Inspector General, de los Comandantes de Zona y de los Comandos de Unidades. Entre sus obligaciones están: redacción y aprobación de reglamentos, preparación de asuntos parlamentarios, aceptación de oficiales extranjeros, preparación de leyes, manejo del personal de las Ramas, ejecución de la movilización nacional. En su organización se habla de departamentos: Ejército, Marina, Aviación y Movilización.
La Inspectoría General tiene la responsabilidad de la preparación y eficiencia del Ejército para la guerra. El Inspector pasa a ser el oficial más importante del Ejército, con un poder absoluto de decisión, bajo su mando están todas las unidades. Tendrá secciones encargadas de cada una de las armas del Ejército.

El Estado Mayor General es el encargado de estudiar técnicamente los problemas relativos a la Defensa Nacional. Le  corresponde exclusivamente la organización de servicios de información, la redacción de los planes de guerra y movilización, los programas de instrucción para oficiales y tropa, los estudios y ensayos de medios ofensivos y defensivos, reclutamiento, ascensos y preparación del territorio nacional. Se organiza con los Departamentos de Instrucción e Historia, Operaciones, Informaciones y Estadística, y un Departamento de Movilización y Transportes.

Los Comandos de Zona son los ejecutores de la instrucción y de la movilización. El Consejo Superior Militar es el organismo encargado de garantizar la vida profesional de los oficiales. La Junta Calificadora de Servicios regula las pensiones de retiro y montepío.
El  Consejo de Defensa Nacional,  es el organismo al más alto nivel del Estado,  encargado de estudiar y resolver el problema defensivo de la Nación,  está  integrado por los ministros de Hacienda, Previsión Social y de  Guerra, Marina y Aviación, por el Inspector del Ejército, el Jefe del Estado Mayor, el Director General de la Armada y el Jefe del Servicio de Aviación.[4]

El Ejército se conforma con las Armas de Infantería, Caballería, Artillería, Ingeniería y Aviación, con los Servicios de  Intendencia, Sanidad, Químico, Justicia y Veterinaria. Como Institutos de educación,  la Academia de Guerra, la Escuela de Aplicación de Infantería y la Escuela Militar. En la parte técnica, la Escuela de Oficiales Ingenieros.
En el orgánico del ejército constan: 1 general, 9 coroneles, 31 tenientes coroneles, 63 mayores, 125 capitanes, 158 tenientes, 131 subtenientes, 60 cadetes. En la tropa,  93 sargentos primeros, 436 sargentos segundos, 464 cabos primeros, 411 cabos segundos, 3392 soldados.[5] En la pirámide orgánica hay deficiencia en subtenientes y cabos segundos.

Unidades militares

En el reglamento de Reparticiones y Dotaciones del Ejército se contabilizan diez batallones de Infantería: No 1 “Vencedores”, No 2 “Quito”, No 3 “Pichincha”, No 4 “Marañón”, No 5 “Guayas”, No 6 “Manabí”, No 7 “Carchi”, No 8 “Constitución”, No 9 “Imbabura” y No 10 “General Córdova”. En la Caballería: el regimiento No 1 “Yaguachi”, escuadrón Escolta No 1, escuadrón “Cazadores de Chone” No 2  y escuadrón “Cazadores de los Ríos” No 3; tres regimientos de Artillería: No 1 “Simón Bolívar”, No 2 “Mariscal Sucre” y No 3 “Abdón Calderón”; dos batallones de Ingenieros: el No 1 “Montufar” y el No 2 “Chimborazo”, una compañía de Comunicaciones, un Servicio de Remonta,  y una compañía de Aviación.[6]

Armamento
Las adquisiciones de armamento para el Ejército fueron manejados con mucha restricción en la información. El carácter de reservado impide al investigador de la historia en este tema, contar con una documentación oficial más consistente. De lo encontrado en el Registro Oficial se desprende que al inicio de la década, el Ejército tenía en dotación lo siguiente: rifle alemán Kropatschek llegado al Ejército como dotación en 1897, con un alcance de 1600 metros. Tenía una longitud de 1,29 metros, un peso de 9 libras y 14 onzas, calibre 11, cartucho de 60 mm sin bala.[7] Cuatro baterías de cañones Krupp de campaña, de calibre 7, tiro rápido, comprado a la casa “Sucesores de Bunge”, en 75.000 marcos cada batería, con los bagajes y accesorios similares a los que usaba el Ejército alemán. El valor total del contrato, incluido municiones fue de 684.000 marcos.[8] Fusiles Máuser modelo chileno y seis piezas de artillería de montaña.[9] A inicios del año se compra el fusil ametrallador “ZB” Asimismo, se destina 230.000 liras para abonar los gastos de embalaje, transporte, embarque y seguro del material de Artillería adquirido en Italia en julio de 1924.[10]

Oficiales Extranjeros

Como parte de la Misión Militar Italiana, permanecen en el país, el coronel Federico de Giorgis, como Jefe de la Misión y director de la Academia de Guerra, acompañado del teniente coronel Aldo Slaviero y teniente coronel Giacomo Rocca, entre los más importantes.

Funcionarios

En el Ministerio de Guerra, Marina y Aviación se encuentra el coronel Carlos Guerrero, quien desempeña estas funciones desde octubre de 1927. En la Inspectoría General, el general Ángel Isaac Chiriboga, y como Jefe del Estado Mayor General, el coronel Luis Telmo Paz y Miño a quien, en sesión secreta de 22 de octubre de 1930, el Congreso Nacional le asciende al empleo de General de la República.

LOS PORMENORES DE LA DECADA

En este mismo año de 1930, se producen eventos importantes que marcan el rumbo de la Institución Militar. La Aviación pasa a depender directamente del Ministerio de Guerra y traslada sus instalaciones a la ciudad de Latacunga. Se autoriza  la compra de un terreno para el campo de aviación de Quito, ubicado en la parroquia Cotocollao. Los terrenos pertenecían a la hacienda San Isidro y La Posta.[11] La importancia del empleo del Arma de Ingenieros en obras públicas da lugar a la  creación de la Sección de Construcciones Militares, adscrita al I Departamento del Ministerio de Guerra. Esta sección se convertiría en el actual Cuerpo de Ingenieros del Ejército.[12] Por la labor realizada en la construcción del ferrocarril en el tramo Sibambe- Cuenca, se condecora al pabellón del batallón “Montufar”. La obra realizada por Telmo Paz y Miño en la cartografía nacional, lleva al Legislativo a aprobar el mapa físico-político del país trazado por el mencionado oficial, y se le autoriza al autor su publicación.

Se aprueba el Reglamento para  los Ascensos de Tropa. A sargento segundo lo concede el primer comandante de la unidad, a propuesta del comandante de compañía. A sargentos primeros el Jefe de Zona, por solicitud del comandante de la unidad.[13] Se publican los reglamentos para la Instrucción de Planas Mayores de Artillería y el  reglamento para el Segundo Curso de Telegrafía, en coordinación con la Dirección General de Telégrafos.

En el campo de la capacitación del personal de oficiales y tropa, se abre un nuevo curso en la Escuela de Oficiales Ingenieros, se  organiza en Quito el primer curso de oficiales y clases para “El manejo y empleo del fusil ametrallador ZB”, material recién llegado al país. En la Escuela de Aplicación de Infantería se inicia el cuarto curso para oficiales de arma. En ambos cursos, actúa como asesor técnico el capitán Aldo Slaviero, miembro de la Misión Militar italiana. En la Academia de Guerra se inicia el cuarto curso para mayores y tenientes coroneles al mando de Federico de Giorgis, con la colaboración de Aldo Slaviero y Giacomo Rocca. En el Arma de Artillería se inicia el sexto curso  para oficiales subalternos.

La renuncia de Isidro Ayora y el mandato del coronel Luis Larrea Alba

La crisis política del año 1931 se inicia en el batallón de Ingenieros No 2 “Chimborazo” al mando del teniente coronel Maximiliano Dávila, quien se comprometía con sus oficiales a defender al Congreso de una posible disolución por parte del Ejecutivo. El comandante de la unidad fue relevado del mando y en su reemplazo fue nombrado el teniente coronel Sergio Játiva, asunto que provocó reacciones de la oficialidad que culminó con la prisión de algunos oficiales. El recientemente nombrado Inspector del Ejército, general Telmo Paz y Miño acudió al batallón, en donde fue reducido a prisión, junto con el comandante de la unidad y el sargento mayor Ricardo Astudillo. Se preparaban el “Yaguachi” y el “Constitución” para actuar contra el “Chimborazo”; el “Bolívar” se opuso. El presidente Isidro Ayora, luego de su visita al batallón “Constitución”, decidió presentar la renuncia a su cargo. Se aceptan las renuncias de todos los ministros. Se nombra ministro de Gobierno y Previsión Social al coronel Luis Larrea Alba quien asume el Poder Ejecutivo. El coronel Larrea estaba encargado del comando de la I Zona Militar.

Larrea Alba oriundo de Guayaquil, hijo del general Tomás Larrea, nació en 1895. Ingresó al Ejército el 30 de octubre de 1911, en la condición de cadete. Fue brigadier mayor de la Escuela  y egresó con la primera antigüedad de su promoción, el 8 de julio de 1914.  Poco antes de su graduación, interviene como cadete en el combate de Atacames, el 5 de marzo de 1914, durante la campaña contra el coronel Carlos Concha. El 1 de noviembre de 1914, participó en la “Campaña del Norte”, como oficial del batallón “Imbabura”. El 24 de este mes asciende a teniente. Su ascenso a capitán se produce el 25 de junio de 1916 y un año más tarde, en abril de 1917 es designado para realizar el curso de Estado Mayor en Santiago de Chile, en donde permanece hasta 1920. A su retorno se le nombra profesor de la Escuela Militar. Como sargento mayor en diciembre  de 1922  ingresa como alumno de la Academia de Guerra, desde donde parte a Italia como Adjunto Militar a la legación del Ecuador en dicho país, con la autorización de “frecuentar” la Academia de Guerra de Torino.[14] 

Regresa en septiembre de 1925 como subdirector de la Escuela Militar. Presta servicios en la Policía Nacional entre noviembre de 1925 y febrero de 1926, retornando en esta fecha como director de la Escuela Militar, en el grado de teniente coronel. Sus siguientes pases son a la Academia de Guerra como director administrativo, comandante del batallón “Carchi”, jefe de la sección de personal del Estado Mayor General, Intendente General de Policía de la Provincia del Guayas, diputado por la provincia de El Oro, por lo cual se le concede la separación voluntaria del servicio activo.[15] Se reintegra en junio de 1929 y parte al Perú como Adjunto Militar en abril de 1930,[16] en donde asciende al grado de coronel en octubre. Termina su comisión de servicio en enero de 1931 y se le da el pase como subjefe del Estado Mayor General. El 29 de octubre de 1931, luego de su renuncia del Mando Supremo, es colocado en disponibilidad. El 15 de octubre de 1938 fue ascendido a general por la Asamblea Constituyente, estando en retiro, lo que provoco el rechazo del Alto Mando, y fue una de las causas para la instauración de la dictadura de Aurelio Mosquera[17]. Se le reincorporó al Ejército y fue designado como Adjunto Militar en los Estados Unidos. Falleció en Quito el 7 de abril de 1979.

En la conformación del gabinete del coronel Larrea Alba, se incluye como ministro de Guerra, Marina y Aviación, al coronel José Antonio Gómez González (diputado por Esmeraldas a la Asamblea de 1928), se encarga de la Inspectoría del Ejército al general Telmo Paz y Miño, al haberse integrado al Congreso, como Senador Funcional, el general Ángel Isaac Chiriboga.[18]Como jefe del Estado Mayor General es nominado el coronel Alfonso Darquea y a la dirección de la Escuela Militar  el teniente coronel César Maldonado.
En su mandato se aprueba el reglamento de Instrucción para  el manejo de la ametralladora pesada Fiat, de dotación en el Ejército. Se organiza el V curso de Infantería para capitanes y tenientes.

La crisis económica que vivía el país venía agravándose desde el gobierno de Isidro Ayora, sin que las soluciones puedan ser tomadas con celeridad, dadas las condiciones políticas que se vivía en el Congreso Nacional. Esta situación preocupaba al encargado del Poder. La presencia de Neptalí Bonifaz, hijo de diplomático peruano y madre ecuatoriana, como candidato a la presidencia de la República, acompañado por Larrea Jijón y el coronel Carlos Guerrero, ex ministro de Guerra, a los cuales se les acusaba de promover “movimientos subversivos”[19], era otra de las preocupaciones del coronel Larrea Alba. Busca  la jefatura suprema de la Nación, con el apoyo de algunos legisladores y casi ningún apoyo militar, puesto que, solamente, el batallón “Carchi” se pronuncia a favor, recibiendo la negativa del “Constitución”, “Chimborazo” y “Bolívar”, lo que le lleva a dimitir su cargo. Previo a ello, nombra ministro de Gobierno y por ende, sucesor de su cargo, conforme lo estipula la Constitución, al señor Alfredo Baquerizo Moreno, el 15 de octubre de 1931.[20] Había permanecido en el poder 52 días. Se iniciaron acciones legales en contra del batallón insubordinado y de los políticos comprometidos, pero muy ágilmente, en la Cámara de Diputados, más por los civiles que por los militares, se tramitó de manera urgente la amnistía para todos. Se decretó la baja del coronel Larrea, del ministro de Guerra, coronel Gómez, de cuatro tenientes coroneles, tres mayores, seis capitanes y dos tenientes, de acuerdo al artículo 25 de la Ley de Situación Militar y Ascenso.

Luego de su renuncia, la Vanguardia Socialista a la cual pertenecía el general Larrea Alba, se ocupó, según lo afirma el propio general, durante todos aquellos agitados tiempos, de infiltrarse activamente en las filas del Ejército- oficiales subalternos y tropa-,  labor subversiva en la que fueron ayudados por el partido Liberal, al nivel de las altas jerarquías militares.[21]

Los diez meses y 12 de días de Alfredo Baquerizo Moreno. La sublevación en Tulcán

Es nombrado ministro de Guerra el Sr. Leonardo Sotomayor y Luna. [22] Como subjefe del Estado Mayor el coronel Alfonso Darquea, que días después, el 22 de octubre, ocupa la función de Jefe del Estado Mayor General. Reasume el cargo de Inspector del Ejército el general Ángel Chiriboga.[23]

El Presidente Encargado realiza una convocatoria para elecciones de Presidente Constitucional, para los días 20 y 21 de octubre de 1931.[24] Los candidatos para la presidencia fueron: Neptalí Bonifaz, militante de una derecha que había desaparecido del país. Era una coalición conservadora-liberal, aunque este partido apoyaba la candidatura de Modesto Larrea Jijón. En la palestra política asoma Idelfonso Mendoza, uno de los cuadros iniciales de la Revolución juliana. La votación favoreció a Neptalí Bonifaz; sin embargo, no obtuvo mayoría en el Parlamento. La Constitución mandaba que las elecciones en su segundo escrutinio sean realizadas por el próximo Congreso; es decir, en agosto de 1932.  En este nuevo gobierno interino que dura apenas 10 meses y 12 días, el Ejército mantiene su proceso de profesionalización. Se organiza el V curso de Infantería para capitanes y tenientes[25]. En la inauguración del  curso, estuvieron presentes, entre otros, el encargado del Poder Ejecutivo, el ministro de Guerra y Neptalí Bonifaz, Presidente electo.

El 31 de enero de 1932 se da una acción de armas en Tulcán, como reacción al resultado de las elecciones. Al mando de un oficial en servicio pasivo, coronel Jorge Narváez, cerca de cuatrocientas personas intentaron apoderase del cuartel del batallón de Infantería “Manabí”. El oficial de guardia, teniente José Vega defendió la unidad, lo cual le valió su ascenso  por mérito en acción de guerra. Igual recompensa tuvieron los subtenientes Cesar Acosta y Julio Salazar. El complot obedecía las órdenes del candidato perdedor don Modesto Larrea Jijón. Debía ser apoyada en Riobamba por Larrea Alba y en Guayaquil por Idelfonso Mendoza.[26]

El batallón “Manabí” con asiento en Tulcán combate los días 31 de enero y 1 de febrero de 1932. Una muchedumbre de ciudadanos carchenses dirigidos por oficiales y clases en servicio pasivo, irrupcionan en el cuartel y se apoderan de los rastrillos de guerra y de armas pesadas, a las cinco y cuarto de la tarde, hora del rancho. Los revolucionarios armados llegan a un número aproximado de 400. Los soldados del “Manabí” logran apoderarse de las garitas, subterráneos y algunas armas con las cuales inician la defensa del cuartel. El mando militar organizo una brigada combinada para combatir a los revoltosos, compuesta por los batallones “Pichincha” y “Constitución”,  por el regimiento de Artillería “Calderón”  y un medio escuadrón de Caballería. Se declara al Ejército  en campaña.[27] La rebelión fue sofocada por las fuerzas “constitucionales”, se ofreció una recompensa de veinte sucres por cada fusil que sea devuelto a la unidad militar, con un plazo de 60 días, a partir del cual, las personas que sean encontradas con armamento del Ejército, serán sometidas al juicio respectivo. El Congreso nacional tramita la amnistía para los complotados y se deja en libertad a los presos. Se levanta el estado de emergencia.

En el mes de abril, Idelfonso Mendoza comanda un grupo armado en Guayaquil y se apodera del cañonero “Cotopaxi” y del aviso “Tarqui”; se toma además, el Fuerte  “Punta de Piedra” con la intención de bloquear la ciudad. Este nuevo incidente es sofocado por el jefe de la IV Zona Militar, coronel Ricardo Astudillo.

Idelfonso Mendoza nació en Portoviejo, el 27 de marzo de 1886. Ingresó al Ejército en la clase de tropa el 21 de agosto de 1906 y a la Escuela Militar el 26 de septiembre del mismo año. Egresó como oficial el 23 de agosto de 1909. Prestó servicios en el grupo de Caballería en Portoviejo y en el grupo de Artillería “Mariscal Sucre”. Se reincorpora al servicio activo en  agosto de 1916.[28] En su carrera militar fue profesor de la Escuela Militar en algunas ocasiones, ingreso a la Escuela de Oficiales Ingenieros pero salió a los pocos días en 1922; en la Academia de Guerra apenas estuvo tres meses en 1925, año en el cual se involucra intensamente en la Revolución juliana y pasa a ocupar la subsecretaría de guerra en septiembre de este año y luego la jefatura de la I Zona Militar en noviembre de 1925. Fue responsable de actos de rebelión en el batallón “Marañón” que causó la eliminación de la unidad militar y la separación del servicio activo.[29] Fue reincorporado al Ejército, del cual sale definitivamente  el 24 de noviembre de 1937. Los oficiales participantes en sofocar la rebelión fueron condecorados con la Estrella “Abdón Calderón” de primera clase: teniente coronel Segundo López, comandante del batallón “Quito”, el mayor Carlos Suarez, comandante del batallón “Imbabura”, el teniente de fragata César Mogollón, comandante del crucero “Cotopaxi”.[30] Se le siguió un proceso por sublevación al capitán de fragata Benigno Abril.

La guerra de los cuatro días

El 10 de agosto de 1932 tiene lugar en el Congreso Nacional, de acuerdo a la Constitución, la segunda votación para la elección de Presidente de la República, la misma que tuvo una duración de 10 días. En dicha votación se descalificó al Presidente electo, por 46 votos contra 38. Se encontraba como Senador Funcional por el Ejército el coronel Carlos Guerrero, que voto en contra de Bonifaz, junto al general Enrique Barriga, coronel Nicolás López y comandante Julio Terán. Pocos días después, en la madrugada del 27 de agosto, se levanta en armas el grupo de Artillería “Bolívar” .Se disparó contra los oficiales, se hirió de gravedad al teniente Gonzalo Balseca y al alférez Eduardo Brooks, quienes posteriormente murieron. El resto de oficiales plegaron al regimiento “Yaguachi” y al batallón “Montufar”, y con esas unidades salieron de la ciudad para conformar el Ejército del Sur, en los alrededores de Lasso. El ministro de Guerra, Leonardo Sotomayor y el Inspector del Ejército, general Ángel Isaac Chiriboga concurrieron a dichas unidades. El encargado del Poder Alfredo Baquerizo estaba asilado en la Embajada de Argentina y desde allí, de acuerdo a la Constitución, nombró Ministro de Gobierno a don Carlos Freile Larrea (Bonifacista). Este personaje con funestos antecedentes en la política y en el arte de la conspiración no asoma como encargado del Poder en el registro oficial; sin embargo nombró como ministro de Guerra a Ricardo del Hierro, y como jefe de operaciones al coronel en retiro Carlos Salvador. Ninguno de ellos consta oficialmente nombrado. Las unidades alzadas en armas, esto es, el regimiento “Bolívar”, el batallón “Constitución” y el “Manabí”, quedaron al mando de tenientes. El resto de oficiales marcharon  al Sur y al Norte de la capital, organizándose para repeler la revolución. Las unidades del Sur se ponen al mando del general Chiriboga, como Comandante del Ejército del Sur. Apenas 10 oficiales del Ejército plegaron al bando rebelde[31]. Los combates en Quito se realizaron entre el 29 de agosto y 1 de septiembre;  la llamada guerra de los “Cuatro Días” dejó alrededor de 700 muertos y mil heridos[32]. “Corrió efectivamente sangre, como lo había pronosticado amenazante Bonifaz, pero fue sangre del Ejército y del pueblo y no de los políticos que habían originado el insensato choque armado”.[33]

En este interinazgo de diez meses y 12 días, en el Ejército se producen los siguientes eventos: A petición del interesado se tramita la disponibilidad y posteriormente se da de baja del servicio activo al general Telmo Paz y Miño, con fecha 18 de abril de 1932. Culmina la carrera brillante de uno de los generales más distinguidos del Ejército. En la reglamentación de la Institución se incorporaran el de Ejercicios y Evoluciones para la Caballería, el de Régimen Interno de las Unidades, el reglamento para el Servicio del Material Ehrhardt 75 de Montaña, el de Navegación Aérea y se publica la Ley de Reemplazos, en la cual se estipula un año en el servicio militar activo, diez años en la primera reserva y quince años en la segunda. El Consejo de Estado aprueba la adquisición de dos aviones de guerra, con su equipo y armamento completo.[34]

El Dr. Alberto Guerrero Martínez: Un nuevo interinazgo

Asume el ejercicio del Poder Ejecutivo el Dr. Alberto Guerrero Martínez, presidente de la Cámara del Senado. Se ratifica en el cargo de  ministro de Guerra a Leonardo Sotomayor Luna. Uno de sus primeros actos fue el de insistir, en bien del país, en la necesidad de desarmar al pueblo que había tomado las armas en los cuatro días. Se ofrece bonificaciones pecuniarias por cada fusil y por lote de municiones que se entregue en las unidades de Quito.  Se convoca a elecciones de Presidente de la República para el 30 y 31 de octubre, hubo dos candidatos: Juan de Dios Martínez Mera por el partido liberal y Manuel Sotomayor Luna, hermano del ministro de Guerra, por el partido conservador. Se dispone la asignación de fondos para cubrir los gastos ocasionados por la grave alteración  del orden público durante los días 27 de agosto al 2 de septiembre.[35]

Las consecuencias de la guerra de los “Cuatro Días” empezaron a sentirse en el Ejército a través de órdenes y contraordenes del mando militar. Se organiza en Quito, retornando al siglo anterior, la Columna de reserva “Eloy Alfaro”, con voluntarios del Carchi, compuesta de 450 hombres, al mando de un oficial en servicio activo, con su respectiva Plana Mayor, y el “Destacamento del Norte” al mando de un coronel[36]. Se aumenta el orgánico de tropa del batallón “Imbabura” a 300 hombres. Se organiza en forma emergente un Depósito de heridos y enfermos, anexo al Hospital Militar, para la atención del personal herido en las acciones de armas. Se activa el batallón de reserva “5 de Junio” y se crea, dentro del Ejército permanente, el batallón de Infantería No 8 “España”, al mando del teniente coronel Manuel Cepeda.[37] Se extingue al regimiento “Bolívar” y sus oficiales pasan a disposición del Ministerio (23 oficiales). Se crea una Columna de Infantería, correspondiente a medio batallón de esta arma, con voluntarios que  no excedan de 25 años de edad, ni tengan menos de 18 y que no hayan prestado sus servicios en el Ejército, la misma que constará en el Ejército Permanente al mando del mayor Ricardo Villacreces. Se crea el regimiento de Artillería “Tarqui” al mando del teniente coronel Ruperto Guerrero.[38] Se convierte a la columna “Eloy Alfaro” en batallón de Infantería de reserva y pasa a constar en el Ejército permanente.[39]

Las decisiones tomadas por el general Chiriboga en su función de Comandante del Ejército del Sur, asoman como “Decretos” en el Registro Oficial, mediante los cuales se procede a premiar la participación de las tropas, que en este caso, como en épocas anteriores, serían las  “fuerzas constitucionales”. De acuerdo al artículo 80 de la Ley de Situación Militar y Ascenso, y atento al heroísmo demostrado en la batalla de la “toma de Quito” (Machángara), se asciende por mérito de guerra, en el campo de batalla, con fecha 1 de septiembre de 1932, a los siguientes oficiales: mayor Alfredo Fierro, tenientes César Herrera y Alfonso Prado, sargento Manuel Escudero.[40] Por la misma razón se asciende al grado de subtenientes a 18 miembros del personal de tropa. Se condecora a los estandartes de las siguientes unidades: “Pichincha”, “Sucre”, “Calderón”, “Montufar”, “Chimborazo”, “Carchi” y “Yaguachi”. Se asciende post morten al subteniente Eduardo Brooks muerto en combate. Se asciende al teniente de reserva José María Plaza Lasso por su participación en el conflicto. A propósito de José María Plaza, en la mayor parte de los gobiernos se le incorpora al servicio activo para que realice cursos militares en el exterior, con todos los gastos pagados, y posteriormente, vuelve a la reserva.

En el campo disciplinario se disponen informaciones sumarias a los oficiales y tropa comprometidos, y se procede a colocar en disponibilidad a los tenientes coroneles Pastor Cáceres y José Troya, mayor Julio Álvarez y César Cueva, capitán Carlos Calderón, tenientes Luis Rueda, Juan Mariscal y Julio Salazar. También son juzgados los oficiales en servicio pasivo, a quienes se les impone la suspensión, por el término de un año, en el goce de pensiones de retiro; entre otros: coroneles Carlos Salvador y Agustín Solórzano, comandantes Tomás Yépez, Héctor Cedeño, Amable Rivera, Vicente Bravo, Juan Donoso Herboso, Juan Pareja, Cesar Montalvo, mayor Aurelio Fabara y capitán Nicolás Espinel.[41] Por su parte, el Congreso concede amplia amnistía a los civiles involucrados, incluyendo a los alzamientos del 1 de mayo, a los del levantamiento llamado comunista del 13 de marzo en Angamarca, a los sucesos del 18 de agosto en Guaranda y en Tulcán; es decir, para los políticos, desde el Congreso, en la República no ha pasado nada, parece suficiente con los juzgamientos del elemento militar.

Cesa en sus funciones el Destacamento del Norte. Se deja sin efecto las sanciones a los oficiales en servicio pasivo que fueron encontrados culpables.  (9 oficiales y 4 de tropa). [42] Se declara oficialmente, como  muertos en acción de combate en la “Toma de Quito” a 31 clases  y soldados.[43] El Congreso decreta amnistía para los que estén presos por  este evento, sin perjuicio de la acción administrativa para los militares. Renuncia el ministro de Guerra, en su reemplazo se nombra al doctor Daniel Córdova Toral.

Durante los tres meses y seis días que dura Alberto Guerrero en el Poder, el Ejército sigue en su proceso de capacitación y reglamentación. Se aprueban un reglamento para cursos intensivos de oficiales de reserva, el Reglamento Orgánico Secreto del Estado Mayor General. Se organiza el VI curso de Infantería y el IV de Caballería, con una duración de diez meses cada uno.

Juan de Dios Martínez Mera. Unidades en armas. Reorganización del Ejército.

Las elecciones del 30 y 31 de octubre de 1932, consignaron el triunfo de Juan de Dios Martínez Mera, miembro del partido Liberal, sobre los candidatos Manuel Sotomayor Luna y Pablo Haníbal Vela. Asume el ejercicio del Poder Ejecutivo, como Presidente Constitucional, el 5 de diciembre. Nombra  ministro de Guerra al general Juan Francisco Orellana.[44] A solicitud del interesado colocase en disponibilidad al general Ángel Isaac Chiriboga. Se encarga la Inspectoría al Jefe del Estado Mayor, coronel  Alberto Romero. Se reincorpora al servicio activo y se le nombra Inspector General del Ejército al coronel  Carlos A. Guerrero; posteriormente, en agosto de 1933 pasa en comisión de servicio, como Senador Funcional. Se hace cargo de la Inspectoría el coronel Aquilino Vásconez, pero pide su disponibilidad a los pocos días de haber iniciado su función. Finalmente, es nombrado el coronel Alfonso Darquea.[45] El general Chiriboga es nombrado Cónsul General del Ecuador en París, el 28 de abril de 1933.

Asoma la figura de José María Velasco Ibarra como presidente del Congreso. El Trapecio de Leticia había sido el motivo de conflicto entre Colombia y Perú, área ubicada dentro del territorio cedido a Colombia por parte del Ecuador, y que fue transferido al Perú sin consultar a nuestro país. El tema, delicado por cierto, fue manejado por el Presidente saliente y había suscitado discusiones en el ámbito político, las mismas que volvieron a sentirse, esta vez, en contra del Presidente entrante, por no avalar una supuesta alianza con Colombia. El tema fue manipulado políticamente hasta trasladarse a la Escuela Militar, en un hecho que lo relata el general Gándara en su libro “El Ecuador del año 1941 y el Protocolo de Río”.

Juan de Dios Martínez gobierna el país hasta el 20 de octubre de 1933; es decir, diez meses y catorce días. Durante su mandato se publican varios reglamentos que regulan la carrera y el empleo de la Institución; entre otros:   reglamento a la Ley de Reclutas y Reemplazos, reglamento de Empleo del Arma de Caballería, el de Servicio de Remonta y el reglamento para el enlace y servicio de ingenieros. En cuanto a la capacitación, y en cumplimiento de una disposición del Congreso respecto de la instrucción de las reservas, se organizan los Centros de Instrucción Parroquiales, para lo cual se elabora un Instructivo. Se incluye un centro de instrucción militar del Clero Secular, no ordenado.[46] Se organiza un curso intensivo de radiotelegrafistas, con personal de la reserva; se crea en la Escuela Militar un curso para Aspirantes a Oficiales de línea, al que podrán ingresar hasta veinte sargentos primeros, con una duración de un año.

Por primera vez se  organizan dos destacamentos militares y navales en el Oriente, con 20 oficiales y 187 de tropa. Tanto los oficiales y tropa del Ejercito, como los de la Marina permanecen juntos en cada destacamento. Reciben una bonificación del 50% de su sueldo. El valor del rancho es de $ 2,20 para oficiales y $ 1 para tropa.[47] Se regula la carrera de los oficiales de Servicios, los mismos que podrán llegar al grado de coronel.

Con fecha 18 de mayo de 1933, se declara al Ejército Nacional en campaña.[48] Esta declaratoria tiene su origen en los actos de indisciplina ocurridos en la Escuela Militar, por la manipulación política realizada a los cadetes, a la cual me he referido anteriormente, y cuyas repercusiones se trasladaron a Riobamba, en donde, el grupo de Artillería “Mariscal Sucre” y el batallón de Infantería “Carchi” se levantaron en armas. En Ambato le siguió el batallón de Ingenieros “Chimborazo”. “Fue aquel un levantamiento de la tropa trabajada por los activistas de Vanguardia Revolucionaria Socialista” [49] de la cual era miembro el coronel Larrea Alba. El Consejo de Estado, en conocimiento de los hechos relacionados con este movimiento, concedió al Poder Ejecutivo el uso de las Facultades Extraordinarias.[50] Se organizan las unidades de reserva: en Tulcán el batallón “Salinas”, en Quito el batallón “Urdaneta”, en Portoviejo el batallón “Riofrio”[51]. Estos actos producen la renuncia de los ministros de Estado. Se nombra como ministro de Guerra y Marina al general Enrique Barriga.[52]

Lucharon en su papel de “constitucionalistas” los batallones “Pichincha”, “Eloy Alfaro”, “Montufar” y “Calderón”, bajo el mando del coronel Alberto Romero, nombrado como Jefe de Operaciones del Ejército del Centro. Las bajas de combate fueron de 12 muertos y 34 heridos. Las consecuencias del conflicto, con grave detrimento para la organización del Ejército fueron: la disolución del regimiento de Artillería No 2 “Mariscal Sucre”, del batallón de Infantería No 7 “Carchi” y del batallón de Ingenieros No 2 “Chimborazo”, pertenecientes a la II Zona Militar; la disponibilidad de 56 oficiales, desde subtenientes a tenientes coroneles, y la baja del personal de tropa de estas unidades. Por otro lado, se procede a crear batallones de Infantería en Tulcán y Portoviejo.[53]Se crea el regimiento de Artillería No 3, se eleva a unidad de línea al batallón de reserva No 6 “Eloy Alfaro”, por su brillante actuación en la batalla de Tapi. El capitán Neptalí Cruz, del batallón “Pichincha” murió en combate. El regimiento “Calderón” pasa a denominarse como No 1, el “Tarqui” como el No 2, el “Eloy Alfaro” como No 7, el creado en Tulcán con el nombre de No 6 “Carchi”; el de Portoviejo se deja sin efecto. Se reorganiza el Arma de Ingeniería, con dos batallones, cada uno con dos compañías de Zapadores y dos compañías de transmisiones, con los mismos nombres. Se autoriza al ministerio de Guerra y Marina, la compra de un aeroplano marca Bird por US$ 6.500. [54] Se da de baja a dos capitanes, seis tenientes, dos alféreces y 26 de tropa, por desertores, al no haberse presentado a su juzgamiento. Se suspende el pago de la pensión de retiro por seis meses a tres oficiales; y, se coloca en disponibilidad, por mala conducta, a 27 oficiales.

No les pareció suficiente a la élite política todo el daño causado al país y particularmente a la Institución Militar, volvieron a arremeter contra el gobierno recién implementado, con furibundos ataque desde el Congreso Nacional, esta vez por parte del presidente de la Cámara de Diputados, el doctor José María Velasco Ibarra. El tema limítrofe con el Perú ocupó algún tiempo a los políticos, y la prensa nacional difundía rumores. El 15 de agosto se pidió la renuncia al Presidente de la República, al haberse aprobado la moción presentada por Velasco Ibarra. El Presidente se negó a renunciar, los ministros fueron censurados cada vez que eran nombrados por el mandatario; entre otros, se nombra ministro de Guerra al coronel Alberto Romero. El 11 de septiembre se cambia nuevamente al ministro de Guerra y Marina, se nombra al general Luis Jaramillo, y como ya era una costumbre política, se le designa ministro de Gobierno y se le encarga las demás carteras; sin embargo, en la misma fecha de su posesión se le acepta la renuncia al cargo y se nombra a don Abelardo Montalvo. Un mes después se cubre la vacante dejada en el ministerio de Guerra, con el capitán de navío Juan Francisco Anda. El 19 de octubre se le destituye desde el Senado a Juan de Dios Martínez Mera. Al haberse declarado vacante el cargo de Presidente de la República, asume el ejercicio del Poder Ejecutivo  el señor Abelardo Montalvo. Se convoca a elecciones para el 14 y 15 de diciembre.[55]  La codicia de la política sobre los intereses del país. La degradación de la democracia sobre la estabilidad política de la Nación.

Abelardo Montalvo. Otra vez un encargo de diez meses

El gobierno de Abelardo Montalvo duró lo suficiente como para preparar las elecciones presidenciales; es decir 10 meses y nueve días. Se mantuvo al frente del ministerio de Guerra el coronel Alfonso Darquea, como Inspector del Ejército el coronel Alcides Pesantes. Luego de cumplir su misión de Adjunto Militar en Colombia, regresa como jefe titular del Estado Mayor General, el coronel Nicanor Solís, bajo su mando se conforma una Comisión de Estudios Superiores  Militares que se encarguen de unificar la doctrina militar. Las reservas siguen siendo la principal preocupación del mando militar, se organizan cursos intensivos dirigidos a tenientes y subtenientes. Se compra un avión de guerra Waco en 17.997 dólares. La administración del ferrocarril Guayaquil-Salinas pasa a depender del ministerio de Guerra, en tal virtud se encarga al jefe de la IV Zona Militar su administración a través del batallón “Montufar” con asiento en  Salinas.

Los candidatos presidenciales fueron: José María Velasco Ibarra por la derecha; por los liberales el Dr. Arroyo del Río y Colón Eloy Alfaro, por los socialistas Carlos Zambrano y por el partido comunista Ricardo Paredes. Se retiraron los liberales y el triunfo fue de Velasco Ibarra, a quien se le nombra como Presidente Constitucional de la República, el 1 de septiembre de 1934.

La primera presidencia de Velasco Ibarra. Nuevamente diez meses.

Se conforma el Alto Mando Militar: ministro de Guerra  Atanasio Zaldumbide,  como Jefe del Estado Mayor General se mantiene al coronel Nicanor Solís y se le encarga  la Inspectoría General. Subsecretario de Guerra al teniente coronel Enrique Rivadeneira, Jefe de la I Zona al coronel Ricardo Astudillo. Se nombra como edecán del gobierno al capitán Carlos Mancheno. Auditor General de Guerra al Dr. Remigio Romero y Cordero, con el cargo de coronel. El 17 del mismo mes se deja insubsistente dicho nombramiento. En su reemplazo se le nombra al Dr. Agustín Velasco. Se asciende al grado de general al coronel Alcides Pesantes y sigue a órdenes del ministerio de Guerra.[56] En el mes de abril, el coronel Solís es nombrado Inspector General. A la dirección de la Escuela Militar se nombra al teniente coronel Rafael Villacis. El general Ángel Isaac Chiriboga es nombrado ministro de Relaciones Exteriores el mismo día en que deja de ser Presidente de la República el Dr. Velasco.

En enero de 1935 se publica el Resumen General del Ejército Permanente. En oficiales no existen cambios significativos, excepto en el grado de subtenientes que se rebaja respecto a 1930, en 60 vacantes. En el personal de tropa se disminuye el orgánico  en 579 hombres.[57] En abril se nombra ministro de Guerra al coronel Ricardo Astudillo y se le autoriza a celebrar contratos de adquisición de elementos bélicos en casas europeas, de acuerdo a lo autorizado por el Consejo de Estado, en sesión secreta del 16 de abril. La preocupación de los mandos era latente respecto al equipamiento del Ejército.

Se aprueba el reglamento para la ejecución de Obras Públicas a cargo del Ejército, especialmente, las relacionadas con la Seguridad Nacional, coordinadas con el Ministerio de Obras Públicas. Para el efecto, se incrementa una sección técnica en la Dirección General de Construcciones. Se reforma el reglamento del Consejo Superior: “Ningún oficial que fuere reincorporado al Servicio Activo, después de haber sido dado de baja, por razones de carácter político, contra el orden constitucional, podrá presentar la solicitud para los exámenes previos al ascenso, si no hubiere transcurrido el tiempo de un año desde la fecha de su reincorporación”.[58]

En la organización de la Fuerza, se crea el Servicio Químico Militar adscrito a la sección de Sanidad Militar del ministerio de Guerra. Se  lo hace con personal asimilado., para el efecto, se abre el primer curso para oficiales químicos, con una duración de tres años, con 20 alumnos.[59] Se crea la Escuela de Aviación Militar con sede en la ciudad de Guayaquil, en el campo y dependencias del aeropuerto Simón Bolívar, con un número de hasta 15 alumnos, escogidos entre los oficiales en servicio activo del Ejército y la Marina. El decreto se firma el 3 de julio de 1935. En los primeros días de agosto se inicia un nuevo curso, el cuarto,  para oficiales ingenieros en los grados de tenientes y subtenientes, con una duración de tres años, con un número de 30 alumnos.

La renuncia del ministro de Hacienda, Víctor Emilio Estrada, en rechazo al informe negativo de la Comisión de Asuntos Económicos del Congreso, para la aprobación del plan económico presentado por él, llevó  a la renuncia del Presidente de la República. En sus antecedentes cabe destacar la pugna política entre el Ejecutivo y Legislativo, y la amenaza respaldada por la Constitución, de defenestrar a los ministros de Estado, y en consecuencia, al Presidente de la República. Las sesiones de la Legislatura fueron suspendidas por falta de garantías y ello sirvió de pretexto para que el Dr. Velasco intente asumir los plenos poderes. Clausuró el Congreso y apresó a varios legisladores. El 20 de agosto acudió al regimiento de Caballería que estaba al mando del teniente coronel Alberto Enríquez, para explicar su propósito de disolver el Congreso. La unidad no se pronuncio sobre su discurso y el comandante de la unidad le manifestó al mandatario que “…mientras se respete la Constitución tendrá mi lealtad y la lealtad de la unidad que mando, señor Presidente”[60] Los batallones “Imbabura” y “Carchi”, alojadas en el mismo cuartel, tampoco estuvieron de acuerdo con los deseos del Presidente; igual actitud tomó el regimiento “Calderón” y posteriormente las unidades de todo el país. El ministro de Gobierno renunció a su cargo; el Inspector del Ejército, coronel Nicanor Solís dispuso la prisión del Presidente, quien fue conducido al regimiento “Calderón”. La prensa nacional aplaudió y felicitó la actitud del Ejército; el Congreso acordó “Recomendar ante la historia la actitud noble y decidida del Ejército……”.[61] El Acuerdo fue firmado por su Presidente, Arroyo del Río. Cosas de la política.

Antonio Pons. Provocando una dictadura.

Al haberse aceptado la renuncia presentada por el Presidente de la República, se encarga el Poder Ejecutivo al Dr. Antonio Pons. El Presidente Constitucional había durado el “tiempo mágico” de diez meses y 21 días. Se nombra ministro de Gobierno al mayor Luis Benigno Gallegos,[62] ministro de Guerra al coronel Manuel Ernesto Cepeda. Se convoca a elecciones presidenciales  para el 13 y 14 de octubre. Se nombra como Inspector General del Ejército al coronel Benigno Andrade Flores.[63] Muy pronto asomaron los candidatos a la presidencia del País: coronel Luis Larrea Alba, Aurelio Mosquera, José Trujillo y Carlos Arroyo del Río, de los cuales, en la víspera  de la contienda electoral quedaron Arroyo y Trujillo, más el ingreso del candidato conservador Alejandro Ponce Borja.

La presencia del candidato conservador inquietaba al Presidente; a su criterio, ponía en peligro las conquistas ideológicas alcanzadas hasta el momento. Esta apreciación  le llevó a “provocar la dictadura”, renunciando ante el Mando Militar, el Poder de la Nación, a fin de propiciar cambios radicales en la Constitución ecuatoriana. Había permanecido un mes y seis días al mando del país. Ese mismo día, el Ejército designó al ingeniero Federico Paéz para jefe supremo de la Nación. El Ing. Paéz era parte del gabinete ministerial de Pons,  y de acuerdo a su nombramiento, le seguía en la sucesión para acceder a la presidencia, luego de que el  doctor Aurelio Bayas había sido descartado para ocupar dicho cargo.

Federico Paéz. Gobierno militar institucional.- Nuevos enfrentamientos entre unidades de la plaza de Quito.

“Por cuanto el Ejército Nacional me ha delegado el Mando Supremo de la República, mientras la Asamblea expida el nuevo Estatuto Político del Estado, asumo el ejercicio de dicho mando, el mismo que  se ejercerá de acuerdo a la Constitución Política de 1906. F) Federico Paéz.[64] Se nombra ministro de Defensa Nacional (primera vez que se le llama de esta manera) al coronel Benigno Andrade; Inspector General del Ejército al coronel Manuel Cepeda, quien venía desempeñándose como ministro de Guerra, Marina y Aviación. El 7 de noviembre se nombra como Jefe del Estado Mayor General, al teniente coronel César Plaza, quien permanece en el cargo hasta el 18 de diciembre, fecha en la cual es ascendido el teniente coronel Enrique Rivadeneira y nombrado Jefe del Estado Mayor.

Con la llegada al poder del Ing. Federico Paéz, de alguna manera se logra estabilizar la convulsionada política ecuatoriana; al menos, pasamos de un promedio de diez meses por mandatario, a un periodo de dos años y un mes. Uno de sus primeros actos fue crear la Junta Consultiva Permanente en el ministerio de Relaciones Exteriores, compuesta por miembros  de la Corte Suprema de Justicia, de las  Cámaras de Senadores y Diputados y con representantes del Ejército Nacional. De igual manera, se crea en la Cancillería una Oficina Técnica-Jurídica conformada por un jurista, un historiador y un geógrafo, para que se dediquen a analizar la problemática limítrofe con el Perú. La Escuela Militar se transforma en Colegio Militar, al otorgarle la calidad de Colegio de enseñanza secundaria, siendo válidos los certificados de estudio y el título de bachiller que otorgue.[65] Como su director se nombra al coronel Luis Rivadeneira.

Se decreta la Ley de Planta y Sueldos del Ejército que reemplaza al Resumen General del Ejército Permanente; en esta ley, se crea la vacante para un general de división y se aumenta a cinco las vacantes para general de brigada. Las vacantes para soldados son de 5.435; es decir, se aumenta en 2.424 respecto al publicado el 15 de enero de 1935.[66] En la ley se dan disposiciones sobre sueldos y bonificaciones. Se prevé un descuento del 11% del sueldo, desglosado en 5% por retiro, 5% por ahorro obligatorio y el 1% por mortuoria. Otras gratificaciones mensuales: 50% del sueldo por servicio en el Oriente y Galápagos; 25% del sueldo en las provincias litorales y australes. Se crea los puestos de Comandantes de Brigada en el grado de general; sin embargo, las cuatro Zonas Militares son comandadas por tenientes coroneles. Se aumentan dos unidades de Ingenieros: el batallón No 3 “General Córdova” y el No 4 “Esmeraldas”.[67] Desaparecen los batallones “Marañón”, “Manabí”, “Constitución” y “General Córdova”, en el Arma de Infantería, y se crean el “Tungurahua”, “Eloy Alfaro” y “España”. En la Artillería se crea el regimiento “Tarqui”. En la Caballería  se crea el escuadrón “Nueve de Julio” y el “Febres Cordero”; desaparecen el escuadrón “Escolta” y el “Cazadores de Chone”.

En el mes de diciembre se nombra un nuevo ministro de Defensa; esta vez, el cargo recae en el coronel Alberto Enríquez G.[68] Todos los amanuenses en las brigadas pasan a ser empleados civiles. Termina el año con la compra de tres aviones trimotores por un valor de US$ 40.000 dólares.[69]

El año de 1936 es particularmente difícil, sobre todo en el campo económico, la crisis financiera de 1929 en los Estados Unidos pasa factura a todo el mundo. En nuestro país se sentía con mucho rigor la pobreza en la clase media y baja. La presencia de Paéz en la jefatura suprema no es del agrado de los políticos, entonces, las unidades militares se convirtieron en los blancos preferidos para subvertirlos.

En la organización del Ejército, se eleva a la categoría de grupos a los tres escuadrones de Caballería con los nombres de No 1 “Febres Cordero”,  No 2 “Dávalos” en memoria del general Bernardo Dávalos, y No 3 “Alhajuela”. Al batallón de Infantería No 10 se le pone el nombre de “Jaramijó”. Se crea el Comando Superior de las Fuerzas Armadas,[70] que luego se transforma en Comando Superior del Ejército en  la Ley Orgánica que reemplaza a la emitida el 29 de abril de 1929.[71] Se contemplan cambios importantes en su organización. El ministerio de Defensa  ejerce el mando de las FF.AA a través de la Comandancia Superior del Ejército y de la Comandancia General de Marina. Los Oficiales se clasifican en Profesionales, Reserva y Asimilados. Los Profesionales se dividen en Oficiales de Guerra y Oficiales de Servicios; los primeros a su vez pueden ser de Estado Mayor, de Infantería, Caballería, Ingenieros y Aviación; los de Servicios pueden ser de Sanidad, Química, Justicia, Administración y Veterinaria. En la tropa se incluye a los Aspirantes a Oficiales: cadete, sargento 1ro y sargento 2do.

Como órganos de mando están  la Comandancia Superior del Ejército ejercida por el Comandante Superior, responsable de la preparación para la guerra, organizada por Inspecciones y Servicios, el Estado Mayor General, los Comandos de Zona. Se crean los Comandos de Grandes Unidades y el Comando de Destacamentos Independientes.[72] El Comandante Superior asume las funciones del antiguo Inspector General.

El ministerio de Defensa se organiza con los departamentos: I General, II Marina, III Servicio de Intendencia y  IV Servicio Sanitario. Cobran importancia los Servicios; desaparecen los departamentos Ejército, Aviación y Movilización. Recién en diciembre de este año se le da el pase de Jefe del Estado Mayor General, a Comandante Superior del Ejército al coronel Enrique Rivadeneira.

En el Estado Mayor General se aumentan las Secciones de Organización, Estadística y el Servicio Geográfico Militar. Bajo su dependencia funciona la Academia de Guerra, el Colegio Militar y los cursos de armas y servicios. La sección Historia es la encargada de realizar estudios históricos sobre las campañas nacionales y de la guerra de la Independencia y  publicar estudios de carácter científico, histórico y técnico. En las Zonas Militares solamente se pasa a Galápagos como parte del Distrito Militar Oriente.

La Escuela de Oficiales Ingenieros se transforma en Escuela de Artillería e Ingenieros, mediante Decreto Supremo de 22 de octubre de 1936. Se organiza con 20 alumnos, oficiales de Guerra, y  30 alumnos escogidos entre oficiales de Reserva y estudiantes de las facultades de ciencias de las Universidades de la República.  A mi parecer, los oficiales de Artillería empezaban a recibir una preparación más allá de la necesaria para la conducción del tiro.

En el campo legal se aprueba la Ley de Guardias Nacionales. Tiene por objeto instruir militarmente a aquellos que no hicieron el servicio militar. Los instructores son oficiales de la reserva. Se aprueba la Ley de Tránsito Aéreo y  el Reglamento Interno del Comando Superior del Ejército. En cuanto a capacitación de los oficiales, se organiza el VII curso de Infantería, con una duración de 11 meses, ingresan sin examen de admisión hasta 25 capitanes previa selección del Estado Mayor. Ante las necesidades de instrucción se decreta la organización del I curso de Aviación con 30 alumnos y el I curso de la Escuela Naval con 20 alumnos, los que funcionan juntos durante el primer periodo de instrucción, en la ciudad de Quito, en un mismo local y una sola dirección. A mediados de año se dispone, por primera vez,  que una fracción del batallón “Pichincha” realice guarnición en Zumba.

Se destina el terreno y las edificaciones del Colegio Militar en la Pradera para el colegio Manuela Cañizares, por ser muy pequeño, y se dispone la expropiación de seis hectáreas de terreno adyacente a la quinta “La Pradera” perteneciente a la señora Josefina Guzmán Chiriboga, para el Colegio Militar. Se nombra como Jefe administrativo de las construcciones al coronel Luis Rivadeneira, director del plantel.

La tarea de subvertir a las unidades militares rindió sus frutos a finales de año. El  28 de noviembre de 1936, la tropa del regimiento “Calderón”  que hacia la guarnición en Quito, se insubordinó a mano armada, fueron asesinados su comandante, el teniente coronel Agustín Patiño, el capitán Carlos Peñaherrera y el subteniente Bolívar Herrera. Las consecuencias, como siempre, las tuvo que pagar el Ejército. Se disuelve la unidad con fecha 30 de noviembre de 1936, se pone a ordenes del ministerio de Defensa al mayor Jorge Maldonado, a los capitanes Lauro Guerrero, Eduardo Vásconez y Juan Ramírez, a 10 tenientes, 5 subtenientes de arma y dos tenientes de administración, los mismos que son dados el pase a otras unidades para las investigaciones de ley.[73] La confrontación entre unidades de la plaza hasta develar la insubordinación, le costó al país la muerte de  25 ciudadanos y cerca de 50 heridos, entre militares y civiles.[74] Las unidades que enfrentaron al regimiento “Calderón” fueron el batallón de Infantería “Eloy Alfaro” y el batallón de Ingenieros “Esmeraldas”, cuyos estandartes fueron condecorados un año más tarde, en agosto de 1937, en merito a ser las primeras unidades con conscriptos que disciplinada y valerosamente enfrentaron el problema.

Al iniciarse el año de 1937, el Comandante Superior del Ejército, coronel Enrique Rivadeneira es nombrado Adjunto Militar en Roma, le reemplaza al coronel Tito León quien es nombrado Jefe del Estado Mayor, que a su vez es reemplazado a los dos meses por el coronel Guillermo Freile. El ministerio de Defensa asume las funciones del Comandante Superior. La rebelión del regimiento “Calderón” dejó sus secuelas en la jefatura suprema de la Nación. En el mes de julio se produce una crisis de Gabinete y renuncian los ministros de Estado, se nombra al coronel Héctor Salgado como ministro de Gobierno, el coronel Alberto Enríquez es ratificado en Defensa, el teniente coronel Virgilio Guerrero ocupa la cartera de Previsión Social, en Educación el teniente coronel Guillermo Burbano y en Hacienda el teniente coronel Heliodoro Sáenz.[75] De esta manera, se conforma un gobierno militar al mando de Federico Paéz. Las Fuerzas Armadas se ven involucradas directamente en la política nacional. Se asciende al empleo de General de la República al coronel Alberto Enríquez G, con fecha 4 de agosto.[76]. Finalmente,  la Asamblea Nacional nombra Presidente Constitucional Interino a Federico Paéz.[77]

En la organización del Ejército se crea una compañía de Servicios Sanitarios, se introduce una especialidad más dentro de los oficiales de Servicios denominada Comisariato; además, se crea el grado de alférez, el mismo que se concede a los cadetes que terminan satisfactoriamente el bachillerato en el Colegio Militar y acceden al único curso de especialización militar. Se crea la Escuela de Aplicación de Infantería y Caballería para los alféreces y subtenientes de dicha arma, bajo la dirección técnica del jefe de la Misión italiana. A propósito de esta Misión, a mediados de este año, permanecen en el país los siguientes oficiales: coronel Giacomo Negroni, teniente coronel Alejandro Brutini, mayor Amadeo Micciani, teniente Higinio Perotti, teniente Aurelio Laino, teniente Ricardo Prati, todos ellos dedicados a la enseñanza en los Institutos y cursos de educación y capacitación. Con la autorización de la Asamblea Nacional, que crea en el Ejército Permanente una nueva especialidad denominada Arma de “Andinos”, el Ejecutivo decreta la organización de cuatro unidades que se denominarán batallones andinos: “Cayambe” No 1, “Cotopaxi” No 2, “Villonaco” No 3 y “Montecristi” No 4, uno en cada Zona militar.[78] Se aumenta a 178 las vacantes para el Colegio Militar. Se crean también los batallones “Ecuador” y “Oriente”.

En el campo de la capacitación e instrucción, se organiza el primer curso por correspondencia para todos los oficiales inferiores que no hayan asistido a cursos de perfeccionamiento en las armas de Infantería y Caballería. Las materias lo recibirán en poli grafiados en sus respectivas unidades y al finalizar se presentarán a rendir exámenes de las materias recibidas. Asisten 148 oficiales. Se organiza el primer curso de Andinos, bajo la dirección del jefe de la Misión Militar, con una duración de tres meses. Se nombra profesor de Elementos de Economía Política y Ciencias de Hacienda al Presidente Federico Paéz, a Alfredo Pérez Guerrero  en Elementos de Código Civil. En este curso se integran a personal de la Policía y también alumnos por correspondencia pertenecientes al Ejército en un número de 62, desde tenientes coroneles a subtenientes. Se organiza el segundo curso de oficiales de Comisariato, con una duración de tres meses. Se inician los cursos de aviación en Quito y Cuenca.

En la legislación militar se decreta la Ley de Instrucción General Militar, mediante la cual se declara obligatoria la instrucción premilitar, en una hora por semana durante el año escolar, en escuelas, colegios y universidades; se crea una oficina especial en el Ejército para dirigir la enseñanza militar.[79] En lo que corresponde a equipamiento de la Fuerza, se adquiere el fusil Máuser, la ametralladora ZB, y se celebra un contrato para la adquisición de 50 camiones MAN a un valor de 635.000 marcos aski.

El general Alberto Enríquez Gallo. Jefe Supremo de la Nación.

El 23 de octubre de 1937, el Presidente Constitucional Interino presenta la renuncia a su cargo ante la Asamblea Nacional. El Ejército que ya venía gobernando a través de los ministros militares nombrados, no reconoce a dicha Asamblea como genuina representante de la ciudadanía ecuatoriana por no haber cumplido con los altos fines que le competen. Por resolución de las Fuerzas Armadas, desde esta fecha asume el Mando Supremo de la Nación, el general Alberto Enríquez Gallo, hasta convocar a una nueva Asamblea Nacional Constituyente, elegida en forma democrática por los partidos políticos debidamente organizados. Se nombra Ministros de Estado: Gobierno teniente coronel Jorge Quintana, Hacienda teniente coronel Heliodoro Sáenz y Defensa el coronel Guillermo Freile. Se declara vigente la Constitución de 1906.[80] Después de la Revolución juliana, esta fue la segunda intervención institucional del Ejército que continuó el carácter anti caudillista de la primera.[81]

El general Alberto Enríquez Gallo nace el 24 de julio de 1895 en la hacienda  Tanicuchi, cantón Latacunga, Provincia  de León. Su vida militar  se inicia en el batallón “Cotopaxi”, en 1909, en calidad de soldado participa en la toma del puente de Huigra, en 1911, e ingresa a la Escuela de Aplicación de oficiales de donde egreso con el grado de alférez de Caballería en 1913. Participa como oficial del batallón “Babahoyo” en los combates contra Concha, en Esmeraldas, en donde fue tomado prisionero;  ascendió a teniente en 1915 y fue destinado al Instituto Inferior de Aplicación. En febrero de 1918 asciende a capitán y pasa a prestar sus servicios en la Escuela Militar. En 1919 sirve en la sección de personal del Estado Mayor General y desde allí, pide su separación voluntaria del Ejército en febrero de 1920, situación en la cual permanece de febrero a octubre de este año, fecha en la cual se le reincorpora al servicio activo y pasa a trabajar en la sección de administración del Estado Mayor General.  Participa con el escuadrón “Cazadores de los Ríos” en el luctuoso acontecimiento del 15 de noviembre de 1922. Regresa a la Escuela Militar en diciembre de 1922. Su siguiente pase fue al escuadrón “Escolta”. Ascendido a mayor  en 1925, es destinado al grupo “Yaguachi” en donde ocupa el puesto de segundo comandante. En noviembre  comanda por un año el escuadrón “Febres Cordero” y retorna al “Yaguachi” en donde asciende a teniente coronel y pasa a una sección de la Inspectoría General. En marzo de 1927 se traslada a Chile en comisión de servicio y permanece un año. Es trasladado a Riobamba en donde comanda el escuadrón “Febres Cordero” hasta 1930 y es dado el pase al comando del batallón No 7 “Carchi” En 1931 es nombrado comandante del regimiento de Caballería “Yaguachi”, luego de realizar la organización del Servicio de Remonta en Cayambe. Como comandante de este regimiento participó con su unidad en el Ejército del Sur bajo el mando del general Ángel Isaac Chiriboga, en la campaña de los “Cuatro días”. Fue durante dos años Vocal principal del Consejo Superior Militar. Ascendido a coronel, es nombrado ministro de Defensa Nacional por el presidente Páez en noviembre de 1935. Su ascenso al empleo de General de la República se da en agosto de 1937.[82]
Durante el breve mandato Institucional de las Fuerzas Armadas en la persona del general Alberto Enríquez Gallo, se nombra como Inspector del Ejército al coronel Aurelio Baquero; este puesto había desaparecido con la creación del Comando Superior del Ejército; sin embargo, ante la falta de nombramiento del titular, nuevamente se regresa a la figura del Inspector General. Como Jefe del Estado Mayor es nombrado el general Marco León, en la dirección del Colegio Militar están el  teniente coronel Alfonso Jaramillo en febrero y el coronel Francisco Urrutia en julio de este año. Se inicia un cuso de Artillería anti aérea, con veinte oficiales y cinco meses de duración.

En la organización del Ejército se incluye el Servicio Radiotelegráfico Militar, como órgano del Estado Mayor General bajo la dependencia del ministerio de Defensa. En el campo legal, se aprueba la Ley de Pensiones y la Ley Orgánica del Servicio de Justicia, el 9 de agosto de 1938. Se dispone que todos los miembros de las Fuerzas Armadas aporten para tener acceso al servicio de Sanidad Militar. Se adjudica el edificio del Colegio Militar en la Recolecta para el funcionamiento del ministerio de Defensa.

El general Enríquez se preocupó de armar adecuadamente al Ejército; en sus memorias, conforme lo relata el general Gándara,  afirma haber adquirido material para armar y equipar diez brigadas en pie de guerra y que se compraron cuatro escuadrillas de aviones.[83] Estas compras, por su carácter reservado, no se publican en los Registros Oficiales y se vuelve difícil acceder a este tipo de información. En cuanto a la contratación de cuatro grupos de Artillería de Montaña, se hizo un abono en el mes de junio de 1938, que fue el último en realizarse, luego de lo cual, los siguientes gobiernos no cumplieron con la obligación de pago, y este material nunca llegó al país. Esto lo confirma Arroyo del Río en su obra “Bajo el Imperio del odio”.[84]

Durante la administración del general Enríquez, se aprueba una nueva Ley de Situación Militar y Ascenso, con fecha 6 de agosto de 1938, al igual que una nueva Ley de Servicio Militar Obligatorio, el 2 de agosto de 1938. 

Manuel María Borrero. Presidente Interino

Cumplida la misión encargada por las Fuerzas Armadas, la Asamblea Nacional Constituyente, reunida conforme el decreto firmado por el general Enríquez, nombró como Presidente Interino al cuencano Manuel María Borrero, luego de que derrotara a Teodoro Alvarado Oleas por un voto.[85] La presencia del general al mando del país fue de nueve meses y días; casi se cumple nuevamente el plazo mágico de “diez meses”. Se nombra ministro de Defensa Nacional al Sr. Camilo Andrade. Como Jefe del Estado Mayor General se nombra al general Marco León.

En el mes de septiembre se publica una nueva Ley Orgánica de Fuerzas Armadas, la misma que fue elaborada durante el gobierno del general Enríquez, con fecha 29 de marzo de 1938. En esta ley se introducen algunos cambios respecto de la promulgada en abril de 1936. Asoma la figura del Inspector General de las Fuerzas Armadas, a este puesto se le nombra al general Aurelio Baquero.[86] Esta autoridad, junto al Jefe del Estado Mayor General, los Inspectores de Arma y el jefe del Departamento General de Marina son los responsables ante el ministerio de Defensa, del desarrollo de las actividades en la Institución Militar. En tiempo de guerra, el mando será del Inspector General de Fuerzas Armadas, de quien dependerá directamente el Estado Mayor General.

Los organismos asesores del ministerio de Defensa son: el Consejo Superior Militar y la  Junta Calificadora de Servicios. En la clasificación de los oficiales, a los Profesionales se les divide en Oficiales de Arma Combatiente y Oficiales de Servicios. En los de Servicios se aumenta a los oficiales de Comisariato. El ministerio de Defensa se organiza con el Departamento Ejercito y Aviación, departamento de Marina y Galápagos, es decir, se vuelve a la organización de 1930 y se aumenta el  Departamento Comisariato y Departamento Oriente, este último para atender los asuntos administrativos de las provincias de Napo-Pastaza y Santiago-Zamora, con las siguientes secciones: Político-administrativo, Educación y Misiones, Sección Militar, Sección Obras Públicas, Sección Justicia, Colonización y Asuntos Internacionales, sección Pagaduría y Contabilidad. Se elabora el reglamento correspondiente.[87] En lo que corresponde al Comando del Ejército, se mantiene el Comandante Superior, los Inspectores de Armas, incluida la Aviación. En caso de Movilización, los Inspectores ejercerán el comando de sus propias armas bajo la dependencia del Comando Superior. El Estado Mayor sigue encargado de la planificación de las  Fuerzas para la guerra. Se mantiene la División Territorial.

El Consejo de Defensa Nacional permanece con la misma organización de 1930 más la inclusión del presidente de la Corte de Justicia, presidente del Banco Central, Procurador del Estado, Contralor General y el presidente de la Junta Consultiva de RR.EE.
Entre otras actividades importantes que tienen lugar en esta nueva administración, se destacan las siguientes: Se inicia un curso intensivo de Artillería naval a bordo del buque Escuela “Alfaro”, con una duración de 60 días, se nombra a un coronel del Ejército como comandante de la Armada Naval, se destina una fracción militar como guarnición en Montalvo bajo la dependencia del ministerio de Defensa, se completa el grupo de bombardeo liviano y reconocimiento de la Marina, con los aviones adquiridos en el gobierno del general Enríquez, se organiza las unidades de defensa Anti-Aérea, en la IV Zona Militar, con dos baterías; además, se crea la batería antiaérea Escuela en el grupo “Atahualpa”, con el material comprado en Italia.[88] Se clausura con fecha 31 de diciembre de 1938 la Escuela Naval que funcionó en el Puerto de Guayaquil. Se inicia un curso de aplicación de aviación a funcionar en la base “Mariscal Sucre” con una duración de seis meses. Se organiza el VIII curso de Infantería, con una duración de seis meses. El presupuesto del ministerio de Defensa era de 30 millones que representaba el 28% del presupuesto nacional.

En el mes de octubre de este año, la Asamblea Nacional, dejando de lado las leyes militares, ascendió al grado de general de la República al coronel Luis Larrea Alba, quien regresaba de Chile, en donde estaba exiliado, y llevaba cerca de siete años en situación de retiro. No se hizo esperar la reacción de los oficiales, al verse vulnerados valores fundamentales de la Institución militar; entre estas, se  generó una carta abierta del comandante del grupo de Artillería “Bolívar”, teniente coronel Ángel Baquero Dávila, dirigida al presidente de la Asamblea, publicada en el diario El Comercio de Quito, el 17 de noviembre de 1938.[89]
Aurelio Mosquera Narváez. Dictadura Civil
En forma intempestiva, el Presidente Interino, Manuel María Borrero, renunció a su cargo, el 1 de diciembre de 1938, a los tres meses y 19 días de haber asumido la presidencia. Los parlamentarios decidieron elegir esa misma noche al nuevo Presidente. Para evitar la ruptura del orden legal-dice Alfredo Pareja- se nominó al doctor Aurelio Mosquera Narváez, director del liberalismo, como Presidente Constitucional de la República. No fue elegido Arroyo del Río-dice el general Gándara- porque la Constitución del 38 prohibía ser Presidente a la persona que haya sido abogado de empresas extranjeras.
En virtud de haberse presentado hoy ante la Asamblea Nacional, la promesa previa al desempeño del cargo de Presidente Constitucional de la República, asume el cargo Aurelio Mosquera Narváez. Se nombra Ministros, entre otros, de  Defensa a Galo Plaza Lasso, Relaciones Exteriores a Julio Tobar Donoso.[90]

El 14 de diciembre de 1938, como producto del malestar del Ejército por el ascenso del general Larrea Alba, el ministro de Defensa procede a la disolución de la Asamblea  y a la prisión de sus dirigentes liberales y socialistas. De esta manera, el régimen constitucional de Mosquera había durado apenas doce días.

El decreto No 1 del gobierno dictatorial disolviendo la Asamblea se publica en el R.O. 18 del 22 de diciembre de 1938. Sus actos se regirán a lo dispuesto en la Constituyente de 1938, al mismo tiempo que llama a elecciones de Senadores y Diputados. Se autorizó al gobierno, el uso de las facultades extraordinarias, las que durarían hasta agosto del 39. Al general de brigada Enrique Rivadeneira se le nombra Inspector General de las Fuerzas Armadas, al coronel Rafael Villacis como jefe del Estado Mayor General.

El 1 de febrero de 1939 se reúne el Congreso Extraordinario y deja sin efecto la Constitución de 1938. (No le convenía a Arroyo). Declaró vigente la Constitución de 1906. Dirigía el Congreso Arroyo del Río.
El Ejército Nacional, alejado ya de la política, sigue preparándose para el cumplimiento de su principal misión, defender la soberanía nacional; no hay cambios dentro de su organización, una vez que la Ley Orgánica reformada en el gobierno del general Enríquez entró en vigencia, salvo algunos casos de excepción, propios de su naturaleza, tales como la extinción del batallón de Infantería No 11 “Vargas Torres” creado meses atrás para enfrentar los actos conspirativos de la política nacional, la creación de una Jefatura de Seguridad de Frontera en la IV Zona militar. En el  campo de la instrucción militar, se organiza el curso de Transmisiones para la tropa de Infantería, Caballería y Artillería, con seis meses de duración, se inicia el IX curso de perfeccionamiento de oficiales de Infantería y el V curso de Caballería, con seis meses de duración y 16 alumnos. Se aumenta a cuatro años el tiempo de estudio en la Escuela de Artillería e Ingenieros

El 6 de octubre de este año se produce un trágico accidente aviatorio en las inmediaciones de la parroquia Machalilla, provincia de Manabí, en el cual pierde la vida el Inspector General de las Fuerzas Armadas, general Enrique Rivadeneira. Se deja vacante el cargo y se nombra como Comandante Superior del Ejército al coronel Rafael Villacis. Se encarga la jefatura del Estado Mayor al coronel Heliodoro Sáenz.

Carlos Arroyo del Río, Presidente Interino

En el mes de noviembre enferma gravemente el Presidente de la República, por tal razón, asume el ejercicio del Poder Ejecutivo el Dr. Carlos Arroyo del Río[91]. No hay cambios en el gabinete. Se aprueba el presupuesto del Estado para 1940 del cual, el 27% corresponde al ministerio de Defensa Nacional. Se fija como fecha de elecciones el 10 y 11 de enero de 1940. El mandato de Aurelio Mosquera duró 1 año y 9 días, su muerte se produjo el 17 de noviembre de 1939.

Andrés F. Córdova. Encargado del Poder

El lunes 11 de diciembre de 1939, se encarga el Poder Ejecutivo al Dr. Andrés F. Córdova.[92] Se nombra como jefe titular del Estado Mayor al coronel Francisco Urrutia, quien cesa en sus funciones de subsecretario de Defensa.[93]

En la organización del ministerio de Defensa se crea el V Departamento Servicios formado con los departamentos de Intendencia y Sanidad que fueron eliminados el año anterior.
En la organización del Ejército, se asignan nuevos números a algunas unidades de Infantería, pasando a denominarse como batallones No 6 “Eloy Alfaro”, el No 7 “España”, el No 8 “Imbabura”, el No 9 “Jaramijó” y el No 10 “Carchi”. En la Artillería, desaparece el grupo “Mariscal Sucre” y en su lugar se crea la batería independiente No 4, el grupo “Bolívar” pasa a ser el No 3.  El Colegio Militar pasa a denominarse  “Eloy Alfaro” a partir del 23 de abril de 1940.[94]

Se crean unidades en el Oriente: destacamento del Norte No 14 “Oriente”, el destacamento del Sur No 13 “Ecuador” y el destacamento del centro No 15 “Patria”. Empieza a funcionar el Parque de Maestranzas del Ejército. El Grupo de bombardeo liviano se integra con un mayor comandante y 16 oficiales. El Grupo de caza de la base aérea “Simón Bolívar” tiene un comandante, el capitán Galo Almeida Urrutia, con 15 oficiales. Prestan servicios en los otros aeropuertos los oficiales subtenientes.[95]

El perfeccionamiento de los oficiales y tropa continúa en las filas de la Institución, en cumplimiento a la programación anual, conforme se venía haciendo los años anteriores, con las promociones de oficiales en sus diferentes grados. Se inicia el V curso de la Academia de Guerra, el II curso de transmisiones  para suboficiales de todas las armas, con 20 alumnos, el X curso de perfeccionamiento de oficiales de Infantería y el VI de Caballería para tenientes y subtenientes, el V curso superior de vuelo instrumental, el IX curso de Artillería para oficiales, desde subtenientes a capitán, con una duración de 10 meses. Todos estos cursos se realizan entre enero y junio de 1940. En este mismo periodo se aprueban los siguientes reglamentos de instrucción: Nomenclatura orgánica, táctica y logística, reglamento de Artillería sobre adiestramiento, instrucción de tiro y preparación del tiro, reglamento de dotaciones para el grupo de Artillería de montaña.

El Servicio Militar Obligatorio se venía cumpliendo sin contratiempos, en el mes de noviembre de 1939 se llama a los ecuatorianos nacidos en 1920 para su calificación, sorteo y destinación. En el mes de enero de 1940 se licencia la leva de 1919. Luego del ascenso del coronel Giacomo Negroni al empleo de general de brigada, se le concede la condecoración “Abdón Calderón” de primera clase, por sus servicios prestados como jefe de la Misión italiana.[96]

Conforme al llamamiento a elecciones realizado por Arroyo del Río en su calidad de Encargado del Poder Ejecutivo, cargo en el cual permaneció 25 días, suficientes para preparar lo que más tarde sería el mayor fraude de la historia nacional. Se presentaron como candidatos los  señores José María Velasco Ibarra, Carlos Alberto Arroyo del Río y Jacinto Jijón y Caamaño. Arroyo del Río fue el candidato vencedor. La protesta no tardo en presentarse, inicialmente en Guayaquil y luego en todo el país. Los carabineros hicieron su labor  de represión con un saldo de muertos y heridos. El fraude escandaloso fue el motivo para la rebelión de la Base Aérea “Simón Bolívar” de Guayaquil, al mando del capitán Galo Almeida Urrutia. La rebelión fue sofocada por la guarnición policial, con el apoyo de algunas unidades militares. Los carabineros habían tomado una exagerada importancia a nivel nacional y se había constituido en una fuerza de apoyo al gobierno, desde el mandato de Mosquera Narváez. El candidato Velasco Ibarra había acudido a la base aérea, acompañado del coronel Rafael Astudillo, siendo apresados y trasladados al buque Presidente “Alfaro” y trasladados al penal García Moreno. Al día siguiente, Velasco fue deportado a Cali- Colombia. El comandante de la Base y sus oficiales fueron juzgados. El teniente coronel Almeida fue condenado a dos años de prisión y trasladado al pabellón de la serie E, No 11 del penal García Moreno, que se había convertido en cárcel permanente para los miembros del Ejército, según consta en el R.O 412 de 16 de abril de 1940. Al haberse ejecutoriado la sentencia por el Tribunal Superior Permanente contra varios oficiales y tropa, por conspiración para alterar el orden interno de la República, con fecha 3 de mayo se da de baja del servicio activo a los siguientes oficiales: capitán Galo Almeida, subtenientes Víctor Meneses, Carlos Dávila, José Becerra, Ernesto Larrea y Sigifredo Alava;  y,  subteniente de comisariato Gonzalo Jácome.[97]

Julio Moreno Peñaherrera, Presidente Interino.

El 10 de agosto de 1940 se reunió el Congreso y nombró presidente del Senado a Julio Moreno Peñaherrera, quien asumió el Poder del país, conforme al mandato de la Constitución de 1906,[98] hasta que se realice el segundo escrutinio y se entregue el mando de la nación al candidato vencedor de las elecciones.

Carlos Arroyo del Río, Presidente Constitucional. El fraude electoral.

El 1 de septiembre de 1940 asume el cargo de Presidente Constitucional de la República el Dr. Carlos Arroyo del Río. Nombra ministro de Relaciones Exteriores a Julio Tobar Donoso y en ausencia, como ministro de Defensa a Vicente Santisteban Elizalde,[99] quien se posesionaría de su cargo el 30 de septiembre. Asume el cargo de Comandante Superior del Ejército, el coronel Francisco Urrutia. Se coloca a disposición del Ministerio, previa a su disponibilidad al coronel Rafael Villacis. Como Jefe del Estado Mayor General al coronel Cristóbal Espinosa[100]

Francisco Urrutia es un oficial del arma de Artillería, graduado en la Escuela Militar, su primera unidad como comandante es el regimiento “Bolívar”, en donde permanece desde febrero a septiembre de 1932. Es dado el pase al departamento administrativo del Estado Mayor General en el mismo que trabaja hasta abril de 1935. Vuelve a ser comandante de unidad en el regimiento “Tarqui” en donde es colocado en disponibilidad por asuntos de carácter disciplinario, situación en la que permanece por 17 días, siendo reincorporado al servicio activo y destinado a la IV brigada de Infantería en diciembre de 1935. Asciende a teniente coronel y es nombrado como jefe de Estado Mayor de la IV Zona militar en julio de 1936. Asciende al grado de coronel en abril de 1938 y es destinado como director de la Escuela Militar en donde permanece hasta enero de 1939 en que pasa a ser subsecretario del ministerio de Defensa Nacional.

Con la llegada al poder del Dr. Arroyo del Río se reinician los incidentes fronterizos con el Perú, el más grave es el ocurrido en Rocafuerte, en el cual resulta herido el teniente Guillermo Guerrero. En el mes de agosto, la prensa nacional informa sobre incursiones en Casitas y Matapalo, en la provincia de El Oro, en donde sus habitantes se ven obligados a abandonar sus propiedades. El periódico “El Día” informa de incursiones en Cazaderos, el 18 de septiembre, día en el cual se aprueba en el Congreso la amnistía para presos y perseguidos políticos, desde luego, excepto los militares. El diario El Comercio destaca las penetraciones peruanas ocurridas desde el año de 1936 y la Cancillería se pronuncia en el sentido de que “es deber patriótico permanecer en completo silencio ante el conflicto”, según lo informa el periódico El Día. Este mismo medio de prensa publica durante el mes de septiembre una serie de denuncias de penetraciones peruanas que ponen en peligro a los habitantes de las zonas fronterizas, especialmente Loja, El Oro y Zamora, en esta última se hace conocer de destacamentos peruanos localizados en Numpatacaime, en el río Marañón, frente a la guarnición de Cumbaraza; otro destacamento avanzando hasta el río Nangaritza, intentando penetrar en las inmediaciones de Gualaquiza y Zamora. El mes de noviembre es lleno de sobresaltos en las relaciones con el Perú, en la provincia de El Oro se suscitan manifestaciones, Loja pide fuerzas para desalojar a los invasores, en medio de una gran manifestación patriótica. Arroyo advierte que pondrá mano dura contra toda manifestación que altere el orden público; el ministro de Defensa afirma que “aunque la situación limítrofe es delicada, esta no tiene gravedad”. El 13 de diciembre se anuncia la firma en Washington de un contrato de asistencia militar al Ecuador. El 22 el periódico “El Día” informa que fuerzas peruanas se han concentrado en la frontera, que se han movilizado cerca de 4.000 hombres, aviones de caza, tanques y cuatro buques de guerra.
El 29 de diciembre, se dispone el licenciamiento del contingente de 1920 que había terminado su periodo de conscripción, hecho que se fija para el mes de enero de 1941, conforme estaba establecido normalmente en los programas del Ejército. En el último Registro Oficial del año se publica el presupuesto del país para el año de 1941, en el cual se asigna $24.676.930 sucres al ministerio de Defensa Nacional, que constituye un 22% del total.

Al finalizar el año de 1940, el dispositivo de paz del Ejército era el siguiente:
I Zona Militar: batallón “Eloy Alfaro” en Tulcán, batallones “Esmeraldas”, “Atahualpa” y “Yaguachi” en Quito. II Zona Militar: En Riobamba, los batallones “Vencedores” y “Gral. Dávalos”, el “Pichincha” en Ambato. III Zona Militar: los batallones “Jaramijó” y “Tarqui” en Cuenca. IV Zona Militar: el batallón “Imbabura” en Portoviejo y el batallón “Guayas” en Guayaquil.
En el Comando de frontera, en el Escalón de Seguridad: batallón “Cayambe” (285 h), batallón “Montecristi” (265 h), batallón “Córdova” (125 h), batería de Artillería “Mariscal Sucre” con cañones de 65 mm (58 h), buque aviso “Atahualpa” (15 h). Total 752 hombres. En Loja: batallón “España” (265), en Zumba, fracción del batallón “Ecuador” (36 h). En el Oriente, los Destacamentos del Norte, Centro y Sur.

CONCLUSIONES

La Constitución número trece del país, seudo parlamentaria, con sucesión en el mando de la República en la persona del ministro de Gobierno, trae como consecuencia la presencia de 17 gobiernos, entre constitucionales, dictaduras, encargados del Poder, civiles y militares, que durante los años treinta convulsionaron el panorama político de la Nación. Las crisis políticas en las cuales el Ejército tuvo participación directa, fueron el resultado de procesos eleccionarios fraudulentos o amenazas directas a la Constitución del Estado. La arremetida política, ambiciosa de poder, no fue capaz de distinguir el bien común del personal,  llevando con su actitud a una permanente disolución del Estado ecuatoriano. Asomaron nuevamente, lo que en el siglo XIX se dio en llamar Ejércitos “revolucionarios” y Ejércitos “constitucionales”.

Los años treinta fueron testigos de las intensas luchas intestinas promovidas por la élite política empeñada en subvertir el orden Constitucional. La guerra de los cuatro días dejo cerca de 700 muertos y mil heridos y se convirtió en el referente  de lo que no debía suceder en un país necesitado de paz para conseguir su desarrollo. La Escuela Militar, Alma Mater del Ejército, empeñada en educar a los cadetes con los más altos valores éticos y morales de la profesión militar, por primera y única vez en su historia, fue  blanco de la manipulación política al interior de sus aulas, desatando alzamientos de las unidades en Riobamba y Ambato que enfrentadas con otras unidades produjeron  la “batalla de Tapi”. El fraude electoral mediante el cual Arroyo gano las elecciones, dio lugar al último levantamiento militar de la década, en la Base Aérea de Guayaquil.

Las consecuencias de los levantamientos militares incidieron en la organización del Ejército, volvieron a asomar las llamadas “columnas” y la creación de nuevas unidades desde las reservas. Fueron borradas del escalafón militar unidades enteras, muchas de ellas condecoradas por sus acciones de guerra en defensa de la Constitución de la República. Se da la  baja del servicio activo a oficiales y tropa, desde subtenientes a tenientes coroneles y desde soldados a sargentos. Se reorganizan las Armas, se instalan los Consejos de Guerra, las informaciones sumarias, la disciplina se resquebraja y la moral se ve afectada en toda la Institución. El país pierde en cada levantamiento militar, la sociedad sufre las consecuencias de la vorágine política.


El Ejército Nacional fortalecido desde la refundación de la Escuela Militar asimila la embestida política y se dedica a sus funciones primigenias claramente establecidas en la Constitución de la República. Todos los mandos militares, en los diferentes gobiernos, civiles o militares, cumplen a cabalidad la programación anual destinada a la capacitación de sus cuadros, a través de los Institutos de educación que buscaban constituirse en la columna vertebral del Ejército. Se mantienen vigentes en toda la década, la Escuela Militar que se transforma luego en Colegio Militar, en la tarea de formar profesionales perfectamente preparados en el arma a la cual hayan sido destinados, a más de obtener su título de bachiller de la República, la Academia de Guerra, consagrada al estudio teórico del arte de la guerra, deducida de la experiencia recogida por la historia militar, fuente fundamental en la formación del criterio militar, de la lógica en la conducción de las operaciones, y de las ciencias auxiliares que conforman un todo denominado la ciencia de la guerra; y, la Escuela de Aplicación de Infantería para el perfeccionamiento de los oficiales desde subtenientes a capitanes e incluso, en muchas ocasiones, de mayores y tenientes coroneles. No puede pasar desapercibido el doloroso descuido en la formación y capacitación de la tropa, cuya presencia dentro del proceso de organización de un Ejército, tiene una poderosa influencia tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra. Todo el sistema de instrucción descansa en la acción adecuada de los clases. En la parte técnica, se mantiene en forma permanente, el funcionamiento de la Escuela de Oficiales Ingenieros, convertida, sin mayor razón en Escuela de Artillería e Ingenieros. El Servicio Geográfico Militar contribuye a la formación militar a través de la elaboración de la Carta Topográfica nacional. Las dos instituciones sirven de fundamento para la extraordinaria actividad cumplida por el Ejército en el campo del desarrollo nacional.

Las leyes y la doctrina militar afianzan el proceso de organización del Ejército. Las primeras encargadas de regular la carrera militar desde su ingreso a los centros de formación, hasta la culminación de la misma, en condiciones que le permitan al militar una supervivencia digna después de su entrega absoluta al servicio del país. Se incluye en estas, aquellas destinadas a fomentar en la juventud, el amor a su patria,  a través del  conocimiento limitado, pero importante de las técnicas militares indispensables para la defensa nacional, me refiero al servicio militar obligatorio y a la instrucción premilitar en todos los niveles educativos del país. En lo referente a la doctrina militar, esta se nutre de los reglamentos y manuales que norman y regulan el empleo de las diferentes armas y servicios, para un adecuado empleo del Ejército en el cumplimiento de su misión. En este campo y de acuerdo a lo expuesto en este artículo, el trabajo es intenso y adecuadamente coordinado por lo que quedaba de la Misión Militar italiana.

Al final de la década, el Ejército había logrado un alto grado de organización. Es comandado desde el ministerio de Defensa Nacional a través de la Inspectoría General del Ejército, responsable de la preparación y eficiencia del Ejército para la guerra; un Estado Mayor General encargado de planificar y elaborar los planes de guerra, y las Zonas militares como entes ejecutores de la instrucción y movilización. En las unidades operativas, se habían consolidado las armas consideradas como nuevas, esto es, la Ingeniería y la Aviación. Los Servicios que son fundamentales para la atención de las tropas en paz y en guerra  estaban en proceso de formación con la presencia de la Intendencia, Sanidad, Químico, Justicia y Veterinaria. En cuanto a las unidades, en términos generales se mantienen diez batallones de Infantería, tres unidades de Caballería, tres unidades de Artillería, cuatro batallones de Ingeniería, una unidad de comunicaciones, un Servicio de remonta y una compañía de aviación. En el más alto nivel del Estado, un Consejo de Defensa Nacional encargado de estudiar y resolver el problema defensivo de la Nación, integrado por ministros de Estado y por las principales autoridades militares en las cuales se incluye a la Marina y a la Aviación.

En lo referente al equipamiento de material militar y armamento, si bien es cierto que  la situación fiscal del país no era de lo mejor, por haber vivido durante la década con sobresaltos por asuntos de carácter exógeno en el entorno de la geopolítica mundial, especialmente, la crisis financiera de los Estados Unidos que pasaba factura a todo el mundo,  y por asuntos endógenos generados por una descomposición política que no les permitía a los gobiernos que se sucedían cada “diez meses y días”, a dedicarse a analizar y buscar las mejores alternativas orientadas al desarrollo económico y social del País. Este equipamiento y armamento, aparecía como medianamente adecuado a las necesidades del Ejército, con fusiles Máuser, cañones de artillería Krupp, artillería de montaña de 65 mm, el fusil ametrallador ZB, la ametralladora pesada Fiat, el material de artillería Ehrhardt 75 de montaña, escuadrillas de aviación con las cuales se completa el grupo de bombardeo liviano y reconocimiento de la Marina, artillería antiaérea con la cual se organiza unidades con dos baterías de defensa antiaérea en la IV Zona Militar, el grupo de caza de la base aérea “Simón Bolívar”, cuyo comandante se sublevó ante el fraude electoral propiciado por Arroyo. Claro que nos hizo falta para efectos de defensa nacional, la artillería moderna adquirida por el general Enríquez y cuyas cuotas de pago fueron suspendidas por el Dr. Arroyo. Igual nos hizo falta el equipamiento de diez brigadas que el mismo general Enríquez afirma haber adquirido y que posiblemente estuvieron almacenados en las bodegas de Intendencia. De todas maneras, había armamento, equipo y personal preparado para la defensa del país.

Por primera vez, el mando militar toma conciencia de la situación de abandono del Oriente y crea destacamentos militares y navales bajo la dependencia del ministerio de Defensa, entre otros, en Montalvo y Zumba. Se organizan en el país los Centros de Instrucción parroquiales para la reserva, entre ellos, uno destinado al Clero Secular no ordenado. Se redoblan los esfuerzos por tener una reserva adecuadamente instruida y entrenada, cumpliendo anualmente lo dispuesto en la Ley de Servicio Militar Obligatorio; sin embargo, conociendo de los problemas presentados desde mediados de julio del año 1939 en la frontera con el Perú, el mando militar, sin una adecuada Apreciación de la Situación, dispone o ejecuta la orden de licenciar a la leva de 1939 que terminaba su conscripción en los primeros días del año 1941. Es de lamentar, que en la década de los años treinta no hayan aparecido en la Institución militar, los líderes militares que si estuvieron presentes en otras etapas de la historia nacional.

Al final del año 1940, bajo el mando del Comandante en Jefe del Ejército, Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río, conforme lo establece la Constitución de la Republica, el Ejército, nuestro Ejército, estaba debidamente organizado en todos los niveles del mando, sus Institutos de Educación en pleno funcionamiento, sus unidades  desplegadas en sus guarniciones de paz, con una Fuerza de Seguridad en la frontera Sur, con destacamentos en la frontera oriental, con reservas instruidas, con una conscripción militar estudiantil en apoyo a las reservas, y con un armamento y equipo que sin ser de lo mejor , estaba en condiciones de ser empleado adecuadamente para defender la soberanía nacional, por un tiempo lo suficientemente largo, para forzar a un enemigo a negociar la paz. La década de los años treinta fue para el Ejército, conforme lo comprueban los documentos oficiales, un periodo de permanente preparación de sus cuadros para el cumplimiento de su misión primigenia, defender la soberanía nacional.




[1] R.O. 1 de 17 de abril de 1929
[2] Citados y analizados por el autor, en “La Misión Militar Italiana”. Boletín No 4 de la ANAHIMI. Año 2012
[3] Proyecto de Ley Orgánica Militar de 1902. Pag. 81
[4] R.O. 495 de 24 de noviembre de 1927
[5] R.O. 8 de 25 de abril de 1929.
[6] R.O. 517 de 7 de enero de 1931
[7] R.O. 320 de 15 de marzo de 1897
[8] R.O. 1459 de 7 de agosto de 1901.
[9] R.O. 821 de 26 de noviembre de 1908
[10] R.O. 257 de 21 de febrero de 1930
[11] R.O. 417 de 6 de septiembre de 1930
[12] R.O. 355 de 24 de junio de 1930
[13] R.O. 569 de 9 de marzo de 1930
[14] R.O. 826 de 10 de julio de 1923.
[15] R.O. 10 de 22 de octubre de 1928.
[16] R.O. 306 de 23 de abril de 1930
[17] Gral. Marcos Gándara. El Ecuador del año 1941 y el Protocolo de Río. Pág. 96
[18] R.O. 3 de 27 de agosto de 1931
[19] El Ecuador del año 41 y el Protocolo de Río de Janeiro. Marcos Gándara E. Pag. 109
[20] R.O. 1 del 16 de octubre de 1931
[21] El Ecuador….Obra citada, pag. 120
[22] R.O. 2 del 17 de octubre de 1931
[23] R.O. 50 de 15 de diciembre de 1931
[24] R.O. 8 de 2 de septiembre de 1931
[25] R.O. 702 de 18 de agosto de 1931
[26] El Ecuador….Obra citada. Pág. 122
[27] R.O. 93 de 5 de febrero de 1932
[28] R.O. 1175 de 17 de agosto de 1916.
[29] R.O. 181 de 15 de febrero de 1926
[30] R.O. 159 de 28 de abril de 1932
[31] El Ecuador del año 1941…Obra citada
[32] Ibídem
[33] Ibídem
[34] R.O. 157 de 26 de abril de 1932
[35] R.O. 1 de 2 de septiembre de 1932
[36] R.O. 5 de 7 de septiembre de 1932
[37] R.O. 15 de 19 de septiembre de 1932
[38] R.O. 23 de 28 de septiembre de 1932
[39] R.O. 37 de 18 octubre de 1932
[40] R.O. 5 de 7 de septiembre de 1932
[41] R.O. 15 de 19 de septiembre de 1932
[42] R.O. 27 de 3 de octubre de 1932
[43] R.O. 47 de 27 de octubre de 1932
[44] R.O. 1 de 6 de diciembre de 1932
[45] R.O. 262 de 17 de octubre de 1933
[46] R.O. 84 de 13 de marzo de 1933
[47] R.O. 40 de 20 de enero de 1933
[48] R.O. 142 de 23 de mayo de 1933
[49] Marcos Gándara. Obra citada. Pag.132
[50] R.O. 143 de 25 de mayo de 1933
[51] R.O. 144 de 27 de mayo de 1933
[52] R.O. 146 de 29 de mayo de 1933
[53] R.O. 148 de 31 de mayo de 1933
[54] R.O. 153 de 7 de junio de 1933
[55] R.O. 1 de 21 de octubre de 1933
[56] R.O.1 de 1 de septiembre de 1934
[57] R.O. 110 de 15 de enero de 1935
[58] R.O. 257 de 12 de julio de 1935
[59] R.O. 264 de 20 de julio de 1935
[60] El Ecuador del año 1941….Obra citada, pag. 158
[61] Ibídem.
[62] R.O. 1 de 21 de agosto de 1935.
[63] R.O. 3 de 23 de agosto de 1935
[64] R.O. 1 de 27 de septiembre de 1935
[65] R.O. 14 de 15 de octubre de 1935
[66] R.O. 15 de 16 de octubre de 1935
[67] R.O. 33 de 7 de noviembre de 1935
[68] R.O. 53 de 30 de noviembre de 1935
[69] R.O. 66 de 17 de diciembre de 1935
[70] R.O. 109 de 7 de febrero de 1936
[71] R.O.159 de 6 de abril de 1936
[72] R.O. 116 de 15 de febrero de 1936
[73] R.O. 357 de 5 de diciembre de 1936
[74] El Ecuador del año 1941…obra citada, pagina 205
[75] R.O. 547 de 23 de julio de 1937
[76]  R.O. 559 de 7 de agosto de 1937
[77] R.O. 1 de 10 de agosto de 1937
[78] R.O. 39 de 24 de septiembre de 1937
[79] R.O. 499 de 27 de mayo de 1937
[80] R.O. 1 de 23 de octubre de 1937
[81] Juan Paz y Miño. Diario Hoy de 3 de agosto de 1997
[82] R.O. 559 de 7 de agosto de 1937
[83] El Ecuador del año 1941. Obra citada. Pág. 212
[84] El Ecuador del año 1941. Obra citada. Pág. 212
[85] R.O. 1 de 11 de agosto de 1938
[86] R.O. 54 de 14 de octubre de 1938
[87] R.O. 393 de 25 de marzo de 1940
[88] R.O. 52 de 11 de octubre de 1938
[89] El Ecuador del año 1941. Obra citada. Pág. 257
[90] R.O. 1 de 2 de diciembre de 1938
[91] R.O. 287 de 16 de noviembre de 1939
[92] R.O. 308 de 11 de diciembre de 1939
[93] R.O. 342 de 22 de enero de 1940
[94] R.O. 425 de 2 de mayo de 1940
[95] R.O. 360 de 12 de febrero de 1940
[96] R.O. 338 de 17 de enero de 1940
[97] R.O. 435 de 13 de mayo de 1940
[98] R.O. 510 de 10 de agosto de 1940
[99] R.O. 1 de 2 de septiembre de 1940
[100] R.O. 30 de 5 de octubre de 1940