sábado, 18 de agosto de 2012






GRANDES CAMBIOS DEL ARMA DE INGENIERIA EN EL SIGLO XX
 

1.- La creación del Arma de Ingenieros.-

El siglo XX denominado por muchos como el siglo de las luces debido al vértigo con el cual se desarrollaron los acontecimientos de mayor trascendencia en la vida del hombre, se caracterizó por la velocidad, la urgencia, el deseo y el miedo de vivir.

El siglo XX nació y murió en medio de las guerras: las de trinchera, las de movimiento, de penetraciones profundas, de dobles y simples envolvimientos, las aéreas y las navales, las guerras de guerrillas, la guerra atómica, la guerra fría; todas ellas, de una u otra manera, disolvieron imperios, destruyeron generaciones, impulsaron los cambios tecnológicos y forjaron mitos de identidad nacional.

La ciencia y la tecnología para muchos son las que mayores avances tuvieron durante el siglo XX. La revolución de las comunicaciones cambiaría el mundo a partir de 1902 con Gugliemo Marconi. Los automóviles se producirían en serie a partir de 1913 con Henry Ford, inventor del primer auto; y las primeras imágenes de lo que luego sería una de las invenciones decisivas del siglo, la televisión,  asomaba en 1926 con Jhon Logie Baird. Las grandes guerras mundiales fueron a  no dudarlo, las catalizadores  de los enormes avances tecnológicos, la Ingeniería había alcanzado su mayoría de edad. La aviación inicia su extraordinario despegue a partir de 1903 con el primer avión motorizado fabricado por los hermanos Wright. Las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki marcaron las diferencias entre lo beneficioso y lo peligroso para la humanidad. De la enorme computadora “Colossus” creada durante la II Guerra Mundial se pasó a las mini computadoras capaces de almacenar una enorme cantidad de información y constituirse en el elemento más indispensable en la vida del hombre, junto al Internet creado en el campo de las operaciones militares y  que han revolucionado las costumbres, los negocios, la economía y la vida en general.

En el  Ecuador el siglo XX nace sin lugar a dudas con la presencia del General Eloy Alfaro  y su  triunfo del 5 de Junio de 1895. El liberalismo se constituyó en el arma ideológica del proyecto nacional burgués, en sus inicios fue enarbolada por la burguesía costeña para luego pasar a ser una lucha de la clase propietaria de la tierra y de la pequeña burguesía que en último término diseño la ideología liberal de la mano de su clase intelectual conformada por Montalvo, Luis A. Martínez, Luciano Coral, Roberto Andrade, Eloy Alfaro, Vargas Torres, José Peralta, entre otros y cuyo origen de clase fue la pequeña burguesía. El General Eloy Alfaro ejercía la Primera Magistratura de la Nación, el Ejército estaba comandado por el General Leonidas Plaza Gutiérrez.

Durante el siglo XIX el Ejército Nacional permaneció sumamente descuidado, no existía una escuela de formación de oficiales ni de tropa y su estructura adolecía de enormes vacíos organizacionales, pese a la necesidad de consolidar la ocupación del territorio nacional y enfrentar el problema limítrofe  con el Perú. Hasta esa época, el Ejército disponía en sus orgánicos, de tres armas: Infantería, Caballería y Artillería, sin embargo no existía una Escuela de Estado Mayor  para la formación de los mandos. Pocos oficiales acuden a especializarse en el exterior y son contados los reglamentos de táctica y de instrucción que regulan las actividades de la Institución Armada. El año de 1900 encuentra pues, un Ejército formado alrededor de los viejos montoneros, tradicionales acompañantes de Alfaro e incorporaciones de liberales convencidos por la causa de Alfaro, es decir, con grandes diferencias de origen, moral, educación y objetivos.
Para Eloy Alfaro resultaba excepcional la organización y preparación del Ejército chileno, el mismo que a partir de 1885 con el entonces  Capitán Emilio Körner Henze a la cabeza recibe a treinta y un oficiales alemanes para que reorganicen el Ejército en su totalidad. La reputación de Körner fue suficiente para que recibiera la importante misión de reorganizar el Ejército chileno, tanto en materia de estudios como en la instrucción táctica de sus unidades de combate; ca de sus unidades de combate o coordinar con A.J. del CEE para revisar el contrato y proceder. ccide allí que, el mandatario ecuatoriano hace todos los esfuerzos posibles por incorporar al país una Misión Militar chilena que se encargue de organizar el Ejército Nacional. Al asumir la presidencia de la República el General Leonidas Plaza Gutiérrez se mantienen  las conversaciones con el Gobierno de Chile y se incrementa la planta de instructores necesarios para el cumplimiento de la misión. Se había materializado la presencia de la Primera Misión Militar extranjera en nuestro país.

Cerca de tres años le llevó a la Misión Militar Chilena presentar a consideración de las autoridades ecuatorianas,  el Proyecto de Ley Orgánica Militar, el mismo que fue remitido por el Mayor del Ejercito de Chile Don Luis Cabrera Negrete, jefe de la comisión e integrada además por el Capitán don Ernesto Medina, Capitán Asimilado Luis A. Bravo y Capitán Asimilado don Julio Franzani, todos ellos chilenos, al Señor Ministro de Guerra del Gabinete del General Leonidas Plaza G, don Flavio E. Alfaro, con fecha 27 de Junio de 1902. En esta ley se contempla la creación del Arma de Ingenieros.

2.- La creación de la Escuela de Oficiales Ingenieros y la educación técnica en el país.

A partir de 1920 siendo Ministro de Guerra y Comandante del Ejército el Coronel Octavio G. Icaza, y Subsecretario del Ministerio el Coronel Angel Isaac Chiriboga, la Ingeniería Militar se constituye en una preocupación del mando, con el objeto de cimentarla y proyectarla hacia el futuro. A pedido de ellos, el Congreso Nacional emite el siguiente Decreto:

Art.1º.- Créanse en el Ejército Nacional las secciones de Ingenieros que a juicio del Estado Mayor sean necesarios;

Art.2º.- Autorizase al Poder Ejecutivo para que contrate una misión militar europea para la instrucción del Ejército. En esa misión se comprenderá indispensablemente una sección de Ingenieros Militares.

La Actividad desarrollada por el General Angel Isaac Chiriboga en su afán de contratar a una misión militar de procedencia europea da sus frutos entre Enero y Mayo de 1922, cuando viene al país la Misión Militar Italiana conformada por dieciocho oficiales y varios suboficiales.

Al mando de la Misión vino el General de Brigada, Comendador Alejandro Pirzio Biroli.

La Historia Militar del Ecuador apuntará en sus páginas  que  el Decreto Ejecutivo de 16 de Junio de 1922, expedido por el Sr. Presidente de la República, Dr. Dn. José Luis Tamayo, y autorizado por el Sr. Ministro de Guerra, Dn. Octavio G. Icaza, creó  y organizó el Curso de Ingenieros, siendo su Director Técnico el Mayor Cav. Alberto Inzani y Subdirector Capitán Humberto Ravazzoni, de la Misión Militar Italiana.

El 22 de Octubre de 1936, el Ingeniero Federico Páez, por iniciativa del General Enríquez promulgó el decreto 1058, disponiendo el establecimiento de la “Escuela de Artillería e Ingenieros”.

El Acuerdo Ministerial de 28 de Febrero de 1950 crea la Escuela de Artillería con lo cual se da por concluida la existencia de la Escuela de Artillería e Ingenieros luego de catorce años de intensa labor académica y militar, en los cuales graduó a 62 oficiales como Ingenieros Civiles y 52 oficiales del Arma de Artillería, plenamente capacitados para el ejercicio de sus funciones en las dos armas técnicas del Ejército,

La formación técnica de los oficiales Ingenieros sirvió al menos, para coadyuvar al desarrollo de la Nación en obras de infraestructura vial y de ferrocarriles en zonas agrestes y de difícil penetración como la provincia de Esmeraldas, especialmente en la construcción del ferrocarril a San Lorenzo, en donde fueron pioneros de un anhelo nacional que no llegó a concretarse.

A partir del 1 de Marzo de 1950, la Escuela de Ingenieros inicia su tarea de formación técnica en la rama de la Ingeniería Civil, a los oficiales del Ejército ecuatoriano.

A partir de 1972, año en el cual se inicia el ingreso de personal civil a las aulas de la Escuela Técnica de Ingenieros, se van creando nuevas Facultades con diferentes especialidades: Ingeniería Mecánica, Ingeniería Industrial, Ingeniería Electrónica, el Instituto de Idiomas y el Centro de Computo como organismo de apoyo a la labor educativa; todas ellas, van generando la conveniencia de convertirla en una Escuela Politécnica, a fin de servir las necesidades de una Institución Militar que requería del concurso de personal capacitado para resolver los problemas que la ciencia y la tecnología militar habían colocado a disposición de las FF.AA.; por otro lado, la masiva respuesta del estudiantado civil por educarse en este Centro de Enseñanza demandaba de una organización diferente a la que normalmente se tenía en la Escuela de Ingenieros.

En base a estas consideraciones de carácter académico, el Consejo Supremo de Gobierno emite el Decreto 2029 de ocho de Diciembre de 1977, publicado en el Registro Oficial No 487 de 20 de Diciembre del mismo año, mediante el cual crea la “Escuela Politécnica del Ejército”
3.- La creación del Instituto Geográfico Militar y el advenimiento de la Cartografía Nacional.
Con la llegada al país de la Misión Militar Italiana, se inicia en forma inmediata la conformación de los mandos medios y altos en el aprendizaje de la  cartografía; por ello, el primer paso que se da es crear  el curso especial de topografía.
Acto seguido y mediante decreto ejecutivo se Organiza la Comisión Técnica de LEVANTAMIENTO DE LA CARTA TOPOGRAFICA NACIONAL, la que se encargará de ilustrar el criterio Directivo, formular el plan de trabajo y acopiar los elementos indispensables para su éxito;finalmente, el 11 de Abril de 1928, mediante Decreto Ejecutivo, se organizó el Servicio Geográfico Militar y se aprobó el Reglamento elaborado por la Comisión Técnica;  se consigna en la vida del Arma de Ingenieros, un segundo y fundamental aporte para el progreso del país. “Basta esta sola fundación y puesta en marcha, para justificar la presencia de la Primera Misión Militar Italiana en el Ecuador”
“Los trabajos de campo para el levantamiento de la Carta Nacional, se iniciaron el 3 de Julio de 1927 en la Provincia del Chimborazo, donde existían referencias geodésicas de posición y altura de puntos fundamentales del relieve, pertenecientes a la red de triangulación materializada por la Segunda Misión Geodésica Francesa, que trabajó en la medición de un arco de meridiano entre los años 1899 y 1906”
“El personal del Servicio Geográfico Militar estuvo originalmente formado por ocho oficiales ingenieros, veinte topógrafos y diez cartógrafos, a los que el Mayor Rocca, con sabiduría y laboriosidad dignas de admirarse, había dado la necesaria instrucción básica, que sería ampliada en los trabajos de campo.
Sin lugar a dudas, de entre todos los servicios creados y las reformas introducidas en el seno de la Institución Armada, la de mayor importancia es la creación del Servicio Geográfico Militar, cuya influencia no se irradia solamente al interior del Ejército, sino que abarca todas las actividades del país a través de la formulación de la Carta Nacional.
Para el Ejército en particular, su creación y posterior implementación como Instituto Geográfico Militar, se constituyó en base fundamental de su accionar, pues siendo el terreno el escenario de la guerra, no existe ninguna operación militar que no requiera antes y durante las mismas del conocimiento del sector geográfico en el que se tiene que actuar.
Al cabo de 19 años y cuatro meses de una incansable y fructífera labor del Servicio Geográfico Militar, y ante la necesidad de modernizar la estructura administrativa de tan importante centro cartográfico del país, el Dr. José María Velasco Ibarra lo transforma en Instituto Geográfico Militar. En el Comando del Ejército se encontraba el Coronel Ing. Miguel Angel Estrella Arévalo.
Hasta la presente fecha no se han cumplido con todos los objetivos contemplados en el estatuto de creación del IGM.
Posteriormente se crea el Instituto Panamericano de Geografía e Historia que tiene su origen en el ideal bolivariano orientado a promover la unión de las naciones hispanoamericanas. Siendo una misión fundamental de las FF.AA. el apoyo al Desarrollo Nacional, especialmente en aquellos campos en los cuales la sociedad civil tiene poca participación, fue preocupación del Ejercito a través del Instituto Geográfico Militar iniciar el estudio de los recursos naturales del País, mediante la utilización de su infraestructura técnica y humana, basada en la cartografía y en el uso de los sensores remotos instalados en los satélites artificiales; por ello se crea el CLIRSEN.
4.- La creación del Cuerpo de Ingenieros del Ejército y su aporte a la vialidad nacional.
A partir de 1958, siendo Comandante del Ejército el Coronel Rigoberto González, se inicia la etapa de reorganización del Arma de Ingenieros, luego de que sus unidades olvidadas por el mando militar, sin personal y sin medios, producto de una pobreza generalizada, empeñada en pequeñas obras al servicio de la comunidad; se acepta la ayuda del Ejército Norteamericano mediante el programa conocido como “ayuda MAP”. Como parte de esta reorganización, en este año se preparan los mandos medios y el personal de tropa mediante cursos de perfeccionamiento en el Fuerte Gulick, en la zona del canal de Panamá.  Los cursos de Ingeniería de Combate en el Fuerte tenían una duración de seis meses y sus principales materias eran: lanzamiento de campos minados, lanzamiento de puentes bailey, construcción de puentes de circunstancia, puentes flotantes, explosivos y demoliciones, purificación de agua, táctica de ingenieros, fortificación de campaña, etc.

En el año 60 comenzaron a llegar al país el material y equipo de ingenieros entregado por el programa militar de los E.U., consistente en equipos de ingeniería de combate para un batallón, equipos de mantenimiento, repuestos, catálogos, manuales de mantenimiento, manuales de partes, tractores de cable de la serie 3T con motor auxiliar de gasolina, mototraillas operadas por cable y remolcadas por tractor, cargadoras, volquetes, etc., todo ello supervisado por personal americano. El equipo de ingeniería era reconstruido pero en excelentes condiciones de empleo.
Previa la recepción de la maquinaria, el Comando del Ejército dispuso la fusión de los batallones de Ingenieros No 3 “Cordova”, No 5 “Ricaurte” y la Compañía de Ingenieros No 7 “Chimborazo”, que a esa fecha mantenían orgánicos ficticios, sin objetivos y dislocados incoherentemente en el territorio nacional, en una sola unidad de Ingenieros con el nombre de “Batallón de Ingenieros No 3 Chimborazo”. El nuevo batallón pasa a disponer de 42 oficiales y 800 voluntarios, especializados en diferentes tareas de combate y construcción. Nace su lema “Vivir con Honor y Morir con Gloria”.

Crease el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, dependiente de dicha Fuerza, con categoría de Departamento, con fecha 4 de Octubre de 1968, el mismo que se conforma a base de la centralización de los siguientes organismos: Servicio de Ingenieros del Ejército, unidades de Ingenieros existentes al momento y aquellas unidades de Ingenieros que se crearen en el futuro.

El Cuerpo de Ingenieros del Ejército se crea ante la necesidad de satisfacer algunos aspectos fundamentales relacionados con el Arma; el primero de ellos tenia que ver con la situación por la cual atravesaban las  unidades de ingenieros existentes en el orgánico del Ejército, las mismas que hasta el año de 1960 prácticamente se constituían en Unidades de Infantería mal equipadas y mal organizadas, trasladadas de un lugar a otro del país para satisfacer la construcción de pequeñas obras de ingeniería en apoyo de las poblaciones mas necesitadas, sin tener una doctrina de empleo como Arma de Ingeniería, sin contar con los medios mínimos para el desempeño de su misión técnica, bajo la dirección  de un Departamento de Construcciones o de un Servicio de Ingenieros que funcionaban como parte del Comando General de la Fuerza y bajo una dependencia administrativa que variaba de acuerdo al lugar geográfico en el cual prestaban sus servicios.

El segundo aspecto, coyuntural si se quiere, tiene que ver con la política internacional de los Estados Unidos ante la presencia del comunismo en América Latina, debido a la influencia que empezaba a ejercer Cuba sobre las naciones del Sur del Continente americano al inicio de la década de los sesenta. Una de las formas de contrarrestar el nacimiento de grupos guerrilleros y su consiguiente apoyo por parte de la población era el de satisfacer las necesidades de las mismas a través de obras de infraestructura y de apoyo a la comunidad, con la participación de las Fuerzas Armadas y especialmente  del Ejército. Para el cumplimiento de este objetivo, era necesario fortalecer las unidades técnicas de los ejércitos, capaz de que puedan prestar su contingente en las zonas marginales que eran las más proclives a la insurgencia.

Lo más importante de su creación es la resolución ministerial, la misma que entre otras cosas dispone:

Art.3º.- El Instituto Geográfico Militar será el Organismo de coordinación y asesoramiento del Cuerpo de Ingenieros en todo aquello que se relacione a la cartografía y asuntos afines.

Art.4º.- La Escuela Técnica de Ingenieros con todo su personal docente será el Órgano de asesoramiento del Cuerpo de Ingenieros en todo aquello que se relacione a planificación de proyectos, estudios especiales, etc.

En el organigrama estructural del Cuerpo de Ingenieros  constaban a esa fecha los siguientes organismos:

·        Comando del CEE

·        IGM (relación técnica)

·        ETI (relación técnica)

·        Departamento de Construcciones

·        Batallón Montúfar

·        Batallón Chimborazo

·        Centro Militar de Aprendizaje Industrial (CEMAI)

·        Conscripción Agraria Militar Ecuatoriana (CAME)

·        Fábrica de Vestuario y Calzado

·        Conscripción Forestal



5.- La creación de Dine y su aporte a la Industria Nacional.-
En el año de 1973, varios factores económicos alteran las políticas estatales que obligan a reducir los instrumentos monetarios de corto plazo. El crecimiento del circulante y la baja oferta productiva hace que el estado dirija sus recursos al sector privado para el financiamiento de actividades productivas, especialmente en el campo de la Industria y de la agroindustria. El inicio de las exportaciones petroleras robustece  de manera significativa la reserva monetaria internacional; su excedente desequilibra la estructura de precios, razón por la cual se da paso al financiamiento de importaciones selectivas y a la creación de los bonos de estabilización monetaria; por otro lado, se eliminan los impuestos a las transacciones mercantiles de los productos relacionados con la producción agrícola y se da agilidad para el crédito a los sectores productivos. Todo lo anterior permitie en este periodo crear condiciones extraordinarias para la acumulación social de capital, privilegiando de manera significativa a la Industria nacional. La explotación y exportación del petróleo permitió a la economía ecuatoriana experimentar ritmos de expansión notables, cercanos al 9.5% en el periodo 72-76, que fueron sólo inferiores a los alcanzados por el Brasil en igual periodo. En el sector industrial, la inversión anual publica y privada significó notables incrementos, lo que produjo una ampliación de la capacidad productiva y una modificación de la estructura de producción intersectorial que favorecía a las actividades dinámicas y que producían bienes intermedios y de consumo no perecedero, cuya demanda se originó en los grupos que se  beneficiaron del efecto expansivo de la economía. Las ramas industriales que mayor expansión lograron en la década de los setenta estuvieron relacionadas con los químicos, petróleo, metálicos básicos, productos metálicos, maquinaria no eléctrica, material de transporte y manufacturas.

La Dirección de Industrias del Ejército (DINE) emerge en este momento histórico de la economía nacional, con claros objetivos trazados desde el gobierno nacional empeñado en responder a  trascendentales imperativos que exigían de actitudes idóneas y oportunas en beneficio del país.
El Decreto Supremo  No 1207 del 19 de Octubre de 1973 crea la Dirección de Industrias del Ejército con la finalidad de aunar esfuerzos del sector público, conjuntamente con el sector privado, para enfrentar con trabajo y capitales, el surgimiento de empresas dirigidas a asumir actividades productivas en un momento de incipiente espectro industrial. Su objetivo principal fue el de promover, ejecutar y fomentar industrias básicas, necesarias para el autoabastecimiento de las Fuerzas Armadas, así como el de implementar oportunamente nuevos proyectos estratégicos que generen sustitución de importaciones, que propicie la creación de fuentes de trabajo y priorice la utilización de los recursos nacionales, instalando empresas propias e interviniendo en aquellas de participación accionaria con el sector privado. Si bien la sustitución de importaciones fue su norte inicial, progresivamente su participación se fue encaminando hacia el proceso de integración subregional, que había anunciado su presencia como una alternativa de imperiosa aplicación para superar los pequeños mercados nacionales, frente a los países desarrollados que amenazaban con absorber su precaria infraestructura industrial.
El “Holding DINE” inició sus actividades a partir del 21 de Julio del 2000; por su parte, la Superintendencia de Compañías, con Resolución No 3701 del 22 de Diciembre del 2000 y su publicación en el Registro Mercantil, tomo 32, No 133 del 29 de Diciembre del mismo año, le confirió los derechos y obligaciones que corresponde cumplir a toda sociedad anónima de derecho privado. Esta evolución demuestra el trabajo responsable y visionario en beneficio de la Institución Ejercito y sobre todo, en beneficio de un país que requiere con urgencia aumentar su capacidad de producción y exportación, para sustentar su actual política monetaria.
6.- Conclusiones:
·        Los grandes cambios del arma de ingenieros están dados a partir de su creación como arma en 1902, con el inicio de sus actividades en el campo de la educación que desde 1922 hasta la presente fecha ha fortalecido a la Institución Ejército en la formación técnica de sus cuadros y es un referente importante en la educación superior del país; con la creación del Instituto Geográfico Militar, el logro más significativo del Arma y el aporte más importante al desarrollo nacional en el ámbito de la cartografía nacional; la presencia del Cuerpo de Ingenieros del Ejército como la unidad matriz del arma de ingeniería y sobre el cual debe girar la estructura fundamental del arma, a más de constituirse en un factor importante de desarrollo  en la vialidad nacional; y, con el aparecimiento de la Dirección de Industrias del Ejército y su permanente fortalecimiento en el campo de la Industria en beneficio de la Fuerza Terrestre.

·        Los grandes cambios del arma en el siglo XX, difíciles de ser superados en su importancia, deben  ser aprovechados a través de un enlace corporativo de sus componentes en beneficio de los intereses institucionales de la Fuerza Terrestre en particular y del país en general, que tendría a través de sus especialidades un generador y constructor de los grandes proyectos nacionales.

·        Para el Arma de Ingenieros, la presencia en el Ecuador de las Misiones Militares de Chile a comienzos del siglo y la Italiana en una época trascendental en la historia de la patria, constituyen a no dudarlo los pilares fundamentales sobre los cuales se cimenta el Arma de Ingenieros; la primera por ser la gestora de su creación a través del Proyecto de Ley Orgánica en 1902 y la segunda por ser la creadora de la infraestructura técnica del Arma, verdadera simiente sobre la cual se desarrolla su innegable presencia Institucional y Nacional a través de la ciencia, la enseñanza, la cartografía, la vialidad y la industria, en estricto cumplimiento del mandato constitucional en apoyo a la defensa y al desarrollo nacional.



Quito, 20 de junio del 2006.

Revista Presencia





















LA PROPUESTA LIBERAL PARA LA REORGANIZACION DEL EJÉRCITO

LA PROPUESTA LIBERAL PARA LA REORGANIZACION DEL EJÉRCITO

La propuesta liberal para reorganizar el Ejército fue elaborada a partir de 1899 con la llegada al país del sargento mayor del Ejército de Chile Luis Cabrera, y posteriormente, un año más tarde, la incorporación del capitán Ernesto Medina y los tenientes Julio Franzini y Luis Bravo, con los cuales se conforma la Misión Militar chilena. Los miembros de esta Misión encontraron un país en plena guerra civil, con un Presidente en permanente campaña para consolidar su revolución. La  organización que tenía el Ejército hasta antes del 5 de junio de 1895, había desaparecido ante la arremetida de las “montoneras” alfaristas que, machete en mano hacían suyas las victorias sobre lo poco que quedaba del Ejército constitucional. Esta misión trabajó bajo los lineamientos generales trazados por la Misión Militar alemana en la reorganización del Ejército de Chile.

La propuesta se materializa a través de la elaboración del  Proyecto de Ley Orgánica Militar, el mismo que es presentado a consideración del ministro de Guerra, el 27 de junio de 1902. Contiene los siguientes títulos:

I.- Composición del Ejército.

La premisa fue que todos los ciudadanos de veinte años son de hecho soldados del Ejército permanente. Se constituye en  la base fundamental sobre la cual descansaría el Servicio Militar Obligatorio, a través de la renovación anual de las generaciones. En veinte y cinco años se esperaba que todos los ciudadanos considerados aptos de acuerdo a la ley, hubieran  pasado por el servicio militar y formarían a futuro la fuerza de reserva. El único obstáculo para la consecución de este objetivo sería-dice el proyecto- la falta de recursos en el erario nacional, que obligaría a señalar cupos de ingreso,  acorde a las facilidades logísticas y a la disponibilidad y tipo de armamento. Plantea al Legislativo la necesidad de elaborar una ley especial que la llaman de reclutas y reemplazos, mediante la cual, manteniendo el cuadro de instructores (oficiales y clases), el Ejército permanente se vea renovado anualmente. Se propone la elaboración del Registro Militar, en el cual, todos los ciudadanos, desde los 18 a los 45 años de edad deben estar inscritos, sirviendo además para efectos de estadística y policía, y obligando a los ciudadanos a portar permanentemente esta papeleta que después se la conocería como libreta militar.

II.- La Jerarquía Militar

El diccionario lo define como una “cadena de subordinaciones”. En el ámbito militar, la jerarquía justifica los conceptos de mando y obediencia disciplinaria para regular el servicio. El mando concebido como  un atributo del poder, que le da la capacidad de imponer sus decisiones a quien lo ejerce sobre quién debe obedecer. La obediencia, como el  acatamiento de instrucciones en el marco de un código de vida y de conducta preparado para responder a los conflictos o crisis sociales y, en casos de guerra.

El proyecto liberal busca suprimir el grado militar que no corresponda a un empleo efectivo; es decir, un ascenso debe concederse únicamente a los que estén preparados para el desempeño del empleo inmediatamente superior; en otras palabras, busca evitar que las acciones personales realizadas en un campo de batalla, por sí mismas, constituyan el único aspecto que lleve a un reconocimiento militar para un ascenso; de igual manera, evitar que los grados militares se concedan a civiles en reconocimiento a sus relevantes méritos personales en beneficio de una causa, asunto que se volvió común desde la fundación de la República.

Establece tres categorías jerárquicas  para los oficiales: Generales, Superiores e Inferiores, las mismas que responden a las funciones determinadas para el comando de tropas. En la categoría de generales se propone dos clases: de división y de brigada, los mismos que expresan unidades de tropa, para cuyo comando se requieren facultades y atribuciones diferentes. La división está conceptuada en el proyecto, como una unidad de armas combinadas, en tanto que, la brigada es una unidad de especialidad. El término “superiores” incluye a los coroneles, tenientes coroneles y sargentos mayores, a quienes normalmente se los venía identificando como “jefes”, y como tales-dice el proyecto- no distingue entre un comandante de escuadra o uno de división, ya que ambos de acuerdo al diccionario, merecen el calificativo de jefes. Finalmente, la denominación de “inferiores” incluye a los capitanes, tenientes y subtenientes o alféreces, en base a las funciones que estos desempeñan; sin embargo, en el afán de darle al capitán la importancia que se merece en el manejo táctico de la tropa, denomina “subalternos” a los tenientes y subtenientes. A los cadetes de la Escuela de Formación de Oficiales los denomina como Aspirantes a oficiales.

En el caso del personal de tropa, denomina “Sub-Oficiales” a los sargentos primeros y segundos, con el fin de elevar y dignificar la condición del cuerpo de clases, cuya influencia dentro del Ejército es decisiva “en las labores de paz, durante la instrucción de los reclutas, como en las de guerra, principalmente durante la conducción incierta de las tropas en el combate”[1]. Termina la clasificación de la tropa con los cabos (primero y segundo) y los soldados.

Se incluye en este capítulo, disposiciones sobre el personal asimilado, al mismo que lo define como prestadores de servicios profesionales ajenos al carácter meramente militar; por ejemplo, los cornetas, tambores y músicos quedan en la categoría de soldados; un cirujano se asimila al grado de coronel, un capellán mayor al grado de teniente coronel, entre otros.

III.- División territorial

Reparte el territorio nacional en cuatro zonas militares, con el objeto de que las actividades a realizarse estén adecuadamente descentralizadas, bajo el mando único del jefe de la guerra, de tal manera que, cada uno en sus jurisdicciones estudie su territorio, proyecte su defensa, elabore sus estadísticas y precise sus condiciones ofensivas y defensivas. Cada una de las zonas se constituye en un centro de acción, “un  núcleo alrededor del cual se desarrolla el proceso militar”[2] que permita disminuir las vulnerabilidades que presentan las fronteras, que son las vías de ingreso  por donde un país puede ser atacado. El conocimiento minucioso de cada una de las zonas militares, por parte de sus respectivos mandos, es para el proyecto, la única forma de resolver el gran problema de “conocer  y estudiar el territorio nacional durante la paz, para los días imprevistos de la guerra”[3]. La creación de las zonas militares obedece a la necesidad de que las actividades de movilización y concentración de tropas se realicen sin contratiempos, a fin de conseguir reunir, alistar e instruir a los contingentes necesarios para la defensa nacional. Estas zonas militares-dice el proyecto- deben permitir, aunque sea en escala reducida, la formación de las unidades de combate y de operaciones, en las cuales se ejerciten permanentemente los oficiales generales y superiores en su comando, y practiquen los oficiales subalternos y las tropas, los ejercicios combinados, “que más tarde exigirán las operaciones de la guerra”[4]El proyecto considera indispensable que en estas zonas militares, estén presentes las unidades de las cuatro armas, y por lo menos, delegaciones de los servicios anexos, a fin de que la guerra no sorprenda al país en condiciones dolorosas de imprevisión.
Tres eran las fronteras que debían ser resguardadas y estudiadas para el caso de guerra: la norte, la sur y la occidental, por ser estas, “perfectamente” accesibles al poder enemigo. Esta accesibilidad  determina en el estudio, la posibilidad muy poco probable de que  la frontera oriental sea accesible para el enemigo. Por esta razón, no concuerdo con ciertas afirmaciones realizadas por escritores militares, de que las misiones militares chilena e italiana se olvidaron de enseñarnos a combatir en selva. Hoy, en pleno siglo XXI, aún es muy difícil acceder por dichas avenidas de aproximación. Lo que no dicen estos escritores es que no fuimos capaces de poner en práctica las propuestas de las misiones militares, lo cual nos llevaría, entre otras cosas, al fracaso del año 41.

Las zonas militares propuestas son muy similares a las que actualmente mantiene el Ejército, con excepción de la región Oriental y Galápagos que no son consideradas. La segunda zona militar con sede en Riobamba, constituía lo que posteriormente se denominaría como Zona del Interior. Se calcula una población aproximada de 1.300.000 hombres, de los cuales, 52.000 podrían considerarse como el Ejército Nacional de primera línea. La población indígena no fue considerada en el proyecto.

IV.- De los cuerpos de tropa

El proyecto analiza la conformación de las unidades para tiempos de paz, y propone abandonar el sistema terciario que venía siendo implementado  y que no dio resultado en otros países con mayor experiencia. Considera al batallón de infantería con una Plana Mayor y cuatro compañías. El regimiento de artillería con “la mayor potencia ofensiva, sin quitarle sus condiciones de movilidad”, por esta razón, el proyecto considera dotarle de 24 piezas. Propone una organización similar a la europea; esto es, un regimiento compuesto de dos grupos, con tres baterías, o en su defecto, de dos grupos con dos baterías, de seis piezas cada uno, cuando son de tiro lento. Para la caballería, propone cuatro escuadrones, a fin de poder permitirle al regimiento, “evolucionar aisladamente en el campo de combate y proteger eficazmente sus flancos, los mismos que generalmente están descubiertos durante su ataque”. La reunión de dos escuadrones constituye el grupo, y la reunión de dos grupos constituye el regimiento de caballería.
El proyecto supone zonas organizadas con tropas de las cuatro armas; en tal virtud, considera que los ingenieros deben estar organizados en compañías independientes, con la dotación suficiente para que puedan prestar sus servicios de zapadores, pontoneros, ferrocarrileros y electricistas, en un país en el cual, “las vías de comunicación, ni son numerosas ni las existentes se encuentran en buen estado de conservación”.[5]
Suprime el nombre de brigada de artillería. Este título en Europa-dice el proyecto- significa la reunión de dos regimientos de un arma; y nunca se aplica a un solo cuerpo. Por otro lado, analiza la situación de las brigadas en América, en donde los efectivos generalmente son escasos, y la denominación de brigada tiende a aplicarse a unidades combinadas de las cuatro armas básicas, reemplazando a la división, la misma que generalmente tiene efectivos que alcanzan a los quince mil hombres. Propone una dotación permanente de soldados en las compañías, baterías y escuadrones de las diferentes armas con un máximo de 14 hombres. Este número de soldados está basado en la necesidad de que el Ejército sea renovado anualmente  con reclutas de veinte años y que los soldados permanentes se constituyan en simples cuadros instructores. En la dotación de las unidades se considera al personal de asimilados para el buen funcionamiento de los servicios profesionales de carácter civil. En todas las unidades tipo batallón se instituye la Plana Mayor. Estas reflexiones no se tomaron en cuenta, cuando se inventaron en nuestro Ejército, las brigadas de artillería, de ingenieros, de inteligencia.

V.- De los servicios anexos

El proyecto considera los siguientes servicios anexos al Ejército: Establecimientos de Guerra, Intendencia y Comisaría General del Ejército, Servicio Sanitario, Justicia Militar y Servicio Religioso.

Los Establecimientos de Guerra comprende todos los servicios de Parque, Maestranzas, Talleres y Fábricas, bajo una dirección técnica centralizada, y creando en las zonas militares, delegaciones especiales. De alguna manera, esta propuesta se consolida recién en el Gobierno del general Rodríguez Lara, con la creación de la Dirección de Industrias del Ejército (DINE), con la oposición de sectores internos y externos a la Institución.

Sobre estos Establecimientos de Guerra, el proyecto es claro en sus apreciaciones: “Las reparaciones que, necesariamente, deben ejecutarse en el armamento; la buena conservación del armamento y municiones almacenados; la elaboración de municiones de guerra y de ejercicio, acción en que forzosamente debe irse pensando, si se quiere lograr alguna vez que el país se independice de la tutela extranjera, para que, en parte se baste a sí mismo en el desgraciado caso de una guerra”[6]. Las experiencias vividas en las diferentes acciones de armas que el país ha tenido con el Perú, incluyendo la del “Cenepa”, dan de largo la razón a estos pensamientos de 1902.

La Intendencia General comprende los servicios de: contabilidad, rendición de cuentas, pago de sueldos, provisión de vestuario y equipo, de mobiliario, remonta del ganado y rancho. Todos estos servicios lo venían haciendo oficinas particulares contratadas por el Ejército, sin ninguna planificación. Periódicamente se observa en los Registros Oficiales, el llamamiento para contratación de estos servicios. Respecto al ganado caballar, en el país no existía la menor idea de disponer de un criadero, que atienda las necesidades del Ejército, para movilizarse en un ámbito geográfico carente de vías carrozables o férreas adecuadas.“Puede asegurarse que muchos de los movimientos armados habidos en el Ecuador no se habrían producido si el Gobierno hubiese dispuesto de unidades de caballería”[7], concluye el proyecto, no sin antes sentenciar de alguna manera: “Hacer hincapié en lo que significaría para el Ecuador una guerra internacional que le sorprendiese sin fuerzas de caballería, es cosa a la cual no me atrevo porque fueran demasiado sombríos los colores del cuadro que debería trazar”. Así sucedió en 1941. Respecto al rancho, el Ejército no se preocupaba de este servicio fundamental: “Hoy ninguna autoridad militar podría responder de la alimentación del soldado, cada cual come lo que quiere y cuanto quiere. Es la esposa o la querida del soldado la que dispone el alimento, en la cantidad y clase que ella juzga convenientes”[8]

El proyecto considera una Dirección del Servicio Sanitario, delegaciones en las zonas y el empleo de cirujanos para las unidades del Ejército, en tiempos de paz y en campaña. Finalmente, se considera la necesidad de crear un Servicio de Justicia Militar y Servicio Religioso. Para el primero se propone la creación de una Fiscalía General mediante la cual, el Fiscal General avocará el conocimiento y la substanciación de toda causa que revista importancia, en tanto que, los Fiscales de zona, conocerán las causas ordinarias. Es necesario resaltar que el espíritu del proyecto contempla la existencia de fiscales militares permanentes, suprimiendo el nombramiento ad-hoc de oficiales para este cargo. Para el Servicio Religioso se propone un capellán mayor del Ejército, capellanes de zona y capellanes particulares para los institutos de educación.

VI.- Los establecimientos de instrucción militar

Sin lugar a dudas, lo más importante del Proyecto de Ley Orgánica Militar se centra en la educación del personal de oficiales y tropa del Ejército, muy venida a menos desde los inicios de la República; prueba de ello, es el funcionamiento intermitente del centro de formación de oficiales por un lapso de 21 años, respecto a los 70 de vida republicana. El proyecto considera a la educación como la columna vertebral de la Institución militar, y para su fortalecimiento propone la creación de una Academia de Guerra, la reapertura del Colegio Militar y la fundación de una Escuela de Clases para la tropa.
El ejercicio práctico de la conducción de las tropas- dice el proyecto- es el arte de la guerra; en tanto que, el estudio teórico de esa conducción, deducida de la experiencia histórica, de la lógica y de los ramos auxiliares, es la ciencia de la guerra. A la enseñanza de esta ciencia está dedicada la creación de la Academia de Guerra, destacando dentro de su pensum de estudios, dos materias fundamentales: la táctica aplicada que, combinando las cuatro armas propuestas en el proyecto, establece los principios que rijan su conducción en todas las fases de la guerra; y, la historia militar, cuyo estudio minucioso, crítico y comparativo, da en teoría la experiencia práctica que se podría adquirir en las grandes guerras.

La Escuela Militar, como lo llama el proyecto, está destinada a la formación de los subtenientes y alféreces del Ejército, pero hace notar que el establecimiento que venía funcionando hasta antes del 5 de junio de 1895, se dedicaba a una formación general orientada al arma de infantería; por esa razón, propone la creación de cursos especiales o para una mejor comprensión, de una formación de especialidades, que permita tener oficiales preparados en la conducción de las otras armas propuestas; es decir, caballería, artillería e ingenieros. Otro aspecto importante hace relación con la necesidad de validar los exámenes de las materias civiles dentro del ámbito universitario, a fin de facilitar a los futuros oficiales, alcanzar títulos académicos; en su defecto, permitir que todos aquellos estudiantes que abandonen la Escuela Militar, puedan continuar sus estudios en las universidades, sin haber perdido el tiempo durante su permanencia en el Instituto. Estos aspectos de tanta trascendencia han sido, en parte, resueltos por la Institución al inicio del siglo XXI; es decir, 98 años después.

La Escuela de Clases está concebida en el proyecto, para la formación de cabos y sargentos, considerados como actores fundamentales de los procesos de formación tanto en la paz como en la guerra.”Solo los clases tiene una influencia directa e inmediata sobre el soldado, le conocen en los más recónditos detalles de su naturaleza moral; están sobre él a toda hora y en todo momento…”[9].

De estos tres Institutos, a duras penas sobrevivió la Escuela Militar, la misma que reabrió sus puertas al finalizar el primer gobierno de Eloy Alfaro; la Academia de Guerra y la Escuela de Clases tuvieron que sufrir la falta de apoyo institucional y político, hasta establecerse en forma definitiva a mediados del siglo pasado.

La Educación Militar en la Revolución liberal es tratada por el autor, con mayor detenimiento, en el Boletín No  2 de la Academia Nacional de Historia Militar.

VII.- Administración y mando del Ejército

Luego de una lucha de seis años por consolidar la Revolución liberal, el proyecto busca darle al Ejército un carácter nacional. Bajo este concepto, propone la creación del Estado Mayor General, como cabeza directiva del Ejército, subordinado al ministerio de Guerra, a través del cual, el Presidente de la República transmite su voluntad ejecutiva. Propone un orgánico estructural del Ministerio de Guerra y del Estado Mayor General. Este último nace con facultades administrativas y fiscalizadoras sobre todos los servicios del Ejército, y la repartición de esos servicios en Departamentos con cierta autonomía. Los Departamentos propuestos son los siguientes: Dirección de los Servicios Técnicos a la cual corresponden todos los trabajos científicos, cartográficos, arquitectónicos, litográficos, etc, del E.M.G. Dirección de Instrucción responsable de los Institutos de educación; Dirección de Administración responsable de la documentación, archivo, escalafón, libro de vida de oficiales; Dirección de Registro Militar encargada de la formación de las reservas de oficiales y tropa; Dirección de Fortificaciones; Dirección de Justicia y Servicio Religioso; Dirección de los Establecimientos de Guerra, para la administración del arsenal de guerra, de las fábricas y maestranzas; Dirección de Intendencia y Comisaría General encargada de la provisión y fiscalización de todos los abastecimientos; Dirección de Sanidad Militar; Zonas Militares; y, Dirección de Plana Mayor Disponible para manejar a los oficiales en disponibilidad (considerada como un castigo y que luego se lo conocería como a disposición del ministerio), a los sentenciados por Consejo de Guerra; oficiales que transitoriamente no tengan cargo efectivo.

VIII.- Del Cuerpo de Inválidos

Con toda seguridad, la gran cantidad de inválidos, producto de tantas guerras intestinas, y de la misma Revolución liberal, llevaron a incluir en el proyecto la necesidad de crear dos cuerpos de inválidos, uno en la Costa y otro en la Sierra.

IX.- Estado Militar de los individuos que componen el Ejército

La propuesta busca mejorar la moral de los miembros del Ejército, a través de disposiciones claras respecto de: ascensos, tiempo de servicio, de las pensiones de retiro, del montepío, sueldos y gratificaciones. Parte de un análisis de la situación  del Ejército a finales del siglo XIX,  y de su indefección respecto a otras profesiones existentes en el país. “Para el militar, oficial o individuo de tropa, general o soldado, no hay derechos inviolables sobre la propiedad de su empleo, no hay garantías para su situación, no hay estímulos para su carrera ni hay recompensan que paguen sus sacrificios”[10] . El análisis de esta propuesta podría llevar algunas decenas de páginas; sin embargo, por información, el proyecto fija el retiro de un oficial por límite de edad, por ejemplo, el de un general de división, en 65 años. Para el personal de tropa establece un mínimo de 15 años efectivos como clase.

X.- El paso del pié de paz al de guerra

Propone la implementación de normas, procedimientos y de ser necesarios algunos reglamentos que permitan colocar todos los servicios militares en situación de pasar de un estado al otro, de tal manera que la movilización y la concentración sean de tal efectividad, que por sí mismas impliquen un gran porcentaje de la victoria. Intenta poner orden en el léxico utilizado en los innumerables enfrentamientos políticos que asolaron el país, entre otros, Columna, Brigada, Jefe de Operaciones, Director de la Guerra, Ejército del Norte o Sur, etc. De la misma manera propone definiciones sobre unidad táctica, unidad de combate y unidad de operaciones. En lo que corresponde a la unidad de combate, descarta la posibilidad de tener en tiempo de paz unidades tipo división, y propone el uso de la brigada conformada por componentes de las cuatro armas de que dispone el país. Consecuencia de lo anterior, propone a la división como unidad de operaciones. Si en algún momento se podrían reunir en combate dos o más divisiones, consigna la posibilidad de conformar un cuerpo de ejército.

Reflexiones finales:

·      El Proyecto de Ley Orgánica Militar fue presentado el 27 de junio de 1902 ante el ministro de Guerra y Marina, general Flavio Alfaro; sin embargo su trámite a la Asamblea Nacional se dio recién en la presidencia de Lizardo García. A los políticos les importaba y les importa un comino la organización de la fuerza militar; sin embargo, con algunos cambios sin importancia, aprobaron la ley un 11 de diciembre de 1905.

·      El movimiento revolucionario de Alfaro sembró las semillas para el nacimiento de un Ejército profesional, a pesar de que en este campo, el ímpetu del movimiento estuvo presente más en el discurso que en la realidad. La profesionalización del Ejército fue un proceso lento y plagado de errores e inconvenientes, de lecciones no aprendidas, de continuas emergencias en la formación de oficiales, de poca o casi ninguna preparación de los mandos inferiores. La ninguna  presencia de escuelas de perfeccionamiento en las diferentes armas y jerarquías del escalafón militar, a pesar de estar consignadas en el proyecto, le llevaron a la Institución Militar a enfrentar  conflictos bélicos con el Perú, sin la preparación que estos hechos de enorme trascendencia nacional lo ameritaban. La falta de políticas Institucionales de mediano y largo plazo se convierten en urgencias que atentan a los reglamentos militares.

·      En la consecución de los objetivos propuestos para un cambio de tipo revolucionario, juegan dos aspectos importantes: la capacidad de liderar los procesos y la participación del colectivo social en su consecución. En la organización del Ejército faltó el líder, y el colectivo militar, que es en último término el que define las circunstancias y las posibilidades del cambio, estuvo empeñado en guerras internas destinadas a zanjar la disputa política.

·      La Revolución liberal en el campo de la educación militar fue inconclusa, algunos de sus logros se consolidaron a mediados del siglo XX; otros fueron dejados de lado sistemáticamente, por razones de orden político, en unos casos, por la falta de una política institucional de largo plazo,  en otros, o por la falta de liderazgo para llevar a la educación de oficiales y tropa a ser considerada como el objetivo más importante de la Institución Militar. En el campo civil José Peralta lideró el cambio de la educación; en el campo militar no tuvimos la suerte de que alguien lo lidere.

·      La Revolución liberal puso los cimientos de un Ejército nacional, las circunstancias políticas del país no le permitieron construir sobre ellos la infraestructura militar que el Ecuador necesitaba para defender su territorio.
·      La propuesta chilena basada en la concepción de un Ejército  profesional alejado de las luchas políticas y de su ingrato papel de árbitro de dichas contiendas no ha llegado a concretarse hasta la presente fecha.  

“La educación de un pueblo no se cambia ipso facto a balazos, es obra del tiempo” (Alfaro)





[1] Proyecto de Ley Orgánica Militar.- 1902.
[2] Ibídem
[3] Ibídem
[4] Ibídem
[5] Ibídem
[6] Ibídem
[7] Ibídem
[8] Ibidem
[9] Ibídem
[10] Ibídem